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Sabor y Tradición: Tres recetas con salvia

Hoy hablaré de una planta que, por su tamaño, se necesita de una maceta grande o un rincón. Hablaremos de la salvia, la cual debemos tener siempre en casa. Por los beneficios que aporta, es considerada una planta muy versátil y prodigiosa. Tiene un aroma fuerte, penetrante y un sabor con cierto picante.

Algunas de sus propiedades:

Por todo esto es denominada la planta maravillosa.

La salvia también aparece en la gastronomía. Ofrece una gran versatilidad: se usa tanto en hojas frescas o secas, aportando sabor peculiar a los platos, tanto pastas, cremas, sopas, guisos, pescados, además para aromatizar aceite, vinagres y mantequillas.

Todo en exceso es malo, en el caso de la salvia tomar más de un té o infusión al día y no por tiempo prolongado, tiene efectos acumulativos, por lo que le recomiendo consultar con su médico de familia.

Por su propiedad abortiva, no debe tomarse durante el embarazo. Al igual que las personas diabéticas que quieran probar en su tratamiento para controlar los niveles de azúcar en sangre.

La salvia la podemos usar en hojas frescas, secas o en polvo en forma de té; lo podemos tomar solo de salvia o combinado con otras hierbas aromáticas, en gárgaras, en loción, en tinturas, en aceites esenciales, la hoja fresca puesta junto con pomadas, entre otras.

Té de salvia

Té de salvia. Foto: La opinión.

Ingredientes:

Una taza de agua, 6 hojas de salvia (preferiblemente tiernas), 1 cucharadita de jugo de limón, azúcar, miel  u otro edulcorante a gusto.

Preparación:

Lave bien las hojas. Ponga el agua a hervir, cuando rompa el hervor agregue las hojas de salvia, déjelo 5 minutos más a la candela. Bájelo, déjelo refrescar y luego agregue el limón y endúlcelo a gusto.

Nota: Este té lo podemos acompañar además con hojas de otras plantas medicinales como el tilo, romero, menta, mejorana, hierba Luisa, así como con canela, anís.

Salsa con salvia

Ingredientes (varios servicios):

Una taza de salsa bechamel, 8 hojas de salvia tierna, 4 dientes de ajo, 2 cucharadas de puré de tomate o un tomate maduro, 1 cucharada de aceite, pimienta y sal a gusto.

Preparación:

Lave, escurra y pique en tiras bien finas las hojas de salvia. Limpie los ajos. Si usa el tomate, lávelo y píquelo en dados.

Ponga una cacerola a la candela con el aceite y agréguele los ajos y el tomate y déjelo a la candela hasta que se doren los ajos, bájelos, páselo por un procesador.

Ponga la salsa bechamel en un tazón, agréguele el batido, la salvia, pimienta y sal. Puntéelo a gusto.

Nota: En este caso puede sustituir la salsa bechamel por mayonesa. Además con el preparado de ajo, tomate, pimienta y sal puede utilizarlo para saborizar queso crema y mantequilla.

Pollo a la salvia

Pollo a la salvia. Foto: Tomas Sánchez.

Ingredientes (4 servicios):

Cuatro contramuslos de pollo, aceite, ¼ taza de jugo de naranja, 3 cucharadas de jugo de limón, 1½ cucharada de salvia bien picadita, 3 cucharadas de azúcar, 1 cucharada de mostaza, pimienta y sal a gusto.

Preparación:

Lave los contramuslos, deshuéselos y ábralos, póngalo en una fuente.

Aparte ponga en un tazón el jugo de naranja, el de limón, la salvia, el azúcar, la mostaza, la pimienta y la sal. Mézclelo todo bien y viértalo sobre el pollo. Déjelo 30 minutos en ese adobo.

Pasado el tiempo ponga una cacerola a la candela con el aceite, saque el pollo del adobo y póngalo a dorar en el aceite, luego vierta el adobo y cúbralo todo con agua, puntéelo de pimienta y sal. Déjelo cocinar hasta que se reduzca el líquido y quede una salsa cremosa a gusto.

Lacitos

Lacitos. Foto: Dulce angelical.

Ingredientes (varios servicios):

Un vaso de vino dulce, 3 huevos, 1 taza de harina, azúcar a gusto, 1 cucharadita de ralladura de  limón, 1/8 de cucharadita de polvo de hornear o bicarbonato, canela al gusto y aceite el necesario.

Preparación:

Muela el azúcar hasta hacerla polvo. Parta los huevos, ponga en una fuente honda las claras y reserve las yemas en otro recipiente. Bata las claras para hacer un merengue a punto de nieve, después adicione una a una las yemas y continúe batiendo.

Añádale azúcar, la ralladura de limón, el polvo de hornear o bicarbonato, la canela y el vino sin dejar de mezclar. Agregue poco a poco la harina y amase hasta que  tenga consistencia la masa.

Tome porciones y deles forma de lazo, coloque en una fuente llana, enharinada previamente.

Ponga a la candela una cacerola con aceite suficiente y ponga a freír los lacitos hasta que estén dorados por ambos lados. Sáquelos, escúrralos y póngalos sobre una fuente y espolvoree con azúcar o añada miel por encima a gusto.