Imprimir
Inicio »Especiales, Historia  »

Cuatro plazas, 500 años (+Fotos)

Por: Lili Chang, Melissa King, Mónica Mestre
| 13 |

Las dos torres desiguales y la fachaba barroca de la Catedral la convierten en uno de los edificios con mayor valor patrimonial del Caribe. Foto: Lili Chang

El sol aprieta en los adoquines, quizás lloran cansados por el calor y el peso de los años. Hay señores con camisa y sombrero de guano haciendo música con maracas y un par de guitarras. La plaza suena a Idilio.

Esta reina de Armas vio nacer la ciudad, y con ella, otras cuatro se hicieron vecinas para darle vida a  La Habana.

—¿Qué es el Templete para La Habana?

Una marca del inicio de la ciudad junto al Puerto Carenas en 1519. Es identidad de la capital, del habanero y habanera. Parte de la historia, presente cada año, cuando el 16 de noviembre se celebra la fundación de la ciudad por sus habitantes, rindiéndole honores a  la ceiba que reina en mi interior.

El Templete es el más pequeño de los edificios que rodean la Plaza de Armas. Sin embargo, es la primera obra civil de carácter notoriamente neoclásico con que contó La Habana. Foto: Lili Chang

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Desde el 19 de marzo del año 1828.

—Pero la ciudad empezó a vivir desde mucho antes…

Dicen que aquí se celebró la primera misa y que una ceiba dio sombra al primer cabildo. En su memoria el gobernador Francisco Cagigal mandó levantar una columna conmemorativa, hasta que por el deterioro, en 1927 el gobernador de la Isla, don Francisco Dionisio Vives y Planes, Conde de Cuba, decidió restaurarla y crear un monumento mayor. Lo que ves hoy.

—¿Y esta plaza?

Fue la primera, considerada el corazón de la ciudad intramural. Se destinó como  plaza pública y se situaron las casas de los principales vecinos de la villa. Se construyó la Parroquial Mayor, que le dio el nombre de Plaza de la Iglesia o Plaza Mayor y luego con el Castillo de la Real Fuerza en 1577, se dedicó a ejercicios militares y revista de la tropa, perdiendo su carácter de centro público y convirtiéndose en la Plaza de Armas.

Más tarde nacieron nuevas construcciones, alcanzando la plaza sus dimensiones actuales. Se construyó el Palacio de Correos e Intendencia en 1772, más conocido por Palacio del Segundo Cabo y el Palacio de los Capitanes Generales en el espacio de terreno de la Parroquial, considerados los dos edificios públicos  más relevantes  de la época colonial, muestras del poderío económico y militar de las autoridades de la época y de la decoración barroca.

En el perímetro de la Plaza se hallaban las sedes de las autoridades civiles y militares en la época colonial, y la iglesia parroquial de la Ciudad. Foto: Lili Chang

—Pero Céspedes está ahí…

Si, desde 1955 la estatua de Carlos Manuel de Céspedes, del artista cubano Sergio López Mesa. Está sobre el mismo pedestal donde se encontraba la del monarca español Fernando VII desde 1834, bajo el gobierno de Don Miguel de Tacón, que se conserva aún en el portal del Palacio de los Capitanes Generales, realizada por el escultor Antonio Solá.

—¿Cuántas ceibas han estado aquí?

Unas cuantas. La primera se conservó hasta el año 1753. Entre el 55 y 57 se sembraron otras tres, de las que solo una sobrevivió hasta 1827. Para mi construcción fue necesario removerla. Al año siguiente otras tres nuevas se volvieron a sembrar y de ellas solo arraigó una que duró hasta 1959, en que volvió a plantarse la que estuvo hasta el 2016, retirada por el deterioro ocasionado por el comején. Pero en 2017 fue remplazada por otro árbol de ocho años y unos seis metros de altura, que aún se mantiene hoy.

—¿Cuánto ha sido casi 500 años para ti?

Si me miras bien, ¿pensarías que tengo tanto tiempo?

—Qué me dices de tus plazas vecinas…

San Francisco siempre fue solemne. La Catedral era conocida como Plaza de la Ciénaga y la Plaza Vieja nunca tuvo relación con ningún centro religioso. Ellas, al igual que Armas  llevan impregnadas en  los cimientos memorias de La Habana.

Crónicas de Asís…

Corría el siglo XVI. Las aguas de la bahía llegaban a la calle Oficios y se escabullían por el fondo del Convento. Aunque mi nombre lo dio la iglesia, mi razón de ser nunca fue la religión.

Ser una plaza con casi medio milenio es equivalente a cientos de relatos. Desde ser nombrada San Francisco de Asís como el Convento, hasta haberme convertido durante el siglo XV en el sitio más público de la ciudad.

En 1592 se inauguró el primer acueducto de Cuba, primera obra civil de las Américas,  nuestra Zanja real. En todas mis vecinas instalaron un sistema de fuentes. Actualmente, en mis dominios se encuentra la de los leones.

La Plaza San Francisco de Asís hacia 1631 era considerada el sitio más público de la ciudad. Foto: Lili Chang

Siempre disfruté observar las procesiones de viernes santos por la calle Amargura, donde se recorría todas las estaciones del viacrucis hasta llegar a la Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

Con los años asumí el rol de centro cívico. La vida fue bastante animada durante esa época. Celebraciones por doquier marcaban el ritmo, sobre todo las llamadas Ferias de San Francisco.

En 1842 derribaron la muralla a espaldas del Convento para ubicar el muelle de pilotaje y sillería. Aires de reforma inundaban a mi Habana.

En los albores del siglo XVIII el gobierno realizó una serie de obras para mi mejoramiento. Por fin empedraron la calle de los Oficios y terminaron las obras del Convento de San Francisco de Asís. La majestuosa iglesia poseyó, después de su reconstrucción la torre más alta de la isla en su época. Qué envidia me hubo de tener mi vecina de Armas.

Por esta época, tuve a los mejores vecinos que una plaza podría pedir. Nobles miembros de la aristocracia habanera que engalanaban mis alrededores con las muestras más finas de la arquitectura de la época. Los Marqueses de San Felipe y Santiago, en la esquina de las calles de los Oficios y Amargura son un ejemplo.

Siglo XX. Las suntuosas mansiones que me circundaban asumen otras funciones. Aparece el edificio de la Lonja del Comercio para regir el desarrollo de las operaciones comerciales en la zona. Me cerraron las vistas al mar, al crearse el edificio de la Aduana un año más tarde.

Durante el siglo XX se construye en las inmediaciones de la plaza la Lonja del Comercio. Foto: Lili Chang

Estas construcciones acentuaron mi carácter mercantil que desde antaño mostró mi rincón habanero.

Retazos de una Plaza Vieja

La Plaza Vieja se vuelve joven cada noche. Los bares y restaurantes que la rodean llenan de luces el lugar, acogen a amigos y enamorados que se dejan llevar por la belleza de las edificaciones. Prefieren la tranquilad de este entorno colonial donde convergen el barroco cubano y el Art Nouveau de inspiración gaudiniana.

Surgió como un espacio abierto en 1559, luego de las plazas de Armas y de San Francisco. Se erigió a solo 100 metros de esta última y permitió a los pregoneros alejarse de las misas del Convento de San Francisco de Asís. Ese fue el objetivo de crear esta plaza, con un sentido meramente comercial. Convertida entonces en la única que no está asociada a un templo religioso.

La Plaza Vieja en sus inicios se llamó Plaza Nueva y fue un barrio residencial de la burguesía criolla. Foto: Lili Chang

En sus inicios se llamó Plaza Nueva y fue un barrio residencial de la burguesía criolla. Las edificaciones que la rodean han sido restauradas, y aún conservan la belleza de lo que una vez fueron residencias de la clase más adinerada de la ciudad.

Durante la etapa neocolonial sufrió diversas modificaciones. Se convirtió en un parque arbolado dedicado a Juan Bruno Zayas y luego acogió un anfiteatro con un aparcamiento soterrado. En 1995 comienzan las labores de restauración para volver a su imagen original y cada uno de sus espacios se reutiliza para convertirla en un centro cultural.

La Cámara Oscura, el Museo del Naipe, el Planetario, la Fototeca de Cuba, la Factoría de Cerveza y Maltas, el Palacio Cueto y el Palacio del Conde de San Juan de Jaruco son los lugares principales que alberga esta plaza en la actualidad. Sin dudas, un sitio que sin perder sus valores históricos y patrimoniales se ha insertado en la modernidad habanera.

La Catedral que fue Ciénaga

La Catedral de San Cristóbal de La Habana es un destino obligatorio para quienes visitan esta ciudad de casi 500 años. Sus dos torres desiguales y su fachada barroca la convierten en uno de los sitios de mayor valor simbólico y arquitectónico del Caribe. Su construcción comenzó en 1748 a petición de los jesuitas y el exterior fue diseñado por el italiano Francesco Borromini. En 1788 fue convertida en catedral por orden del obispo Felipe José de Tres Palacios.

Se encuentra enclavado en la Plaza de la Catedral, la última de las cinco grandes plazas de La Habana antigua. El diseño de su fachada, adquiere contrastes de luz y sombras, favorecidos por el clima de la isla, y genera la sensación de una plaza cerrara, cuando realmente no lo es.

Las dos torres desiguales y la fachaba barroca de la Catedral la convierten en uno de los edificios con mayor valor patrimonial del Caribe. Foto: Lili Chang

En la segunda mitad del siglo XVI algunos criollos construyeron allí sus viviendas, llamándola "Plaza de la Ciénaga" porque a ella llegaban las aguas que corrían a lo largo de la villa para desembocar al mar y se inundaba con las mareas. Por ello, el primer acueducto que tuvo la ciudad, la Zanja Real, desembocaba por el orificio abierto en un muro de la plaza. Hoy este espacio es conocido como Callejón del Chorro y lo señala una tarja conmemorativa.

La plaza de la Catedral comenzó llamándose plaza de La Ciénaga. Foto: Lili Chang

Se han publicado 13 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Alvaro dijo:

    Plazas de historia que hablan por si solas Digame Plaza Vieja que monumento se encuentra en tu parte central?

  • Yisel dominguez merino. dijo:

    Plaza Vieja, me vienen a la mente muchos recuerdos de este lugar, alli vivio por muchos años mi tia querida (Pausides Meriño),en San Ignacio 364, entre Teniente Rey y Muralla, lamentablemente murio hace 2 años; lugar tranquilo, en fin maravilloso. Deceo que las personas que viven en este lugar lo conserven por muchos años.Que decir de las demas plazas, verdaderamente hermosas. Gracias.

  • Zugor Seg. dijo:

    ...¡magnífico trabajo! Se agradece mucho, ¡así se transmite y enseña la Historia!!!

    • Caracol Gigante Africano dijo:

      Comparto su opinión: me encantó el trabajo y lo califico de excelente por su original forma de contar la historia.

  • Alvaro dijo:

    Las plazas son las areas mas importantes para la expresion de los pueblos, en todas las epocas y las civilizaciones. Fuentes de las historias y los cambios. Siempre tienen algo que decir y enseñar.

  • Andrey dijo:

    De esta manera de contar la historia serían muy poco los niños y adolescentes que no le fascinaría la historia, a pesar de los tablet, las PC, los móviles, las redes sociales.... Y si conjugamos la historia con las nuevas tecnologías de una manera que sirva de aprendizaje y al mismo tiempo de divertimento.....Ganaríamos mucho los cubanos en esta guerra cultural en el que los que estamos del lado de acá, en la trinchera por salvaguardar nuestra historia, nuestra revolución; debemos de ser creativos.

  • Vicente Antonio de Castro y Bermúdez dijo:

    Periodista pero por que no se menciona la plaza del Cristo del buen viaje,también una de las plazas históricas de la época colonial que también tiene una historia bien interesante que pocos conocen.

  • Adelante dijo:

    Lastima se piense nada más en el 500 aniversario de las plazas de la Habana Vieja.
    Si queremos pensar como país los restantes municipios tienen también plazas, iglesias, zonas de excelentes arquitectura de los siglos 18 y 19, ingenios azucareros como el Toledo, entre otras bellas obras abandonadas al olvido.
    Quizás para el 501 aniversario no solo se piense y se proyecten los municipios siempre favorecidos como playa, plaza, y Habana vieja, que sin llegar a los 500 años siempre han Sido favorecidos, los restantes parecen ser de otras provincias y no de la capital. Pensemos como ciudad.

    • Martica de SMP dijo:

      Se llama fatalismo geográfico! lo mismo nos pasa en SMP no hay playas ni hoteles ni turistas ni embajadas ni ministerios gubernamentales..

  • Eriberto dijo:

    Sigamos cuidando la hermosa Habana para ahora y para el futuro

  • Soanny Alayo dijo:

    Qué bella es mi Habana ,por eso personas de todo el mundo nos visita,la tierra caliente.
    Por la Habana lo más grande , siempre logramos cosas hermosas puesto que pensamos cómo país.Todas las restauraciones quedaron fantástica .

  • Olga lidia Hernandez Aragon dijo:

    Todo esto se puede lograr,en primer lugar,porque hay una voluntad política y muchas personas que han dedicado su vida a tratar de preservar nuestros valores arquitectónicos e históricos y la parte social que se ha desarrollado en ellas,nos corresponde reinventarnos mecanismos sociales que impidan su deterioro,para que continúe como un remanso de paz

  • Ernesto dijo:

    Estimados periodistas, los exhorto a seguir publicando este tipo de artículos sobre nuestra ciudad. Eso será, pienso yo otro aporte al conocimiento de nuestra urbe y puede redundar en generar amor por ella.

    ¡VIVA CUBA!

Se han publicado 13 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Vea también