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Un doctor y el peor mes de la pandemia en Holguín

José Antonio Méndez Mora, especialista de primer grado en Medicina Interna y jefe en funciones del servicio de Urgencias. Foto: Cortesía del entrevistado

En el último mes los servicios de urgencia del Hospital General Universitario Vladimir Ilich Lenin de la provincia de Holguín, han atendido como promedio diario a 400 pacientes. Es un número que incluye a los casos respiratorios, sospechosos y confirmados de covid-19, pero también a personas con otras enfermedades y patologías clínicas, quirúrgicas o maternas. De ellos, terminan en las salas de observación entre 15 o 30 pacientes. Una gran parte de ellos arriban al hospital ya en estado grave y muchos lo hacen en estadios avanzados de la covid-19.

Para atenderlos, un promedio de entre 30 y 40 médicos trabajan en los servicios de urgencia del Vladimir Ilich Lenin. Entre ellos, que pueden ser de cualquier especialidad, se encuentra José Antonio Méndez Mora, especialista de primer grado en Medicina Interna y jefe en funciones del servicio de Urgencias.

Agosto ha sido el peor mes de la pandemia en su provincia y el más agotador de su vida. “Algunos pacientes están en el estado de cuidado, otros en mejor estado, pero predominan en los dos últimos meses los pacientes que llegan graves. Vienen ya con neumonía en fase inflamatoria y paros cardiorrespiratorios, y hay que terminar realizándoseles una reanimación cardiopulmonar”.

Con un hermano en casa estudiante de Medicina y una esposa embarazada que también es doctora, el día a día de Méndez Mora es “bien sobrecargado. Se trabaja todo el tiempo. Se tiene hora de entrada, pero no de salida. Mientras haya un paciente que atender o una vida que salvar, ahí estamos todo el equipo médico y de enfermería. Las guardias médicas de 24 horas son bastante agotadoras”.

En los últimos 15 días, Holguín ha reportado más de 10 000 casos autóctonos, presentado una de las situaciones epidemiológicas más complejas del país. En el presente año, la provincia acumula 38 000 casos positivos, para un total, desde el inicio de la pandemia, de más de 43 000 casos diagnosticados.

Méndez Mora fue el jefe del equipo que diagnosticó el primer caso de esta enfermedad en la provincia. Foto: Cortesía del entrevistado

Hasta julio de este año el Lenin no había recibido casos sospechosos ni confirmados de covid-19. Pero “después que pensamos que íbamos a tener un respiro, pues llegamos a tener meses con la situación epidemiológica bastante controlada, tanto en el país como en la provincia, se comenzó a complicar la situación”.

El hospital empezó entonces a recibir pacientes, tanto sospechosos como confirmados, “puesto que los otros dos de la provincia sobrepasaron sus capacidades. No había donde admitir pacientes. Además, nos tocó asumir todo el resto de las especialidades que hasta ese momento se atendían en el Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Iñiguez Landín. O sea, el hospital tiene una amplia zona blanca que no atiende casos respiratorios, pero en medio de esa situación nos tocó convertir una buena parte del hospital en zona roja para la atención directa a los pacientes enfermos de covid-19”.

Pero a pesar de no haber recibido pacientes positivos al coronavirus en su propio hospital en el primer año de la pandemia, Méndez Mora fue el jefe del equipo que diagnosticó el primer caso de esta enfermedad en la provincia: un extranjero italiano que estaba hospedado en un hotel en Guardalavaca con su pareja. Todavía recuerda aquella mañana de marzo de 2020 cuando la vicedirectora lo llamó a su oficina. Le pedían que fuera para un centro de aislamiento a atender a los extranjeros sospechosos y confirmados de Holguín y Las Tunas. Ese mismo día a las dos de la tarde ya se encontraba allí.

No obstante, no duda en afirmar que “agosto fue y será, por mucho, el más complejo en el sistema de salud de Holguín. Un mes donde la gran cantidad de pacientes sobrepasó las capacidades de nuestro sistema de salud, hospitales y centros de aislamiento. La gran cantidad de enfermos que se diagnosticaban diariamente sobrepasó todo lo esperado. La atención primaria de Salud sobrepasó también la cifra de pacientes que podían atender en sus diferentes cuerpos de guardia y la situación se hizo bastante compleja.

“Las cifras ―dice― nunca reflejaron la realidad objetiva de la provincia, puesto que muchísimos pacientes incluso se han quedado sin diagnóstico. No teníamos todos los recursos necesarios para llegarle a todos los pacientes que tuvieran síntomas respiratorios para poder hacerle un test de antígeno o PCR”.

En los últimos 15 días, Holguín ha reportado más de 10 000 casos autóctonos, presentado una de las situaciones epidemiológicas más complejas del país. Foto: Cortesía del entrevistado

Al déficit de recursos se sumó la crisis de oxígeno, la cual “se tornó muy tensa. El hospital realizó un esfuerzo muy grande junto con la FAR para tratar de abastecer los servicios vitales, como la Neonatología y la terapia intensiva, donde no podía faltar en ningún momento. Mediante los balones de oxígeno que fueron entrando por las plantas de la FAR llegaron a los pacientes más necesitados, casos críticos y niños prematuros”.

Es una situación que ―señala― se ha ido aliviando en los últimos días, a partir de la puesta en marcha de la planta de oxígeno de OxiCuba. “Hoy la disponibilidad tiene una cara diferente. Fueron días en que teníamos que coger un balón de oxígeno para cuatro pacientes e inventar e innovar, tener que sacar una goma de un suero y conectarle cuatro gomitas más para con un balón darle a cuatro pacientes. Luego entraron al hospital concentradores de oxígeno importados que con solo conectarle a la corriente ya usted tenía producción para un paciente”.

De esos momentos difíciles recuerda los casos en que ha llegado a Urgencias una persona en agobio respiratorio, “y hay que buscar oxígeno en algún rinconcito del hospital y ahí batirse a salvarle la vida”.

“Es muy doloroso decirle a una familiar que alguien ha muerto por covid-19. Nos llega a afectar sicológicamente. Cuando es un paciente joven duele todavía más. No nos acostumbramos a ver morir un paciente. Los médicos estamos hechos para salvar vidas, no para ver morir”.

Agosto fue y será, por mucho, el más complejo en el sistema de salud de Holguín. Un mes donde la gran cantidad de pacientes sobrepasó las capacidades de nuestro sistema de salud, hospitales y centros de aislamiento. Foto: Cortesía del entrevistado

“Pero lo más gratificante es cuando usted ve que el paciente se recupera y se para de la camilla y sale caminando. El momento más feliz es cuando das el alta”, no duda en decir el joven médico holguinero que espera el nacimiento de su primer hijo en las próximas semanas. “Voy a ser papá pronto, un varoncito, saludable y fuerte si Dios quiere. Mi mayor bendición es poder ser padre”.

¿Cansados? Méndez Mora no diría que estén cansados, sino “agotados. El agotamiento es inherente cuando estamos en una situación tan difícil y no hay descanso, no hay un domingo, llegamos a altas horas de la noche a la casa”.

El jefe en funciones del servicio de Urgencias del Vladimir Ilich Lenin lleva trabajando en el hospital alrededor de cinco años, desde 2016, concretamente. Lo ha hecho como residente de la especialidad de Medicina Interna, como graduado y como estudiante cuando hacia sus rotaciones aquí. “El Lenin es mi segunda casa. Estoy casi más tiempo en el hospital que en mi propia casa”.

Méndez Mora y su esposa. Foto: Cortesía del entrevistado

Méndez Mora fue el jefe del equipo que diagnosticó el primer caso de esta enfermedad en la provincia. Foto: Cortesía del entrevistado

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