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VALIENTES: La historia de la primera enfermera camagüeyana en enfrentar la COVID-19

Liliana María Gomila Suárez, técnica en Enfermería del Hospital Clínico Quirúrgico Amalia Simoni, de la ciudad de Camagüey.

Hoy es aún mayor la experiencia de Liliana María Gomila Suárez, técnica en Enfermería del Hospital Clínico Quirúrgico Amalia Simoni, de la ciudad de Camagüey, quien fue la única mujer en integrar el equipo de ocho profesionales de la salud que atendió al primer enfermo de la COVID-19 en el territorio.

Con apenas tres décadas de existencia y sin experimentar los avatares de una misión internacionalista, la joven camagüeyana asumió el reto de ponerle cerco a la pandemia que mantiene en vilo a la humanidad, desde su escenario diario de trabajo.

Actualmente Liliana cumple el periodo de aislamiento establecido en correspondencia con el ciclo de incubación del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, pero no deja de recordar uno de los momentos más decisivos de su vida laboral, marcado en el calendario desde el día 17 del mes en curso.

Mediante la red social WhatsApp manifestó a la Agencia Cubana de Noticias las emociones encontradas que afloraron cuando se decidió a atender el caso de un camarero, trabajador de un crucero, quien arribó a Cuba procedente del exterior y acudió al médico al presentar síntomas catarrales.

Si bien en ese instante me inundó el miedo de enfrentar a una enfermedad casi completamente desconocida, por la preocupación de cometer algún error, poder contagiarme e infectar a mis compañeros, me enfoqué en brindarle la asistencia requerida al paciente, subrayó.

Siguiendo las medidas de bioseguridad establecidas y manteniendo la serenidad, Liliana se desempeñó junto al doctor Yosbel Hidalgo Dieppa, jefe del servicio de Medicina Interna en la citada instalación hospitalaria.

Antes de entrar al cubículo nos lavábamos las manos, una operación que repetíamos cada 15 minutos aproximadamente, incluyendo el momento anterior y posterior a la acción de tocar al paciente, y desinfectábamos los equipos empleados en su tratamiento, detalló.

Al terminar el turno de trabajo, esterilizábamos igualmente nuestros medios de protección y los guardábamos, refirió, no sin antes comentar cómo se ayudaban uno a otro a colocárselos correctamente al inicio de la jornada, la cual completaron desde el día 23 del actual mes en el Hospital Militar Octavio de la Concepción.

El apoyo entre los compañeros siempre prevaleció, tanto durante las 72 horas de descanso en una sala aislada, como las otras 24 cuando estábamos con elaquejado, rememoró, y con humildad pidió mencionar y reconocer el esfuerzo del resto del personal, otros tres binomios conformados cada uno por un galeno y un enfermero.

Jorge Serrano Jerez, Roger Campos Batueca, Julio López Silverio, Alexander Batista Zayas, Gilberto Sánchez Morgado y Waldo Velazco Nápoles, son de los miles de héroes de batas blancas, por los cuales los cubanos rompen con aplausos la calma de su hogar justo a las nueve de la noche.

Por vía telefónica e Internet mi familia me transmitió siempre palabras de confianza y seguridad, las cuales fueron un impulso importante durante el tiempo de labor, incluyendo las de mis hijos, quienes añoran el momento de reencontrarnos y, a la vez, se preocupan porque me cuide, comentó.

La tranquilidad de Liliana de haber aportado su granito de arena en el tratamiento del primer camagüeyano contagiado con el nuevo coronavirus, se conjuga hoy con el deseo casi cumplido de volver a abrazar a sus pequeños Maikol y Marco Antonio, de 10 y cinco años de edad, respectivamente.

Mas ahora, mientras dedica su tiempo libre a actualizarse sobre la enfermedad para cuando se reincorpore a trabajar, pone también su pensamiento en el resto de los habitantes de la Mayor de las Antillas, a quienes extiende la recomendación de seguir con exactitud las medidas higiénicas y las disposiciones de las máximas autoridades del país.

(Tomado de la ACN)