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Holguín: Buen cumpleaños 300

En medio de las acciones preventivas que lleva a cabo el país para el enfrentamiento del COVID-19, se acometen un grupo de obras constructivas y labores de embellecimiento con motivo del 300 aniversario de la fundación del pueblo de Holguín. Foto: Juan Pablo CARRERAS.

Este 4 de abril mi ciudad natal cumple 300 años. No quiero meterme en polémicas si esa es o no la fecha exacta de su nacimiento. Lo cierto es que el capitán extremeño Francisco García de Holguín, uno de los hombres de Diego Velázquez, armó un hato y fundó una iglesia que se inauguró el 3 de abril.

Era la víspera de San Isidoro, nombre del santoral al que se le añadió el de Holguín y se tuvo el nombre de lo que sería después mi ciudad. El 18 de enero de 1752, el hato fue declarado municipio (la cuarta ciudad de Cuba), fecha que algunos la consideran el verdadero día fundacional.

Sus primeros pobladores fueron españoles, un considerable  por ciento de indígenas, menos de esclavos negros y algunos emigrantes de otras zonas del Caribe.

Esa ciudad la zapatee mucho. Y siempre hubo dos lugares que me fascinaron: el parque Calixto García y la loma de la Cruz. El trazado de calles rectas y llanas concibió la construcción de múltiples plazas devenidas los numerosos parques que dan un calificativo singular a la ciudad. De todos ellos me fascinaba el Calixto García, su historia arquitectónica y social. Sábados y domingos di muchas vueltas, con mis amigas  y allí alguien me contó “no siempre fue así”.

Busqué en libros, anécdotas y supe que antes de enero de 1959 había dos vueltas: una para jóvenes de las clases medias y la de los pobres, especialmente negros. No faltaron cruces de una vuelta a otra, porque mi ciudad devino muestra del poderío de unos pocos, con grandes y lindas mansiones, por ejemplo en el Reparto Peralta, lugar donde si eras negro no podías construir, aunque fueras un profesional destacado. Otra parte de la ciudad no visible a las fotos eran los barrios periféricos, llenos de bohíos y sin acueducto.

La loma de la cruz es el otro lugar que devenía un imán para mí. Subir sus 468 peldaños, llegar a la cima y mirar de un vistazo una linda ciudad, fue, es, un atractivo singular, quizás porque siendo pionera, soy fundadora de esa organización que está de cumpleaños también, ayudé a plantar pinos, para poblar la única elevación descollante de la ciudad.

Labores de remozamiento en la Loma de la cruz como parte de las acciones constructivas que se acometen en la ciudad de Holguín, el 2 de abril, con motivo del aniversario 300 de la fundación de este pueblo transformado en una de las ciudades más cosmopolitas de Cuba. FOTO: Juan Pablo CARRERAS.

El cine Infante, hoy teatro Eddy Suñol, es otro lugar emblemático para mí. Mi hermana me llevaba al estreno de todas las obras del grupo lirico, fundado y dirigido por Raúl Camayd, el gran culpable de que hoy ame desmesuradamente a Luciano Pavarotti y persiga todas las interpretaciones de las grandes obras del bell canto. Se dice, y mi caso es un ejemplo, que lo que se le muestra a un niño se cincela en su cerebro y corazón.

No puedo olvidar que mi padre, ese hombre que sigo amando más allá del universo, me montara en un caballito de mala muerte, un penco,  para llevarme  por el camino a Sao Arriba, en búsqueda de los rebeldes que llegaban aquel primero de enero de 1959. Por ahí debe andar aún un collar de Santa Ana que me regaló un barbudo y el germen de mi fidelidad a las barbas rebeldes.

Las calles de Holguín fueron testigos de mi estreno en enseñar a otros. No tenía once años y alfabeticé a cuatro personas, todas con edad de ser mi padre o mi madre. Esas calles acumulan el recuerdo de mis marchas como miliciana y también, ¡cómo no!, de múltiples maldades y bromas que hacíamos los estudiantes de la Secundaria Básica José Martí, una suerte de “vocacional” donde fuimos a dar todos los “abelarditos” de la ciudad.

Esa ciudad fue testigo de mi primera nota periodística en 1970 en el Periódico Ahora, cuando dejé mi carrera profesoral. No me arrepiento: un colega me advirtió: “piénsalo, el periodismo es como la marihuana, después que se prueba una vez no se puede dejar”. Ha sido así. ¿Cómo olvidar a Cuqui Pavón, mi primer maestro en esta profesión?

Podría seguir escribiendo infinitamente, pero el espacio no me lo permite. Solo apuntar que Holguín es una tierra que tiene todo mi amor y que en mi corazón  cabe otra ciudad: Santiago de Cuba, donde estudié dos carreras, supe lo que era una conga y un cornetín chino, bailar hasta el cansancio, subir lomas y conocer una hazaña singular, es donde al atardecer y encenderse las luces debajo de cada una de ella hay una historia patria.

Mi patria chica también está llena de historias. Cada día los investigadores dan cuenta de nuevos hallazgos. A ellos, a todos mis coterráneos, en un día de aniversario, les (nos) digo felicidades.

En medio de las acciones preventivas que lleva a cabo el país para el enfrentamiento del COVID-19, se acometen un grupo de obras constructivas y labores de embellecimiento.FOTO:Juan Pablo CARRERAS.