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Oscar Sánchez y los ojos que te vieron GO (+ Video)

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“Ojos que te vieron GO, NEVER te verán COME BACK”, la más reciente producción discográfica de los músicos Oscar Sánchez y Marbis Manzanet. Foto: Anette Raíces Cruz.

La guitarra parece un juego de tetris. Inquieta, escucha todo lo que hablamos aquella tarde de café, música, demonios y recuerdos. Pero no aguanta muda todo el tiempo, no puede resistir tantas tentaciones y verbos. Al final, el trovador agarra sus cuerdas y suena sin maquillaje, tan natural como el viento, como La Habana desnuda, que murmura libre por la madrugada. Nos creímos el concierto, las canciones. Declaramos a la música culpable.

Hemos improvisado un set, para filmarlo todo, hasta el gesto y el silencio que tanto le gusta a esta gente, que tanto me gusta, hasta cuando nos reímos descargamos y nos miramos de frente, con plena sinceridad.

Nos sentamos sobre el sofá, Oscar, Marbis y yo, para hablar de cómo nació Ojos que te vieron GO, NEVER te verán COME BACK, su más reciente producción discográfica, lanzada oficialmente en plataformas digitales este 17 de enero.

Por supuesto, ponerle así al disco fue idea del curioso Oscar Sánchez, frase que escuchó repetidas veces cuando era un “chamaco” en su barrio natal Vista Alegre, en Holguín. Pero el título, aquí, es lo menos importante. Hablemos de la amistad entre estos dos artistas, de cómo se juntaron y lograron divertirse tanto. Eso sí, tenían mucho tiempo libre para hacer, cantar y pensar los temas y los arreglos.

Primero salieron dos canciones que, según cuenta el trovador, tenían que ver entre ellas, a nivel de sonido y estados de ánimo. De ahí, arrancó la aventura: “Empezamos grabando Maquillaje. Le pedí a Marbis que me grabara la voz de este tema y de ahí hice una versión electrónica. Había experimentando antes. Tenía Tu voz no deja de escapar, uno de los primeros inventos que hice de los sonidos electrónicos con guitarra”.

Marbis Manzanet añade: “Realmente el proceso no fue largo. Oscar empezó a proponerme cosas como, por ejemplo, la versión que hicimos de Pajarillo, de Pedro Luis Ferrer. Aunque a veces se piense que quizá no tenga relación una canción con la otra, sí la hay.

“Lo que más me gustó es que usamos la música electrónica como un complemento, porque también tiene instrumentos en vivo. Esa era una manera que no me había imaginado, porque me gustan mucho las cosas naturales, no soy muy llamada a hacer electrónica; siempre digo:‘Y, si se va la luz, ¿qué hacemos?’”.

“No existían esas canciones, no existía la idea de hacer un disco, todo fue surgiendo en el camino, y al final decidimos, porque las canciones nos lo dijeron, esta es la estética del disco”, dice Oscar, quien luego me explica la razón por la que demoró par de años en lanzarse el fonograma, conformado por nueve temas.

“Tardamos muchísimo, porque no teníamos la posibilidad de hacer el disco en vivo, lo más cercano que pudiéramos a la grabación original. Es un disco bastante complejo de defender porque se necesitan varios músicos, un DJ, y no un DJ cualquiera, un DJ que tenga nociones de música tradicional, que se pueda integrar. Es el caso de DJ Milano [Leonardo Milano] que toca saxo, clarinete”.

Este disco, asegura el trovador, tuvo antes una presentación en un concierto en Bellas Artes, hace aproximadamente dos años. Estuvo disponible en Sound Cloud, pero hoy aparece en otras plataformas como Spotify, Deezer, Apple Music, Google Play, etcétera.

Y le pregunto qué fue lo más difícil de todo el proceso, y Marbis se ríe, como recordando aquellas diversiones y desvelos que los juntaron y aclarando que nada fue engorroso.

“Está cargado emotivamente de todo lo que vivimos en esa época. Lo escucho ahora, después del tiempo que ha pasado, y me transporta. Fue una época donde estábamos descubriendo muchas cosas musicales, a nivel artístico y de otros tipos, interactuando con mucha gente distinta. Fue el primer proceso creativo que experimentamos juntos. Un momento que estaba acompañado de mucha emoción, alegría y expectativas.

Luego, Oscar agrega: “Resume un momento hermoso entre esta mujer y yo, un momento de nuestra amistad, que fue floreciendo, floreciendo. Estábamos viviendo”. Me queda más que claro, estos ojos, estas canciones, no se fueron, se quedaron tatuadas entre las cuerdas de las guitarras y las voces inquietas. Lo respiro.

Un repertorio de demonios

Haber escrito esas canciones me ha hecho crecer como músico. Foto: Adrián Fuentes.

Si uno comienza a desentrañar las canciones de Oscar Sánchez se dará cuenta que este disco nada tiene que ver con lo que ha hecho antes, tal vez por su insistencia clara de ser un trovador distinto, de moverse, de explorar y experimentar, de no conformarse con las limitaciones de un género.

Aunque asegure que su repertorio de demonios se sigue ampliando, han llegado, sin duda, otros fantasmas y espíritus a su vida y su música: “Si llego a saber que iba a ser tan interesante para el público en general, lo hubiera hecho siempre. Muchas personas me lo han dicho: ‘¿Esa música, qué tiene que ver con esta otra?’”.

“Es una música diferente, son estado de ánimos diferentes. Haber escrito esas canciones me ha hecho crecer como músico, darme una oportunidad de abrir brecha por otro lado, abrir el espectro. Eso para un músico creo que es vida. No me imagino haciendo lo mismo todo el tiempo. Necesito buscar, que surjan cosas buenas en mi camino”.

Entonces, ¿cuándo será el concierto?: “No lo hemos hablado pero esta flotando por encima de nosotros. Es una nube que cuando llueva nos va mojar a los dos. Creo que se lo merece”, comenta Oscar, a quien se le ocurre, mientras hablamos, hacer una versión acústica de Ojos que te vieron GO…, idea que aprueba Marbis, que queda pendiente.

Cuando La Habana se sumerge en las últimas horas de una tarde de enero, cuando la gente va y viene como locos, cuando la ciudad es fotográficamente perfecta, por el concierto de colores y la magia natural, nos detenemos para un café. Solo una breve pausa para calentar y viajar unos años antes, a Holguín, a los inicios de la historia musical de Oscar. Por ahí comenzó la loca travesía de ser artista.

Adicción a la guitarra

Si todavía cree que en un concierto de Oscar Sánchez verá solo un trovador en penumbras aferrado a su guitarra, se equivoca. Foto: Adrián Fuentes.

Oscar lleva viviendo en La Habana una década. Pero fue en Holguín, cuando no existía todavía un movimiento de la trova favorable, que comenzó el encuentro adicto entre guitarras y canciones. Antes de chocar con la música, encontró expresiones y refugios en las artes pláticas. Eso fue lo que estudió, en la Escuela de Instructores de Arte.

De esa etapa recuerda al profesor Miguel Mayán, a quien respetó mucho por ser tan buen pedagogo: “Me enseñó en muy pocos encuentros las medidas del arte, no solo de las artes plásticas, sino también del arte en general. Dijo cosas muy reveladoras y aprendí por él la esencia de las cosas”.

“Cuando llega la guitarra a mí, tuve un periodo de adicción total, de no soltarla. Estar en un medio donde tienes tiempo de hacer las cosas que te gustan es muy saludable”.

Describe aquel tiempo cuando tocaba junto a un grupo de amigos. Luego vino esto de hacer canciones, experiencias musicales con la banda Kñenga. Y todo ese le dio un background para organizar y dirigir sus ensayos, sus conciertos.

“Tener experiencias con músicos en vivo, coordinar para ensayar, para hacer conciertos… estaba a cargo de eso. Llegué a La Habana con cierta idea de cómo se organizan las cosas para que fluyan; por supuesto, no he repetido ningún modelo, porque todo cambia constantemente, pero es muy buena base”.

Si todavía cree que en un concierto de Oscar Sánchez verá solo un trovador en penumbras aferrado a su guitarra, se equivoca. La música y su infinitud, claro está:

“No solo me conformé con ser un trovador, las cosas son muy amplias. ¿Por qué me voy a quedar solo en la trova y defender una estética única que me emparente con cierto tipo de actitud si se pueden hacer millones de cosas más?.
“Lo que hago es música, más allá de trova, del rock, del rap. Yo pienso y siento la música según mis influencias. No me siento a censurarme. ¿Por qué habría de hacerlo si se puede ser divertido, profundo e intenso?".

Háblame de esa insistente conexión con el público, ¿qué representa para ti?: “No estaba tan claro de eso hasta que di un concierto en El Ciervo Encantado, y apagaron el público por completo.

“No existió, desapareció. Me vi solo con las luces, y dije: Me quedé cojo, me quitaron una pata. El público me hace falta, es mi retroalimentación. Tú estás lanzando hacia allá. Ellos te están dando y tú estás devolviendo. No es un recurso que uso solo cuando me veo medio perdido en la dinámica y la dramaturgia de mis presentaciones; estamos vivos, están pasando cosas. Esto no lo estoy haciendo solo, ustedes están ahí y hablan, y aplauden”.

Oscar no se propone que cada tema se parezca, por esa curiosidad que lo desvela. Eso lo ha llevado a explorar varias sonoridades, de ahí que sus influencias musicales sean diversas, pero claras.

“Me gusta mucho que los músicos tengan una actitud y un compromiso más allá de ser artistas, que sean seres humanos comprometidos con la sociedad. Saber que tienes un poder de comunicación y que llamas la atención de un grupo de personas es algo que debe asumirse con responsabilidad.

“Ese tipo de personas la encuentro en los músicos de Pearl Jam, banda norteamericana de grunge que estuvo en la cúspide de la popularidad, logró una voz, y ha hecho, con esa voz, cosas muy responsables”.

Y aquello de que usas un lenguaje más allá del verbo, en la intención del gesto y los silencios...

“Si puedes trabajar con todo tipo de lenguajes, tienes algo bastante diverso y rico, tiene muchos recursos para poder comunicar. Yo lo he hecho intuitivamente. Me gusta mucho el teatro, me parece que es la mismísima vida porque ¿qué estamos haciendo sino actuando nuestra realidad?”

Claro que en esta diversidad influye en la sonoridad de cada uno de los tres instrumentos que toca. Aparte de la guitarra, “toco son el tres y la marímbula. Con los tres escribo canciones. Los tres tienen un lenguaje diferente y eso te da tres caminos. Es una bendición y, a veces, una desgracia, porque tienes que cargar con los tres, pero lo dijo Juan Ga [Juan Gabriel]: Todo en la vida es con dolor”.

Cantar toda la vida

Yo pienso y siento la música según mis influencias. No me siento a censurarme. Foto: Adrián Fuentes.

Él no tiene ritual antes de salir a sus presentaciones, más allá de calentar sus cuerdas vocales. “Yo quiero estar cantando toda mi vida, necesito que este instrumento se mantenga saludable, por eso le dedico una hora al calentamiento, lo hago lo más privado que puedo, alejado del público”.

Hemos llegado casi al final, pero no puedo despedirme sin antes preguntarle por sus temores y sueños, por lo que está por venir, por la trova joven. Luego, como último gesto, me regala junto a Marbis uno de los más hermosos temas de este disco: Sin semilla.

“Lo que más me gusta de la trova actual es que hay muchachos jóvenes haciendo canciones y queriendo cantar, tocar la guitarra, buscando caminos, caminos que no son exclusivamente los de Silvio y Pablo. Eso es buenísimo. Puede que haya alguien joven y tú estés escuchando sus canciones y digas ‘no me gusta mucho’. Dale un chance, espera, déjalo correr siete años, diez…”.

“No le tengo miedo a hablar de mi temor, porque siento que diciéndolo estoy pidiendo salud. No me apetece para nada enfermarme. Necesito tener salud y vivir plenamente por mucho tiempo. No quiero estar en cama esperando”, confiesa.

También eres artesano, ¿cómo unes esas dos facetas?: “No las mezclo. Se mezclan ellas en mí. En la artesanía me va muy bien, creo que si hubiera sido más artesano fuera más solvente económicamente. Con la artesanía es muy fácil todo, pero lograr cosas en la música me saca la vida”.

A Oscar lo podrás disfrutar una vez al mes en La Casa de la Bombilla Verde, el día se ha empeñado en rotarlo. Pero algo más interesante es lo que ha denominado “La Caguamaconda Culinaria”, un show que hace en el restaurante 7 Días, en 1era. y 14, en Playa. “Estoy desde las 2 y 30 de la tarde cocinando, y a las 9 de la noche empieza el concierto, con una rifa de lo que cocino”.

¿Qué viene después de Ojos que te vieron GO…?: “Viene Acqua di Oscarettõ (Siempre fraganti, nunca infraganti). Es un disco que estoy grabando y editando. Espero que en el segundo semestre del año esté listo para mezcla y masterización. Con él busco otra sonoridad”.

Él quiere tocar, tocar. Escribir, pintar, hacer artesanía. Él quiere ser feliz, con sus canciones, su curiosidad, sus demonios y ángeles. Él canta. Y la tarde se ha invadido de locos, adictos, melodías, fotos y señales.

En video, Oscar Sánchez y Marbis Manzanet conversan con Cubadebate

Se han publicado 2 comentarios



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  • celia dijo:

    felicidades oscar y exitos en todos tus proyectos

  • Naomi dijo:

    Me encanta tu vaguada con de opio felicidades mi amor por este artículo tan bellooo

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Jorge Suñol Robles

Jorge Suñol Robles

Gestor de Redes Sociales en Cubadebate. Licenciado en Periodismo de la Universidad de Holguín en 2018. Contacto: jorge@cubadebate.cu En twitter: @jsrobles94

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