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El profesor Bragaña

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Al centro Ramón Bragaña, Santos Amaro y otros jugadores del Almendares.

Ramón Bragaña Palacios está entre los lanzadores cubanos más destacados en cualquier época. Lanzaba a la derecha y fue conocido como El Profesor, por su talante y el dominio del arte de lanzar. Vivió setenta y seis años exactos, pues nació el 11 de mayo de 1909 en La Habana y falleció el 11 de mayo de 1985 en la ciudad de Puebla, México, país que lo recibió con los brazos abiertos.

Alcanzó 5’ 11 de estatura y 180 libras de peso. Fue un “cuchillo” desde el box, en la primera mitad del siglo XX. Poseía una excelente velocidad, pronunciada curva, efectivo slider y buen control sobre la zona baja.

A veces lo compararon con los tres más grandes de sus tiempos: José de la Caridad Méndez, Adolfo Luque y Martín Dihigo.

Por aquellos años se hicieron frecuentes, para los aficionados, los duelos dominicales entre Dihigo en la lomita del Habana, y el no menos lanzador estelar cubano Ramón Bragaña, vistiendo la franela azul del Almendares, considerado por muchos entendidos en la materia como el que le ha disputado a Dihigo el tercer lugar entre los lanzadores cubanos surgidos antes del triunfo de la Revolución, aunque se sitúa al Inmortal antes que él. El mejor de todos, después de analizarlo desde todos los ángulos, pudo ser Adolfo Luque (El Habana-Perfecto) que se impuso en Cuba y en el llamado béisbol de las Grandes Ligas.[1]

Bragaña participó en ocho temporadas de la Liga Profesional Cubana y en dos torneos independientes. En 1928-1929, con el Cuba (0-1); 1929-1930, con el Santa Clara (1-3); 1930 (0-1); 1930, con el Marianao del torneo independiente (1-2); 1936-1937, con el Almendares (9-5); 1937-1938 (3-2); 1941-1942 (9-6); 1942-1943 (6-6); 1945-1946 (9-6) y 1947-1948, alternando entre Cuba y Alacranes, del torneo independiente de la Liga Nacional (6-6). Total: en 143 desafíos, 55 de ellos completos, obtuvo balance de 48-38 (.558). Se consagró en la temporada 1941-1942 cuando propinó cuatro lechadas consecutivas; en total lanzó 39 y dos tercios de innings seguidos sin permitir carreras.

Lideró el casillero de los juegos lanzados en dos temporadas continuas: 1941-1942 (21) y 1942-1943 (22). También en 1941-1942 fue líder en juegos completos (11), empatado con Martín Dihigo, más victorias (9) y en lechadas (4).

Estuvo con el Habana en el desafío del 17 de octubre de 1930 en La Tropical, contra las Estrellas de Bancroft, integrado por jugadores destacados de las Grandes Ligas, donde enfrentó y perdió 2-1, frente al zurdo Carl Hubbell, integrante del Salón de la Fama de Cooperstown, a quien le bateó un sencillo en dos turnos.

En total obtuvo 48 victorias en la Liga Profesional Cubana y 211 en la mexicana, además de vencer a equipos de Grandes Ligas en juegos de exhibición en la Isla. En 1941-1942, con el Almendares, lanzó 39½ entradas sin permitir carreras, lo que constituyó un récord.

Trabajó en las Ligas Independientes de Color, o Ligas Negras norteamericanas, entre los años 1928 y 1947. Se inició con el Cuban Stars East (1928-1930), también con el Stars of Cuba y en 1935 estuvo con el primer New York Cubans de Alejandro Pompez. Terminó en ese circuito en 1947, con el Cleveland Buckeyes.

Este lanzador derecho tenía una recta sobre las 90 millas por hora y una curva devastadora, efectivo slider y excelente control. Cuando no lanzaba, frecuentemente jugaba en los jardines, con un buen desempeño y brazo poderoso (…) Es, junto a Dihigo y Adolfo Luque, uno de los tres mejores pitchers de siempre.[2]

En 1929 fue suspendido por no reportar al equipo, pues se fue a jugar a México. Bragaña prefirió jugar en los países latinos sobre las Ligas Negras, pues se entendía mejor el idioma y no soportaba el racismo. En 1928 y 1930 jugó para los Cuban Stars East de las Ligas Independientes de Color, o Ligas Negras. Después se iría a la Liga Mexicana entre 1938 y 1955. Allá se desempeñó en dieciocho campañas con los equipos: México City Agrario (1938), Indios de Anahuac (1939), Azules de Veracruz (de 1940 a 1951), Charros de Jalisco (1952), Sultanes de Monterrey (1952 y 1953), Diablos Rojos de México (1954), Águila de Veracruz (1955) y Leones de Yucatán (1955).

En ese país llenó toda una época con los Azules de Veracruz estableciendo un récord de 179 victorias. Con 211 ganados fue el máximo vencedor en la Liga Mexicana. En 1944 conquistó 30 victorias con el Veracruz que se coronó bajo su dirección. Ese año estableció otro récord: 325 innings en una temporada.

En dieciocho años obtuvo balance de 211-162 (.566). Durante doce campañas lanzó por encima de los .500 de promedio. Fue un notable fildeador en el montículo. En 1940 obtuvo el título de efectividad (2,58). Buen bateador y versátil, jugó todas las posiciones en 1939 con el Anahuac.

Había llegado a México en 1927 con los Cuban Stars y regresó en 1930 para el campeonato de Veracruz. En 1931 jugó para el Fabriles (más tarde Aztecas) quedándose definitivamente en ese país. Allí dirigió en 1943 al Veracruz, sustituyendo al inmortal Roger Hornsby, así como en 1944-1945 y 1949-1950.

En los primeros años de la década del cuarenta, poco después de retirado, Babe Ruth fue invitado por el magnate mexicano Jorge Pasquel, para ofrecer demostraciones de poder en el Delta Park capitalino y Bragaña, en plenitud de facultades, fue seleccionado para lanzarle. El cubano se distinguió por un carácter fuerte, aunque criollo, y nunca aceptó improperios de ninguna clase por el color de su piel, precisamente esa rebeldía lo había alejado de las Ligas Negras de los Estados Unidos.

El espectáculo comenzó y el Bambino, quien ya tenía cincuentiún años de edad, con varios swings al aire, no pudo conectar los lanzamientos duros y escurridizos del Profesor. El bateador miró desconcertado a los organizadores del evento, que inmediatamente sustituyeron a Bragaña y lo incriminaron por no entender la intención de aquel acto al extremo de Pasquel despedirlo de la liga. Lo sustituyó el mexicano Alberto (Romo) Chávez y Ruth pudo conectar dos bambinazos ante los enaltecidos fanáticos.

De inmediato, algunos periodistas la emprendieron contra el cubano. Calificaron de irreverente su actuación frente a Ruth, la cual tildaron de añorada venganza. En cambio, otros aplaudieron al Profesor, y hallaron oportuno un ajuste de cuentas dirigido, más que a Ruth, al béisbol discriminatorio donde aquel se desenvolvía. En declaraciones públicas, un picaresco Bragaña comentó que no hubo nada de mala intención en sus lanzamientos, solo que, enfatizó, el mimado Bambino de la pelota blanca no había tenido suerte para conectar sus servicios.[3]

También estuvo al frente del Jalisco, Rojos de México y Nuevo Laredo. No pudo competir en las Mayores por ser negro, pero en 1931 sometió dos veces a un equipo de Estrellas de la Liga Nacional con lechadas de 2 x 0 y 3 x 0.

Fueron célebres sus enfrentamientos con el estelarísimo Lázaro Salazar, al extremo de caerse a golpes en varias ocasiones, hasta que en 1953 firmó para los Sultanes de Monterrey a las órdenes de Salazar y a partir de allí se hicieron buenos amigos. En 1936-1937 lanzó en Venezuela (8-4).

De él diría Bill Terry, director de los Gigantes entonces: “Es justamente uno de los lanzadores más grandes que haya visto alguna vez. Tiene velocidad, un maravilloso repertorio de curvas y control. No transfirió a bateador alguno”. Tanto impresionó Bragaña a Terry, que lo hizo expresar también: “Si fuera más claro de piel, lo habría firmado para los Gigantes.[4]

En 1937 venció a los New York Giants con marcador de 6 x 1. Terry era el director de los norteños. En Venezuela estuvo con los Senadores (1936) de la Liga de Caracas y el Gavilanes de la Liga de Maracaibo (1939-1940).

Fue electo al Salón de la Fama del Béisbol Cubano en 1957 y al de México en 1964.

(Con documentación de James A. Riley, Jaime Cervantes, Rogelio Augusto Letusé La O, Jesús Alberto Rubio, Guías del Béisbol cubano y mexicano, Jaime Cervantes, Baseball-Reference.com, Seamheads.com, Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga, Tomás Morales, Mario Torres, Reuel Aparicio, Roberto González Echevarría, Jorge Figueredo, Carlos Castillo Barrio, Elio Menéndez, Félix Julio Alfonso López, Peter Bjarkman, Michael M. Oleksak, Eddy Martin, James D. Cockroft, Marino Martínez, Eladio Secades, Severo Nieto, Alfredo Santana, Raúl Diez Muro, René Molina y otras fuentes).

[1] Alfredo L. Santana Alonso: El Inmortal del Béisbol. Martín Dihigo. Editorial Científico-Técnica. La Habana 2006, p. 93.
[2] James A. Riley: The Biographical Encyclopedia of The Negro Baseball Leagues. Carroll & Graf. Publishers, Inc. New York,  pp. 100-101
[3] Elio Menéndez García: Swines a la nostalgia. Ediciones Mecenas, Juventud Rebelde. Cienfuegos, Cuba, 2005, p. 68.
[4] Rogelio A. Letusé La O. Aquí se habla de grandes (segundo inning). Editorial José Martí, La Habana 2013, p. 29.

Se han publicado 2 comentarios



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  • DisRey dijo:

    ...Es, junto a Dihigo y Adolfo Luque, uno de los tres mejores pitchers de siempre....
    Pero realmente en los medios de difusión cubano no se le hace mucha mención... quizás porque fue uno de los PIONEROS en eso de irse a jugar a otro país, cosa muy de moda actualmente... ufff... en 1929 fue suspendido por no reportar al equipo, pues se fue a jugar a México.
    Por suerte fue exhaltado al salón de la fama en 1957. Creo que fue muy bueno y sobretodo por no dejarse discriminar le admiro.

  • Agustin Navarro dijo:

    Me trae recuerdos y les comento una anécdota que me hizo mi papá fue muy amigo de Ramón Bragaña pues mi padre lanzo muchas veces en su contra de el estaban filmando una película de Resortes un comico Mexicano que se llama El Beisbolista Fenómeno en el Antiguo Parque del Seguro Social que ya no existe pues bien estaba Pasquel el manda mas del Béisbol Mexicano en esa época y tenia una sortija de oro carísima y le quedaba un poco grande y se le cayo en el pasto el le dijo a los que estaban ahí que el que se encontrara su sortija se quedara con ella imagínense todos buscando la dichosa sortija y el que se la encontró fue Bragaña el cual se hizo un diente de oro una de las tantas anécdotas que tengo del Béisbol de antaño que no volverá

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Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga

Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga

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