La Habana en los detalles de Liborio
El alma de La Habana también palpita allí donde no suele advertirse con facilidad. Basta que un pajarillo se pose caprichoso o que la luz densa y caliente de la Isla se disponga a juguetear con cuerpos o superficies inmóviles, según se les ve, para que nuestras pupilas descubran testigos emergiendo sigilosos del silencio.
Bien lo sabe Liborio Noval, quien ha preferido contarnos en blanco y negro, a través de destellos pero con suma precisión, cómo es que late una ciudad en sus encajes de hierro; en arcos y muros de piedra —hechos con tanta paciencia en los siglos XVII o XVIII—; o en estatuas ecuestres, como la del Mayor General Calixto García o la de Don Quijote de América, ambos tan insurgentes, mambises como los seres que no lejos apuran el paso y se encrespan igual que el agónico corcel del Caballero Andante, mientras arremeten contra todo miedo y emprenden su contienda a brazo partido por la existencia.
La línea entre esta vida y la que fue, se desdibuja en las instantáneas: según se dice, la cubanita que posara para moldear el cuerpo del Alma Máter de la Universidad de La Habana, se desvistió para ese acto de creación, y no volvió a hacerlo para episodio parecido. La actitud misteriosa y bien plantada de la adolescente discurre tibiamente hasta la coterránea de hoy, como verdad casi sumergida, mientras para la dimensión de lo visible ha quedado la escultura de los brazos abiertos.
Hasta un simple y bello farol entallado por un contraluz es expresión condensada de la vida. Cuando Liborio nos lo muestra, se desatan las interrogantes: ¿Qué manos fundieron el objeto; en qué horno; qué soñaba quien lo colgó un día en lo que otros pasaban también soñando una suerte y un país?
Si abrimos los ojos en La Habana, las criaturas de metal o piedra delatan las fibras y destinos de sus habitantes. Si atendemos bien, Mercurio, el mensajero de los dioses, flota con picardía sobre la Lonja del Comercio en la parte más antigua de la urbe; y en el Cementerio Colón un ángel pide hacer silencio —para no perturbar el descanso de otros cubanos que también se desvelaron, lloraron, amaron—.
Y en el Parque Central, José Martí mantiene el brazo en alto, en clara actitud de discurso. No le miramos siempre, pero si una avecilla irrumpe o la inclinación de la luz nos da un tirón, vemos que su dedo está ahí, apuntando al norte de la decencia insular.
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QUE BELLA ES LA HABANA
VICA CUBA
VIVA FIDEL
VIVA LA REVOLUCION CUBANA
Es muy cautivante La Habana realmente.
Nos alegra ver otra car dela Habana y no aquella que aparece en las portadas de las guias turísticas dode todo es autos viejos, fachadas sin pintar música algunas veces la más mala y mujeres sensuales. Mi Habana es otra con mucha personalidad y detalles maravillosos. Gracias Liborio
Las fotos son preciosas, faltan muchas, como también deberían salir fotos del protagonismo del pueblo trabajador, o lugares de interés cultural como los museos, con sus tesoros, las avenidas preciosas de la habana, como también los edificios preciosos con que cuenta la isla, bueno es mejor dejar algo para la imaginación de los visitantes, como son los paseos por la habana vieja, sus playas, y su pueblo, que es el monumento viviente de un pueblo heroico. Gracias por esta iniciativa, se debe continuar por esta senda mostrar lo bello con imagen, como parte de la lucha de las ideas.
Así le declamó un amigo mío a La Habana:
Una mujer es mi Habana:
africana y de Castilla,
corpórea en la Giraldilla
aborigen y galana.
Presuntuosa soberana
al asedio popular,
en noches para soñar
tras polícromos ocasos
se deja tomar en brazos
del novio azul que es su mar.
Y yo escribí en una ocasión:
La Habana, bañada al norte por las aguas del mar caribe y con sus tantos años de historia, hoy muestra su esplendor en el espacio infinito de sus bellezas, sueños y realidades.
Nuestra ciudad no soporta etiquetas ajenas a la idiosincrasia de su gente desde que nació robusta junto a la bahía. Ha llegado a su mayoría de edad con un Centro Histórico rejuvenecido, donde casas, palacios y palacetes le dan un toque de distinción inigualable al conjunto urbano en su parte más antigua.
¿Y quién no queda sorprendido ante la majestuosidad de su hermosa arquitectura de diferentes estilos y de los medianos rascacielos que bordean la amplia avenida del Malecón, esa arteria llena de sueños y nostalgias, donde tantas personas han disfrutado de los amaneceres y de las salidas del sol? Sencillamente es un espacio acogedor hecho para el amor.
La excelsa urbe capitalina parece construida para ser admirada desde lo arriba: situados en el faro del Morro observaremos la semejanza de un multicolor arco de concreto, pero desde la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña nos parecerá una villa abierta al futuro.
En cada reflexión, conversación o descripción sobre nuestra bella capital, Eusebio Leal, el Historiador de la Ciudad, no se cansa de redescubrirla.
Pero desde lo alto del edificio FOCSA, el más grande de Cuba, extendidas las pupilas hacia el sur, la ciudad semeja un manto verde, con profusión de calles y avenidas, donde sabresalen sus rascacielos del Vedado, y se destaca la plateada cinta del río Almendares que va serpenteando entre praderas y árboles hasta su abrazo final con el mar.
Pero la ciudad no es solo eso, es mucho más, se distingue por su gente alegre, solidaria y servicial. Así es mi Habana, capital de todos los cubanos.
Porque aquí podemos mostrar con orgullo todo lo que nos hace grandes.
Y aunque la música no es la expresión completa de la cultura, sí nos marca fuertemente, como a todos los cubanos. Con ese sabor a caña, tabaco y ron, las notas rítmicas brotan de todas partes cual torrente de magia e inigualable sincretismo. Y todo ese ajiaco de criollos sabores nos llega profundo, porque es como si penetrara en la indolente cadencia de los cuerpos al caminar.
Nuestra ciudad es un canto a la vida; debemos cuidarla, amarla y defenderla; es como un sueño a la nostalgia; disfrútenla, ella se lo merece.
Y mi amigo poeta cerró con estas estrofas:
Quien la mira en la distancia
enseguida se enamora
de esta bella seductora
que le envuelve en su fragancia.
Hay sencillez y arrogancia
cuando en la clara mañana
trae su silueta cubana
prestacia de Giraldilla
como si África y Castilla
fueran mujer en mi Habana.
SOY UNA CHILENA QUE TIENE TRES HIJOS EN CUBA,2 ESTUDIAN,POR LO TANTO DESDE 1994 VISITO ESA BELLA ISLA.ADMIRO LO ANTIGUO COMO LA HABANA VIEJA,LO MODERNO COMO LA 5 AVENIDA,PERO POR SOBRE TODO LO HEROICO DE ESA ISLITA QUE A SABIDO NO PONERSE JAMÁS DE RODILLAS ANTE EL IMPERIO,AMO SU GENTE Y ME SIENTO ORGULLOSA DE AHORA TENER UNA NIETA CUBANA.
SIEMPRE SE MUESTRA UNA PARTE NEGATIVA,Y NO SE IMAJINAN LOS QUE NO CONOCEN CUANTA HISTORIA HAY DETRÁS DE LO VIEJO Y COMO CUIDAN SU PATRIMONIO.AQUÍ NO IMPORTA QUE HISTORIA HAY DETRÁS DE UNA VIEJA FACHADA,SE DERRIBA Y SE LEBANTA UN EDIFICIO.NO SABEN QUE ENVIDIA SANA SIENTO DE USTEDES Y COMO ME E EMOCIANADO AL VER HOY AL QUIJOTE.
VIVA MI BELLA CUBA
Buenismo , te la comistes compadre...la verdad que como Cuba no hay dos...Saludos y besos desde el Caribe patagonico, Argentina....se te quiere.
Esta publicación de fotorreportajes es una excelente iniciativa, más si vienen de lente de un grande de la fotgrafía cubana como Liborio. Para él muchas gracias por compartir esa Habana distinta.
Alina, escribe usted maravillosamente. ¿Por qué no tiene un blog? No me lo tome como que le pido que trabaje más aún; pero es una lástima privarnos de estar en contacto con las paqueñas cosas que le sucedan cada día y que usted nos podría contar.
Espero me disculpe la impertinencia de mi petición.