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III Juegos: Dominio estadounidense y figuras históricas

Terceros Juegos Deportivos Panamericanos, con sede en Chicago. Foto: Radio Cadena Agramonte.

Aunque la ciudad original para organizar los terceros Juegos Deportivos Panamericanos era Cleveland, una negativa del Congreso de Estados Unidos en la entrega de recursos para el evento (unos 5 millones de dólares), obligó a que Chicago asumiera esa responsabilidad dos años antes del 27 de agosto de 1959, tras desistir también Ciudad de Guatemala y Río de Janeiro.

El poderío de los anfitriones se hizo sentir abrumadoramente y por vez primera utilizaron la cita como preparatoria para los Juegos Olímpicos del año siguiente, de ahí que acudieron con sus mejores exponentes individuales y equipos.

Dejaron apenas 43 títulos para el resto de las naciones y colmaron el podio completo en muchas pruebas, de ahí que por última ocasión se aceptó la inscripción de tres deportistas de un mismo país por eventos.

Entre los hechos más sobresalientes estuvieron, sin duda, la implantación masiva de récords continentales en atletismo y natación. El brasileño Adhemar Ferreira da Silva, a pesar de estar lesionado y frisar los 32 años, llegó a su tercera corona consecutiva en triple salto y se ratificó como el rey continental y mundial de su especialidad en la década del 50 del siglo XX.

A ocho meses del triunfo de la Revolución Cubana, nuestra delegación a Chicago fue mejor atendida y apoyada por parte del gobierno que en las dos ediciones anteriores. Las 10 preseas alcanzadas permitieron avanzar un escalón en la tabla de medallas respecto a la versión precedente, pero lo mejor estaba por llegar años más tarde.

Berta Díaz se convirtió en la primera cubana bicampeona panamericana, al ganar los 80 metros con vallas con récord incluido (11.2 segundos) y mejorar así su plata de cuatro años atrás. Sin embargo, lo que más impresionó sobre la pista, por su arrancada explosiva, fue el bólido Enrique Figuerola, bronce en los 100 metros, quien pocos años después se convertiría en una referencia mundial del atletismo.

El segundo título de nuestra comitiva lo alzó el pesista Juan Torres (67 kg), en tanto el mayor sufrimiento quedó reservado para el béisbol, fuera del podio que coparon Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos.

El discóbolo Alfred Oerter con solo 23 años, dominó con facilidad. Foto: Biogafías y Vida.

Dos figuras mundiales e históricas del campo y pista inmortalizaron sus nombres por primera y única ocasión en Juegos Panamericanos. El discóbolo Alfred Oerter con solo 23 años, dominó con facilidad (58,13 metros). Sus cuatro oros olímpicos (1956, 1960, 1964 y 1968) le darían una cuarteta inigualable y la denominación del mejor lanzador de su modalidad de todos los tiempos.

Por su parte, la norteña Wilma Rudolph, de 18 años, con sus largos pasos, cual gacela voladora sobre los carriles, consiguió plata en el hectómetro y un cetro en la posta 4x100. Se anunciaba una atleta fuera de lo común y un año más tarde, en los Juegos Olímpicos de Roma, se proclamó la primera mujer estadounidense con tripleta dorada olímpica (100, 200 y relevo).

Chicago fue una demostración de poderío deportivo, económico y tecnológico de los organizadores en un contexto donde América Latina comenzaba a ver estos Juegos como una expresión más de unidad cultural, de ahí que Sao Paulo, Brasil, recibiera el batón para la próxima cita en 1963.

PARTICIPACIÓN CUBANA:

Atletas: 143 (135 hombres y 8 mujeres)

Lugar: 8vo

Medallas: 10 (2-4-4)

MEDALLERO FINAL

*Federación de Indias Occidentales.