Las doctoras María Guadalupe Guzmán Tirado y Sonia Resik eran portadoras de una noticia que estremecería a Cuba, por sus tremendas implicaciones para la vida del país y sus connotaciones internacionales. Todo cambiaría a partir de ese momento. Frente a ellas, en el laboratorio de virología del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, del que son las máximas responsables, estaba la evidencia: en Cuba ya había presencia de la COVID-19.
Todo ocurrió unos minutos después de las siete de la noche. Enseguida tocaron la puerta del salón de reuniones de la dirección del instituto y le pidieron al director una conversación a solas: tres turistas italianos estaban confirmados con el virus. Regresaron al laboratorio, pues sabían que venía una avalancha de trabajo y tensiones. Pasadas las ocho de la noche, empezaron a recibir llamadas de sus familiares para indagar más sobre la COVID-19 en Cuba. Ellas evitaban comentar nada comprometedor, sin saber que el Noticiero de la Televisión Cubana había dado la noticia para el todo mundo. Era el 11 de marzo.
En poco más de una hora, la información de la presencia de la pandemia en Cuba salió de un laboratorio y llegó a todos. Un compromiso del Gobierno cubano ante su gente y el mundo. Además del derecho a la vida y a su preservación en tiempos de pandemia, también en Cuba se ejerce con responsabilidad el derecho a la información veraz y oportuna.
(Tomado de Naturaleza Secreta)