Cubadebate

Carlos Alberto Pozo, productor de la finca Las Maravillas, coto de reserva genética del municipio de Calixto García. Foto: Nelson Rodríguez Roque.

Desde pequeño adora la tierra. Ha sido amante de la ganadería. Gracias a la Ley de Reforma Agraria, refirió que tiene terrenos propios, incluso algunos que le dieron por el Decreto 259. Debido a aquella firma en La Plata (Sierra Maestra), hace seis décadas, realiza su sueño.

Carlos Alberto Pozo –51 años de edad–, productor destacado de la zona de Irene, municipio de Calixto García, está al frente de la finca Las Maravillas, coto de reserva genética de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) en Holguín.

El día que la bandera Aniversario 60 de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria, en recorrido por la provincia, fue llevada hasta su casa, expresó: “Para mí ha sido un orgullo muy grande, el haber tenido esta insignia en mi hogar. Realmente, estoy muy agradecido con la organización anapista, mis compañeros y mi cooperativa”.

Hay en Las Maravillas 44 hectáreas de tierra, todas dedicadas a la ganadería. Las raíces ganaderas de Pozo provienen de un abuelo, que trabajaba ese ramo: “Yo estaba junto a él en cada faena, observando, aprendiendo. Después, con estudio, me hice veterinario y eso me facilitó el trabajo. Mi vida es atender caballos y vacas”.

Este hombre, copia fiel del protagonista de la película cubana De tal Pedro tal astilla, manifestó que “ahora estamos mejorando el cuarto de milla en los équidos y en el ganado bovino tenemos el Siboney puro y mestizo, en esto último tratamos de lograr una raza más resistente a los suelos que poseemos, porque cada día, a partir del cambio climático, las sequías son más agudas. El cruce del Siboney con el Cebú ayuda a alcanzar un animal fuerte, que se desarrolle bien en estas superficies secanas. Lo ideal sería disponer de Holstein también, pero estos suelos no son idóneos para esa raza.

“En cuanto a los caballos, fomentamos el cuarto de milla, que es el más demandado, porque sirve tanto para el rodeo, como para el trabajo, y es muy dócil. Esta especie fue introducida en Cuba desde Texas, Estados Unidos”.

“Mi familia siempre está a mi lado en todo. Tengo una esposa, que dicen que detrás de un buen hombre hay una buena mujer (llevan 18 años de casados), y eso se cumple en mi caso, aunque soy yo el que estoy detrás de ella. A mi niña la involucro en las ferias en las cuales participamos y le inculco mis conocimientos. Va a cuanta actividad de ACPA organizamos y a otras actividades, toda vez que quiero se incline hacia la ganadería y las labores de campo”, comentó el asociado a la CCS Juan Manuel Romero.

El colectivo suyo ha obtenido segundos y terceros lugares en la Feria Agropecuaria de Holguín (se efectúan en el Valle de Mayabe) y ha asistido a la Internacional de Rancho Boyeros, en la capital, aunque a la habanera no ha llevado animales a concursar.

En Las Maravillas, laboran solo cuatro trabajadores, que se encargan de 136 cabezas de ganado vacuno y 16 equinos, también de alrededor de 20 de ganado menor e igual cifra de cerdos. Las vacas ahora promedian 3,5 litros diarios, ya que están en un momento muy tenso, por la falta de precipitaciones. En etapas climáticas favorables, consiguen ocho o nueve litros.

“El año pasado, obtuvimos 14 toneladas de carne de res. En 2019, nos proponemos 12, que pensamos cumplir sin ningún tipo de dificultad. Con respecto al aporte de leche, planteamos que llegaremos a los 30 mil litros, y ya hemos sumado 16 mil”, apuntó Pozo, defensor de la cría artificial de terneros (separados de sus madres a los siete días de nacidos), pues esta, con un manejo estricto, a partir de constante leche y pienso para las crías, propicia un mejor aprovechamiento del ordeño de vacas.

El año anterior, totalizaron 42 mil litros de leche, pero la disminución ahora de ese estimado se debe a que “tuvimos que cambiar muchas vacas en producción por la edad, y con las nuevas, que son novillas, nunca se sabe bien cuánto van a aportar. Además, previendo la seca actual, no quisimos irnos por encima de los cálculos. Tenemos que ser conservadores con los planes, porque la naturaleza nos puede jugar una mala pasada.

“En torno al ganado menor, contamos con ovino de pelo de buey y rojo cerezo, de los cuales también vendemos. Como soy veterinario, permanentemente estoy encima de los animales, velando por su salud al detalle. Aquí, el padecimiento más común es la garrapata, que produce un picazo dañino. Llevo cinco años sin muerte de ningún tipo y, por hurto y sacrificio, lo último que pudieron robarme fue un caballo, hace tres años”.

Argumentó que el amor por la ganadería nace con uno: “Si no sientes agrado por esta, nunca serás buen ganadero. Eso me lo transmitieron desde chico”.

Está inmerso en el intercambio de pastos. Quitando el llamado pelo de burro, y sustituyéndolo por variedades más ricas en proteínas, que acumulan mayor volumen de comida. Trabaja la guinea mombasa, la grisanta cruzada, la pangola y el mulato dos. Por ese recambio, han podido sus reses suministrar leche, aun en condiciones de extrema sequía.

“Hay que trabajar, en la actualidad estamos acuartonando y sembrando plantas proteicas. No podemos quedarnos con los brazos cruzados, ante la escasez de pienso. Queremos crecer con la moringa, llevándola como poste vivo primero y luego incrementándola, por sus beneficios nutritivos”, agregó el productor, cuyas horas diarias de trabajo empiezan entre tres y cuatro de la mañana, y terminan bien entrada la noche, sin incluir las madrugadas en funciones de vigilancia de los corrales.

Cubano al fin, repudió la Ley Helms-Burton: “Un atropello para nosotros. Como campesino rechazo ese engendro. A nosotros no nos amilana nadie, vamos a seguir produciendo. Desde el surco, contribuiremos a que la Revolución y nuestro pueblo avancen”.

Pozo con su esposa e hija. Foto: Nelson Rodríguez Roque/Cubadebate.