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Segunda visita avisada a Santiago

El pueblo acompaña a Díaz-Canel durante su recorrido por la tierra caliente. Foto: Estudios Revolución.

Afuera el tigre ruge y el mundo, adormecido con mentiras, parece más indiferente que antaño. Llueven amenazas. El Secretario de Estado yanqui acusa al gobierno de la  Isla, pequeña y cercada, de ser el imperio de una nación hermana. No es chiste. Es maldad. Goebbels ha resucitado en los manuales de la Guerra de IV Generación. Las mentiras repetidas nunca serán verdad, pero sí creíbles. Cuba no puede estar al margen, entre otras cosas, porque el adversario la ha situado al centro de la diana contra la que dispara sin ética y sin piedad.

La nueva guerra impone tareas nuevas en la intensa agenda de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el primer presidente de la Revolución que no proviene de la Generación histórica, aunque  aprendió el arte de la dirección en sus aulas.

Antes de iniciar un día de reuniones y recorridos que suelen comenzar al amanecer, como si quisiera robarle a la jornada las horas que no tiene, él escribe dos o más tuits. Casi siempre empieza  por alguno inspirado en la Historia, que enciende su pasión de líder político. Lo motiva mucho el pasado glorioso de la nación y con frecuencia usa frases de sus antecesores para marcar la continuidad.

De ellos parece venirle, también, la necesidad de devolver sin titubear,  los golpes de la fiera que ruge afuera. No hay tuit lesivo a la dignidad nacional que quede sin respuesta. Tampoco los ataques a Latinoamérica, que escalan al terrorismo en el caso de Venezuela. Habrá, quizás, otro tuit para felicitar, reconocer, estimular, a quienes enorgullecen la Patria.

Menos de tres meses después de abrir su cuenta en twitter, el Presidente cubano lidera el joven escenario donde se mueven los internautas criollos.

Los discursos mínimos de la plataforma -que ahora acepta hasta 280 caracteres- le permiten enviar varios mensajes por día a sus más de 108 mil seguidores y por extensión, a quienes los siguen a ellos. Sabe que las nuevas generaciones prefieren la red y son hábiles en multiplicar noticias.

Al resto, aunque todavía puede ser la mayoría, llegarán las ideas por la réplica en los medios tradicionales, sea prensa impresa, radio o TV. Twitter es, hoy por hoy, la fuente más citada en nuestros periódicos y noticieros. Y no sólo por el uso intenso del Presidente. Con él y por él, ya se mueve en la red todo el Consejo de Ministros.

Pero todos saben que con eso no basta. Para conectarse con Cuba, hay que viajar a sus entrañas.

Regreso a las provincias

Díaz-Canel junto Lázaro Expósito, secretario del partido en la provincia de Santiago de Cuba. Foto: Estudios Revolución.

En la madrugada del jueves 14 de marzo, Día de la Prensa cubana, se inició la segunda visita del ejecutivo del país, prácticamente en pleno, a Santiago de Cuba. Es  el comienzo del retorno, la segunda vuelta por todas las provincias por las que  se pasó una vez.

Ahora el viaje empezó en las movedizas tierras, recién aradas, de Laguna Blanca, de donde se saca un 15 por ciento de las viandas, hortalizas y granos que demanda la capital santiaguera.

¿Qué cultivos, cómo se rotan, quienes trabajan, cuánto se les paga, cómo se usa y entrena la fuerza calificada, cómo se completan los ciclos productivos…¿cuáles son los rendimientos, con qué semillas, cuántas variedades? ¿de qué maquinaria disponen, cómo cobra la empresa los recursos que entrega a los productores privados? ¿y las proteínas, qué tipos de carnes?

Las preguntas las anoté mientras intentaba avanzar por entre los surcos húmedos, gracias al regadío. Las respuestas no entraron en mi agenda. Ni dicen más que las fotos y la vista que hace fe, de decenas de hectáreas cargadas de las hojas verdes de maíz, cruzadas con otras especies.

De ahí, corriendo hasta la Estación de Alevinaje Carlos Manuel de Céspedes –no olvidar que es tierra del Contramaestre, por donde cayó el Padre-. Allí  se admiraron los langostinos cultivados por primera vez en diciembre de 2017 y del que ya se exportan 1 500 toneladas, a muy buen precio.

“Hay que estimular el encadenamiento productivo, convertirlo en una exigencia y que todo el  que participe sienta los beneficios de la exportación”, dijo Díaz Canel, quien suele ser un puente en los intercambios entre directivos nacionales y locales, trabajadores e incluso la prensa, desafiada a registrar los hechos y trasmitir en tiempo real via twitter y Facebook, al mismo tiempo que trata de entender qué funciona y qué no.

Después de recorrer una planta de beneficio de café de exportación y  la Empresa Agroindustrial “América Libre”, que produce conservas de frutas y vegetales, inspirada en los éxitos de la “Ceballos” de Ciego de Ávila, pero lejos de alcanzarla todavía, Díaz Canel y sus acompañantes -el Vicepresidente Ricardo Cabrisas y los ministros de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, el de Economía, Alejandro Gil y el de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero-, hablaron de “homologar tecnologías”, “agregar valor a las producciones”, “cerrar ciclos productivos” y “garantizar exportaciones”. Ponerle ciencia a lo que se produce, que para eso somos un país con un millón y medio de graduados universitarios.

Esa misma tarde, en la sede Mella de la Universidad de Oriente (UO), el Presidente recordaba que fue en esta casa de altos estudios donde se planteó, por primera vez, la exigencia de que todos los ministerios entren a fondo en las universidades, a buscar las soluciones que solo la academia puede aportar. Quizás también sea pionera la UO en la creación de los parques tecnológicos que el país está necesitando para agilizar la integración ciencia-producción.

Hubo también fábricas, dulcerías, escuelas, tecnológicos, museos, joven club y calles recorridas. Al borde de la medianoche, los periodistas despedíamos nuestro día saltando del popular boulevard de Enramadas a un sitio encantador de la Alameda, la “Meca”, por invitación de su dueño.

15 de marzo en Santa Ifigenia

El presidente cubano le rinde tributo a José Martí. Foto: Estdudios Revolución.

Santiago es de las primeras ciudades de Cuba en ver el sol. Apenas unos minutos después que Guantánamo, que está 70 kilómetros al este.

El cementerio local, que los santiagueros llaman Altar de la Patria, por la suma de héroes y heroínas cuyos huesos y cenizas guarda, recibe al sol de frente, con una bandera gigantesca flotando al vientecillo del amanecer. Siempre ha sido así.

Pero este 15 de marzo,  el alba tuvo emotivas singularidades en Santa Ifigenia. No sólo por ser el día de  la dignidad nacional que nos legó el santiaguero Antonio Maceo con la Protesta de Baraguá, tal como lo escribió Díaz Canel en el primer tuit del día.

También porque, junto al Presidente y su esposa, rindieron tributo a Fidel, algunos de los combatientes de la Seguridad Personal que le acompañaron durante los últimos años. Frente a las cinco letras del nombre querido, todos saludaron marcialmente al Jefe del que siguen hablando en presente.

Última cita

Junto al Consejo de Ministros, el presidente cubano examinó importantes temas de la vida económica y social del territorio. Fotos: Estudio Revolución.

Del lugar sagrado, que recibe más de 600 visitantes por día, saldría la comitiva hacia el centro de los progresos y los problemas, en el segundo día  de recorrido por obras, instituciones y, otra vez, las calles, siempre llenas de bullicio y vivas al paso de la caravana.

En el teatro del Partido, cuya sede está situada sobre la hermosa avenida Garzón -desde temprano llena de personas que querían saludar al Presidente- se juntarían visitantes y visitados una hora antes del mediodía. Pensé en los que piden que estos recorridos sorprendan a los cuadros y funcionarios de provincia. Me gustaría enterarlos de la seriedad de los informes presentados por los vicepresidentes o los ministros.

“Ya no venimos sólo a ver. También venimos a revisar lo que se hizo con los señalamientos de la primera visita”, explicó Díaz Canel al resumir el recorrido en esa reunión final, una de las más concisas, eficientes y críticas a las que haya asistido.

Oyéndolo, pensé en la persona que, con el seudónimo “Yo misma”, escribió bajo mi nota del viaje en Cubadebate: “sin temor a equivocarme, opino que lo de las visitas a las provincias está muy bien por nuestro presidente…pero, opino también k mientras se anuncien a qué provincia va le seguirán presentando la cara linda de los lugares o los lugares donde los problemas no existen.

Ojalá alguien me lea y alguien que pueda decírselo a él, por supuesto, que ahorita estas visitas por todo el país serán una rutina y él no llegará a la esencia del problema de aquí abajo, donde con el salario que tenemos no podemos pagar todas esas cosas que él quiere y se están produciendo…”

Ni rutina ni complacencia vi, señora “Yo misma”. Doy por descontado que lo de los salarios es tan conocido y reconocido, que sobraría comentárselo, incluso a un niño. Si ese gran problema se hubiera resuelto, seguramente no serían tan profundos y abarcadores los recorridos. Quizás ni harían falta.

Lo que me consta es que, en pocos minutos, con respeto por el tiempo propio y de los demás, como tantas veces exigió el General de Ejército  Raúl Castro siendo Presidente, los vicepresidentes y ministros marcaron ganancias, insatisfacciones y urgencias de lo que hallaron a su paso. Por sólo citar ejemplos críticos: las deudas del programa de viviendas con las urbanizaciones; la prioridad y la prisa con que la población demanda solución definitiva a los problemas de acueducto y alcantarillado; el riesgo de que no haya alimento suficiente para los animales cuando ya el período de seca es un hecho; la calidad de algunos servicios de salud o el inaceptable abandono de los politécnicos por parte de los organismos que necesitan a sus egresados.

No están concebidos estos encuentros para “cortar cabezas”. Con la experiencia de alguien que dirigió en provincia y ministerio; Díaz Canel ha explicado más de una vez, que estos viajes tienen el propósito de conectar a los ministerios con los territorios, potenciar el desarrollo local, destrabar soluciones y quitarle burocracia a la vida cotidiana.

¿Qué sentido tendría prepararlo todo a espaldas de aquellos a quienes el Gobierno central ha entregado la responsabilidad de conducir los procesos? ¿Cómo se entra a la casa de quienes la habitan sin su venia? ¿Cómo podría contarse con ellos para encaminar las soluciones si se les ignora de entrada?

Intentaré decirlo con una versión de las palabras del Presidente al despedirse de Santiago. En el complejo contexto internacional, crecientemente hostilizado por los halcones imperiales, que a cada hora elevan la agresividad de su discurso y sus acciones contra Cuba, hay dos tareas fundamentales que gravitan sobre el resto: la defensa del país y la batalla económica.

El trabajo en lo inmediato estará enfocado en aportarle a la nueva Constitución las leyes que necesita para hacerse efectiva y empujar al país hacia una institucionalidad superior y una administración más eficaz con el municipio como protagonista.

Esta visita de vuelta, con sus problemas por resolver, incluso en territorios como Santiago, que sorprende siempre con cosas nuevas, marcadas por la creatividad, la sensibilidad y la belleza, mientras continúan funcionando y se mejoran las que ya existían, fue una lección intensa, agotadora, pero también esperanzadora, de qué cosa es la dirección colectiva.

Y con su pueblo alegre, comprometido, defensor apasionado de sus conquistas, amable y a la vez, crítico, tal como lo vio el Presidente, también nos devolvió a Martí y su extraordinario aviso, aquello de que: “Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente.”