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Misiones sociales en Venezuela consolidan y fortalecen el milagro de la Revolución

Las misiones sociales en la nación suramericana han sido la demostración del profundo humanismo del chavismo.

A siete años de que el presidente venezolano Nicolás Maduro decretara la creación del Sistema de Misiones y grandes Misiones en su país, el gobierno bolivariano sigue apostando a la interrelación y los beneficios generados por las mismas, como eje y columna vertebral de la Revolución.

Recuerdo aquel duro año 2013, en que se perdía físicamente al líder eterno Hugo Chávez – cuyo nombre le dieron al Sistema de Misiones- y entonces Maduro dijo que había que sacar del dolor la fuerza necesaria para seguir, ofrecer y construir entre todos la mayor suma de felicidad posible para el pueblo, tal como lo había deseado Bolívar y por lo que tanto el Comandante hijo de Sabaneta.

Además de funcionar como una gran telaraña, interrelacionadas y subordinadas a un nuevo cargo ejecutivo de Vicepresidente para el Área de las Misiones, han tenido entre sus principales aciertos centrar su atención en el ser humano, y no solo como beneficiarios, pues la dirección del país llamaría una y otra vez a que fueran los venezolanos los que forjaran sus propios destinos y por tanto, los que contribuyeran con su labor cotidiana al mejor funcionamiento y la distribución equitativa de los recursos destinados para el pueblo.

El año 2014 marcó entonces el redimensionamiento de las misiones, su fortalecimiento y expansión en muchos sentidos, a la vez que se ampliaban sus objetivos: Erradicar la pobreza - que ya la Revolución había disminuido del 60 al 10%-, masificar y garantizar la calidad de la educación, la alfabetización, la salud gratuita y universal, el acceso a créditos para adquisición de viviendas, el desarrollo de programas culturales, deportivos, científicos, medioambientales y de atención e inserción de los pueblos indígenas.

Surgieron así otras misiones o micro misiones a todos los niveles y en todos los estados  del país relacionadas con el mantenimiento de la paz, la ayuda a las madres con varios hijos y/o solteras, la atención a los jóvenes y su inserción social, la lucha contra la violencia y las drogas, la atención al adulto mayor y a las personas con alguna discapacidad, el cuidado y bienestar animal, el rescate de la identidad cultural y nacional, de los bosques y la belleza natural y urbana, entre otras relacionadas a la economía, el transporte, la electricidad y el abastecimiento seguro.

Es difícil encontrar hoy un territorio de la geografía venezolana en que se no se ejecuten labores relacionados o dirigidas por las misiones sociales, pues ese propio año 2014 el presidente Maduro indicó la creación de 1 500 Bases de Misiones sociales en comunidades de extrema pobreza y tras un estudio exhaustivo de la situación del país, se decide después extenderlas en la misma proporción, pero en las zonas urbanas más vulnerables, lo cual se cumplió apenas en un año.

Las Bases de Misiones sociales - inauguradas de forma pública y en su mayoría por transmisión en vivo y en cadena de la radio y la tv estatal venezolana - con la participación de autoridades del gobierno bolivariano, concretaron el concepto de punto y círculo del Comandante Chávez, es decir, en el propio centro de una comunidad hasta entonces desfavorecida, se construía una vivienda múltiple en la que viviría un profesional de la salud perteneciente a la Madre de las Misiones - Barrio Adentro Salud - un instructor de arte, un profesor de la Misión Deportiva y un educador. Junto a la casa de vivienda estarían los locales en los que cada uno de ellos impartiría clases, conferencias, encuentros, organizarían actividades y luego de un diagnóstico de la comunidad en que se encontraban, definirían cómo y por donde encauzar la labor a realizar según sus perfiles.

Esto se convirtió en un motor impulsor para la unidad de la comunidad, las buenas acciones, la distribución equitativa, la prevención de enfermedades, delitos, la búsqueda de la paz, el reconocimiento a las autoridades de cada lugar,  en otras palabras, era la Base de Misiones ese punto centro del círculo alrededor del cual giraba todo. No por gusto la arremetida mediática de la oposición y de quienes desde la derecha imperialista la demeritaban, pues con ella la obra de la Revolución en función del bienestar colectivo alcanzaba un punto de madurez; era la consolidación misma del socialismo bolivariano.

Hace apenas unos días, el vicepresidente sectorial de Desarrollo Social, Aristóbulo Istúriz, reiteró que el Sistema de Misiones, Grandes Misiones y Micro misiones surgió como mecanismo para saldar la deuda social que sostuvo la burocracia venezolana por más de 40 años y otorgar una respuesta efectiva y masiva al pueblo. Y que la mayoría de las comunidades, articuladas con sus líderes territoriales, han diseñado una cartografía que contiene las demandas de sus espacios, lo cual hace más fácil la detección de los problemas y sus posibles soluciones.

El pasado 7 de agosto, el propio presidente Nicolás Maduro dijo en su cuenta en Twitter que gracias a esa cartografía social, se conocía – por ejemplo - que unas 430 mil viviendas requieren reparaciones hoy e instruyó a la Gran Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor,  iniciar de inmediato la rehabilitación profunda de todos esos hogares, aprobó la creación del Sistema de Misiones en las 1141 parroquias y 3230 comunas del país y ordenó iniciar el Registro Nacional de las misiones, realizando una encuesta mediante el Sistema Patria – que ya tiene inscritos a 20 millones de venezolanos - para revisar  el funcionamiento de las mismas y reimpulsarlas.

Así celebro el mandatario nacional la jornada por los 7 años del Sistema Nacional de Misiones: orientando además, la creación del Registro Nacional de Misioneros para sumar voluntarios, militantes, activistas y gente que quiera trabajar por sus misiones, para “ir aterrizando a más profundidad hasta las Catacumbas del pueblo” y llamó a hacer a sacar de la crítica y la autocrítica efectivas, propuestas para su perfeccionamiento.

Maduro aseguró que se cuenta hoy,  gracias a las Misiones, con un gran equipo coordinado y articulado desplegado en el país, en los estados y a nivel local, llevando al pueblo atención integral, solidaridad, amor, salud y vida, y llamó a la unión de todas y todos los venezolanos, colocando a  “de lado los conflictos inútiles y estériles”, a “no aceptar el divisionismo” y unir los “esfuerzos espirituales, morales y el amor profundo por Venezuela”.

Las misiones sociales en la nación suramericana han sido la demostración del profundo humanismo del chavismo, ese que a pesar de amenazas, obstáculos, intentos de agresión militar y magnicidios contra sus líderes, y la más feroz de las guerras mediática y económicas que se hayan gestado contra pueblo alguno en tan poco tiempo, sigue situando a los más desfavorecidos y al pueblo todo, en el centro mismo de lo que se construye cada día. Es la respuesta más eficaz, más digna y la mayor prueba de resistencia de quienes, al decir del presidente venezolano, están dispuestos a todo para seguir “fortaleciendo este milagro de la Revolución”.