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Rosaidi Robles en el atletismo: Mirar hacia adelante, sin límites

durante la tercera jornada del Memorial Barrientos de Atletismo con sede en la Pista auxiliar del Estadio Panamericano el 9 de junio de 2019 en La Habana, Cuba. FOTO: Calixto N. Llanes/JIT.

Es mediodía, el sol calienta con vehemencia y Rosaidi sigue entrenando. Sus rutinas son largas y sacrificadas; también complejas, como el despertar del salto con pértiga en Cuba, por tantos años, catalogada como una de las cenicientas del atletismo por acá.

La muchacha es de pocas palabras, y antes de colocarle el micrófono hemos tenido que explicar con lujo de detalles que es una entrevista que saldrá escrita, que se puede equivocar y que puede, incluso, permitirse unos segundos para pensar cada respuesta.

Rosaidi Robles es noticia por estos días. Ha quebrado nuevamente el récord nacional juvenil elevando el registro hasta los 4.30 metros. Del salto han brotado los flashes y las inevitables comparaciones que la sitúan un paso por delante de la estelar Yarisley Silva, que consiguió el citado tope a los 20 años.

Ella es de Sagua de Tánamo, nacida en Vega Larga, donde tenía que cruzar cinco “pasos” de río para llegar a su hogar. Ahora vive en Siguaro, donde ha evadido el río y ganado en simpatías con su nuevo trayecto hasta la urbe principal de este municipio. Y es que ahora puede ir caminando hasta Sagua y el viaje que según estima es de unos cuatro kilómetros le vale como rutina de entrenamientos para no perder la forma y la costumbre cuando está de vacaciones.

Sus padres son campesinos y aunque no reniega de la tierra, prefiere que le vean como atleta. Porque se ha sentido atleta desde siempre, tanto es así que entre sus juegos de niña destaca el salto con pértiga. Sí, porque ella misma construyó en el jardín de su casa un pequeño sitio para saltar, que atacaba ayudada por una vara de caña bambú.

Su apellido paterno es recurrente entre deportistas de élite en Cuba, de ahí que tenga parentesco con Dayron Robles, campeón olímpico de las vallas cortas en Beijing-2008, y Tamara Robles, jovencita holguinera monarca en Barranquilla-2018, en el taekwondo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

“Me hice atleta por convicción. Me gustaba el atletismo porque crecí viéndolo en casa, con una familia que ama el deporte todo”, dijo la muchacha sagüera.

Antes de llegar a la Escuela Integral de Deporte Escolar (EIDE) “Pedro Díaz Coello”, trabajó con el profesor Leonel Lamothe, a quien le agradece por haberla guiado en los primeros metros de esta carrera que ahora es su vida.

Luego, en la propia escuela, fue discípula del preparador Mariano Cabrejas, hombre quien, junto a sus compañeros, ha hecho del salto con pértiga holguinero una referencia nacional entre mujeres.

Sus primeras competencias fueron en Juegos de Montaña y otras de nivel escolar. Hizo de todo y, aunque era veloz y tenía buen lanzamiento (de pelota), su mal rendimiento en las pruebas asociadas con la resistencia le señalizó el camino hasta los saltos; aunque ya Cabrejas le había visto potencial.

La experiencia de los Juegos Olímpicos de la juventud en Buenos Aires

Fue grandioso, una experiencia muy grande porque fue la primera vez que pude ir a una competencia internacional. Conocí rivales, y entendí que quiero y puedo estar en estos escenarios nuevamente. Aprendí mucho también, porque descubrí cosas que eran nuevas para mí como competir a nivel internacional y estar sola con el resto de un mundo que era nuevo para mí.

El 2019 ha sido un año de progresos incuestionables en tu desempeño deportivo. ¿Cuáles son las claves en este éxito?

El haber ido junto a mi entrenador a un campamento de salto con pértiga que se hizo en República Dominicana fue muy importante porque me cambió la mentalidad. Empecé a pensar con ambición de superarme, de ser mejor y esto creo que es lo que más ha influido en estos resultados.

Su entrenador Rolando Palacios Pulgarón también lo entiende de esa manera, y apunta que desde el punto de vista técnico ha sido un período donde los progresos han estado enfocados sobre la mejoría de aspectos técnicos como el agarre y la carrera de impulso.

Rosaidi Robles ha llegado a tomar la garrocha a 4.15 metros y utiliza 14 pasos de carrera de impulso para atacar la varilla. Tiene, obviamente, muchos asuntos que perfeccionar, pero su desempeño es incuestionablemente loable y, sobre todo, halagüeño.

¿Qué sensaciones percibes al trabajar junto a una figura de élite como Yarisley Silva Rodríguez? ¿Qué representa para ti?

Yarisley Silva es mi espejo, una guía. Me fijo mucho en ella y creo que es una oportunidad única para aprender. Le agradezco por sus consejos, de vida y de profesión.

¿Cuáles son tus sueños?

Quiero mejorar, no me pongo límites. Quiero competir en Juegos Olímpicos, campeonatos mundiales.

Un mensaje para su “patria chica”…

“Le agradezco a mis profesores y a mi gente en Holguín. A mi familia y a mis entrenadores, que los considero como mis padres”.