-Otro de Los Cinco, Ramón Labañino, coincidió con su compañero y sumó “el desgarramiento familiar de la misión que estábamos cumpliendo”. La película busca profundizar en esos dolores de las familias de quienes fueron detenidos, ¿no?

-Claro, pensá todo lo que ellos sufrieron, la cantidad de años que René no pudo decirles la verdad a su mujer ni a su familia, visto como un traidor durante muchísimos años frente a toda su gente. Y, al mismo tiempo, viviendo en un país que no era el de él, con una identidad falsa. Realmente es heroico y lo digo con todas las letras: realmente ha sido una gesta impresionante la de estos muchachos.

-¿Explicó Assayas por qué uno de Los Cinco no aparece en la ficción?

-No. No sé si habrá sido por cierta síntesis que necesitó tener, pero no sé bien cuál es el tema. Yo no participé tanto de lo que fue el proceso. En ese caso, fue más Edgard Ramírez el que estuvo involucrado en todo.

-¿Pudiste notar en Cuba por las pintadas en las paredes y por la charla con la gente que son considerados héroes en la isla?

-Sin duda. No tengo ninguna duda de que ellos son realmente héroes. Me fui realmente enamorado de la gente de Cuba. Realmente, me fui lleno de amistades, de amor y sobre todo la conciencia de estar demasiados acostumbrados a un sistema, que juzga y que evalúa desde esa cabeza y desde esa identidad. Uno puede criticar a Cuba, pero hay algo que ellos, en algún punto, no es que no necesitan porque no lo tienen sino que ellos saben que tienen lo que necesitan. Y han vivido y han crecido con mucho orgullo en relación a eso. Con mucho orgullo en relación a tantas cosas de su educación, de su sensibilidad. Es muy difícil hablar de un cubano desde la cabeza del mundo capitalista.

(Tomado de Página 12)