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Agustín Lage Dávila: ¿Qué debe saber un joven sobre hacer ciencia en Cuba hoy?

Agustín Lage es médico de profesión, especializado en Bioquímica. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

En el mundo de hoy, ver a Cuba generando ciencia, con científicos consagrados, conquistando altas metas de salud, y construyendo una economía de alta tecnología, es un mensaje demasiado subversivo para los que se creen los amos del mundo, e intentan convencernos de que el modelo futuro es una sociedad de propietarios ricos y pueblos pobres”, dijo el doctor Agustín Lage Dávila a los jóvenes científicos del Centro de Inmunología Molecular este 5 de diciembre, al celebrarse los 25 años de la fundación de esta institución insigne de la biotecnología cubana.

Alertó el prestigioso científico: “Nadie se crea que nos agreden para defender la democracia, ni siquiera para re-conquistar propiedades… Nos agreden para intentar impedir el despliegue de las enormes potencialidades de desarrollo social y de desarrollo económico que contiene el Socialismo. Eso es lo que no nos pueden perdonar”.

La reflexión, apuntó el destacado profesor, parte de la necesidad de que los jóvenes científicos “conozcan de la trascendencia social del trabajo cotidiano que hacen. Entiendan y asuman sus batallas y actúen en consecuencia”, resaltó Lage en el encuentro celebrado con motivo del aniversario del centro.

“Apenas 40 años tenía cuando Fidel visitó nuestro colectivo en el Instituto de Oncología, y nos habló de construir un Centro que tuviese laboratorios científicos junto con instalaciones productivas. Varios de los compañeros que participaron en esa conversación con el Comandante en Jefe tenían menos de esa edad. Se los digo, especialmente a los jóvenes de hoy, porque aquel día empezó para nosotros el camino de grandes sueños, y de grandes esfuerzos, que tienen que ser proporcionales a los sueños, camino que nos trajo hasta el día de hoy”, insistió.

¿Qué aprendimos en esos 25 años?, preguntó Lage al auditorio. “Recuerdo una bellísima frase de Martí: “Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, y que son sin embargo la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria”.

Lage compartió a los jóvenes 5 de esas verdades que son esenciales en el pasado y en el futuro del Centro de Inmunología Molecular.

  1. La trayectoria del CIM en estos 25 años nos enseñó que podemos hacer cosas más grandes que las que nosotros mismos nos imaginamos. Nadie de nosotros hubiese pensado en ese año 1994, en el fondo del período especial, cuando apenas habíamos producido los primeros gramos de anticuerpos, en frascos de cultivo de algunos mililitros, y habíamos hecho ventas en el exterior por apenas 100 mil dólares, que estaríamos aquí hoy hablando de exportaciones acumuladas de más de mil millones, a decenas de naciones, de fábricas en varios países, de producciones de cientos de millones de bulbos, de más de 100 mil pacientes cubanos que han utilizado nuestros productos. Esta idea pudiera generar satisfacción (y quizás sea justo), pero mejor es que nos estimule a hacernos la pregunta: ¿Qué más podemos hacer que ni siquiera nos imaginamos hoy? Las metas que ustedes se planteen a ustedes mismos tienen que ser altas, muy altas, colosales, y no le tengan miedo a eso.
  2. Lograr grandes metas requiere consagración al trabajo y al estudio. Consagración real, de muchas horas, muchos días. La consagración no ha sido nunca en el CIM una meta, ni una imposición administrativa. Ha sido una expresión de ética, derivada de la capacidad de asumir deberes, y del ejemplo de los dirigentes. No se impone, pero cuando surge esa ética de manera espontánea, significa muchas cosas. Hay que hacer de esta tarea, no un medio de vida, sino un sentido de la vida. Tampoco hay que temer a decir esto alto y claro: este un camino de consagración al trabajo, y el que no esté dispuesto a eso, sencillamente se equivocó de camino.
  3. Hay que hacer ciencia real, competitiva, con resultados de originalidad mundial. No hay sustituto para eso. No existe aquí la “media-ciencia”, ni la originalidad “en nuestras condiciones”. Esta es una industria innovadora y competitiva a escala mundial, a donde se llega con resultados de nivel mundial. Y tenemos varios resultados de este tipo. Se puede hacer.
  4. Hacer buena ciencia es solamente la mitad del camino. La otra mitad está en conectar la ciencia, con la producción, con el desarrollo del sistema de salud cubano, con las exportaciones. Ese es el mensaje principal de la biotecnología cubana. Por eso, a pesar del origen científico-académico de muchos de nosotros, no nos gusta que nos llamen “un centro científico”. Nos disminuyen con eso. Somos una operación industrial de alta tecnología, basada en la ciencia. Eso es otra cosa.
  5. Y por último, para que después en la vida real lo pongan de primero en la lista: somos parte de la Revolución. Trabajamos para hacer emerger la maravilla de la creatividad científica, eso es cierto, y es bueno, pero trabajamos también para hacerlo desde Cuba, para defender el derecho de Cuba soberana a insertarse en el mundo y en la economía tecnológica del futuro; y trabajamos también para hacerlo desde el socialismo, con laboratorios y fábricas que son, como dice la canción de Silvio,  “edificios sin dueño”, o mejor, con 11 millones de dueños. Quien se olvide de eso no entenderá jamás como llegamos hasta aquí, y menos entenderá lo que tenemos que hacer en los próximos 25 años.

Más que promesa, certeza y esperanza

Trabajadores del Centro de Inmunología Molecular reciben el sello “Héroes del Moncada”. Foto: Lisandra Fariñas/Cubadebate.

Con la presencia del doctor Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político del Partido y Vicepresidente del Consejo de Ministros, y Eduardo Martínez Díaz, presidente de la OSDE Biocubafarma, así como de otros directivos e invitados de otros centros asistenciales y científicos, se reconoció la labor de los fundadores del CIM y otros trabajadores destacados de la institución.

Asimismo, el CIM recibió de parte de la Central de Trabajadores de Cuba y el Sindicato de la Salud el sello “Héroes del Moncada”, por ser este un colectivo laboral ejemplar dentro de la industria biotecnológica cubana.

Eduardo Ojito Magaz, director general del CIM, destacó que la formación del capital humano ha estado siempre en el centro de la gestión de esta institución, donde más de 50 doctores en ciencias y más de 200 másteres se han graduado de ciencias biológicas, farmacéuticas, química, industrial, entre otras.

Reconoció a varias entidades académicas del sistema de salud y educación como el Instituto de Oncología y Radiobiología, el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría, la Universidad de La Habana, Facultad de Ciencias Médicas y otros centros que hoy conforman el núcleo del desarrollo del CIM.

“El CIM que fue concebido inicialmente como una planta de producción para producir Anticuerpos Monoclonales murinos, consta, 25 años después, con 3 unidades de producción. En sus instalaciones se produce la Eritropoyetina Humana Recombinante para el tratamiento de la insuficiencia renal, el Nimotuzumab, para el tratamiento de neoplasias de cabeza y cuello, Esófago, Páncreas y Glioma Pediátrico, el Leukocim, producto que se usa en niños con cáncer para el tratamiento de neutropenias, la vacuna Cimavax-EGF para el cáncer de pulmón y otros productos de investigación que pronto estarán a disposición de los pacientes”, señaló Ojito Magaz.

De acuerdo con el director general, las capacidades productivas hoy multiplican por 10 lo que existía cuando su fundación, haciendo realidad la industrialización de la Biotecnología de Células Superiores.

Para el directivo, “la apuesta a que los anticuerpos monoclonales serían las ´balas mágicas´ fue arriesgada pero oportuna. Si bien en el año 1994 no había registrado ningún anticuerpo monoclonal terapéutico, y el primero ocurrió a finales de 1997, hoy el CIM posee 21 productos en su carpeta en diferentes estadios de desarrollo divididos en Biosmilares y Novedosos, los cuales han dado lugar a una base de propiedad intelectual de 61 objetos de invención en Cuba y 667 registros de patentes en el exterior”, aseguró.

EL CIM en números: