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La Buena Fe de un concierto

Foto tomada de sitio oficial en Facebook de Buena Fe.

La noche no era habitual para un concierto. Martes. El teatro Karl Marx lucía más riguroso y a tono con las medidas sanitarias. Un asiento vacío entre personas, obligatorio uso del nasobuco y aunque el ritmo musical contagiara, no se podía bailar ni pararse. Así y todo, el grupo Buena Fe aceptó el reto. Miles cumplimos con ellos porque su arte enamora, alimenta almas y es tan necesario en estos tiempos.

La función era especial, aunque las caras volvían a ser conocidas. Médicos del IPK, doctores que anduvieron por zonas rojas, estudiantes que salieron de las universidades a los hospitales y a las pesquisas, jóvenes que pusieron el pecho a la pandemia con responsabilidad y altruismo, periodistas que contaron historias, todos los valientes de una canción que no se hizo para la COVID-19, aunque acabó siendo su himno merecido.

Por debajo de la música la magia del concierto era increíble. El disco Carnal pasó en dos horas y lejos del temor a no ser tarareadas algunas de sus canciones por los meses de aislamiento en casa, Israel Rojas descubría el tatuaje completo de las letras cada vez que la melodía sonaba y los celulares se prendían a grabar la voz acompañante de un coro más grande que el elegido por ellos: el fascinante dúo Iris y la impresionante Camila Daniela.

Pero hubo espacio para sorpresas. Alejandro García, Virulo, nos recordó ese humor criollo que tanto nos hizo reír en los años ochenta, con un tema nacido para convidarnos a Portarse bien y no regresar a la cuarentena; en tanto la clásica Pi, 3,14 hizo meditar a más de uno sobre cuántas cosas y personas hemos mandado a la Pi si nos quieren joder, hacer mal o explotar, y a cuantas hemos querido con Pi si nos ayudan, respetan y reparten amor.

Si hubo alguna coincidencia en la noche es que los martes, en tiempos de COVID, ha sido para Buena Fe día de transmisiones online o Facebook Live para conversar, trovar, compartir canciones y transmitir siempre energía positiva a sus seguidores. Ahora se amplificaron no pocos consejos de los dados cada segundo día de la semana por Israel: “Debemos cuidarnos para volver a tener conciertos, debemos cuidarnos para que el país regrese a la normalidad…”.

A la salida del teatro, una frase repetida por una doctora a su hija inspiró al periodista. “La buena fe de un concierto no es solo por las canciones”. Y quedé pensando que tenía toda la razón. La buena fe de un concierto es haber podido compartir con tanta gente que sigue echando pa´ lante esta Cuba, nuestra Cuba, que en horas vuelven a batallar en sus puestos contra la pandemia.

Gracias, Buena Fe. Gracias, Valientes.

Los protagonistas del concierto. Foto: sitio oficial en Facebook de Buena Fe.

(Tomado de Trabajadores)