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Tania Ortiz: A las Morenas las valora más la gente (+Video)

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Tania Ortiz / Fotos: Jorge Luis Coll Untoria

El destino de Tania Ortiz cambió completamente una tarde del año 1975, cuando un cazatalentos cubano, de los que iban a buscar atletas por los más intrincados vericuetos de la geografía nacional, llegó a su Vertientes natal, en Camagüey, y casi por casualidad supo de una niña que tenía aptitudes para ser voleibolista.

Ella, como cualquier chiquilla, veía en las actividades deportivas un hobby, pero no sentía inclinación por ninguna en específico. Hoy, 46 años después de ese pasaje azaroso, recuerda los momentos más relevantes de una carrera que la llevó a convertirse en campeona olímpica y mundial y que, lógicamente, no estuvo exenta de sacrificios, decepciones y alegrías.

Camina algo lento, casi que con alguna dificultad, y luce un pulóver azul del equipo Cuba. Finalmente se acomoda con cuidado en uno de los asientos de mimbre que hay en la parte trasera de la espaciosa casa en el municipio capitalino de Diez de Octubre. Entonces, su mente empieza a rebobinar la cinta.

***

Los años en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Cerro Pelado la comenzaron a formar como pasadora. Allí aprendió de varios de los mejores formadores de talentos que ha tenido Cuba: los profesores Cándida Jiménez y Enrique Larrazaleta. Enseguida que escucha los nombres se le hace inevitable no asociarlos a la palabra exigencia. “Por eso Camagüey es cantera del voleibol. Tremendos entrenadores y Roberto Ponce más estricto todavía”, asevera.

Tania necesitó tres cursos para adquirir un nivel respetable y convertirse en una figura de perspectivas. Sin embargo, tuvo que lidiar con una decisión de su madre que amenazó con troncharle el camino en los tabloncillos.

“En el ‘77 no pude ir a mis primeros Juegos Escolares, porque mi mamá lo prohibió. Dijo que estaba muy delgada y mal alimentada. No quiso que siguiera y salí de la EIDE. A mitad de curso el profesor que me captó fue a la secundaria, le expliqué la situación y pasó por la casa, pero mamá seguía renuente.

“Me metí debajo de una cama a llorar hasta que mi papá y las tías hablaron con ella y la convencieron. Así y todo iba los miércoles a verme, sin importar que hubiera pases los viernes. A mitad de semana pasaba por la escuela a chequear si comía y hacía las cosas bien, pues tenía miedo, ya que de niña fui muy maldita, y en las becas se hacían muchas bromas y siempre estaba en todos esos grupos”.

En definitiva, en los Juegos Escolares de 1978, celebrados en Holguín, la captaron para la ESPA nacional en La Habana y dos años después pasó a integrar la preselección del equipo Cuba juvenil, al mismo tiempo que alternaba con la selección “B” de mayores. “En el ‘83 empecé en la preselección del combinado nacional. Bajaba y subía del “A” al “B” junto con Inés María Moliner y Aracely Serrano. De esa manera nos probaban”.

Llegar a La Habana tan joven resultó un impacto muy grande. Por primera vez estaba lejos de su tierra y esperó un año para volver a ver a sus padres. No obstante, la formación que había tenido en Camagüey y el auxilio de voleibolistas veteranas le sirvieron para no agobiarse ante el entrenamiento fuerte que imponía el colectivo de profesores.

“Celestino Suárez, Nelson Poyato, Luis Felipe Calderón, Jorge Garbey, Eider George… eran buenísimos y la exigencia similar a la que tuve en la EIDE. Imilsis Téllez y Ana María García fueron jugadoras que ayudaron bastante. Libertad González apoyó mucho en el pase y me enseñó habilidades y trucos que debe tener un armador. En el ‘84, o se quedaba ella en el equipo o entraba yo y sin malicia alguna me dijo: ‘Mira, le voy a decir a Eugenio que no nos vamos a eliminar tú y yo. Te quedas tú en el equipo nacionalʼ.

“Igualmente, atacadoras como ‘Mamita’ Pérez y Mercedes Pomares te arropaban, otras se ponían más majaderas. Si les pasabas mal no entendían que fueras nueva y les daban un piñazo a la pelota que la botaban. Éramos jóvenes y nos insertaban en ese grupo en el que muchas comenzaban a retirarse”.

¿Cuán fuerte entrenaban?

Ocho horas diarias. Y si había competencias cerca lo hacíamos los domingos también. Si un ejercicio no salía: diez horas. Cuando estábamos acabando Eugenio mandaba a guardar la comida. La preparación física era extremadamente fuerte, hacíamos pesas. Mira ahora como estoy, que tengo una prótesis en la cadera derecha y ya me tengo que poner una en la otra. Eso es de las pesas que levantábamos, como un pesista.

Se habla mucho de lo fuerte que podían llegar a ser los entrenadores… ¿Considera que, en lugar de motivar, algunos de los métodos podían ser agresivos al punto de cruzar la línea del maltrato?

Nunca nos sentimos maltratadas. Al principio me impactó mucho, porque Eugenio no hablaba casi. En el ʻ85 estábamos por Oriente, el entrenamiento no había salido bien y estaba muy cansada, pues había tres sesiones y las que daban clases practicaban dos veces al día, pero para mi año de licenciatura no había profesores y tenía que ejercitarme mañana, tarde y noche. En una de esas se me cayeron las pesas… Era jovencita y cuando formamos, ¡bah! ¡Lo que se formó! Yo nada más lo miré.

“Le pasé un telegrama a mis padres y cuando llegamos aquí ya ellos estaban. Mi mamá trató de suavizar y él tiró todo aquello a jarana. Explicó que a veces debían hacer esas cosas para que nosotras reaccionáramos y me ponía tres sesiones porque sabía que lo resistía. Verdaderamente me sirvió de mucho, pero él era muy fuerte. No hablaba, siempre lo hacía Antonio Perdomo. Cuando él tomaba la palabra era pa’ regañarnos a nosotras y a los entrenadores también.

“Recuerdo una ocasión en el ʻ88. Estábamos perdiendo en el Coliseo con la URSS 2-0 y el tercer set iba como 13-4. La gente se empezó a ir y ya tú sabes: ‘¡Mándenlas pa’ la caña que no sirven pa’ na’!ʼ. Yo tenía hecho unos rolitos y Magaly Carvajal igual, con unos ganchitos, porque me iba después en la guagua para mi provincia. Él pidió tiempo: ‘¡Les debería dar vergüenza, miren al pueblo como se va!’. Nos dijo horrores… ‘¡Y si ustedes quieren, pierdan!’.

“Imagínate que faltaban dos puntos para perder y lo que entró al terreno fueron ‘fieras’, ganamos 15-13 ese set y nos llevamos el cuarto. Navarro mandó a abrir las ventas de la Ciudad Deportiva y la gente empezó a regresar al Coliseo y terminamos remontando el partido. Pero antes de eso mira todo lo que él nos dijo para hacernos reaccionar”.

Es decir, ¿nunca lo vieron como un maltrato?

No, no. Eran momentos. A veces el fin de semana comentábamos que estábamos cansadas y él escuchaba. Entonces se aparecía y decía: ‘Si me cantan una canción cada una, no entrenamos más hasta el lunes’. ¡Muchacho! Todo el mundo empezaba a cantar y nos daba el fin de semana.

Tania Ortiz / Fotos: Jorge Luis Coll Untoria

En 1985 se coronó campeona mundial juvenil y estuvo en el equipo que se llevó la plata en el Campeonato Mundial de Checoslovaquia, en 1986, sin embargo, serían unos años difíciles para ella, pues creía tener las condiciones para ser regular y la ocasión no le llegó hasta 1988.

Desde mi punto de vista podía haber sido titular desde el ‘85. Tienes que esperar y se sufre mucho. Cuando un técnico no quiere que tu vayas a una competencia es facilito. Para los Juegos Panamericanos de 1987 entrené con un dedo hinchado que parecía dos dedos juntos y voleaba y voleaba y lloraba, las lágrimas se me salían del dolor. Tenía que poner el dedo por detrás del otro para poder intentarlo, pero así y todo rabiaba. Y Eugenio me pasaba por al lado y me decía que era cobarde y yo haciéndolo todo.

“Apareció un torneo en Checoslovaquia y nos mandó a Rubinelda Henry, Aracely Serrano y a mí a reforzar un equipo juvenil. Al regresar salían para Ciego de Ávila y yo no estaba en la nómina y ya integraba el equipo nacional. Le pregunté a él mismo y me respondió que no, que a Ciego iban quienes se eliminarían para ir a los panamericanos.

“Mi mamá se disgustó mucho y me dijo: ‘Recoge que nos vamos para la casa’. Y le contesté: ‘¡No. Ahora voy a jugar voleibol, y voy a jugar en el equipo nacional porque voy a jugar!’. Era fuerte físicamente y no tenía problemas técnicos ni tácticos. Me lo propuse y en el ‘88 llegó mi oportunidad”.

¿Considera que el equipo pudo haber dado más en los años ochenta?

“Me parece que Eugenio se dio cuenta un poco tarde. Después de esas medallas de plata en la Copa del Mundo de 1985 y el Mundial del ‘86, dijo que se cansó de ser segundo, pues con lo que se entrenaba no se podía estar en esa posición a nivel mundial. A partir de ahí decidió empezar a cambiar la nómina. Se quedó Mireya Luis y entré con Lily Izquierdo, Regla Bell, Mercedes Calderón y Magaly”.

En 1988, Tania vivió en carne propia lo que era perderse unos Juegos Olímpicos por razones extradeportivas. Corea del Norte decidió no participar en la cita de Seúl, y Cuba, junto a otro pequeño número de países, se abstuvo de asistir a la lid.

“Nos sentimos mal. Llevábamos ocho años preparándonos con tremendo rigor sin participar en Juegos Olímpicos. Imagínate, una medalla menos, porque en Seúl estábamos listas para ganar. Fíjate que en el ‘89 nos llevamos la Copa del Mundo invictas y seguimos para los Cuatro Grandes y vencimos a todo el mundo”.

Tania junto a Mireya Luis. Foto: Cortesía de la entrevistada

¿Cómo recuerda ese triunfo de la Copa del ‘89?

Maravilloso. A veces lo conversamos cuando nos reunimos, y algunas coincidimos en que disfrutamos más en el ‘89 que en la victoria en los Juegos Olímpicos de 1992, pues en Barcelona estábamos acostumbradas a ganar. En la Copa, en los últimos puntos Pérez Vento gritaba desde las gradas: ‘¡Calma, calma!’, porque andábamos desesperadas. Lo disfrutamos muchísimo, era la primera vez que nos coronábamos como equipo en una competencia de esa envergadura.

A pesar de haber arrasado en 1989, un cuarto lugar en el Mundial de Italia, en 1990, sorprendió a propios y extraños. Hay quienes hablan de problemas entre compañeras que afectaron el funcionamiento del grupo, ella lo atribuye a otro tipo de cuestiones internas que influyeron en el estado de ánimo de las jugadoras.

Luego de ganar la Copa del Mundo hablamos Mireya y yo con el Comandante y le dijimos que teníamos problemas con el tema de la vivienda. Como seis estábamos casadas y en los albergues no podías tener a tu esposo, porque te daban baja por indisciplina. Entonces él dio 97 viviendas para los equipos de ambos sexos y fueron mal distribuidas por el Inder. Sacamos la cuenta y más menos éramos 24, más algún que otro entrenador. Quedaban casi 70.

“Yo estaba casada y no me dieron. Las que alcanzaron fueron Lily Izquierdo, Magaly, Mireya y Regla Bell. En el masculino sucedió igual, el resto se las otorgaron a todo el que les pareció, por ejemplo, a atletas que habían causado baja y Eugenio evaluó que como seguíamos jugando teníamos otras posibilidades que no tendrían aquellas que no iban a jugar más. Pero no era el momento. Nos disgustamos. Las casadas seguimos en la misma situación. En mi caso, un señor que yo conocía por el subdirector del Cerro Pelado me donó un terreno en el reparto Finlay, en Marianao. Empecé a construir y me veía limitada, pues entrenaba tres veces a la semana.

“Se resquebrajó un poco la disciplina. Di mis puntos de vista y le expliqué al comisionado nacional que yo iba cuando pudiera, porque tenía que hacer la casa y como todo deportista que se había sacrificado también lo merecía. Después hablaron conmigo y fui incorporándome paulatinamente.

“Fuimos muy incómodas al Mundial. No había unidad de equipo. Luego nos dolió mucho ver que cogimos cuarto lugar y no estuvimos en el podio… perdimos con las americanas”.

Se suele decir que en lo interno del grupo existían problemas ¿qué opina de estos comentarios?

En un equipo siempre hay desavenencias, porque son caracteres diferentes. Teníamos jugadoras que no se trataban fuera del terreno, pero en tabloncillo debían hablarse obligatoriamente. Eso era un problema si Eugenio veía que no se saludaban. En la cancha había que llevarse bien, festejar las jugadas y eso fue limando las asperezas, porque de todos modos ya te diste un abrazo de alegría. Para qué íbamos a estar peleadas. Y nos llevamos bien, y muchas de las que quedamos aquí nos reunimos en ocasiones.

Para 1991 varios compromisos se avizoraban en el horizonte, y ella dice que ese año lo pasearon. Las Espectaculares Morenas del Caribe llevaron a su palmarés el cetro en los Juegos Panamericanos y retuvieron la corona de la Copa del Mundo. Eran tiempos complejos para Cuba. En medio del inicio del crudo Período especial, La Habana organizaba los Juegos Panamericanos. “El evento revolvió el país. Y en un momento como aquel fue para el pueblo un aliento”.

¿En qué les afectó esa crisis?

Se nos mantuvo la alimentación. Afortunadamente vivíamos arriba de los aviones y la familia y muchos vecinos no se vieron dañados, pues teníamos la posibilidad de ayudarlos. Y lo tomamos como un arma para estimular en lo interno.

“Cuando la gente se ponía un poco desganada nos reuníamos y Mireya decía: ‘Acuérdense de la situación que estamos viviendo en Cuba, que si no ganamos no salimos. Nadie nos va invitar si no somos campeonas. Ahora nos llaman porque todos quieren jugar con nosotras y eso da la posibilidad de comprar el jaboncito, el champú, el detergente y llevarle las cositas a mamá’. Usamos eso a nuestro favor y resultó”.

Tania Ortiz / Fotos: Jorge Luis Coll Untoria

En 1992 venía la posibilidad de participar por primera vez en unos Juegos Olímpicos, sin embargo, para Tania no resultó fácil, pues el cambio generacional que se estaba gestando la llevó al banquillo como una jugadora de cambio importante para Eugenio George.

Ese año fue bastante difícil. Estaba entrando Marleny Costa y pienso que Eugenio hizo un cambio muy brusco y la respuesta que recibí fue que me necesitaba más en el banco, para cumplir el rol que tuvo Imilsis a finales de su carrera: salir de cambio por si fallaba algo. No obstante, cuando eres atleta no lo entiendes, y lo que se te queda es que te sacan del puesto de regular.

“Al terminar los Juegos Olímpicos me dijo que quería conversar conmigo y fuimos para la orilla de la playa. Me demostró que tenía razón, porque tuve que entrar varias veces, pero cuesta aceptarlo en el momento, y es algo complejo para todo deportista”.

Muchos la recuerdan como una jugadora fogosa e interrogarla acerca de la euforia que le imprimía al partido la hace sonreír. Más allá de evocar alguna escena subida de tono se atiene a decir que funcionaba como un motor impulsor, y al mismo tiempo reconoce la importancia de ser una buena pasadora.

Imilsis me enseñó algo: ‘Nunca dejes que las atacadoras hagan de ti lo que les dé la gana. Ellas tienen que hacer lo que tú digas, te lo van a agradecer mañana’. El pasador es el guía del equipo, una posición ingrata, porque el mérito es siempre para los atacadores, pero si no te pongo libre o con un bloqueo no tienes resultado. A quienes se iban quedando atrás les decía: ‘Demuéstrame… Te la voy a pasar, si te vuelven a bloquear no juegas más, vas a estar aquí saltando por gusto’, y eso les subía el ánimo, algo así como los métodos de Eugenio.

Tania Ortiz / Fotos: Jorge Luis Coll Untoria

La camagüeyana tenía pensado retirarse luego de Barcelona 1992, pero le pidieron quedarse un tiempo más. No obstante, descuidos en la preparación la llevaron a subir de peso, lo que provocó una lesión en la rodilla y su posterior paso por el quirófano.

Entré al hospital en 90 kilos y salí en 78 gracias a una dieta rigurosa. Me fui recuperando y a los 21 días de haberme quitado los puntos estaba saltando ya y Calderón me decía que eso era malo para mi salud, pero salió todo bien. Rescaté mi físico, volví a saltar 3.25 y Eugenio me dijo: ‘En el caso tuyo y de Mercedes Calderón, que han dado tantos logros, van en el banco jueguen o no. No pueden retirarse sin tener un título mundial’”.

Y así fue. En el Mundial de 1994 Tania obtuvo su medalla de oro en lo que se recuerda como un campeonato de ensueño. El equipo no perdió un solo set y le pasó por encima a las locales brasileñas en el estadio de Ibirapuera.

Cuenta que las brasileras eran religiosas, pero las cubanas tenían también ese aspecto cubierto. “Todo el mundo tiene sus padrinos. En Barcelona, cuando llegamos a la villa, nos dieron muñequitas santorales. Me tocó una Yemayá y nosotras siempre íbamos con cascarilla. Un día montamos un altar en el apartamento con todas las muñecas y había una tienda donde vendían ramos de flores que costaban como 120 y le decía a Idalmis Gato y a Lily: ‘¿Y con qué vamos a comprarlo si no tenemos dinero?’.

No sé cómo, fueron a la tienda y viraron con el ramo. Lo pusimos y antes de irnos para los juegos encendíamos aquello. El día que enfrentamos a las americanas nuestros dirigentes estaban de pie en el público, porque se veía feo el panorama y nos viramos para la grada y Mireya les dijo: ‘¡Oye, enciendan los tabacos y empiecen a llamar a toda la gente de nosotros que esto está malo!’. Vinicio Quevedo, el vicepresidente económico del Inder, fumaba y sacó el tabaco y empezó a echar humo… Y sí, hacíamos cosas religiosas.

Para ella, un deportista debe retirarse con méritos. Por eso en una gira echó las rodilleras al cesto de basura y le comunicó a Eugenio y a Inocencio Cuesta que había llegado el final de su carrera en la selección nacional. Años después tuvo la posibilidad de jugar una temporada en Italia, en Brescia, para decir su adiós definitivo a los tabloncillos.

Sin embargo, guarda bien adentro la falta de gestos que han irrespetado a generaciones de atletas. Como a muchas de sus compañeras, nunca se le hizo un retiro oficial y el paso de los años la lleva afirmar que a las Espectaculares Morenas del Caribe el pueblo las valora más que al propio organismo deportivo.

A lo mejor piensan que con pagarte el dinero por ser oro olímpico ya te atendieron. Hay gente que sí quieren cosas materiales, pero no es el caso de muchas de nosotras. No molestamos para nada de eso, porque sabemos que no se resolverá ningún problema.

“Mira, hubo una acción del presidente del Inder que se la hemos celebrado todas. Fíjate qué sencillez: el año pasado, el 8 de marzo, se hizo una actividad en la Finca La Trinidad y él se tiró fotos con todas nosotras, y junto a los hombres del consejo de dirección fue quien repartió mesa por mesa todos los suvenires, el almuerzo y la bebida a las glorias que estábamos allí y a las mujeres trabajadoras de la institución. Simple. No me has dado nada material, pero espiritualmente la gente se sintió atendida”.

Tania Ortiz / Fotos: Jorge Luis Coll Untoria

¿Qué sucede con el voleibol cubano hoy?

Pareciera que no hay disciplina ni exigencia de ningún tipo por parte de los profesores. Tenemos talento con más condiciones que cuando nosotras jugábamos, porque piden jugadoras con más de 1.90. La escuela existe físicamente, y es verdad que muchos compiten insertados en ligas, pero dónde están los demás. Tú vas ahí y eso da pena. Cómo se va a recuperar no lo sé. Es necesario hacer un análisis profundo.

“Nosotras decidimos no meternos en eso, porque hubo un entrenador que dijo que no las compararan más con las Espectaculares Morenas del Caribe y empezaron a hacernos rechazo cuando íbamos a la escuela. Eso no es correcto, pues cuando ganamos en el ‘89 fueron las del ‘78 quienes nos mostraron el cómo. Cada semana Eugenio llevaba a una diferente y todas pasaron por ahí y se dedicaban quince minutos o media hora a escucharlas. Él nos enseñó a admirarlas porque fueron las primeras que ganaron y hoy por hoy compartimos con ellas y existe un respeto. En la actualidad entramos a la escuela y las nuevas no saben quiénes somos”.

***

A su regreso de aquella experiencia en la liga de Italia se convirtió en cuentapropista y desde el 2007 trabaja en el combinado deportivo Francisco Cardona, donde asumió la dirección en el 2009.

De pie, y con una de sus manos acariciando una pelota, recuerda la rivalidad con China y Rusia, y las veces que tuvo que enfrentar a jugadoras como Lang Ping, Caren Kemner, Valentina Ogienko, Irina Smirnova y Debbie Green.

Y habla también de sus compañeras, las que están y las que se fueron. Pierde la mirada en no sé dónde y se tarda en quedarse con una como la mejor de todos los tiempos. Finalmente reduce una larga lista a cuatro grandes nombres: Mireya Luis, Regla Torres, Magaly Carvajal y Marleny Costa, “para que no haya celos”, dice entre risas.

De momento su mano advierte un bulto que parece una bolsa por la zona de la cadera izquierda. Hace por acomodarlo y le pregunto si es hielo. Ella asiente, es la cadera que necesita una prótesis.

En un instante, el agarre del balón se hace débil y la esférica se le escurre de los dedos.

¿No puede? -pregunto sin pensar.

¡¿Cómo no?! Mira, muchacho, que mis manos todavía pueden con una pelota.

(Tomado de Trabajadores)

Vea declaraciones y momentos de la carrera de Tania Ortiz en el siguiente video

https://www.facebook.com/100010882513882/videos/1318896091816462/

Se han publicado 23 comentarios



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  • Julio Mustelier Perdomo dijo:

    Gracias por este articulo. Considero una bendicion haber coincido en mi adolescencia y comienzos de mi adultez con esta generacion de espectaculares jugadoras de voleibol.
    A todas les deseo las mayores bendiciones donde quiera que esten.

  • María la jabá dijo:

    Tanta sinceridad !!.
    Ellas siempre serán queridas.

  • Justa la justa dijo:

    Eugenio fue un ejemplo de entrenador, jamás maltrató físicamente a ninguna de sus atletas, sin embargo, lo respetaban y lo querían.
    Estoy en contra del maltrato físico a los atletas, hay deportes donde eso era costumbre, por suerte esos entrenadores están a 90 millas en su gran mayoría.

  • Joel Almeyda Expósito dijo:

    Tengo 55 años, y puedo afirmar que las emociones más grandes de mi vida me las han dado nuestros atletas, particularmente los de esta disciplina, asistí a la escuela primaria en la misma aula que Raúl Diago, entonces podrán imaginar como disfruté toda esta época gloriosa del deporte cubano, hoy todo es diferente, el deporte se ha metalizado al extremo en el mundo, y Cuba ha perdido a muchísimos talentos y muchos de sus mejores entrenadores, el futuro no lo veo muy esperanzador para nuestro deporte.

  • vilma dijo:

    que gloria para cuba las morenas del caribe como ellas ninguna ojala y el inder se acuerde de ellas y le hagan el reconocimiento que merecen mi hija crecio admirandolas a ellas y estuvo en voleibol e imitaba a regla torres, imilsis, tania y mireya luis es verdad no necesitan nada material solo el reconocimiento de su pueblo y elñ valor que mrecen tuvieron un entrenador eugenio george que era mas que un padre para ellas vuelvan a reconocerlas por favor merecen un respeto muchas glorias le dieron a este pais merecen un reconocimiento de altura

  • Admiradora dijo:

    Muy interesante y bella entrevista! Soy admiradora de las Morenas del Caribe y disfrutaba mucho verlas jugar. No soy deportista, pero comprendo y admiro el sacrificio de los que consagran su vida al deporte, el gran esfuerzo físico y emocional que realizan. Muchas gracias a Tania y las otras Morenas por habernos brindado durante tantos años el placer de verlas jugar y ganar!

  • Ana dijo:

    Este artículo me ha sacado las lágrimas. Qué orgullo haber sido testigo de las victorias de nuestras Espectaculares Morenas del Caribe, qué privilegio haber llevado a mis hijos al coliseo cdo lo llenabamos para ver la liga mundial masculina! Para Tania y sus compañeras las gracias por habernos dado tantas alegrías. Solo espero que algún día pueda gritar con mis nietos, ya sea frente al televisor o en el coliseo, por la emoción de un buen juego de volleyball apoyando a algunos de nuestros equipos nacionales. Gracias por el artículo , slds

  • CR7 dijo:

    Muy buena entrevista. Un verdadero lujo haber tenido la dicha de crecer con el mejor equipo de voleibol femenino del siglo 20 independientemente q la FIVB no lo reconociera así. Quien no recuerda las 4 copas mundiales consecutivas, los 3 títulos olímpicos y los 2 mundiales, una verdadera constelación de estrellas. Lástima como dice Tania hayan quedado un poco en el olvido por parte de federativos y directivos, pq el puebl9, ese pueblo q pudo disfrutar de sus juegos y victorias es imposible que las olvidé, las páginas escritas por ella son algo imborrable en la memoria de los fieles seguidores de la malla alta y el deporte en general. Mucha salud para ella y todas las q formaron parte de ese equipazo q tan en alto puso el nombre de Cuba.

  • La lluvia dijo:

    Las grandes morenas del caribe y sus entrenadores Eugenio y Perdomo
    Todos sus grandes Victorias quedaron para la historia del voleibol cubano y el pueblo cubano jamas la olvidara fueron grandes emociones.
    Un gracias a todas.

  • Jose R.Oro dijo:

    El Inder se desentendio de las morenas.

  • Rafael Emilio Cervantes Martínez dijo:

    Muchas glorias dieron a Cuba las Morenas del Caribe. Detrás está el esfuerzo extraordinario que narra Tania Ortiz, por éso el pueblo las admira, quiere y reconoce. Y es un resultado de un equipo grande de trabajo donde todos y todas aportan. Gracias.

  • H. Cooper dijo:

    H. Cooper dijo a
    Lamentablemente ya en Cubna no hay czatalenos comop antaño. Por eso, enre otras cosas no estamos bien en el atletismo y otros depotres. Quien va a las montañas a buiscar corredorres de fondo?. Quien visita las seundaras a buscar talentos?. A los funcionarios deportivos y burocrataas del rdeportee como a los empressarios tambien hay que estremecerlos,

  • PP dijo:

    ¡Cuánto se extraña a Las Morenas!
    ¡Cuánto se extraña a esos cazatalentos "que iban a buscar atletas por los más intrincados vericuetos de la geografía nacional"!

  • Gsmo dijo:

    Excelente trabajo...los dirigentes del voleibol y del Ider deberían hacerse eco de lo dicho por esta leyenda si no vamos atrás a beber de la historia de las mulatas y no comenzamos a corregir lo mal hecho....no saldremos de este enorme bache amen de los problemas que todos conocemos pero que mucha veces nos agarramos de ellos fuertemente para tapar las verdaderas manchas que ensombrece nuestro deporte.Espero además que lo material comience a ceder a lo espiritual...el doping de los valores nos hace mucha falta.

  • Fanática dijo:

    Un gran saludo a esas grandes morenas del Caribe, como no recordarlas, espero que el Inder recapitule sus hazañas en el programa glorias deportivas,el pueblo no las olvida así que sería bueno ,Un lugar para las morenas"bendiciones TAnia .

  • Josue dijo:

    Pena le debe dar a los Dirigentes del INDER actuales no rescatar este deporte que tantas glorias no dio y además como es posible que se olviden de esas MORENAS DEL CARIBE que tanto prestigiaron el deporte cubano por el mundo.
    Es hora de reunirlas a todas y darles un merecido RETIRO y si tienen necesidades materiales que se les ayude y de lo que necesiten que seguro el pueblo estará de acuerdo con ello.
    Han sido miserables de espíritu y de moral el no reconocer a estas LEYENDAS DEL OLIMPO , haganlo ahora que la gran mayoría están vivas sean cumplidores de un legado de honor , sinceridad , vergüenza y moral ante el mundo.
    Quedemos bien con la humanidad el pueblo de Cuba y con las descendencias de esas MORENAS y que vuelva a renacer este deporte.
    Y digo mas como ustedes MORENAS DEL CARIBE no se sientan ofendidas pero como derrocharon OVARIOS Y CORAJE PARA TRIUNFAR se los pide un cubano de a pie pero que las admira y quiere con el corazón. Asuman las riendas de es selección femenina y demuestren que tiene vergüenza y Ovarios y pasar por encima de todos los mediocres y creídos que existen y de los que dirigen y no han reconocido sus historias por ser pobres de principios demuestren quienes son que estoy seguro que nuestro Presidente con todos los problemas y dificultades que hay las apoyará y hablen con el a camisa quitada y pongan por delante lo que ustedes saben.

  • Yasiel dijo:

    Gracias por el articulo,magnífico, no conocía esta historia. Dios bendiga esas morenas.

  • Yasiel dijo:

    Mi mama se arrebataba con ese equipo realmente la hicieron fan al deporte, como ella dice hay si había melodía.

  • dornes dijo:

    Maravillosa entrevista, al fin alguien habla con toda sineceridad y el coraz'on en la mano, pero solo veo oidos sordos y ojos que no quieren ver cual es la realidad de nuestra seleccion nacional, duele el abandono y la falta de estrategias que nos lleve a los palnos estelares.

  • cubana dijo:

    Yo recuerdo con mucho cariño a las morenas del caribe, cuantas emociones y alegrías nos dieron, tienen que lograr volver a tener un equipo como ese en nuestro país, si se puede

  • Cubano 100% dijo:

    Grande entré las grandes ,esa si jugaban con amor, pero todo nos amor ay nesecidades que el amor no resuelve , mientras están y eres son lo mejor , después de no estar ,ya se te acabó todo , muerto en vida , igual que cuando está trabajando y te retirá ,ya nadie se acuerda , mientras más tiempo pase más olvidó ,100%real.

  • Desde el Vedado dijo:

    Las mejores! Se les quiere y se les recuerda...

  • Israel dijo:

    Soy fanático del deporte, pero mis favoritas son las eternas MORENAS, bella entrevista, sincera, así se hace, cosas como les ha pasado a ellas, han pasado en el país, por parte de jefes, que no lo son tantos y HACEN UN GRAN DAÑO, hay que tener una gran dignidad para no arrepentirse, lo material, tambien hace falta, sobre todo lo duradero, una casa, miren como el actual presidente defiende el programa de la vivienda como prioridad, copié pasajes para utilizarlos en mis talleres, conferencias, pues son muy creibles y más en la opinión de Tania.

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Jorge Luis Coll Untoria

Periodista de Trabajadores

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