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Al pan pan y…¿entonces?

Se prevé continuar trabajando en el desarrollo de producciones que no dependan de la harina de trigo.

La primera vez que Consuelo Martínez escuchó aquella frase tan popular fue de boca de su abuela. Mujer fuerte, me dice, de las que no tienen miedo de llamarle a las cosas por su nombre. Así tal cual, hoy con 33 años, a semejanza de su antecesora, no parece detenerse para decir lo que le molesta.

“Llevo buen tiempo esperando acá para poder comprar el pan que me hace falta para la merienda de los niños. Ya no están en la casa como antes, pero igual tengo que seguir preparándolas para que coman algo en la escuela”, asegura la joven madre mientras espera en medio de una larga fila.

Y es que las colas, que por estos días son escenario frecuente en muchos lugares de la urbe capitalina, irrumpen también las panaderías del territorio.

La alta demanda, en un contexto marcado por la escasez de otros alimentos como arroz y viandas, parece tensar la cuerda de los planes que no logran satisfacer por completo y de forma sostenida las necesidades de la población.

Si bien el pan de la canasta básica no parece tener ese tipo de sobresaltos y continúa como el principal objeto de la industria alimentaria, el que se vende de forma liberada no corre con la misma suerte.

Según explicó a Cubadebate, Daniel Cobas Cheva, director de la Empresa Cubana del Pan, su entidad cuenta con 366 panaderías distribuidas en todo el territorio nacional.

“En el 2020 se han incrementado los niveles productivos superando el plan acumulado hasta octubre en 3838 toneladas de pan. A pesar de las tensiones económicas con las que estamos trabajando, producto del recrudecimiento del Bloqueo de los EEUU a Cuba y la situación existente por la COVID-19,  nuestras panaderías cuentan con el aseguramiento para ofertar los productos todos los días”.

Pero como muchas veces sucede, los planes escritos sobre el papel no coinciden con las dinámicas de la realidad y a pesar del esfuerzo de la industria, la pata se queda coja del lado del consumidor.

“Al cierre de octubre la empresa ha producido 1135 t de pan por encima del plan en La Habana.  En ese propio mes, a pesar de sobre cumplir el plan en 195 t, no se logró la estabilidad del producto”.

En una entrevista concedida a la Agencia Cubana de Noticias, el propio directivo sostuvo que aunque existe garantía de producción se evita sobregirarse en los consumos, “por lo que se han mantenido ajustados al cumplimiento del plan en unidades físicas, debido a que la harina tiene un alto componente de importación y la situación internacional es compleja”.

“Cuando la demanda sea superior a la oferta, la empresa ha decidido, en coordinación con los Consejos de Defensa de cada provincia, priorizar la producción de pan suave de 50 y 200 gramos”, dijo.

A pesar de los aparentes “sobregiros alimenticios” Cobas Cheda asegura que se seguirán aumentando las producciones en los lugares que demanden una mayor oferta, a la vez que se mantendrá el chequeo de la calidad.

“El control a la calidad de nuestros productos es una premisa de trabajo y como principio, están definidos los Comité de Calidad en cada panadería y a nivel de UEB, se realizan acciones de control sorpresivas, se realizan encuestas a la población y factores de las panaderías todos los meses. Igualmente se encuentran visibles los teléfonos de protección al cliente, se cuenta con la aplicación Quedebate y en los casos que se detecten panes sin la calidad requerida  se aplican las medidas disciplinarias correspondientes”, alega.

A la vez, desde el pasado 2 de octubre pasado se decidió elevar la producción de 26 toneladas diarias a 31, con el fin de eliminar en cierta medida las largas colas que se evidenciaban en las panaderías, y además ofrecer al pueblo con cierta constancia este alimento.

“Hoy todas las panaderías de la empresa tienen en sus mostradores productos suficientes, pues luego de una evaluación se decidió un mayor aseguramiento que permite ofertar 40 toneladas diarias. Puede ocurrir que en cierto momento del día no se encuentren, pero se debe al proceso productivo, que demora entre 50 y 55 minutos para la obtención de pan de corteza suave y dura, argumentó el directivo”.

Equilibrar la oferta y la demanda en la producción de pan, resulta más que apremiante en momentos en que se originan desplazamientos en el consumo ante la falta de alternativas para la alimentación. Una verdad de Perogrullo que se hace más latente, cuando a falta de pan, tampoco podemos decir “casabe”.