- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

Duräkitos: ¿Qué se esconde detrás de la moda trivial?

Los jóvenes de los teams suelen reunirse en diferentes espacios para intercambiar y establecer conexiones. Algunos de estos santaclareños han logrado llegar hasta Sagua la Grande con esos objetivos. Foto: Cortesía de los entrevistados.

“No, periodista, yo no soy tan durakita. Bueno, en realidad, sí lo soy, aunque no me gusta que me lo digan. Es que nos critican, nos tratan como “bobos” porque andamos por ahí tirándonos fotos. Se ríen de nosotros en muchos lugares y nos hacen quedar como brutos”.

Esta es la primera reacción de una joven muchacha de uno de los teams durakos de Villa Clara. Una preocupante dicotomía, pero que tiene mucha lógica.

“Solo pasa con las personas estúpidas”.

“Así se forman las pandillas y grupitos de bandoleros”.

“En esos grupos, si no fumas o no tomas, eres un bobo, te excluyen porque no das la talla en el piquete”.

“Lo que tienen es un tenis en la cabeza”.

Los anteriores son comentarios de internautas que se limitan a criticar y, en ocasiones, calumniar esta no tan nueva tendencia juvenil.

“No me gusta cómo se expresan de nosotros. Hablan como si viviéramos en un mundo aparte, y en realidad no somos nada así. Yo creo que tú puedes cambiar muchas cosas”, me dice Yonny, boss* de la tribu THARGALIENS. Su voto de confianza motivó al colectivo de la sección Juveniles de Vanguardia a conocer de más cerca este fenómeno.

Duräkos: de cara a las críticas sociales

“Todos dicen que mis fotos son muy buenas, porque uso aplicaciones como Pics art”, asegura Yonny the Rex Thargaliens Boss. Foto: Cortesía del entrevistado.

Que usaban nasobuco en la era pre COVID. Que cambian sus nombres originales por patrones ortográficos al estilo de Näturê-KïngFrïncïs, ChïcRïkürïta, ChïkylïBBsita, to gucci, to tizza*. Que difunden el trap en sus bocinas portátiles. Que usan gafas triangulares como el más Bad Bunny de este planeta. Que asumen posturas banales en nombre del excentricismo.

Esta rebelión “formal” tiene que ver, sobre todo, con la imposición de un modo de pensar y actuar a la más fiel copia de los últimos artistas de la moda. Y aunque intentemos naturalizar el hecho, no podemos negar visos que distorsionan y confunden el sistema de valores de estos grupos sociales.

Uno de los escándalos más virales asociados a este conjunto de jóvenes ocurrió hace un año, aproximadamente, cuando ciertos muchachos “celebraron” una fiesta de disfraces en un cementerio, y así lo dejaron plasmado en las redes.

Sin embargo, esta pésima experiencia ni es exclusiva de este segmento social ni es recurrente. Constituye un hecho aislado y asociado al furor por alcanzar notoriedad en las redes. Como tampoco son exclusivas las tendencias machistas y sexistas, calco de la “sociedad adulta”.

Más allá del impacto social de la tendencia, necesitamos entender la naturaleza adolescente de tales cofradías:

“Nuestro team es más que un grupo: es una familia en todos los sentidos. Por donde sale uno salimos todos, nos queremos y protegemos. Entre nosotros tiene que haber lealtad, cariño y respeto.

“En cada familia tiene que existir un boss* como mínimo. Pueden existir dos o tres, y hasta cuatro: ese va a ser el encargado de guiar a los demás. Hay que pedirle permiso para participar en torneos de comparaciones (VOTAS)”, explica Yonny the boss.

El objetivo de estos torneos virtuales es ganar likes o Me gusta, reacciones que ellos consideran de calidad. Mientras más likes logren los integrantes de un team, más fama adquieren. Las sesiones de fotos son sometidas a votación y organizadas previamente por el jefe del grupo. “Siempre buscamos ser diferentes, ocurrentes y originales. En ese momento casi siempre aprovechamos que estamos reunidos y vamos a algún lugar a comer o a un café”, explica Yonny.

Más allá de la moda to tizza, to gucci**

Anderson Alejandro es un joven sagüero que ha decidido enfocarse en su carrera como nadador semiprofesional. Foto: Cortesía del entrevistado.

La psicóloga MSc. Aurora María Cabrera García considera que en la etapa adolescente es muy importante el significado del grupo.

“¿Cómo me veo yo? ¿Cómo me ven los amigos, los compañeros del aula? El adolescente necesita tener su espacio para poder ser escuchado, para comunicar sus dudas, sus temores, sus aspiraciones, sus necesidades y logros personales.

“Pero, además, sentir el apoyo afectivo de un grupo de coetáneos, que pueden compartir emociones y experiencias similares, pues ello los une y los hace más dependientes del grupo”, asegura la especialista.

“Para mí, ser durakito es algo bien normal: es un pasatiempo como cualquier otro, como ver deporte o no sé, sentarte en el parque. Tiene que gustarte para entenderlo”, dice Yonny the Rex Thargaliens Boss —o Jhonny Delgado Oliver, en el mundo “real”. Este joven sagüero dice dedicarle menos tiempo a la tendencia porque ahora estudia para profesor de Educación Física en la Villa del Undoso.

Por su parte, Anderson Alejandro, quien ha dejado de pertenecer a esos teams, aclara que ahora está más enfocado en su carrera como nadador de alto rendimiento. Una de las más activas jóvenes de los Thargaliens nos revela cómo es su relación con el resto de los muchachos:

“Estoy en el team porque me siento especial y encuentro nuevas amistades. Y mi grupo, a diferencia de otros, es bastante estable, porque algunos duran poco, se desintegran. Nosotros nos relacionamos igual con todos los muchachos. No tiene por qué haber diferencia cuando alguien no tiene megas para conectarse, pues cuando no tenemos, nos vemos en el parque.

“Claro que no es lo único que hacemos. Yo quisiera lograr mi carrera con éxito. Ahora estoy estudiando el primer año del técnico medio en Derecho y me gustaría llegar a ser una buena abogada”.

“Yo estoy de acuerdo con que esa es una tendencia superficial, pero siento que, a veces, la gente se enmarca mucho en eso”, explica otra de las entrevistadas, quien no pertenece a estos grupos, pero convive con ellos en la escuela:

“A mis compañeros les gustan las redes sociales, la ropa de marca, la música del momento… Para mí, demuestran falta de madurez. Pero no permito que digan que son malas personas. Ellos no critican a quienes no pertenezcan a su grupo e, incluso, puede que dos buenos amigos no coincidan con esos gustos.

“Yo creo que ese comportamiento tampoco determina la inteligencia de una persona. Tal vez mañana nadie se acuerde de esto o solo sea el principio de otra tendencia semejante”, diserta esta estudiante, que, a pesar de su madurez, prefirió el anonimato. El jefe del team Nofelling, también de Sagua la Grande, cuenta que desintegró su grupo hace algún tiempo.

El crush Nofelling. Foto: Cortesía del entrevistado.

“Me he percatado de que eso no da nada. A mí me gustaba, pero ya me aburre coger likes. Ahora estoy pasando el Servicio Militar y trabajando en la construcción”.

“Entre nosotros, cada cual escucha la música que quiere, como el trap, pero no es una obligación. Es cierto que cambiamos un poco de pareja, pero eso es por la fama”, enfatiza otro de los entrevistados, quien aclara que no se permite mentir. Si algo pudimos notar en ellos fue su total transparencia.

¿La juventud está perdida?

“Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen de pie cuando entra una persona anciana. Responden a sus padres y son simplemente malos”.

Estos criterios no son de la sociedad moderna, sino del filósofo Sócrates, por el año 470-399 A .C., y después lo han repetido cientos de miles de personas por los siglos de los siglos…

“En mi etapa de 15 a 19 años escuchaba mucho rock, era muy radical. Adoptábamos la escritura de la Fuente Symbol de MS Word. Después todo tomó su curso, los mismos de antes ya tenemos una carrera, una casa, una familia, un trabajo. Me alarmo al verlos, y después se me pasa y me digo a mí mismo: tú también fuiste así”, comenta uno de los internautas en los foros online dedicados a los durakos. Allí, en ese hervidero de opiniones, logro encontrar análisis interesantes sobre esta compleja sociedad de cara a las nuevas tecnologías.

“Y en cuanto a los que sigan por otros caminos más destructivos, no sucederá por haber sido durakos o pirimpinpíricos, o la cosa que esté de moda en ese momento. Ocurrirá por los problemas que tenían antes de hacerse llamar “JøshDârkBøss” o “Näturê-KïngFrncs”. Totalmente cierto: no son los jóvenes, durakos o como quiera que se llame el nuevo “movimiento” de turno, los únicos que asumen con trivialidad determinadas situaciones de la vida cotidiana. Somos todos en esta sociedad, que no ha logrado encauzar una educación cívica eficiente.

Yonny, boss* de la tribu THARGALIENS. (Foto: Cortesía del entrevistado).

“Como padres, no podemos ser superficiales y valorar a los muchachos solo por una proyección, siempre hay que ir a los actos. Siento que la sociedad, la escuela y la familia están viviendo a espaldas del fenómeno. Si a alguno de mis hijos le diera por ser durako, no lo tomaría tan a la tremenda, solo seguiría de cerca sus actividades y controlaría la influencia que pudiera tener sobre su actitud en la escuela. No alentaría, pero tampoco atacaría”, es el criterio de una joven madre de dos adolescentes cubanos, profesora de Humanidades, de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas.

Por su parte, la psicóloga Aurora María Cabrera coincide en que en la mayoría de las ocasiones se critica agresivamente, causando dolor.

“Desde un punto de vista emocional, muchos jóvenes experimentan sentimientos conflictivos, por ejemplo, el rechazo a la autoridad de los padres o problemas de adaptación en centros educativos. La búsqueda de una identidad distintiva constituye un problema característico, propio de la edad”, explica.

“Si queremos realmente que estos adolescentes se conviertan en hombres y mujeres de bien, que tengan autonomía de sus criterios y defiendan sus proyectos, resulta necesario acercarse a su mundo interno antes de juzgarlos, ayudarlos a esclarecer sus dudas y sus conflictos, que puedan sentir la confianza necesaria para exponer libremente sus sentimientos”.

La mejor enseñanza al dedicarle un espacio en nuestro semanario, fue para los que estamos del lado de acá:

Entre todos ellos encontramos jóvenes que estudian y trabajan para ayudar a sus padres a mantener su hogar; estudiantes con muchas perspectivas de superación; deportistas apasionados; adolescentes que saben explicar con puntos en las íes aquello que les molesta. Y lo mejor: aunque continúen aferrados a esa moda baladí, ellos no están de espaldas a lo que, como sociedad, pensamos o decimos.

Marginarlos nos margina.

*boss: jefe.

**TO TIZZA, TO GUCCI: algunos de los términos claves de la semántica duraka, asociados a la moda.

(Tomado de Vanguardia)