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Detenidos en el tiempo los cafés de Buenos Aires (+ Fotos)

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“La Biela” fue lugar de encuentro de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Caseros (inmortalizados en esculturas de tamaño real en una de las mesas). Foto: Orestes Pérez Pérez/Cubadebate.

El Café Tortoni es uno de los lugares más emblemáticos y concurridos de Buenos Aires. Para el barrio porteño de Monserrat es todo un ícono, con renombre internacional. El que lo visita tiene la impresión de que el tiempo se detuvo y la sensación de tener sentado al lado a famosos escritores como Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni, Federico García Lorca o Julio Cortázar o músicos como Carlos Gardel, quien –durante varios años- cantó en el lugar dos veces por semana.

Ubicado en la también conocida Avenida de Mayo, fue fundado en 1858 y, aunque hay varias versiones acerca de cómo tuvo lugar su inauguración y a que debe su nombre, la mayoría de los historiadores se inclinan por la versión de que su primer propietario, un inmigrante francés apellidado Touan, tomó el nombre del que fuera -a fines del siglo XIX- el célebre Café Tortoni de París.

Largas filas se hacen a la entrada. En ocasiones solo para que turistas y argentinos de paso por la ciudad se hagan una foto con esa parte de la historia, la tradición y la cultura de esta urbe. Según los mozos del Tortoni, la instalación conserva la decoración y los espacios de antaño, incluso las mesas donde se sentaban Borges, Lorca, Cortázar y Gardel.

Marcos, un joven dependiente del lugar, comenta que se sirven en un solo día cerca de mil tazas de café de todos los tipos y tamaños. Lo que más llama la atención del establecimiento, además de su rica historia, son sus imponentes vitrales en el techo, los sillones de roble y cuero, las columnas y mesas de mármol ornamentadas y la elegante vajilla francesa.

El mundialmente conocido Café Tortoni ha sido inspiración de músicos, escritores y artistas plásticos. El poeta argentino Héctor Negro lo recordaba de esta manera:

Tortoni de ahora te habita aquel tiempo.

Historia que vive en tu muda pared.

Y un eco cercano de voces que fueron,

se acoda en las mesas, cordial habitué...

Y aunque es el más conocido internacionalmente, existen en esta ecléctica ciudad cientos de cafés que respiran al compás de la vida cotidiana de los porteños y se han convertido, desde tiempos remotos, en los espacios preferidos para una apasionada charla sobre política, futbol o literatura, leer el periódico del día o un buen libro.

Conviven de manera armoniosa o intentan hacerlo los cafés tradicionales y los más modernos o comerciales, estos últimos han ido ocupando cada vez más espacio en los últimos años, al funcionar como cadenas y ofrecer mejores precios, entre los que se encuentran el Martínez, el Bonafide, el Tostado, entre otros.

Buenos Aires sería otra sin sus cafés. Casi en cada cuadra de esta ciudad te encuentras uno o dos de estos. Entre los más conocidos y visitados, además del Tortoni, están 36 Billares, El Federal, Los Angelitos, El Gato Negro, Las Violetas, La Biela, Café Tokio, Margot, Café Montecarlo y Puerto Rico, por solo citar algunos.

Ubicado en el barrio de la Recoleta está decorado con antiguas fotos en blanco y negro de campeones mundiales del automovilismo. Foto: Orestes Pérez Pérez/Cubadebate.

“La Biela” es otro café emblemático de la ciudad. Sus paredes son fiel reflejo de la cultura porteña. Ubicado en el barrio de la Recoleta, debe su nombre a una biela (tuerca) de un automóvil y está decorado con antiguas fotos en blanco y negro de campeones mundiales del automovilismo de los años 50 y 60 del pasado siglo, cuando en Argentina era toda una pasión este deporte.

Elegante y cosmopolita, “La Biela” fue un café visitado por políticos, artistas y figuras internacionales como Francis Ford Coppola y Robert Duvall. También fue lugar de encuentro de los escritores Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Caseros (inmortalizados en esculturas de tamaño real en una de las mesas), así como de Ernesto Sábato y los cantautores españoles Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.

En la esquina de Rivadavia y Medrano se encuentra ubicado el café “Las Violetas”. “Tranquilo e iluminado”, como solía decir el escritor argentino Ricardo Piglia (fallecido en el 2017 y quien vivió por un tiempo enfrente, en el hotel Almagro), sobresale por su preciosa arquitectura, donde resaltan los mármoles italianos, los vitrales y puertas de vidrios curvos.

Otro muy conocido café de Buenos Aires es “El Gato Negro”, en plena Avenida Corrientes. Visitarlo es como un viaje en el tiempo al oriente, donde se dan la mano el tango y el jazz, en noches interminables de aromas exóticos traídos de otras latitudes y donde la figura del gato negro, con moño de cinta rojo y un cascabel a la entrada, anuncia que llegaron al lugar buscado.

El hoy “Café Tokio”, que nació hace más de 90 años con el nombre de “Café Jonte”, es otro de los lugares de este tipo más visitados de la ciudad. Repleto de recuerdos e historia, en sus paredes sobresalen banderines de fútbol, chaquetas de jockeys, fotos de Diego Maradona, el célebre actor y humorista argentino Alberto Olmedo y una copia del óleo de “Los Borrachos”, del pintor español Diego Velázquez.

Inaugurado en 1884 en la calle Corrientes, el café-bar Los 36 billares”, se trasladó diez años después a la concurrida Avenida de Mayo. Es uno de los establecimientos de su tipo más tradicionales de Buenos Aires, donde -además de saborear un buen Cappuccino- puedes jugar billar hasta altas horas de la noche.

Los porteños y quienes visitan Buenos Aires siempre encuentran una excusa –a cualquier hora del día- para disfrutar de un café en los cientos de sitios de este tipo que cobija la ciudad. Algunos prefieren los modernos, pero la gran mayoría buscan esos cafés tradicionales, donde cultura y tradición se dan la mano y el tiempo parece que se detuvo hace más de 100 años.

El Café Tortoni es uno de los lugares más emblemáticos y concurridos de Buenos Aires. Foto: Orestes Pérez Pérez/Cubadebate.

Inaugurado en 1884 en la calle Corrientes, el café-bar Los 36 billares”, se trasladó diez años después a la concurrida Avenida de Mayo. Foto: Orestes Pérez Pérez/Cubadebate.

La gran mayoría buscan esos cafés tradicionales, donde cultura y tradición se dan la mano y el tiempo parece que se detuvo hace más de 100 años. Foto: Orestes Pérez Pérez/Cubadebate.

Se han publicado 3 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Gladys Canizares dijo:

    Tuve la suerte de vivir en Buenos Aires tres años. Este magnífico artículo me trajo bellos recuerdos de una ciudad que amo y en la cual hubiera vivido el resto de mi vida si no hubieran cerrado el banco para el cual trabajaba. Extraño muchísimo los cafés donde algunos leían el interminable periódico o los amigos que comentaban sus cuitas buscando consuelo. Otros intercambiaban miradas de amor. Gracias por tan bello recuento.

  • Chris dijo:

    Buenos Aires es una ciudad maravillosa. Crece de espadas al Río la Plata, a diferencia de Montevideo que crece de frente al mismo río (o al delta que hoy se considera mar). Sus cafés son todo un clásico, recuerdo haber visto por doquier: café con leche y tres media lunas por 50 pesos.

    • Sergio dijo:

      Hoy sería a menos de un dolar, pues el peso Argentino está a 62,,, no se a cuanto estaría en ese tiempo,

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Orestes Pérez Pérez

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