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¿Hablamos de terrorismo? Cuba ha sufrido cientos de agresiones contra sus representaciones y delegaciones en el exterior (Parte I)

El Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado (CIHSE) ha documentado 581 agresiones contra representaciones de Cuba en el exterior, cifra que aparece representada en la Sala de la CIA dentro del Memorial de la Denuncia, y que en los últimos años ha sido superada con nuevos hechos, como el ocurrido el pasado 30 de abril contra la Embajada de nuestro país en Washington.

Este trabajo contiene una selección de las 505 agresiones de mayor trascendencia que han tenido lugar en el periodo 1959-2018 en 41 países, incluyendo acciones contra representaciones y objetivos de naciones que mantienen relaciones diplomáticas con Cuba.

Durante estos sesenta años transcurridos diversas entidades cubanas incluyendo embajadas, consulados, delegaciones y oficinas comerciales, funcionarios diplomáticos, viviendas y automóviles, representaciones artísticas, deportivas y estudiantiles, aeronaves y embarcaciones, compañías aéreas, agencias de viajes y agencias de carga, misiones de colaboradores civiles, incluyendo funcionarios cubanos y sus familiares, instituciones amigas y simpatizantes de la Revolución, e incluso ciudadanos de otras naciones que han tenido determinados vínculos con Cuba, marcas de productos cubanos y exposiciones internacionales, entre otros espacios, han sido objeto de múltiples agresiones, que han causado muertes, heridas, lesiones, y grandes daños materiales, hechos que en numerosos casos han dejado viudas y huérfanos.

También se incluyen algunos casos de utilización de las Tecnologías Informáticas para las Comunicaciones (TICs) en función de la subversión contra Cuba.

En estos hechos que no constituyen la totalidad de los ocurridos, se reportaron 217 cubanos y 36 extranjeros muertos (1 niño dominicano, 1 niña venezolana y 1 joven venezolana, 1 estudiante italiano, 3 marineros españoles, 7 empleados argentinos, 6 marinos franceses, 11 guyaneses —incluyendo seis estudiantes de medicina y una niña— y 5 funcionarios de cultura norcoreanos)[1]. Además, en estos hechos unos 570 cubanos y 151 ciudadanos de otras nacionalidades resultaron heridos o lesionados.

En total se registraron unos 365 muertos y 721 heridos, en actos terroristas y agresiones contra diferentes representaciones de Cuba ubicadas fuera de sus límites territoriales, es decir, de su espacio aéreo y marítimo.

En la ejecución de una parte de estos 505 hechos fueron utilizados más de 300 medios explosivos e incendiarios y cientos de armas de fuego de diferentes calibres contra distintos tipos de representaciones cubanas y propiedades de simpatizantes de la Revolución en el exterior, que constituyen solo los sucesos que consideramos más importantes en larga historia de agresiones contra el pueblo cubano, su vocación de solidaridad humana y su colaboración desinteresada con otras naciones subdesarrolladas en Asia, África, América Latina y el Caribe.

Este documento constituye una denuncia irrefutable de las principales agresiones del Gobierno de Estados Unidos, sus agencias de subversión y espionaje, y sus mercenarios a sueldo, contra las representaciones de Cuba fuera de sus límites territoriales.

A continuación aparecen en orden cronológico una sucinta descripción de las principales agresiones en el exterior contra representaciones cubanas, de países amigos y personas vinculadas a Cuba:

Principales agresiones contra representaciones e intereses de Cuba en el exterior

Capítulo I: 1959-1961

Primeras agresiones ejecutadas por emigrados cubanos representantes de los intereses de terratenientes, latifundistas y otros sectores de la burguesía cubana, encabezados por antiguos militares batistianos, miembros de organizaciones paramilitares y grupos gansteriles. Inicio de programas subversivos contra Cuba concebidos, organizados y dirigidos por la administración de Dwight D. Eisenhower y ejecutados por una contrarrevolución cubana creada por la CIA y asentada en el territorio estadounidense. Abarca hasta la derrota de la invasión mercenaria en Playa Girón bajo la administración de John F. Kennedy.

1959

El canciller cubano Raúl Roa García libró una verdadera batalla diplomática demostrando que las verdaderas causas de las tensiones en el Caribe se encontraban en la crisis económica y la injusticia social imperante en la región desde mucho antes del triunfo de la Revolución cubana.

El 14 de agosto de 1959, en horas de la noche, Fidel Castro se dirigió al pueblo de Cuba a través de las cámaras de la televisión cubana. Refiriéndose a la recién frustrada conjura internacional dirigida contra Cuba por la CIA y encabezada por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, que tuvo su punto culminante en la ciudad de Trinidad, al sur de Las Villas, en una parte de su intervención expresó: “Es evidente que hay actividad contrarrevolucionaria desde el primer momento… [...] Esto forma parte de una gran trama internacional contra la Revolución […] parte de una conjura gigante […] que es la conjura de una serie de intereses nacionales y extranjeros, de tipo económico, de tipo político […]”[2]

Durante el primer año de la Revolución cubana, las agresiones contra intereses de Cuba en el extranjero fueron protagonizadas por representantes de los intereses de la burguesía, antiguos militares batistianos y miembros de la organización paramilitar Tigres de Masferrer, responsables de numerosos crímenes durante la dictadura de Fulgencio Batista Zaldívar, quienes habían sido desplazados del poder en Cuba y trataban de hostigar a los representantes en el exterior del nuevo poder revolucionario para que abandonaran sus funciones.

1959: 7 agresiones

 

1960

A principios de 1960 comenzaron a producirse actos terroristas de enorme envergadura contra la Revolución cubana. Las decisiones tomadas por el Gobierno de Estados Unidos, pusieron en evidencia que desde el triunfo de enero de 1959 las autoridades norteamericanas y sus servicios de inteligencia, subversión y espionaje dirigían y financiaban las agresiones contra Cuba.

Al día siguiente, durante las honras fúnebres a las primeras 27[3] víctimas del sabotaje, Fidel desenmascaró al Gobierno de los Estados Unidos, cuando señaló:

"[...] la fábrica de armas de Bélgica y el gobierno de ese país habían resistido a las presiones, y no una, sino varias veces un cónsul norteamericano en Bélgica y un Attaché militar de la Embajada Norteamericana en Bélgica habían intentado con la fábrica y con el Ministerio de Relaciones Exteriores, que no se nos vendieran esas armas.

"Y los funcionarios del gobierno norteamericano no pueden negar esta realidad y esta realidad quiere decir, que ellos estaban interesados en que nosotros no adquiriésemos esas armas, y que entre los interesados hay que buscar a los culpables [...]"

“Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la Libertad o la Muerte. Solo que ahora Libertad quiere decir algo más todavía: Libertad quiere decir Patria. Y la disyuntiva nuestra sería ¡Patria o Muerte!”[4]

 

El 17 de marzo de 1960, el presidente estadounidense Dwight David Eisenhower firmó un documento secreto titulado “Un programa de acción encubierta contra el régimen de Castro”[5], que entre sus lineamientos incluía el fortalecimiento de la contrarrevolución interna.

En esta misma fecha el presidente Eisenhower indicó a Allen Dulles, el director de la CIA, que iniciara la preparación de una fuerza armada de emigrados cubanos para invadir a Cuba, derrocar la Revolución e instaurar un gobierno que respondiera a los intereses de Estados Unidos.

Mientras la Agencia Central de Inteligencia (CIA) fomentaba alzamientos armados en las principales regiones montañosas de Cuba y preparaba las condiciones para lanzar una invasión militar, continuaron las agresiones directas contra objetivos cubanos fuera de los límites territoriales de la isla.

 

1960: 15 agresiones

1961

El 3 de enero de 1961 el Presidente de los Estados Unidos Dwight David Eisenhower anunció la decisión de romper las relaciones diplomáticas con Cuba. Una maniobra pérfida, para no verse obligados a formular oficialmente una declaración de guerra contra una nación vecina, pequeña y subdesarrollada que no representaba ningún peligro para la seguridad y la estabilidad de su país, antes de desencadenar la artera invasión militar que la CIA preparaba en campamentos de la Florida y Centroamérica.

El 20 de enero, el representante del Partido Demócrata John Fitzgerald Kennedy asumió el cargo como nuevo presidente de Estados Unidos, heredando de su predecesor una política sumamente agresiva contra Cuba, que incluía un detallado plan de acciones para desencadenar una invasión militar.

Alrededor de las cinco de la tarde del 19 de abril, tras 66 horas de combates, la invasión de la Brigada de Asalto 2506 concluyó en una aplastante derrota de los invasores en las arenas de Playa Girón, costa sur del municipio Aguada de Pasajeros, antigua provincia de Las Villas.

En las acciones combativas murieron 34 invasores, 85 fueron heridos, resultaron capturados 1 214[11] y unos 155 desaparecieron en el fondo del mar. Las bajas en las filas revolucionarias ascendieron a 176 muertos, unos 300 heridos, y de ellos 50 incapacitados de por vida[12]2. Desde entonces este acontecimiento constituye la Primera Derrota del imperialismo yanqui en América Latina.

Unas cuarenta y ocho horas después, el presidente norteamericano John F. Kennedy asumió públicamente toda la responsabilidad por lo ocurrido en Playa Girón. Acto seguido remitió una carta al general Maxwell Taylor para que hiciera un profundo análisis de las causas de la aplastante derrota y formulara una nueva estrategia subversiva contra Cuba.

En mayo la Administración Kennedy preparaba un documento titulado “Programa de acciones encubiertas para debilitar al régimen de Castro”.[13] (Continuará)

Notas:

[1] Además se reportaron otros muertos sin identificar: 2 campesinos nicaragüenses asesinados junto a los maestros internacionalistas cubanos en 1981, 100 angolanos muertos en el ataque a la ciudad de Sumbe (40 civiles y 60 reclutas del MINSE) y otros 10 angolanos muertos en la ciudad de Huambo, ambos hechos en 1984.
[2]  Intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, periódico Hoy, 15 de agosto de 1959.
[3] Al día siguiente de la explosión fueron enterrados los 27 muertos iniciales. La mayoría en el Cementerio de Colón, en La Habana. Algunos casos fueron remitidos a otros municipios. Después, a medida que iban falleciendo los heridos más graves, se fueron inhumando en distintas ceremonias.
[4] Folleto ¡Sabotaje!, La Habana, Secretaría de Propa­ganda de la CTC Revolucionaria, marzo de 1960, p. 17.
[5] Jack B. Pfeiffer: The Taylor Committee Investigation of the Bay of Pigs, 9 November 1984, UNCLASSIFIED. Approved for Release Date 18 March 1988. Memorandum No.1.
[6]  El 29 de septiembre, en un discurso que se extendió durante cuatro horas y media, Fidel Castro Ruz realizó su primera intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde denunció las agresiones sufridas por la delegación cubana y la política hostil del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba.
[7]  Roberto Santisteban Casanova, Antonio Sueiro y José C. García Orellana.
[8]  Tommy L. Baker (Dothan, Alabama) sancionado a 30 años, James R. Beane (Franklinville, North Carolina) 30 años, George R. Beck (Norton, Massachussetts) 30 años, Alford E. Gibson (Mount Gilead, North Carolina) 30 años, Donald Joe Greene (Clover, South Carolina) 30 años, Richard Allen Pecoraro (Staten Island, Nueva York)  30 años, Leonard L. Schmidt (Chicago, Illinois) 30 años, Austin F. Young (Palm Beach, Florida) 30 años, Peter John Lambton (Nassau, Bahamas) 25 años, Juan Pedro Koop (Cuba) 20 años, John V. Martino (Miami, Florida) 13 años, Geraldine Shamman (Boston, Massachussetts) 12 años, Alberto Germán Sánchez (Cuba) 12 años, Leslie Bradley (Minneapolis, Minesota) 10 años, Daniel Carswell (Siracuse, Nueva York) 10 años, Eustace Danbrunt  (Baltimore, Maryland) 10 años, Robert John Gentile (Cleveland, Ohio) 10 años, Darío Prohías Bello (Spring, Nuevo México), Edmund Taransky (Boston, Massachussetts) 10 años, Martha O’Neal (Orlando, Florida) pendiente de condena, Howard T. Rundquist (San Antonio, Texas) pendiente de condena, Jack O’Jalvo (Los Ángeles, California) pendiente de condena y Ramón Williams (¿) 2 años.
[9] Durante el gobierno de Fulgencio Batista fue una organización paramilitar conocida como “Tigres de Masferrer”, encabezada por Rolando Masferrer Rojas, responsable del asesinato de cientos de personas en la antigua provincia de Oriente. El 31 de octubre de 1975, en Miami, como consecuencia de las pugnas internas entre cabecillas de organizaciones terroristas, Masferrer murió a causa de una bomba que explotó al poner en marcha el motor de su auto.
[10] A finales de abril debido a la humillante derrota sufrida en Playa Girón, la CIA decidió cambiar el nombre a “Radio Swan” por el de “Radio América, La Voz de la Verdad para todo el Continente” pero continuó transmitiendo falsas informaciones sobre Cuba.
[11] Fueron sancionados a la pena de muerte y fusilados los mercenarios Ramón Calviño Insua, Jorge King Yun (El Chino), Rafael Emilio Soler Puig (El Muerto), Antonio Valentín Padrón Cárdenas y Roberto Pérez Cruzata, debido a que tenían causas pendientes por crímenes cometidos anteriormente. Otros nueve mercenarios fueron sancionados a 30 años de privación de libertad por delitos cometidos antes de la invasión. En diciembre de 1962, el resto de los prisioneros fueron enviados de regreso a la Florida. El Gobierno de Estados Unidos pagó una indemnización de guerra por los daños causados durante la invasión, mediante la entrega de medicinas y alimentos para niños. (Ver Historia de una agresión, Ediciones Venceremos, Agosto de 1962, pp.429-433.)
[12] Hernández Garaboto, Jorge M. “El alma de la victoria de Girón y de esta Revolución”. Periódico Trabajadores, 14 de abril del 2003, p.14.
[13]  Foreign Relations of the United States 1961-1962. Cuba 1961-1962, Volume X. State Department, Washington, United States Government Printing Office, Washington, 1997, P.554-560.