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Daniel Martín Subiaut en Zona de Arte: “La música me eligió hace 28 años” (+Video)

Daniel Martín Subiaut en Zona de Arte. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

“Era un niño que dibujaba mucho”. Hacia 1993 tenía unas tiras en la revista  Zunzún, la más leída entonces por los infantes en la Cuba de su generación. Pero descubrió una convocatoria que lo llevaría —por primera vez— a un escenario. Y qué escenario.

Buscaban a niños que cantaran, bailaran y actuaran. Era esa, tal vez, la oportunidad dibujada desde la espera para llegar al sueño que no había podido iniciar a construir en una escuela de arte. Se abría así, ante los ojos de aquel niño nacido en Jesús María —en la Habana Vieja—, la puerta para construir un camino. Fue esa la bitácora de un descubrimiento, algo que no había conocido mientras pintaba: el aplauso.

Veintiocho años después de aquel debut lo tengo a mi lado, cámaras mediante, en la redacción de Cubadebate. Habíamos intercambiado días antes por WhatsApp y creía conocerle de cerca de muchísimos más años. Lo invito entonces a regresar al lugar donde todo comenzó y Daniel Martín Subiaut me permite la retrospección en nuestro viaje. Accede a llevarme al momento en que abrazó la certeza de la música y la eligiese como sueño y compañera. Me conduce también a aquel escenario —en el Gran Teatro de La Habana— donde un 8 de mayo, justamente 28 años atrás, iniciara su carrera en el mundo del arte.

Llegando al plató, virtualmente hablando, Daniel me confiesa una esencia: “Realmente yo no elegí la música, la música me eligió a mí... porque las primeras grabaciones eran de cuando tenía cuatro años”.

De tal suerte, la música vuelve a hacer el sortilegio del viaje en Zona de Arte. Un viaje que nos acerca a este hombre que pareciera, por la prolífera carrera amén de su juventud, haber vivido más de una vida en esta. Y, de cierta forma, lo ha hecho.

Cantante, compositor, productor musical, alguien que le ha dedicado energías y desvelos a no dejar morir los géneros del patrimonio regional como presidente del Instituto Latino de la Música; distinguido con la Orden Benito Juárez en México y con dos Doctorados Honoris Causa por universidades de ese país, además de ser el primer cubano en recibir el lauro como Hombre del Año en el Senado mexicano. Este 8 de mayo, ese hombre está celebrando, precisamente, sus primeros 28 años de vida artística.

Siempre llevando a Cuba alma adentro, en cualquier geografía, y abriendo puertas a otros en nombre de la música, Daniel Martín nos adentra en el sendero que lo realizó como cantautor. 

Mientras simultaneaba sus estudios universitarios con los de cantante y compositor, se abre otra puerta que deviene impulso al sueño del Daniel músico; esa puerta lo llevaría por más de diez países junto a artistas de disímiles nacionalidades… Experiencia que le cambiaría la manera de entender y asumir el arte. 

De ahí, la vida lo conduce a residir fuera de Cuba, si hablamos de fronteras geográficas, pero si hablamos de las del corazón, nunca él ha estado lejos de nuestro país, sino que lo ha defendido con gran fuerza… Por eso nos comparte cuánto significaron, en el libro de su vida, los capítulos en México y  en Estados Unidos… Y, de manera especial, nos ayuda a recorrer una institución que este año cumple su centenario y que, relanzada y fortalecida en 2018 para no dejar morir el patrimonio musical de la región, él preside desde el puesto que por primera ocasión le confían a alguien nacido fuera de México: el Instituto Latino de la Música.

“Si Cuba es la cuna”, él asegura haberse apropiado de la certeza martiana de la humanidad como Patria, porque —después de todo— “la Patria te la llevas en el corazón” adondequiera que vas, y ya jamás se te desprende de las venas ni del sentimiento.

Presidir ese prestigioso instituto supuso desafíos que le imprimieron una dimensión mayor, cada vez más plural y participativa, al oficio que escogió en el arte. 

Esa versatilidad tan suya y esa constante vocación de estudiar y crecerse (dentro de la propia música y en otras áreas: pedagogía, psicología, mundo empresarial y de negocios…por solo citar algunos ejemplos)…, le permite enfocarse en él no solo como artista, sino que le ofrece una dimensión más colectiva y de colaboración a su carrera: le enriquece además su filosofía de vida.

Daniel Martín Subiaut. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Entonces lo provoco con otra pregunta: ¿Cómo pasa uno de ser el cantante y el centro de la escena, a redirigir las luces y la atención hacia otros artistas, y así darles el apoyo y el impulso que conducen a crecer?

“Lo que nunca voy a dejar de hacer es servirle a los demás. Es lo más hermoso que se puede hacer”. Ese ejercicio de humildad , dice, él lo vivió de cerca y se lo agradecerá siempre a grandes íconos de la cultura en Cuba y en escenarios internacionales. A eso, una vez que lo vives y te ayuda a crecer, ya no puedes renunciar: servir es, posiblemente, la dimensión más fértil y de sanación del arte, como lo es en cualquier arista de la vida. “Cada artista es una fábrica de felicidad, de emociones, de sueños, que mejora la vida de los demás...”.

En medio de la fascinación de tan lindo viaje a la música y a la vida de Daniel Martín llegamos, por un buen motivo, al rostro de un niño: el hijo maravilloso que él tiene en el mundo de la cultura y que, curiosamente, es un dibujo animado... encima, un youtuber, un influencer¿Cómo nace Tito y cuánto ha calado la serie Tito Reacciona para influenciar, enhorabuena, a un público tan importante como los niños, desde y sobre el poder del arte y la cultura en general?

Tito —me cuenta— es un niño real que Daniel tuvo en casa. No comparten los genes pero sí el amor y él se sabe su padre en el alma. Tito era como llamaba la mamá a aquel infante que hoy ya tiene 14 años. Tiempo después, en México descubre que es la manera más dulce de acariciar a un niño con la palabra. Le puso apellido porque ese pequeño con oficio de youtuber necesitaba ir hablándole a sus coetáneos en los códigos propios y desde los espacios más contemporáneos. Lo cierto es que Tito ha compartido entrevistas y sets con gran cantidad de artistas emblemáticos, llevados al mundo de los animados. Por si fuera poco, en tiempos de pandemia le ha hecho guiños al confinamiento para incentivar a la reflexión, a la concienciación, posicionando mensajes de bien público.

De Tito pasamos a un paréntesis de lauros. Pues, si bien es cierto que un artista no vive para un premio, vale la pena detenernos aquí con Daniel porque, en su caso, esos reconocimientos y posiciones escaladas, él las ha sabido manejar no para cultivar un ego personal, sino para abrir caminos visibilizar otras voces y realidades. Le voy mencionando apenas los principales: Orden Benito Juárez en el Palacio Nacional de Bellas Artes de México, los dos Doctorados Honoris Causa en ese país; Premio al Hombre del Año en suelo azteca en 2020 por su aporte desde la cultura y el ILM, reconocimiento este último que por primera vez recibiera un cubano y el extranjero número 11 en hacerlo…

Daniel resume los premios como “un compromiso mayor. Es un país diciéndote: creo en ti”. 

Mientras va desatando los recuerdos y las nostalgias, entre las confesiones que logramos arrancarle —de a una— en Zona de Arte, me salto protocolos para ir a por su mejor instantánea: “Daniel... ahora vamos a las fotos del alma: muéstrame, en breves flashazos, qué otros momentos, rostros y lugares han dibujado su mejor huella en ti…”. Entre un golpe de obturador y otro, menciona nombres que son leyendas: Frank Fernández, Edesio Alejandro, Leo Brouwer, Charles Fox... Menciona , asimismo, con especial orgullo a sus primeros maestros y se detiene en un rostro de mujer que se figura abrazo, el de su madre.

Tiempo de actualidad, le digo: ¿Qué proyectos le roban el sueño a Daniel Martín y que podrá disfrutar de ti el público próximamente? Entre ellos, anticipa dos muy especiales: el regalo que junto al maestro Edesio Alejandro ha preparado para el Día de las Madres, el videoclip que trae de vuelta un tema compuesto por Daniel en 2012, Bendita; y, en un segundo momento, la edición cubana del Premio Batuta (concedido por la organización homónima que él preside), la cual llegará en diciembre de este año al Teatro Martí en La Habana... Solo para ilustrar su alcance, vale decir que el Premio Batuta es como el Óscar y el Grammy para la música clásica y de concierto…

Por último, un reto: el autorretrato de ese Daniel al que cohabita al artista… El Daniel hombre, fuera del escenario y de su espacio de creación. El autorretrato con que Zona de Arte prefiere fotografiarle las esencias a sus invitados, en primera persona. Responde al desafío con esa foto en palabras y después nos regala al Daniel hecho canción, interpretando un fragmento de su canción Bendita.

Tarde de emociones en un viaje que abraza el alma y de la mano de un hombre que ha defendido —desde la cultura— la grandeza de esa Cuba que no se le desprende nunca, esa Cuba que le tatúa kilómetros de sentimientos muy dentro. Siempre cubano y siempre cerca.

En video, Zona de Arte entrevista a Daniel Martín Subiaut en sus 28 años de vida artística