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El encanto de lo espontáneo: Un teatro de su público

Por: Lili Chang, Melissa King, Mónica Mestre
En este artículo: Centro Habana, Cuba, Cultura, La Habana, Música, Teatro
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Representación humana de escultura sobre una historia. Foto: Lili Chang.

Luces, telón y tabloncillo...No! A este grupo le basta cualquier espacio que tenga un público dispuesto a traer sus historias. La modesta sala está llena, algunos son nuevos, y otros los de siempre. Un asistente se pone de pie, narra una historia, y lo cotidiano se convierte en arte.

El Grupo Teatro Espontáneo de La Habana tiene sus presentaciones el último sábado de cada mes. La casa de cultura de Centro Habana es el espacio que lo recibe desde hace un tiempo, aunque su historia data de mucho antes.

La función

Aquel sábado Carlos estaba nervioso, el músico no llegaba y tampoco pudo lavarse las manos antes de la función; un hábito, que si no lo realiza desestabilizaba la rutina. Así cuenta el director del grupo su historia. Se abre ante el público fiel y les da la bienvenida al espectáculo.

La emoción de lo inesperado inunda la escena, los artistas representan sus  historias y luego ceden el protagonismo al individuo valiente, que cuenta un suceso aparentemente insignificante a su entorno, pero relevante en ese instante en que todos son narradores.

Carlos Borbón, director y conductor del Grupo Teatro Espontáneo de La Habana. Foto: Lili Chang.

Una estructura que sostiene, pero no aprisiona: génesis de Teatro Espontáneo

“A principios del 2001, en el municipio de Arroyo Naranjo, luego de una experiencia que tuve con teatro de los elementos nace el proyecto por parte de un grupo de amigos. Hacíamos pequeños talleres de teatro playback y nuestras presentaciones fueron muy arcaicas hasta que pasamos un taller con una importante psicodramatista argentina, Marielena Garabeli, que nos mostró la esencia del Teatro Espontáneo”, comenta Carlos Borbón, director y conductor del grupo.

Para el 2003 el grupo tenía dos años y se había topado con más dudas que aciertos. “En el segundo taller con Marielena Garabeli, Miriam Muñoz y Esther Cardoso en la casa Gaia, yo le pedí a Marielena que nos hiciera una lista de ejercicios, tips para historias complejas y como se pueden contar. Ella me dejó un folleto con el siguiente mensaje:

 “una estructura que sostiene, pero no aprisiona”

Para mí eso fue tan revelador que selló a teatro espontáneo como destino del grupo y de ahí surge el nombre” agrega.

En ese mismo año pedimos espacio en Gaia y una idea que estaba prevista para pocos meses se convirtió en 17 años de trabajo ininterrumpidos, los últimos sábados del mes. A las funciones llegaron a asistir 300 personas, nunca se cobró la entrada y siempre preferimos la divulgación del evento a través de la tradición oral.

Una estrella de muchas puntas

Momo, cantante y actriz del grupo. Foto: Lili Chang.

A pesar sus nervios, Carlos Borbón, quien piensa que Teatro Espontáneo muestra más sus costuras, logró llevar adelante la función. Como toda estrella, requiere de sus puntas para ser, teatro espontáneo posee un grupo de actrices que lo completan.

Momo es la integrante de más reciente incorporación en el grupo. Sus rizos de ébano junto a su voz muestran a la actriz que todavía se siente público y va descubriendo las maravillas de este teatro.

Toda la obra es un gran intercambio. Los espectadores traen sus experiencias y aquí le damos nuestro color”. Para Momo el principal reto es no juzgar, mantener el vacío. Su nombre real es un tesoro escondido, ella es Momo para los amigos y compañeros de trabajo.

Diana Rosa Hernández, por su parte, recuerda a la niña que lleva dentro y cómo mantenerse en contacto con ella. Su desafío es no repetirse y salir de zonas de confort creadas en su mente. Como engranar canciones, frases y sentimientos con la historia, durante las funciones, es primordial para ella.

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Elizabeth Nande, al igual que sus cabellos, es puro fuego en escena. Desborda energía y parece una pequeña caja de sorpresas con algo inmenso en su interior. Los públicos que no hablan el mismo idioma la ponen tensa, debe dividirse entre el lenguaje corporal del testigo y la historia ayudada por un traductor.

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Jenly Veliz lleva más una década en el grupo todavía recuerda la época en que hacían trabajos con enfoque social. “Nos presentábamos en sanatorios de sida, prisiones, casas de amparo filial, hospitales. Hoy día muchas personas saben que practicamos este tipo de metodología de intervención grupal y nos llaman”. Le aterra sentir que se quedó por debajo cuando le toca interpretar una historia de  las difíciles, acribilladas.

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Teresita López  encarna la voz de sabiduría en el grupo. Aunque hoy día no pertenece a él todavía asiste a las funciones y participa como personaje invitado.  Su gran reto consistió en la imposibilidad de ciertos públicos a la hora de contar historias. “Hay personas que cuentan un suceso, pero no llega a ser una historia y en el momento no sabes cómo construirla y tienes que seguir tu primer impulso y desarrollar la escucha atenta, pues no hay tiempo de pensar”.

_¿Cómo varias personas pueden estar tan sincronizadas? ¿Qué trucos utilizaran para leerse las miradas y continuar uno los gestos del otro?

Elizabeth: Más allá de una técnica o los ejercicios tradicionales es ser humilde. En el teatro de sala aprendemos un texto, montamos un personaje y durante las presentaciones nos quedamos allí, en este tipo de teatro tienes que ceder, respetar a tu compañero y no puede haber ego.

Diana: Existen varios tipos de entrenamiento, pero lo fundamental en este tipo de teatro es jugar, recuperar la espontaneidad que tienen los niños, ejercicios y mucha convivencia. Aprendes a leer la mirada de tu compañero y sabes que esperar de ellos.

Jenly: Es un teatro netamente de servicio y nuestros entrenamientos siguen esa línea también, creamos todo un sistema de devolución. Nosotros tenemos una máxima “la historia del que cuenta es lo más importante” y así lo potenciamos en los ensayos.

Carlos: Hay una pauta en nuestro entrenamiento, quizás es el motivo por el cual no han resistido muchos actores que han pasado por el grupo. Nos contamos nuestros asuntos, pero no aconsejamos al que cuenta, simplemente representamos su historia en el momento y luego del entrenamiento consolamos al miembro del grupo. Esos sentimientos, fragmentos de vida, con el que cualquiera de nosotros puede llegar a un ensayo, es materia prima para montar una escultura o escena.

Un personaje de ambiente ¿Qué tan importante es la música?

Carlos: Se puede con música y sin ella. Pero nosotros tenemos que ser más sonoros cuando no hay un músico entrenado. Por ejemplo los timbres de los instrumentos tienen determinada confluencia con los estados de ánimos, una cuerda de guitarra, una percusión seca, una melodía que se pueda alargar, tiene mucho que ver con sentimientos que se están contando, temas que ya existen, clásicos y contemporáneos, así como la posibilidad de crear.

Momo: La música crea un ambiente para los actores y para el público, es un personaje más que ayuda a describir. Yo como cantante a veces necesito encontrar la canción que toca, que expresa lo que está sucediendo.

Jenly: Como mismo los actores estamos bien a la escucha, observamos como esa persona cuenta su historia, también el músico lo utiliza para darle el color a su música en función de la escena. Es como un mago, tiene que hacer banda sonora y apoyar al actor, pero también tiene que hacer música para la escena.

Colorín, colorado…

La función termina cuando se acaban los relatos. “Nosotros existimos, porque existen ustedes” dicen los actores mientras llevan al frente a todos los valientes que compartieron algo de sí. Mientras exista un narrador valiente, dispuesto a contar su historia, habrá teatro espontáneo.

Se han publicado 2 comentarios



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  • Reyma dijo:

    Teatro Espontáneo de la Habana es simplemente lo mejor. Gracias por existir.

  • Ale dijo:

    Muy grandes actores, lindos seres humanos dirigidos por Carlitos.

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