Pandemia y vejez: La importancia del trato
Ya hace varios meses que la pandemia, y las correspondientes medidas de prevención y atención ante la Covid-19, han ido modificando la forma de vivir y de convivir, y todo ello en un tránsito rápido.
De hecho, si nos hicieran un test psicológico acerca de la percepción del tiempo transcurrido, probablemente y dada la intensidad de los sucesos que han acontecido, diríamos que nos parece una eternidad; pero no es así, ha sido muy rápido.
En solo un trimestre del año el mundo ha cambiado, prácticamente se ha paralizado, en condiciones de encierro de grandes poblaciones, con altas cifras de afectación en enfermos, en una relación insostenible de consumo-producción y de muchas vivencias de desesperanza y de alarmas. Un mundo además convulso por decisiones de varios gobernantes con mirada perdida y lo que es peor, ignorando las demandas en salud urgentes de sus países.
Si en este 15 de junio Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a los Mayores tuviera que resumirse la mayor indignación al respecto de este tema, sin dudas lo serán los miles de adultos y adultas mayores que en otros lugares carecieron del derecho a ser asistidos en las unidades de terapia intensiva, e igualmente dolorosa la partida de centenares en residencias geriátricas, sin posibilidad de despedidas de sus seres queridos.
Por tanto, pasará a la historia como el año en que lo invisible del viejismo se hiciera tan visible como lo es morirse por ser viejos, en las puertas de la salvación.
Pero no todo lo acontecido al respecto de la edad apunta hacia esos casos más extremos, pues el tema del trato a los mayores durante la pandemia ha presentado diversos matices, y que son también importantes como objeto de análisis y reflexiones.
En lo personal, como profesora e investigadora del tema, creo que habrá que hablar de la Gerontología antes y después de la Covid-19 y por varias razones.
Una de ellas, es por supuesto, el hecho de haber sido declarada a las personas mayores como población de mayor vulnerabilidad por los factores de comorbilidad asociados, los cuales, efectivamente, han demostrado que, aunque no somos la mayor cantidad de contagiados, sí somos los que mayor cantidad de fallecidos hemos aportado. De ahí que, quienes nos atienden optaron por la máxima protección de nosotros y cuando aparecen las medidas de aislamiento y el Quédate en Casa fuimos los primeros en ser ubicados en nuestros hogares.
Durante estos meses hemos sentido de todo: desde poca percepción del riesgo en un inicio por unos y hasta miedo y ansiedades por otros, aunque ya las investigaciones van mostrando que han primado comportamientos más resilientes o reajustados en las personas mayores, que en los otros grupos poblacionales.
La Gerontología postcovid deberá estudiar las reconstrucciones de bienestar psicológico de esta generación atravesada por las vivencias atrapadas bajo el mal llamado aislamiento social junto a las que se comienzan a producir en las distintas fases de la desescalada. Pero ¿por qué hago referencia a las reconstrucciones de bienestar psicológico si las personas aparentemente son las mismas?
He ahí otra razón por lo cual la Gerontología ha de profundizar en el impacto de la pandemia y es porque aún cuando haya sido con las mejores intenciones el aislamiento, ha violentado procesos que ya se habían logrado en el campo gerontológico.
En el transcurso de este proceso de la pandemia, ha ido apareciendo una segunda vulnerabilidad de la población adulta mayor. Ya no vulnerabilidad de carácter biológico con riesgo para la vida, sino una segunda vulnerabilidad, pero con riesgo para la autonomía, en terreno todavía minado de gerofobia y bajo supuestos sociales, más geriátricos que gerontológicos.
Se ha retornado al uso de cuidar a “los abuelitos”, se han impuesto rutinas y custodias a las personas mayores sin contar con ellas por parte de muchas familias, se nos ha vuelto a infantilizar en el lenguaje de muchos, a subestimar nuestra capacidad de decisión de asumir con responsabilidad este proceso, se han ponderado miradas desde la dependencia y la absoluta fragilidad, y todo ello desde la ignorancia de las diferentes subgrupos de edades dentro de la vejez, así como, de la diversidad existente, dentro de este grupo poblacional.
¡Un No al viejismo! constituye motivo de campañas que ya hoy acompañan el transcurso de la pandemia y muy especialmente, durante el proceso de desconfinamiento que va comenzando a producirse, en la región y fuera de ella.
Un no a la violencia, aunque sea de esas denominadas “con buenas intenciones” pues para los mayores el necesario Quédate en Casa ha sido mal manejado por algunos de sus familiares y hasta por especialistas y comunicadores.
Aprovechemos este periodo de tanta visibilidad a las personas mayores en vocación humanista de protección de la vida, para también promover la capacidad de decisión consciente y voluntaria que poseemos las personas mayores.
Es menester llamarnos a una plataforma que continúe trabajando por entornos amigables y por la persona mayor cubana como sujeto de derechos y de deberes, autónoma, activa y participativa, desde lo diverso y lo inclusivo, y lo más importante: como parte de la trama social del país, por una cultura gerontologica libre de discriminación, de exclusión y paternalismo.
Un día dedicado por el mundo para el tema del trato a los mayores es muy noble para Cuba por su voluntad política, lo cual no exime que tengamos que seguir trabajando en adecuar la representación social acerca del envejecimiento y la vejez y promover la no existencia de cualquier forma de maltrato, ya sea de tipo emocional, físico, negligencia, abandono o de abuso patrimonial, en algunas familias y cuidadores.
Sigamos con disciplina y voluntad, autocuidado y responsabilidad individual, compromiso y responsabilidad social, solidaridad y agradecimiento.¡Reflexionemos sobre estos temas!
Solidaridad y agradecimiento que jamás nos faltará, pues a pesar de las carencias del país en recursos materiales hemos sido privilegiados en estrategias de atención y no solo para aquellos que viven solos o muy alejados.
Solidaridad y agradecimiento que jamás nos faltará, porque a los viejos cubanos nunca nos cerrarán las puertas de la salvación.
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Vaya, al fin una voz pública se alza en nuestra ayuda. Tengo 81 años pero no soy un viejo decrépito. Trabajo en una actividad tecnológica compleja que me obliga a estudiar e investigar en Internet con mi móvil empresarial. Pero se que mi actividad ahora corre peligro. El primer peligro ahora serán los inspectores de Trabajo Salud Pública si aplican en sus inspecciones a los centros laborales criterios tan irracionales como los que acostumbran a utilizarlos de la electricidad.
Espero que no.me censure está vez Cubadebate por esta crítica justa.
Hola buen día, creo q sería bueno destacar en algún artículo que es lo q se está haciendo concretamente por los ancianos con respecto a su alimentación como población vulnerable, por ejemplo yo estoy en estos momentos embarazada con más de 33 semanas, en casa no me dejan salir, quién sale es mi papá por la mañana temprano, y cómo tiene 65 años muchas veces en los lugares lo desinforman intencionalmente, mi mamá también es una persona mayor y con problemas de audición por lo que le pasa igual. La única vía de ayudarlos es estar informada. Gracias
Simplemente, magnífico comentario, muy positivo que sea leído en el NTV, al mediodía y en el de la noche.
Excelente artículo, gracias a todos nuestros viejos hemos logrado mantener nuestro proceso revolucionario; en primer lugar por haber sido ellos participe de ese triunfo, la COVID-19 vino a demostrar el espacio relegado en que habiamos ubicados a nuestros ancianos, (cuido de tres y cuatro generaciones, compras de mandados, entre otros), me quedara para toda la vida un mensaje que hace muchos años recibi de mis abuelos, el Amor se debe demostrar todos los dias", entonces porque esperar a un fenomeno social, de consecuencias hasta hoy inimaginable, por la cantidad de muertos y enfermos, para percatarnos que debemos de cambiar la atencion y cuidado de nuestros mal llamados Vulnerables.
Agradecimiento especial al pueblo de CUBA, por mantenerse firme en la primera línea de combate.
Cuando es honesta y consecuente una bandera para la conquista de la plena dignidad humana como es el caso de nuestra Revolución Socialista muchas veces es insuficiente el deseo de hacer bien y hay que humildemente reconocer cuánto no sabemos o cuánto de lo que sabemos no nos conduce a donde pretendemos llegar. Y creo que en éste día de Toma de Conciencia es mucho lo que debemos remover para bien, y si no lo advertimos hoy podremos comprenderlo tardíamente cuando seamos tratados en la vejez. Veo tan Importante el tema como el de la discriminación por diferentes razones económicas y culturales, aunque cada uno con su especificidad y su propia historia. Comencemos por alfabetizarnos.
Todas esas palabras llenas de razon,apoyo y dulzura solo pueden salir de un de un ser tan especial y unico como usted.Brillante profesional y mas que excelente hija.Tengo el grandisimo honor de conocerla desde niño y de tan solo escucharla se derrite hasta el corazon mas petreo.Mis respetos y mucho cariño,estimadisima dama.Dr.Iran Mancebo Lopez.
Un abrazo paa usted Tete, desde Cienfuegos.
Felicitaciones para la Dra. Orosa por su agudo análisis de lo que tenemos que deconstruir y construir acerca de la intervención gerontológica post- pandemia. El viejismo ha sido expuesto al mundo en forma cruda y descarnada, para muchos la vida de las personas mayores no vale, no es productiva y por tanto eliminable. Sigamos luchando por la erradicación de todas las formas de violencia en contra de las personas mayores. Desde Lima, Perú.
Felicitaciones al hermano pueblo cubano por enfrentar esta pandemia respetando nuestros derechos como adultos mayores. Las políticas de salud y educación siempre fueron prioridad en este país, esto ayudó que la pandemia sea tratada con sabiduría y experiencia . Gracias por su solidaridad con otros países, dentro de estos PERU.
Un saludo fraternal a Tete, la autora de este gran articulo. Desde Chile solo me queda mirar con admiración por el respeto a la ciudadanía que tiene el estado cubano y en particular por los adultos y adultas mayores. Que diferencia con lo que acá ocurre, cuando vemos a miles de personas en "condición de calle" eufemismo para indicar a personas abandonadas por sus familias y por el estado y que viven en las plazas y parques. Cada día nos enteramos de casos en que nuestros adultos y adultas mayores abandonados en hogares reciben malos tratos. Por eso y mucho mas vaya mi saludo a la Cuba revolucionaria, ejemplo de Dignidad