Un desfile con sabor agridulce

Este extrañamiento, que ha llegado a burla, evidencia que dicha banalización todavía “genera anticuerpos” en nuestra sociedad. Ojalá y esto sirva para convocarnos una vez más a pasar toda práctica cultural por el filtro de la crítica antes de pretender apropiárnosla. Nuestra cultura debe ser siempre la cultura de la liberación.