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Companioni y su “Mujer perjura” (+ Fotos y Video)

Escultura del trovador Miguel Companioni, fruto de la creación de Félix Madrigal. Foto: Vicente Brito/ Escambray.

¿Quién no ha tarareado siquiera alguna que otra vez ese bolero, más que bolero, un bolerón, que lleva el título de Mujer perjura? ¿Quién no memoriza una de sus estrofas? Su autor, el destacado trovador espirituano Miguel Companioni es autor de unas doscientas piezas —boleros, canciones, habaneras, criollas…— muchas de ellas instaladas por derecho propio en las páginas de la trova tradicional cubana de todos los tiempos. Pero ninguna de esas doscientas melodías, afirma el crítico y periodista Manuel Echevarría Gómez, tiene la intensidad amatoria de Mujer perjura, compuesta en 1918 para que el clásico reproche del bardo herido por la traición que no perdona los desvaríos trascendiera tiempos y fronteras.

Se dice que Pensamiento, de “Teofilito”, es la pieza musical que identifica a Sancti Spíritus. Sin embargo, escribe el musicógrafo Gaspar Marrero, una revisión detallada de la música cubana llevada al disco comercial revela un dato inesperado: existen más versiones grabadas de Mujer perjura que de la obra cumbre de «Teofilito». Desde su primera grabación, el catálogo de Mujer perjura lo componen treinta y dos versiones en disco, mientras que Pensamiento cuenta con veinte y tres versiones.   Lugar destacado en la discografía ocupa también   Si te contara, del trinitario Félix Reina, autor asimismo de Angoa, popularizada por la orquesta de Arcaño y sus Maravillas. Si te contara, escribe Gaspar Marrero, es un capítulo insoslayable en la historia del bolero cubano. A partir de su estreno en 1959 por la orquesta de Fajardo y sus Estrellas, Si te contara se ha grabado en estilos tan diferentes como los de René Touzet, Lino Borges, Tito Puente, Kino Morán, Fernando Álvarez, Elena Burke y otros.

María Teresa Vera y Rafael Zequeira fueron los que grabaron Mujer perjura por primera vez. Un día, en el hotel Pasaje, de la ciudad de Sancti Spíritus, Companioni pidió a María Teresa que se la grabara aun cuando pensaba que era la peor de sus composiciones, “una basurita”, le dijo. Pidió ella que se la cantara y quedó sorprendida. Dijo al compositor: Esto es un éxito. Sabía que obtendría los favores del público, pero no resultó fácil que la casa Víctor, de Nueva York, la grabara. Demoró la disquera un año en hacerlo. María Teresa lo grabó sin cobrarle por ello un centavo a la Víctor. Dijo al productor de la disquera: Le quiero obsequiar un número; lo que quería decir que no le cobraría por grabarlo.  Cuando lo hizo, se convirtió en un hit de la noche a la mañana. Solo en Cuba se vendieron 25000 copias. Pero como Companioni no tenía la pieza registrada a su nombre, la disquera no le abonó un solo centavo del dos por ciento sobre la venta al que tenía derecho.

Miguel Companioni, junto a su esposa e hijos. Foto: Escambray.

Miguel Companioni nació en 1884, dicen unos, en 1881, según otros. Pronto la vida le jugaría una mala pasada: perdió la visión en la adolescencia. Afirman sus biógrafos que, de haber tenido la posibilidad de atenderse su dolencia en La Habana, hubiera salvado la vista. Era rebelde y voluntarioso. Estudió guitarra, instrumento que dominó hasta convertirse en un maestro, y se dedicó luego al aprendizaje del piano. Desarrolló en Sancti Spíritus una intensa labor cultural. Fue director de coros de clave, e inspirado compositor de música para ese tipo de formaciones, y fundó y dirigió la Orquesta Francesa, en 1920, y la Orquesta Argentina, un año después. Se dice que fue uno de los puntales del danzón en la zona central del país. Fue asimismo un animador ferviente de agrupaciones trieras, como el legendario trío Pensamiento, que llegó a dirigir.

Companioni fue, sobre todo, un trovador. Brilló en las serenatas, y de su participación en ellas surgieron innumerables obras con nombres de mujer que respondían a las exigencias de una vasta clientela. Preferentemente los sábados por la noche, un enamorado se concertaba con Companioni para llevarlo ante la ventana o el balcón de su amada. Le explicaba los sentimientos que lo movían: arrepentimiento, celos, conquista… le decía el nombre de la amada, y Miguelito se inspiraba con facilidad. De ahí tantos nombres de mujer en sus canciones: Herminia, Elvira, Rosalba, Ester, Emilia… Se desconoce la motivación particular del compositor para escribir Mujer perjura.

Entre lo mucho que escribió, la crítica destaca unas cincuenta composiciones, entre las que sobresalen Herminia y Rosalba. También Sigue adelante, La lira rota y La fe, su primera canción, estrenada por Tata Villegas. Y Mujer perjura, por supuesto.  Su última composición fue Lili, estrenada en 1959.

Miguel Rafael Companioni y Gómez falleció el 21 de febrero de 1965, en su ciudad natal, a los 84 años de edad.

Companioni, a pocos días de cumplir sus 44 años de edad. Foto: Escambray.

En video, “Mujer perjura” en la voz de María Teresa Vera