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El diario de René: A los fiscales les basta con manipular lo que ya está en evidencia

El jueves 22 de marzo pasamos la espera matinal en un tema ético. Estábamos repasando el trabajo que hiciera nuestro experto con las grabaciones tanto de audio como de video, cuando al Faquir se le ocurre que pudiéramos montar a Heck Miller en un avión y repetir el vuelo a lo largo del litoral habanero para que constatara la seriedad del trabajo del señor Buchner. Es suficiente para que el grupo se divida entre los que creemos que la fiscal no merece la deferencia de ser recibida en Cuba y los que creen que sería un gesto de gallardía aceptar una solicitud de la Fiscalía, si fuera el caso.

Las posiciones de ambos bandos convergen más de lo que difieren. Si bien creemos que ambas partes tienen el mismo derecho de acceder a cualquier experimento, el debate pareciera girar hacia qué sería más manipulable por los fiscales: una solicitud a Cuba seguida de uno de sus “experimentos” o la negativa de la Isla a una presunta solicitud de los fiscales. Pero en esencia la discusión es bizantina: a los fiscales les basta con manipular lo que ya está en evidencia. En medio de esta discusión vienen a buscarnos los alguaciles.

A las 9:10 a.m. Kastrenakes enfrenta nuevamente al experto de la defensa. El fiscal expresa que Basulto llamó al tráfico aéreo cubano, cuando estaba a doce millas de la costa, para informar su rumbo, y que La Habana no le hizo corrección alguna. Repitió que no había ningún secreto en la actitud de Hermanos al Rescate. A esto el experto contesta poniendo en duda que Basulto estuviera realmente a doce millas y concede que La Habana no respondió a su reporte de posición. Respondiendo preguntas del fiscal, el señor Buchner explica que Cuba veía a Hermanos al Rescate como una operación militar y que, por lo tanto, las reglas de la OACI no se aplicaban. Cuando pasa a explicar que la comunidad internacional no tomó ninguna acción concreta contra Cuba por el derribo, el fiscal trata de introducir una sucesión de recortes de prensa, comunicados y declaraciones públicas que una a una van cayendo ante las objeciones de Paul.

—Usted siempre tendrá todo tipo de declaraciones cuando algo así ocurre –explica el testigo–. Durante la Guerra Fría ambos bloques no perdían la oportunidad de criticarse mutuamente ante un suceso como este. Pero el hecho es que en este caso la comunidad internacional no tomó ninguna medida contra Cuba.

Ahora Kastrenakes se dirige a la experiencia militar del testigo como interceptor. Voló un F-4 como piloto de caza y escolta, su avión derribó cinco Mig, con otro piloto al mando. Él personalmente trabó combate aéreo tres veces:

—¿Usted realizó algún pase de advertencia a un Mig? –pregunta el fiscal que no puede darse el lujo de dejar pasar el día sin hacer una pregunta idiota. —Por supuesto que no.

El fiscal se refiere a la explicación que el piloto del Mig diera a los investigadores de la OACI respecto a la identificación y derribo del primer avión, tras el pase de advertencia. Y trata de corregir el testimonio del experto sobre el posible cambio inadvertido de objetivo, pero logra todo lo contrario, reafirmando lo confuso de la situación y terminando por dar más peso a la conclusión de Buchner. Tras dar vueltas durante un rato alrededor del asunto sin ton ni son, enfrenta al testigo con el testimonio del capitán Johansen, poniéndose de nuevo bravito:

—¿Usted rechaza el testimonio del capitán Johansen?

—Yo sencillamente veo problemas en su testimonio –es la respuesta del coronel.

Seguidamente repiten la parte del audio, a bordo del N2506, en que, tras el primer derribo, Mario de la Peña dice a Basulto: “Yo no olvidé haber visto los Mig”. En la frase original, I didn’t forget to see the Mig, la palabra forget se oye muy bajo y ellos quieren hacer ver que no fue dicha, para crear la impresión de que De la Peña no habría visto los cazas en todo el día; esto explica que hayan hecho cambiar a Basulto su testimonio respecto a la identificación de Mario de la Peña, cuando más temprano se había referido a los aviones de combate cubanos, lo mismo se aplica a lo que hiciera la señora Salomon en la transcripción, para sustituir la identificación de De la Peña en el original por el término “voz desconocida”. El audio es repetido una y otra vez para hacer que el coronel acepte no escuchar la palabra forget, hasta que McKenna lo detiene:

—Esta transcripción ha tomado el trabajo de varias horas a la lingüista de la Corte para que ahora se quiera hacer un experimento de último minuto, haciendo que un testigo bajo presión escuche la cinta –dice Paul y la jueza lo apoya.

A las 10:50 el coronel reafirma su conclusión de que Basulto fue objeto de un pase de advertencia y que luego el aparato de Costa fue tomado por objetivo.

A las 10:50 la jueza da un receso.

De vuelta a las 11:22, el fiscal examina otras alternativas: el derribo era la última opción. El grado de amenaza debía ser considerado. Los Mig no vieron armas en los aviones de Hermanos al Rescate. Se les podía haber llamado por radio o se les podría haber hecho aterrizar.

A continuación toca el turno a la conspiración cubana. Los datos de radar que el testigo ha utilizado le fueron dados por el coronel Capote y son distintos a los que Cuba diera a la OACI; no obstante, el señor Buchner dice que esto no afectó su apreciación de los datos de radar cubanos. El testigo no visitó los emplazamientos de radar en la Isla. Las placas plásticas utilizadas para puntear el lugar del derribo no son precisas. El radar del tráfico aéreo civil no grabó las posiciones porque el equipo de grabación estaba descompuesto ese día. Los datos de vuelo de la caja negra del Mig no fueron conservados porque el equipo para leerlos no funcionaba y los datos de vuelos posteriores reemplazaron a los del 24 de febrero. La Defensa Antiaérea de Cuba está retrasada respecto al control de tráfico aéreo, en cuanto a capacidad de grabar los datos de radar se refiere, y la diferencia entre los datos del radar militar cubano y las posiciones dadas por el Majesty of the Seas ronda las veinte millas.

Tras anotarse el primer punto serio de su contraexaminación, resaltando las discrepancias de la versión cubana, Kastrenakes quiere terminar el día en alza, el mejor argumento le parece la trepanación craneal a que el coronel Buchner fuera sometido por su homólogo de Cuba:

—¿Entonces su opinión se apoya en las posiciones que le entregara el coronel Capote?

Pero el exmilitar –ahora traidor a la democracia– no le da la respuesta que espera:

—No exactamente. Solo estamos de acuerdo en el área en general.

—¿Usted no creyó en los datos del Majesty of the Seas?

—No.

Y el testigo explica nuevamente las bases de su discrepancia con el crucero: la bitácora se llenó al día siguiente; la tripulación no reportó los hechos de buena gana; los dueños de la compañía y el máster del barco no apoyan la precisión de los tiempos y distancias ofrecidos en la bitácora; la transcripción de la conversación del Mig pone a este sobre las costas cubanas, de regreso a su base, cuando según el capitán Johansen estaría disparando sus cohetes al Skymaster; y el crucero no aparece en el video junto a las columnas de humo del derribo. Cuando el testigo apunta a ciertas referencias en la conversación militar cubana que arrojan algunas dudas sobre si hay uno o dos barcos de placer, o sobre si el mismo barco aparece mencionado como bastante más cerca de la costa de la isla, Kastrenakes aprovecha para enredarse con él en un argumento confuso y sin sentido respecto a la posibilidad de que desde el barco se viera el litoral. Estando en eso lo sorprende la 1:45 p.m., hora en que se da por terminada la sesión.

Todo lo anterior te lo estoy contando hoy jueves 5 de abril a las 10:30 a.m. Hoy me levanté con la alegría de saber que hablaríamos por teléfono. Mientras escuchaba las frecuencias de la radio miamense, Armando Pérez Roura en el noticiero de Radio Mambí daba la noticia de que ya habían llegado a Cuba los primeros estudiantes afroameri canos que estudiarán medicina en la Isla de la dignidad:

—Ya llegaron los primeros nnnneeeeeegrrossss que estudiarán medicina en Cuba –dice este tipo lleno de odio y desprecio por el color de la piel de los estudiantes.

Individuos como este son los que pretenden ir a Cuba para darnos lecciones de democracia.

Después –hace solo quince minutos– hablé contigo y con Ivette. No tengo que decirte la alegría que me da oír las voces de ustedes y ver cómo nuestra bebita es cada vez más locuaz y más ocurrente. Estoy seguro de que la vida nos dará la oportunidad de recuperar todo este tiempo.

Acabamos de almorzar y me siento a contarte los eventos del viernes 23 de marzo sin pérdida de tiempo, pues cuando regresemos el martes a la Corte, quiero tener este diario actualizado y además escribir algunas cartas para ustedes, que les llevará la abuela.

Como verás, el recuento del día anterior me tomó poco tiempo, es que Kastrenakes está empeñado en la sencilla táctica de consumir y consumir tiempo sin propósito, y cuando uno quiere resumir lo que pasó en el día, apenas encuentra contenido entre las vueltas que el fiscal da a un mismo asunto y las veces que se repite. Este viernes 23 de marzo parece no ser la excepción y, por otra parte, tanto este asunto de Hermanos al Rescate como la propia estrategia de la Fiscalía ya tienden a hacer aburrida la narración ante la falta de elementos nuevos.

Deja ver cómo me las arreglo para resumirte esta jornada, la última de derribos, radares, grabaciones, coroneles, Skymasters, Basulto, FAA, DAAFAR, Basulto, Basulto, NTSB, NIMA, Basulto, ADIZ, Marina, Basulto, IACC, globos, brinquitos, suspiritos y aviones... ¡Aviones! Quién me diría que algún día querría descansar de ellos.

Pero Kastrenakes no se cansa, al fin y al cabo le pagan para que esté en la Corte y tiene obligaciones financieras que cumplir.

Regresa a la bitácora del Majesty of the Seas y extiende al testigo las notas que supuestamente tomara el capitán Johansen durante el derribo y que le sirvieran para llenar la bitácora al día siguiente. Mejor se las hubiera guardado, pues amén de las tachaduras en las horas, la descripción del evento es tan pobre que no se parece a lo que se escribió luego en la bitácora.

Ahora Kastrenakes quiere desenterrar las mismas notas de prensa y declaraciones de todo tipo generadas por el derribo, que la jueza había desestimado la víspera.

—¡Objeción!

—Cambie de tema señor Kastrenakes.

De nuevo se pasa a los radares. El fiscal quiere destacar las diferencias entre las versiones de los radares cubanos, lo que el testigo admite con una calma budista.

—¿No apoyó la declaración de la tripulación del Majesty of the Seas al radar de los Estados Unidos?

—No exactamente. Cinco agencias norteamericanas diferentes siguieron los hechos y cada una terminó dando una posición distinta para el derribo, con el mismo radar.

Más tarde Kastrenakes quiere tratar el despegue de la segunda pareja de Mig y... ¡quiere mostrar nuevamente el disco compacto preparado por el gobierno!

—¡Objeción! —Sostenida.

Ahora Kastrenakes pretende discutir con el testigo la transcripción de la OACI para comparar algunas diferencias –en mi opinión de bastante poco peso– entre las versiones de Cuba y los Estados Unidos. Paul se opone porque hasta ahora el gobierno ha querido apoyarse en su propia transcripción.

La jueza decide examinar a Buchner respecto a su dominio de esta otra transcripción y llama por un momento al experto. Se establece que efectivamente él había comenzado a examinar la transcripción de la OACI, pero una vez que el gobierno decidió presentar la otra como evidencia, Buchner puso entonces la de la OACI a un lado y se concentró en analizar la del gobierno, de manera que en esta última se basó para sus análisis.

Kastrenakes quiere introducir la transcripción para resaltar las diferencias entre la versión de ambos países e impresionar al jurado con la idea de que Cuba pudo haber querido editar la conversación.

Pero la jueza nos sorprende con una interpretación aún más benigna y creo que está enviando un mensaje al gobierno:

—El valor perjudicial para el señor Gerardo Hernández en cuanto a si conspiró o no para cometer asesinato es demasiado como para admitir esa evidencia. Cualquier evidencia de discrepancia, y lo que eso implique, estaría demasiado lejos del acusado como para ser considerado en su caso sin ser injustos con él.

A las 11:35 Kastrenakes quiere seguir quemando tiempo. Ya se dijo en la sala que Paul quiere terminar hoy con este testigo para ahorrar dinero de hospedaje a la Corte: pero el fiscal está determinado a dejarle el menor tiempo posible para su reexamen y retoma el documento de la OACI sobre aviación civil versus estatal. Paul objeta la redundancia, y entonces el fiscal promete hacer un análisis novedoso por lo que la jueza gruñe en dudosa aprobación.

Kastrenakes comienza “su nueva aproximación” al documento:

—Marca y registro.

—¡Objeción!

—Sostenida– le corta Lenard.

—Naturaleza de la carga.

—¡Objeción!

—Sostenida.

—Operación

—¡Objeción!

—Sostenida.

Kastrenakes no sabe bien si seguir o dejarlo ahí, pero parece no querer dejar mucho tiempo a Paul para su reexamen y sigue con paso vacilante. Establece que algunos aviones militares como el O-2, cuya fotografía presentara el coronel, pueden volar como civiles en Estados Unidos; que la documentación de los aviones de Hermanos al Rescate estaba en orden el día 24 de febrero; y discute un par de incidentes que citara el documento de trabajo de la OACI, que a la postre resultan no guardar la más remota similitud con el incidente del 24 de febrero de 1996.

Tras un largo floreo relativo tanto a las formas del Mig como del Skymaster, destinado sobre todo a seguir escamoteando el tiempo a McKenna, regresamos nuevamente al video original, tomado por Basulto el día del derribo. Cuando se comienza a rodar y pasa un par de segundos por el panel de instrumentos, el fiscal pregunta si se trata de dicho panel:

—Sí, es la parte izquierda del panel porque está filmando Basulto.

Ahora llegamos a la imagen de la discordia y se repite la misma historia de detenerla, moverla hacia delante y hacia atrás, que si es el ala, que si no es el ala, que si es un Mig, que si no lo es. Y a Kastrenakes se le está saliendo la salivita porque le tiene preparada una sorpresita al testigo y le hace repetir una y otra vez que no es el ala y ya lo tiene madurito para darle su sorpresita:

—¿Así que usted me dice que eso no es el ala? ¿Que es un Mig? ¿Que no es el ala? ¿Seguro?

Y dando marcha atrás al video, se alista para hacer pasar la sombra de nuevo. La cinta vuelve a avanzar, la sombra fugaz cruza como un bólido por el parabrisas por septuagésima vez y el fiscal detiene el video nuevamente:

—Usted me acaba de decir que eso es un Mig. ¿No es cierto? —Sí –responde Buchner inconmovible.

Y ahora viene la sorpresita:

—Bueno. ¿Usted ha visto un Mig dando marcha atrás alguna vez? Yo sé que ese avión es bastante moderno –dice jubiloso el astuto chico–. Pero no me negará que todavía no son tan modernos como para volar hacia atrás. ¿O sí?

Y se regodea en el chiste sin saber que, al menos quien escribe y el testigo, ya vislumbran el papelazo que está a punto de hacer.

Pero Kastrenakes no tiene apuro; al fin y al cabo momentos de gloria como estos se viven solo de vez en cuando y están diseñados para el saboreo, para regodearse en ellos y disfrutarlos. Así que, tomando impulso, se dispone a dar el golpe que acabará con la credibilidad del testigo y pone en función el vi deo para que, poco después, en el borde superior derecho de la pantalla aparezca otra sombra. El fiscal detiene jubiloso la cinta para encararse al testigo:

—¿Y eso? ¿Y eso qué es? Ya el Mig pasó y todos estamos de acuerdo en que no puede dar marcha atrás. ¡¿Qué es eso que ahora se ve fuera del avión?! ¿Otro Mig?

Y mira triunfal al testigo como esperando que se derrumbe. El coronel le regala nuevamente esa expresión inmutable que no ha cambiado en cuatro días y medio:

—Yo no veo nada fuera del avión. Lo que usted ve ahí está dentro y no es más que el parasol en la parte superior derecha del parabrisas del N2506.

Y esta vez la figura se ve bastante definida con el cuerpo del parasol y la prolongación que es el brazo giratorio, tal y como se vería en cualquier automóvil. Se le acabó la gasolina a Kastrenakes y se retira con las tres primeras preguntas que parecen venirle a la mente:

—¿En qué dirección está volando el N2506 en esa imagen?

—En esa imagen yo no sé, porque no se puede precisar ninguna referencia exterior.

—¿Usted está seguro de que la sombra es de un Mig?

—Seguro –responde con firmeza el señor Buchner.

—¿Y está seguro de que el derribo ocurrió en aguas cubanas?

—Seguro.

—No más preguntas –termina Kastrenakes alcanzando un logro rotundo rotundo: es la 1:35 p. m., dejó solo diez minutos a Paul.

McKenna sabe que está contra reloj y no quiere abusar del jurado, así que limitará su reexamen a algunos puntos importantes que quiere dejar establecidos:

—Señor Buchner, ¿usted recuerda la pregunta que le hiciera Kastrenakes acerca del reporte que Basulto hizo supuestamente a doce millas de la costa, sin recibir respuesta del tráfico aéreo cubano?

—Sí –responde el experto, y Paul echa mano a la reproductora de audio:

—Centro Habana Noviembre 2506.

—Noviembre 2506 Habana.

—Un saludo cordial, le reportamos a doce millas al norte de La Habana, dirigiendo nuestro rumbo de búsqueda y rescate hacia el este. En este momento, un día muy bonito, y La Habana, La Habana luce muy bien desde donde estamos. Un saludo cordial para usted, para todo el pueblo de Cuba, de parte de Hermanos al Rescate.

—Centro Habana, buenas tardes. Royal cinco, seis, uno, rumbo a... cinco punto cinco para uno, cero, cero.

—Buenas tardes Royal cinco, seis, uno. Contacto radar, señor. Uno cinco millas fuera de Varadero, ascienda inicialmente para nivel uno, cero, cero.

Y Paul se dirige al testigo luego de apagar la reproductora:

—Señor Buchner. ¿Me puede decir qué estaba haciendo el controlador de tráfico aéreo de La Habana en ese momento?

—El controlador estaba dirigiendo un avión que despegaba de Varadero.

La grabación continúa por un par de minutos, el experto señala que el controlador sigue ocupado en la dirección del tráfico aéreo cuando sus instrucciones se mezclan con las excitadas palabras de Basulto que pide la cámara para filmar los Mig.

Poniendo la grabación a un lado, se explica que el coordinador militar que trabaja en los centros de control de tráfico aéreo no tiene parte ni conocimiento de los planes que pueda tener la Fuerza Aérea. Se toca el asunto de la información vaga respecto a la ruta de vuelos por parte de Hermanos al Rescate, puntualizando el elemento de secretividad; la alusión de Mario de la Peña a anunciarse; y la respuesta de Basulto al controlador que le advirtió sobre el peligro.

—¿Cómo cree usted que esta respuesta puede haber sido interpretada por el jefe de la Defensa Antiaérea?

—Ahí vienen de nuevo, es lo que puede haber deducido –responde Buchner.

—¿Hubo un patrón de pases de advertencia por parte de la aviación militar cubana entre 1994 y 1996?

—Sí.

—¿Usted cree que un grupo de personas que ha ignorado esos pases por tanto tiempo, ahora haría caso de un avión que le enciende y apaga unas luces para que aterricen? –pregunta Paul, mientras se dirige al jurado en un gesto peculiar, abriendo y cerrando los dedos como una luz intermitente.

—Ellos no hubieran hecho caso. Basulto tenía una misión que cumplir sin importar las consecuencias.

De nuevo con el audio del N2506 y la risa de Basulto.

—¿Usted cree que alguien que responde a la presencia de los Mig con esos ji, ji, ji, hará caso a pases de advertencia?

—No.

Se revisan rápidamente los distintos avisos por parte de Cuba durante dos años.

En cuanto al grado de amenaza, el testigo plantea que Cuba es la que debe hacer esa evaluación basada en la información de que dispone y no otro país:

—Ellos son los que han estado recibiendo estas incursiones y los aviones de Hermanos al Rescate han estado irrumpiendo allá. Cuba es la llamada a evaluar lo que esto representa para ellos.

Y el coronel se refiere a un caso en que China derribó un avión norteamericano que realizaba las mismas actividades sobre su territorio y no se acusó a nadie.

También se refieren al tema de los radares norteamericanos:

—En mis entrevistas con el equipo de investigación de la OACI, ellos me dijeron que Estados Unidos les entregó tantos datos contradictorios que tuvieron que pedir que se los llevaran y les trajeran uno solo. Por otra parte, los datos del radar de Cayo Hueso desaparecieron –dice, y repite que los radares no son la mejor pieza de evidencia, que lo es la grabación de los Mig.

Para finalizar, el coronel recapitula los elementos que le hicieron desconfiar del testimonio del Majesty of the Seas y añade uno nuevo: que las tripulaciones del barco pesquero y la del Majesty of the Seas dieron un estimado que difería en unas once millas.

—¿Fue un Mig lo que usted vio pasar frente al avión de Basulto?

—Sí.

—¿Fue el ala del avión?

—No.

—¿Fue otro objeto?

—No.

—¿Fue el ala?

—No.

—¿Fue un Mig?

—Sí.

—No más preguntas –termina McKenna.

Y con esto terminó la semana. Hoy es jueves 5 de abril, y me faltan unos minutos para irme a la cama. Mañana concluyo con el resumen de este testimonio.