- Cubadebate - http://www.cubadebate.cu -

Fidel Castro: La Batalla de Guisa fue un símbolo de la experiencia adquirida por los combatientes y jefes rebeldes

Fidel Castro Habla en el Acto XXX Aniversario Batalla de Guisa. 29 de noviembre de 1988. Foto: La Demajagua

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el Acto Central Conmemorativo del Aniversario 30 de la Batalla de Guisa, efectuado el 29 de noviembre de 1988 en esa localidad de Granma.

Compañeros y compañeras combatientes de la Columna número Uno José Martí.
Compañeros y compañeras de la Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Compañeros y compañeras de las Milicias de Tropas Territoriales de Guisa y de Granma.
Compañeros y compañeras de Guisa, bayameses, compatriotas todos.

No somos los viejos rebeldes muy dados a las solemnidades y a las medallas, o mejor dicho a las condecoraciones, pero hay circunstancias en que no queda otra alternativa que hacerlo. Un día, por ejemplo, como éste, un día, también, de profundas e infinitas emociones. Les decía a algunos compañeros que en días como éstos no podemos ponernos a pestañar, porque lloramos.

Este año de 1988 se conmemoran importantes y decisivos acontecimientos de nuestra lucha revolucionaria en las montañas. Prácticamente no había un solo mes, casi podría decirse que no había un solo día del año 58 en que no ocurrieran acontecimientos importantes, dignos de recordarse. Es por ello que a pesar del inmenso trabajo que nos ocupa a todos en este año, cuando algunos compañeros nos recordaban que era el XXX aniversario de la batalla de Guisa, llegué a la convicción de que no podríamos hacer como otros tantos años y dejar de reunirnos aunque fuese una sola vez para conmemorar no la batalla de Guisa, sino todas las batallas que se libraron a lo largo de ese año, antes de Guisa y después de Guisa.

Fue el año en que se iniciaron y se crearon las columnas que fundaron otros frentes de guerra: el Segundo Frente, el Tercer Frente. El año en que prácticamente se crearon todos los demás frentes. Fue el año de la Huelga de Abril, en que nuestro pequeño ejército realizó tan denodados esfuerzos por apoyar la huelga. Fue el año de la gran y última ofensiva de las fuerzas de la tiranía contra la Sierra Maestra. Fue el año de la creación de numerosas columnas que marcharon,algunas de nuevo, y otras por primera vez, hacia otras zonas de operaciones, incluida la provincia Camagüey. Fue el año de la invasión y de las columnas invasoras, que después de recorrer en medio de condiciones naturales y militares muy difíciles, alrededor de 300 kilómetros, llegaron a la provincia Las Villas. Fue el año de la contraofensiva, fue el año de las batallas finales en cada uno de los frentes y de la ofensiva final también de aquella pequeña tropa de la Columna Uno, de donde salieron prácticamente todas las demás columnas que fundaron frentes guerrilleros y que siempre se nutría de personal nuevo.

Cuando trataba de imaginarme cuántos compañeros estuvieron en la Columna Uno a lo largo de los años de guerra y calculaba, me daba cuenta de que el número tenía que ser necesariamente elevado, no solo por todos los que habían participado del desembarco del Granma y los que participaron en las primeras semanas y meses de la reagrupación del movimiento guerrillero, de los que participaron en los combates hasta el Uvero y después del Uvero, y los que participaron en la ofensiva, porque al fin y al cabo varias fuerzas volvieron a reunirse en lo que podría llamarse el Primer Frente y constituimos de nuevo una sola tropa, incluso, con Camilo, que estaba por el llano y le pedimos que volviera de nuevo a la Sierra en aquellos días de la ofensiva.

Nos recordaban todos los que participaron en aquella ofensiva, los cientos y cientos de hombres que se armaron. Solo en aquella parte participaron más de mil hombres.

Desde los casi 300 con que se iniciaron los combates –realmente los combates se iniciaron con apenas 180 hombres y después aumentaron- a medida que fueron llegando fuerzas del Tercer Frente, las fuerzas que estaban al este del Turquino y la pequeña tropa de algunos decenas de hombres de Camilo. Al final se habían capturado más de 500 armas y cuando de nuevo se organizaron las columnas había más de mil hombres.

Pero recordaba, también en la etapa final, cuando nosotros salimos de la Sierra Maestra teníamos un pelotón de hombres que eran los que estaban allí, lo que pudiéramos llamar en la Comandancia de La Plata, mientras se llevaban a cabo los desplazamientos de las distintas columnas, mientras se libraba la batalla política contra las elecciones. Era un pelotón, y la columna se integra de nuevo con varios pelotones que estaba en distintos lugares, algunos, incluso, próximos a Manzanillo, y con ese primer pelotón y algunos otros que se sumaron, más mil reclutas desarmados, volvió a ponerse en marcha la Columna Uno.

Mil reclutas desarmados eran aproximadamente los que salieron de Minas del Frio detrás de aquel primer pelotón, hombres que al final, con las armas ocupadas en Palma Soriano, se habían armado absolutamente todos en un periodo no mayor de 40 días. Por tanto, no es extraño que hayan recibido medallas cientos y cientos de hombres de la Columna Uno -muchos de los cuales, por supuesto, participaron también en otras columnas y en otros frentes- sino que también queda un número importante todavía de compañeros por recibir esa medalla.

Un símbolo de la experiencia adquirida

Hoy conmemoramos todo eso en este día que recuerda la batalla de Guisa, que duró entre el 20 de noviembre y el 30, diez días. Fue, en cierta forma, un símbolo de la experiencia adquirida por los combatientes y jefes rebeldes. Grande había sido, por supuesto, el aprendizaje, y en breve tiempo desde el instante en que desembarcamos hasta la etapa final, cada día se aprendía algo, cada día se asimilaban nuevas experiencias, y eso fue lo que permitió que ya en la etapa final prácticamente hacíamos con el enemigo lo que queríamos.

Pero en realidad, cuando la Columna Uno llega a Guisa -primero habíamos albergados la intención de capturar la compañía que quedaba como guarnición en Las Minas de Bueycito- mientras, nos acercábamos todavía con unos pocos pelotones, y creo que no hacían falta más, le habíamos pedido a uno de los pelotones que le cortaran la retirada a la compañía. Realmente se precipitaron tanto los soldados a medida que nos acercábamos, y habiéndose descuidado un poco el pelotón que tenía aquella misión, la compañía escapa antes de que llegáramos a ese punto. Nuestro objetivo principal era capturar las 100 armas de aquella compañía que estaba perdida.

Proseguimos la marcha, días después se incorporaron dos pelotones con un poco más de 50 armas y, por supuesto, inmediatamente armamos a un poco más de 50 reclutas.Cuando llegábamos aquí no era una tropa de veteranos, era fundamentalmente una tropa de reclutas con algunos cuadros experimentados como Coroneaux, por ejemplo, y otros compañeros. Coroneaux venía con su ya famosa ametralladora 50; gente nueva, compañeros que llevaban al ingeniero que era el encargado de las minas y los jefes de distintos pelotones muchos de ellos nuevos.

Cuando llegamos aquí contábamos con 180 hombres aproximadamente. En Bayamo teníamos el puesto de mando del ejército enemigo. En Bayamo teníamos las tropas más experimentadas del ejercito de Batista y calculábamos su número en alrededor de cinco mil hombres -entre las guarniciones destacadas en Bayamo y los alrededores-, aparte de la posibilidad de recibir refuerzos de Holguín y de otras direcciones.

Creo que lo más significativo de aquellos combates es que realmente una pequeña tropa de personal nuevo, que no tenía todavía experiencia en la guerra, con unos cuantos cuadros de alguna experiencia, inicia operaciones contra la fuerza principal del ejército de operaciones enemigo, disputándole un pueblo que estaba a 12 kilómetros de la Carretera Central, a muy pocos kilómetros del puesto de mando, que contaba no solo con artillería y con un grupo de tanques de los más poderosos de los que disponían, que nosotros llamábamos los tanques Sherman, creo que se llaman M-4, no sé qué nombre técnico tenían; tenían otros tanques medianos, pero no contaban solo con aquellos medios, sino con la aviación que era uno de los elementos más importantes de los que disponía el enemigo.

La carretera, como decía, era asfaltada y por primera vez nos íbamos a enfrentar con ese enemigo en una carretera asfaltada. Ya no eran los combates en lo más intrincado de la Sierra, no eran los combates donde se desarrolló la ofensiva: Santo Domingo, La Plata y todos aquellos puntos: La Magdalena, El Jigüe. Eran los combates en el territorio donde comenzaban los llanos y hasta donde llegaban las carreteras asfaltadas.

Cualquiera oye hablar de la batalla de Guisa, y dice, bueno, se deben haber enfrentado dos grandes ejércitos. Había un solo gran ejército, el ejército de Batista, y unos cuantos pelotones aglutinados en una pequeña fuerza rebelde; sin embargo, no tenemos dudas de que se podía hacer aquello, precisamente por toda la experiencia aprehendida en la Sierra, por todas las tácticas utilizadas durante la ofensiva y después de la ofensiva, y era cuestión de adaptarse a luchar en el llano.

Pero mientras el enemigo tenía tanques, cañones, unidades motorizadas y aviación, comunicaciones de todo tipo, nosotros no teníamos otros elementos de movimiento que nuestras piernas. Íbamos a pie todo, no teníamos otras comunicaciones que los mensajeros y no teníamos otras armas que los fusiles, en su mayor parte de cerrojo, algunas semiautomáticas, y algunas carabinas.

No teníamos más que fusiles y minas contra ese enemigo tan poderoso

Podríamos decir que nosotros no teníamos más que fusiles y minas contra ese enemigo tan poderoso, con muchos oficiales de academia y con suministros, medios de transporte y todas aquellas ventajas.

Nadie, posiblemente, haya podido suponer que con tan escasos medios se pudieran librar acciones de esta naturaleza contra una tropa poderosa, tan fuertemente armada. Pero no voy a hacer la historia de aquellos hechos, estoy tratando de sacar algunas lecciones -porque es bien conocida- y en días recientes, compañeros que han hecho investigaciones históricas, publicaron una síntesis que muchas personas quizás tuvieron oportunidad de leer. Lo interesante de esa narración histórica es que no se trabajó solo con los documentos que se pudieron conservar ¿Quién pensaba en aquellos momentos en guardar papeles? Solo algunas personas, la compañera Celia se ocupó de guardar y hacer copias de muchos de aquellos mensajes. ¡Tantos mensajes! Posiblemente toda la historia de la guerra estaría en los mensajes, pero, ¿Cuántos mensajes pudieron conservarse y cuántos realmente se perdieron?
Todo habría estado escrito porque todas nuestras comunicaciones eran a base de mensajes escritos, excepto en cierto momento cuando en la ofensiva contra la última ofensiva enemiga se utilizaron teléfonos en el firme de la Sierra Maestra, pero, un espacio limitado, y por corto tiempo.

Pues bien, los historiadores han tomado esos mensajes, los partes de guerra, todavía estoy tratando de averiguar cómo se produjo un error en el parte de guerra. Cuando ellos me pidieron que le hiciera, le echara una lectura al material, lógicamente esas son cosas que no se le olvida a nadie, las cosas que ha vivido,cada uno vivió las suyas, algunos como soldados en una escuadra, en una posición otros como jefes de escuadras, como jefes de pelotón, a mí me tocó vivir todas las incidencias de aquellas acciones desde la responsabilidadvque ostentaba en esos momentos y naturalmente que me acuerdo casi como si fuera ayer, de cada uno de los detalles -resulta que los combates del día 26 en el análisis histórico aparecían el 25, los combates en que atrapamos a uno de los batallones de refuerzo que venía con dos tanques, lo dejamos cercado en las inmediaciones, por la carretera que se dirige hacia Guisa, y aparecía el 25. Los historiadores se volvían locos explicando lo que pasó el 26 y lo que pasó el 27, parecía que aquel combate se había prolongado durante 70 horas. Yo les aseguraba que no, que si aquellos soldados heridos, maltrechos, desmoralizados, estaban unas horas más, tardan unas horas en rescatarlos, no los hubieran podido rescatar.

Y digo ¿Dónde está el parte de guerra? Y aparece el parte de guerra que se conserva de aquella época,y lo pude ver. Está escrito a máquina, evidentemente que yo había redactado el parte, como lo hacía siempre a mano, pero ya habíamos avanzado tanto, habíamos progresado tanto, que casi nos habíamos burocratizado, porque hasta alguien con una máquina de escribir se había tomado la molestia de pasar a máquina el parte escrito a mano.

Al enviarlo a Radio Rebelde yo doy el parte escrito a mano, y no escrito a máquina que es lo que se conserva, no el parte escrito a mano, y veo que efectivamente dice 25. El parte estaba revisado por mi y le había hecho pequeñas correcciones porque tenía muchas equivocaciones del mecanógrafo, y fui arreglando cosas, y así está el parte con la letra mía, arreglando cosas, pero el escrito a máquina, no el escrito a mano, porque a mí me extrañaba tanto que dijera el 25, porque en el mismo parte ese escrito a máquina se habla del 25 y después se habla del 27, como si el día 26 no hubiera pasado nada.

Pronuncia discurso en Acto XXX Aniversario Batalla de Guisa. 29 de noviembre de 1988. Foto: La Demajagua

Hay que tener un gran cuidado en las investigaciones históricas

En los partes del ejército enemigo es el 26, y yo dije no fue el 25, fue el 26, y efectivamente todo lo que se da en la radio el 26 –que ahí aparece como el 25-coincide con lo que narra el enemigo en sus partes oficiales, en sus comunicaciones oficiales. Ahí se pudo ver bien claro que hubo un error en la transcripción. También se hubiera podido cometer el error a mano, quizás, pero lo más probable es que se cometió en la transcripción, porque había muchos otros más, pero al revisarlo no me di cuenta y se quedó el 25. Por poco un combate de 36 horas se convierte en un combate de 60 horas, por eso hay que tener tanto cuidado en todas las investigaciones históricas y en la descripción de los acontecimientos.

También en la investigación histórica alguien dijo que yo me había reunido con el capitán jefe de la guarnición de Guisa, que yo le había escrito. Sí, le escribí, pero no se reunió en ningún momento, pero a alguien le pareció; seguramente confundió otras reuniones, la reunión del jefe del batallón, que más de una vez se reunió, este no, este no salió del cuartel de Guisa. Hay que tener un gran cuidado en las investigaciones históricas porque realmente los compañeros que han hecho esa investigación histórica tienen una gran experiencia, ellos recuerdan cosas que nosotros no recordamos, porque ellos han ido punto por punto, casa por casa, siguen el itinerario, han hablado con cientos de personas, y claro, es lógico que uno no se pueda acordar durante 10 días en cada una de las casas en que estuvimos, pero sí todas las incidencias de aquellos combates de lo que se ha dado en llamar la Batalla de Guisa.

Había otro error -que yo tuve la oportunidad de explicarles a los compañeros- en que Pupo aparecía como que cayó prisionero el día 27. Realmente fue el día 30 en horas de la tarde cuando nosotros mandamos un pelotón a perseguir al ejército que se retiraba allí en la carretera. Al parecer, cuando yo creía que había salido el pelotón le pido a Pupo: “Alcanza el pelotón y avísale que marche con mucho cuidado, no vaya a ser que vayan a caer en una emboscada que debe estar colocada más adelante”.

Se había dado la orden de colocar una emboscada, pero realmente el mensajero salió antes que el pelotón, y después el problema era cómo le avisaban a Pupo que iba delante. Y mandamos gente detrás de Pupo, pero no tuvo tiempo para alcanzarlo y cayó prisionero. Cuando ya de noche creyó que iba a hablar con nuestra gente, estaba hablando con una compañía del ejército batistiano que se retiraba.

Todo eso ocurrió el día 30, pero digo que en realidad debemos colaborar y ayudar a los historiadores. Se nos puede reprochar a todos nosotros o a muchos de nosotros.

Todo eso ocurrió el día 30. Pero, digo que en el quehacer revolucionario de tantos años hayamos dedicado tan poco tiempo a lo que pudiéramos considerar la reconstrucción histórica. Para nosotros puede no haber tenido importancia igual que los mensajes y papeles, nadie se pone a pensar en la historia, nadie se pone a pensar en lo que se va a escribir sobre eso, y las cosas se hacen de una manera normal. Y nadie se pone a pensar en eso, pero después ocurre que las generaciones venideras tienen un enorme interés por conocer lo que pasó, y no hay dudas de que cada uno de nosotros, y me hago una autocrítica con esto, tiene la obligación, por lo menos, de tratar de reconstruir los acontecimientos históricos en que ha participado, para que la historia no se altere, para que la esencia de todo lo ocurrido se conforme tal como ocurrieron los hechos.

Digo que con nuestra colaboración los investigadores pueden hacer un trabajo todavía mejor, puesto que ellos han reunido montones de datos, y han entrevistado a cientos, por no decir miles de personas, y han hecho en realidad un magnífico trabajo.

Aquello pudo haber sido peor para el ejército de Batista

Por aquellos días ocurrieron muchas cosas; no viene al caso ahora hablar de lo que pudo haber pasado cuando uno ve las comunicaciones internas del ejército de Batista, estaban realmente desesperados, y pienso que aquello pudo haber sido peor para el ejército de Batista; pienso que del batallón atrapado pudo no haber escapado lo que escapó, una parte dejó un tanque, tuvieron decenas de muertos, tuvieron decenas de heridos. Este es el punto, que si uno se pone a mirar retrospectivamente es como puede hacer consideraciones, que si fue mejor una cosa u otra.

Si aquel día 26 por la noche, que nos quedaban 15 proyectiles de mortero y una tropita de reserva con Calixto, que tenía 100 balas por hombre. Calixto se había reunido con nosotros la noche que llegamos aquí. Yo tengo que precisar con algunos compañeros más detalles, como tengo que precisar lo que ocurrió en el tanque, y exactamente con el tanque que atacó el cuartel del 28 al 29. Es decir, algunos de estos datos hay que precisarlos mejor, con la ayuda de compañeros que yo conozco. Pero aquel batallón estaba atrapado, completo, cayó con un fuego cruzado de tres direcciones. Del lado de allá estaba el compañero Puerta, en una posición que yo había escogido, y que le pedí que la fortificara.

Les pedimos a los compañeros que dejaran entrar al batallón, y después fue una batalla de los refuerzos que querían salvar al refuerzo. Eso fue el día 26. Los compañeros que defendían la posición más avanzada casi agotaron las balas. Y había dos alternativas: o enviar la pequeña reserva a las posiciones avanzadas, para tratar de que al otro día, es decir, el 27 que fue que llegaron los refuerzos, o tratar de rendir al batallón aquella noche. Y fue lo que intentamos hacer rápido.

Nosotros decíamos: liquidando este batallón, con las armas ocupadas aquí armamos como a 400 hombres, triplicamos la fuerza y no se sabe lo que pasa. En fin, hicimos, se le agotaron las balas a la reserva y al otro día se combatió durante todo el día 27 sin balas, casi, con muy pocas balas. Hasta que al anochecer ellos lograron -con los tanques grandes, los tanques pesados, llegar hasta donde estaba el batallón cercano, hacer una pequeña brecha y escapar por allí, con la ayuda de los tanques. Arrastraron uno de los tanques, el otro no pudieron arrastrarlo, lo capturamos nosotros. Pero esa misma noche ocupamos 25 mil balas, volvimos a tener balas.

Es decir, ahora viendo y yo nunca había leído esas comunicaciones que recogieron los historiadores, se ve que la situación era verdaderamente desesperada y ahí están los datos incluso de las bombas que tiraron, de las balas que gastaron, los roquet, etc. De haberlo sabido, bueno, creo que el susto que pasan es más grande todavía.

Nosotros le dábamos importancia a aquel combate, sabíamos que se había vuelto decisivo, pero no podíamos imaginarnos hasta qué punto la situación era desesperada en el otro lado. Así que pudo ser mucho peor, sobre todo, si aquel día capturamos el batallón cercado. Y el último día, realmente, ellos venían en todas direcciones. Nosotros estábamos en un saliente, el enemigo podía intentar envolvernos, teníamos que mantener vigilancia. El enemigo tenía fuerza suficiente para envolvernos totalmente.

Y nosotros decidimos qué iba a pasar el 30.Sabíamos que la loma que había defendido Coroneaux era la que había impedido el paso de los tanques, porque frente a la loma la carretera estaba minada. Los tanques no podían pasar porque volaban, la infantería no podía quitar las minas porque caía bajo nuestro fuego. Por eso es que con fusiles y minas no dejaban pasar los tanques.

Yo dije, van a tratar de cercar la loma, la van a tratar de cercar, y, efectivamente, esa fue la orden que le dieron; pero no la cumplieron, y, realmente, habíamos preparado unas trampas mortales al oeste de las lomas que había defendido Coroneaux. Y por aquí por el este, llegó una tropa enemiga; había una sola escuadra en esa dirección, y entró. Eso no habría sido problema, porque mientras más entraban, más capturábamos.

Pero el día 29 por la noche sacamos la tropa de fuerza para fortalecer el centro de nuestras posiciones, y quedó un cuadrante, sin tropa, fue por ahí donde el 30, sin que pudieran pasar los refuerzos el día 30, escaparon, los que estaban y los que llegaron.

Creo que fue correcta la decisión que tomamos, fue prudente, fue sabia, porque por comprometidas que fueran las acciones, por temerarias, por audaces que pudieran parecer, siempre teníamos estudiadas todas las variantes, qué hacer, para no ser envueltos, para no ser sorprendidos, para garantizar la seguridad de la tropa, y en aquel momento lo que hicimos al sacar la fuerza, el pelotón de Puerta, del noreste de Guisa, y situarla aquí al oeste fue correcto. Si fuera hoy habría que hacer exactamente lo mismo.

Porque era el tipo de operaciones que correspondía, y, realmente, adivinamos el plan que tenía el enemigo. Y aunque entró una tropa, no pudo entrar el refuerzo, y aquella trató de escapar; si realmente hubiera habido un pelotón allí, no pueden escapar, porque creo, según los historiadores, que se fueron con familia y se llevaron de todo, unos pocos tiros y se rinden los que entraron y los otros.

Eso es lo que recordábamos, las lecciones que pueden sacarse de aquellos acontecimientos. Desde luego, ¿tienen alguna utilidad esas lecciones? Sí, tienen una utilidad enorme, porque enseñan lo que puede el hombre, lo que puede el revolucionario. Enseñan lo que puede hacerse ante obstáculos inmensos, frente a dificultades al parecer insuperables.Fue muy decisivo, porque como después continuamos hacia Baire, Jiguaní, Contramaestre, Maffo y Estrada Palma, el ejército de Bayamo quedó neutralizado, ya no participó en esas acciones.

Y al final, el día tres de enero, se unieron a nosotros porque sentían admiración, sentían respeto por la tropa rebelde, por la caballerosidad de nuestra tropa, porque no maltratábamos a los prisioneros, porque no asesinábamos prisioneros; porque hicimos cientos de prisioneros y fueron tratados siempre con respeto. Al final me recibieron allí como nunca me habían recibido en ninguna parte. Se unieron dos mil soldados de las tropas que quedaban allí, se unieron a nosotros el día tres de enero, y estaban en disposición de luchar, junto a nosotros, porque aquellos combates habían producido impresión, admiración, en las fuerzas enemigas.

Esta parte de nuestra Historia nos enseña lo que puede hacer un pueblo, cuando quiere luchar

Es decir, que esta parte de nuestra historia nos enseña lo que puede hacer un pueblo, cuando quiere luchar. Calcúlese que se podían librar acciones y los rebeldes libraron acciones de esa naturaleza en muchas partes. Nuestras pequeñas columnas que salieron desde la Sierra Maestra para Las Villas es increíble lo que hicieron. Un territorio tan distante, terrenos pantanosos, ciclones por el medio, aviación arriba… Dondequiera, en todos los frentes, en todas partes, fue el mismo fenómeno.

Y nuestras tropas, con un mínimo de armas y de gente, resolvían problemas realmente difíciles, contra un ejército que tenía 80 mil hombres armados, entre marinos, policías, soldados. Las dos fragatas que tenía la marina estaban bloqueadas en Santiago de Cuba, un grupo de ametralladoras desde la Socapa no las dejaban salir. Se rompían todas las reglas, se rompían todos los cálculos.

Imagíneselo que podía hacer un pueblo como el nuestro hoy, de hombres y mujeres armados; que cuentan con cientos de miles de armas automáticas, cantidades considerables de artillería, de tanques, y medios de guerra, ¡preparación!¡experiencia!¿Qué práctica de tiro tenían nuestros reclutas? Ninguna. Les enseñaban en seco, no había balas para enseñarlos a tirar, ni siquiera balas 22. Y allí se apuntaba en seco, y muchos de ellos el primer disparo que hacían, lo hacían en el combate. No tenían gran puntería nuestros reclutas, pero les disparaban a un camión lleno de soldados de aquí a ahí. Y si eran 15 fusiles, 20 fusiles disparando, era casi imposible que no le dieran al camión ni le causaran numerosas bajas.Es que combatían de cerca, empleaban bien sus armas. Y de aquellos reclutas tuvimos algunas experiencias, resultados de sus inexperiencias. Porque como no tenían experiencia, a veces, en una emboscada muy bien preparada, en una trampa muy bien hecha, un recluta se descuidaba y se dejaba ver, y el enemigo lo descubría en el momento de entrar en la emboscada, escapó así en algunas ocasiones.
El recluta no tenía ninguna práctica, era increíble, sin embargo, lo que hicieron. Sin duda porque se inspiraron ya en lo que habían hecho los que les precedieron.Y nuestros reclutas hacían cualquier cosa en los combates, y actuaban con gran valor, sin preparación realmente. ¿Qué no podría hacer un pueblo como este hoy y con millones de hombres y mujeres preparados, organizados, armados?

Nosotros no quisiéramos que toda esta experiencia tuviera que volver a usarse; nosotros no quisiéramos que tales experiencias tuvieran que repetirse. Por el contrario ¡ojalá! queden como cosas y experiencias del pasado. Pero no podemos renunciar a esas experiencias, porque todavía tenemos a un enemigo poderoso, ya no es Batista, es el imperio yanqui, con su cinismo, con su perfidia, con su poderío, con su oportunismo; y siempre soñando en el día en que pueda aplastar o liquidar a la Revolución.

Es por ello que no podemos olvidar esas lecciones; es por ello que no podemos olvidar lo que pasó un grupo de hombres con unos fusiles; es por ello que no podemos olvidar que unas cuantas decenas se enfrentan a unos cuantos cientos; y que unos pocos cientos enfrentan a un montón de miles.Son lecciones muy valiosas; lecciones que no deben olvidarse mientras sobre la patria pueda cernirse algún peligro, mientras pueda haber alguna amenaza sobre la patria. Es el valor que tienen estas experiencias, estas lecciones, que después se multiplicaron en todos los acontecimientos de la Revolución, y en todas sus hazañas, a lo largo de 30 años.

En Cuito Cuanavale se escribió también una gran hazaña

Fue para mí realmente muy emocionante y más que el recuerdo de los hechos que puedan haber explicado la decisión de los compañeros del Consejo de Estado de otorgar estas medallas, entre ellas me tocó una a mí. Ellos saben que alérgico soy a las condecoraciones.

Pero lo más que me emocionó de esta medalla, fue que tuvieran la feliz idea de escoger, nada menos, que a un joven combatiente de Cuito Cuanavale. Bueno, pues allí se escribió también una gran hazaña, pudiéramos decir que era el espíritu de la Sierra Maestra, la experiencia acumulada por nuestros pueblos en todos estos años, lo que se expresó allí en la misión internacionalista de Angola. En Cuito había una situación realmente insostenible, y nosotros no estábamos allí. Nosotros tuvimos que tomar la decisión de enviar una fuerza allí para resolver una situación insostenible creada por la intervención de poderosas unidades sudafricanas en el intento de liquidar una agrupación de tropas angolanas, y allí realmente se escribió una brillante página en la historia militar y no por muchos hombres, no por muchos hombres; algunos cuantos cientos de hombres, podrían llegar a mil, mil y tantos, con sus armas modernas y con el apoyo de nuestra aviación.

Hay que decir que en Cuito Canavale los pilotos rescribieron, y no solo rescribieron, sino que superaron las proezas de Playa Girón. En Playa Girón los combates duraron unas horas, no llegaron a 60 horas de combate. En Cuito Cuanavale nuestros aviadores actuaron semanas enteras, de día y de noche, se las arreglaron para neutralizar las fuerzas enemigas, se las arreglaron para neutralizar los medios antiaéreos y realizaron cientos y cientos de misiones con un éxito impresionante.

Quiero decir con esto que la experiencia del pueblo en el terreno militar se ha enriquecido extraordinariamente y que dondequiera que se ha actuado con ese espíritu, se ha logrado el éxito, ¿Qué son ya nuestras pequeñas unidades, escuadras moviéndose, pelotones como máximo defendiendo caminos, comparado con las operaciones estratégicas realizadas por nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias en Angola? Y algún día tendrá que escribirse esa historia. Algún día los historiadores tendrán que hurgar en los papeles, y ahí sí que hay papeles, bastantes papeles, porque prácticamente no se ha perdido ni un solo papel.

No lograrán liquidar la Revolución por ninguna vía

Nuestro pueblo con el mismo espíritu ha seguido escribiendo páginas gloriosas a lo largo de estos 30 años en Girón, en El Escambray, en la Crisis de Octubre, en las misiones internacionalistas. De modo que hoy la experiencia acumulada por nuestro pueblo y nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias es infinitamente mayor, ya que no hemos cesado de aprender desde el mismo momento del Desembarco del Granma hasta hoy, y ese es un tesoro de experiencia que debemos saber apreciar, que no podemos olvidar, porque, repito, está todavía el imperio poderoso que nos amenaza, que pretende un día liquidar a la Revolución, o por la vía de las armas, o por la vía de la erosión, de la lucha militar, de la lucha ideológica, o la suma de todas o la suma además de sus bloqueos, y sus medidas económicas, constantes, medidas constantes contra la Revolución. Pero no lo logrará, por ninguna vía, ni la militar, ni la económica, ni la ideológica.

Y si puede haber alguno que otro mentecato que se deje confundir, habría que ignorar la historia de este país, habría que ignorar la historia de esta Revolución, cómo surge y cómo se hace, para imaginarse que el corazón y la inteligencia, y el puño poderoso de nuestro pueblo, pueden ser confundidos.

Realmente, y se aprecia por todas partes, se ha ido creando una impresionante, invencible, indestructible fuerza, y ¡ojalá! que no tenga que emplearse.Es lo que más deseamos. ¡Ojalá! que no tengamos que vernos ante nuevas y grandes pruebas. ¡Ojalá! que nuestras nuevas generaciones no tengan que pasar por estas pruebas. ¡Ojalá! que pronto, incluso, regresen nuestras tropas de Angola, y hemos trabajado seriamente en las negociaciones, aunque sin ansiedades, sin impaciencia, sobre bases de principios hemos negociado, sobre bases de principio y de firmeza hace algo más de un año se tomó la decisión de reforzar aquellas tropas a raíz de esa crisis de que hablábamos en Cuito Cuanavale.

Reunimos a todos los medios y a todas las tropas para vencer, para aplastar al enemigo si era necesario, y el enemigo lo comprendió. Pero siempre dijimos: no buscamos victorias militares, preferimos soluciones políticas justas, por eso luchábamos, no queríamos sacrificar la sangre de un solo compatriota. Nunca luchó por gloria esta Revolución, pero tuvo siempre la firmeza de enfrentar los peligros, de correr los riesgos necesarios, y en situaciones como esas siempre hemos seguido la misma filosofía: ser lo suficiente fuerte para vencer, ser lo suficientemente fuerte, y sin vacilaciones, para que no exista la alternativa de la derrota, y así fue también en este último glorioso episodio. Y es posible que se alcance al final la paz, las soluciones políticas que planteábamos y podamos traer de regreso a nuestras tropas, pero sin ansiedades, sin impaciencias, porque lo que ha hecho posible este resultado es nuestra firmeza, nuestra ausencia de ansiedad, nuestra ausencia de impaciencia, y el enemigo conoce bien a nuestras tropas y sabe de lo que son capaces, saben lo que pueden hacer, saben de su capacidad de resistir, de soportar rigores, y de permanecer donde haya que permanecer, todo el tiempo que sea necesario.

Lo repito, ¡ojalá! venga una etapa de paz en el mundo, de distensión, de reducción de peligros. Esto no quiere decir que nos vamos a dormir en los laureles; esto no quiere decir que nos vamos a confiar; esto quiere decir simplemente lo que preferiríamos, lo que desearíamos: consagrarnos más al desarrollo de nuestro país, al progreso de nuestro país.
¡Ojalá!

Para los que quieran ser libres -como decía Martí- la libertad tiene su precio, y es necesario o resignarse a vivir sin ella o estar dispuestos a pagar por ella el precio que sea necesario.

Y podemos decir que la independencia tiene su precio. El derecho a hacer una Revolución, el derecho de crear un mundo nuevo, el derecho a traer la justicia a nuestra patria, tiene su precio. Y tendríamos queresignarnos a vivir sin esa independencia, sin esos derechos, o estar dispuestosa pagarlos por su precio.

Pero es que los que pagan siempre el precio más alto son los vacilantes, los cobardes; y quienes menos precio tienen que pagar son los valientes, los decididos, porque a esos es muy difícil cobrarles cualquier precio, y eso lo conoce nuestro pueblo y así se ha comportado en estos 30 años.

Bueno, he visto en estos días cosas realmente interesantes, algo más que interesantes, impresionantes, que tienen que resultar agradables para todos, porque esta es nuestra obra, este es el fruto de nuestro sudor y nuestros esfuerzos; este es el fruto de la sangre derramada por los compañeros que cayeron en el camino, por los que dieron su sudor y su sangre por nuestra Revolución, y los que la dieron, no solo en el 53, sino los que la dieron desde el 1868.

Fidel condecora a jefes revolucionarios del Ejército Rebelde en el Acto XXX Aniversario Batalla de Guisa. Condecora combatientes. 29 de noviembre de 1988. Foto: La Demajagua

Invitación del Gobierno de México

Llena está nuestra historia de valentía, de heroísmo, de ejemplos hermosos, insuperables. Y decía había visto cosas interesantes en estos días. Tenía una serie de obligaciones, además me surgieron otras en el camino. Cuando ya tenía planeada una visita a Camagüey, a Las Tunas, dos días aquí en Granma, el acto el día 30, el acto el día dos en la capital de la república; la organización y preparación de la visita de Gorbachov días después, y en eso llega una invitación del gobierno de México -país con el que mantenemos estrechas relaciones, y relaciones ejemplares a lo largo de estos 30 años, y cosas nuevas-, me invitaron a la toma de posesión del nuevo Presidente.

Eso no ocurría antes. He recibido últimamente dos invitaciones. Tengo entendido que eso no le agrade mucho al imperialismo, tengo entendido que eso no le puede agradar mucho a los yanquis. Bueno, antes no me invitaban y ahora me invitan.

Sí, tenía todos estos actos, todas estas obligaciones. Siempre hay riesgos en los viajes, ¿pero qué íbamos a hacer nosotros, auto aislarnos, auto bloquearnos, ponernos a pensar en el trabajo, ponernos a pensar en los riesgos, ponernos a pensar incluso en las dificultades política de la visita? Porque lamentablemente se han producido diferendos internos entre personas amigas de Cuba, y por lo tanto nosotros analizamos, no es posible rechazar la invitación. Hay que aceptar la invitación y hay que viajar a México.

Además, de México salimos, ahora el día dos, se cumplen 32 años. En estos días se cumplieron 32 años del 25 de noviembre, que salimos de México, que es para todos nosotros como una segunda patria. Y a pesar de esos diferendos internos de que hablo, sacamos la conclusión de que era elemental aceptar la invitación.

Entonces hubo que poner un viaje dentro de todo este programa, adelantar el acto del 30. Tengo que explicarlo, porque ustedes preguntaran ¿bueno y porqué el acto no se da el 30 y se da el 29? Bueno, pues tenderemos que posponer el de la Habana también. Ya lo conversé con el compañero Lezcano, no les dije nada a ustedes para que siguieran preparando el acto, eso se lo dije antes de salir para acá para, Camagüey. Les dije, bueno, no nos queda más remedio, si ustedes quieren que participe en el acto, hay que posponerlo, y sugerí que lo pospusieran para el día cinco.

Todo esto en medio del gran trabajo… pero bueno, el oficio de revolucionario es voluntario. A ninguno de nosotros nos obligaron a ser revolucionarios. Fuimos nosotros, fuimos nosotros los que escogimos este camino, por lo que no podemos quejarnos nunca de ningún trabajo que nos caiga encima, de ningún esfuerzo que nos caiga encima.

Cosas alentadoras que hemos visto en estos días

Bien, la idea que un rato antes trataba de expresarles, son cosas alentadoras que hemos visto en estos días. Tuvimos un acto en Camagüey: se inauguró allí una modernísima industria mecánica, que produce armas -tampoco es un secreto, eso lo sabe además todo el mundo-, pero que es una joya esa industria. Cosas nuevas, yo decía allí que con la producción de esa fabrica de un día nosotros hubiéramos resuelto todos nuestros problemas contra el ejército de Batista. Figúrense 300 fusiles automáticos. Pero bueno, hubo que resolverlos sin eso, eso nos viene muy bien por si tenemos que resolver algún problema con las fuerzas armadas yanquis, y por eso la importancia de esa industria. Y, además por su capacidad de ayudar a otras industrias.

Produciendo herramental, produciendo componentes y piezas para otras industrias, produciendo artículos para la población, tiene unas posibilidades fabulosas. Pero más impresionante que las máquinas, que los tornos programados, los equipos automáticos que tiene esa fábrica es el personal de aquella fábrica.

Hay allí casi cuatro mil jóvenes, ¡450 de nivel superior! Una organización, una disciplina, un espíritu, una eficiencia, ¡y tienen 24 años promedio! Allí hay muchachos de 21 y 22 años que ocupan importantes responsabilidades en la producción ¡aquello es una fábrica de cuadros, también! Y un espíritu en esos muchachos que era algo verdaderamente conmovedor: organizados, con sus uniformes… yo digo, bueno, es difícil llevarse una mejor impresión.

Al otro día, visitamos en un central nuevo de Camagüey, el pueblo que están haciendo allí para el Ejército Juvenil del Trabajo, el comedor parece tan bueno como cualquier restaurante de la capital. Y la idea que concibieron fue hacer viviendas en vez de campamentos y después cuando se vaya el Ejército Juvenil del Trabajo, las viviendas sirvan para los trabajadores de aquel complejo, los trabajadores agrícolas.

Bueno, allí estuvimos analizando los rendimientos que tienen aquellas cañas, bastante altos y los resultados que se están evidenciando en Camagüey con ciertas técnicas agrícolas aplicadas a la caña, como el drenaje parcelario, o el riego por sifón, como le llaman ellos. Unos rendimientos increíbles, son posibilidades que ya están al alcance de nuestras manos.

Al otro día, me voy a entregarle, por la mañana, la bandera de contingente a un grupo de trabajadores que están construyendo una carretera hacia una zona de grandes posibilidades turísticas, gente ésta que está trabajando con nuevo espíritu 13, 14, 15 horas todos los días, que en siete meses han hecho la carretera; todavía no está asfaltada, está casi terminado el terraplén. Es increíble que 82 hombres hayan hecho esa obra en apenas siete meses. Cosa nueva, eso no se veía antes por ninguna parte. Aplicando conceptos nuevos, conceptos revolucionarios, casi con el espíritu con que podemos decir que lucharon allí los compañeros de Cuito Cuanavale, o lucharon aquí los combatientes rebeldes en los combates de Guisa.

Un poco más tarde, tengo oportunidad de visitar una industria nueva, construida en tiempo record por otro contingente: un laminador que puede producir entre 90 y 100 mil toneladas de cabillas al año, diseñado por técnicos e ingenieros cubanos, ¡con máquinas construidas en Cuba!, fundamentalmente, por la planta mecánica de Santa Clara. Una industria que si se compra nueva y se importa debe costar unos 20 millones de dólares y que edificada a base de tipos cubanos nos costó 1,7 millones de dólares, en componentes y algunos motores.

Lo más importante es que esa industria, grande, fue construida en 14 meses por aquel colectivo de trabajadores, que trabajaron con espíritu de contingente, y que recibieron la bandera del contingente.

Allí vimos, también, una masa de jóvenes, que se han preparado allá en Antillana de Acero para manejar el laminador, un grupo de retirados de Antillana de Acero que están allí enseñándolos, como instructores, y una masa de 50 o 60 mil tuneros, en que se refleja ya un país tan diferente, un pueblo tan diferente; una disciplina, un nivel de cultura diferente; un nivel de conciencia realmente impresionante.

Hoy el heroísmo se expresa fundamentalmente en el trabajo

Después, hemos estado en distintos lugares, hemos entregado tres banderas a tres contingentes: al contingente que está construyendo la presa del Cauto, que ya empezó; una presa que cuando se concibió se concibió para construirla en 8 años y ellos la van a construir en 2 años y medio, dos años y medio.

Y van a construir no solo la presa, sino los canales. Una presa de 400 millones de metros cúbicos, muchos de ellos combatientes internacionalistas.

Después, fuimos aquí, en Cautillo, a otra presa que está construyendo otro contingente, que recibió su bandera. Con una disciplina, una organización, un espíritu; y después fuimos aquí en el río Bayamo, en la zona de Corojo, donde entregamos otra bandera. Allí se puede apreciar una juventud bien organizada, con sus uniformes de trabajo, con sus sombreros, ¡daban la impresión de un ejército, daban la impresión incluso de un ejército guerrillero!

Yo les decía que, hace 30 años, en otras ocasiones, el heroísmo se expresaba en los combates, en los sacrificios, en el derramamiento de sangre, y que hoy, el heroísmo se expresa, fundamentalmente, en el trabajo.

Digo que esos muchachos y esas muchachas ¡están comportándose como verdaderos héroes! Consagrados al trabajo. Con la mitad de los hombres hacen el doble de lo que se hacía; un buldócer lo multiplican por tres, una divisa convertida en equipo la multiplican por tres. Produciendo con bajo costo, con eficiencia, con calidad… Y ya son varios miles, más de 10 mil obreros que están trabajando con esas concepciones. Y no dudo que en un futuro serán 20 mil, 30 mil, 50 mil y quizás un día 100 mil. Y digo que 100 mil hombres trabajando así, no tienen taller en este país, ¡se hace nuevo este país!

Porque hay que verlos, 200 y tantos hombres, 200 y tantos hombres, en otro lugar donde se reúnen mil hombres como esos hacen cuatro presas, y cuatro presas importantes, en un tiempo récord. Es increíble lo que se ha ido acumulando, en experiencia, en conocimiento, en cuadros nuevos, en técnicos; los cambios tan grandes.

Están transformándose rápidamente nuestras montañas

En aquellos días en que andábamos por estas montañas, y las propias montañas cómo han cambiado. Antes no había ni caminos, sino trillos y hoy se llega a Guisa desde allá desde Cautillo, y desde las canteras, por una carretera asfaltada; y se llega de aquí a Santa Bárbara por una carretera asfaltada, y de Santa Bárbara al río Bayamo, y del río Bayamo a la ciudad de Bayamo por una carretera asfaltada, y por dondequiera en la montaña aparece una carretera asfaltada.

Se han llenado las montañas de médicos de familia, cómo ha cambiado todo esto. De los dos mil 300 habitantes que tenía Guisa, hace 30 años, hoy tiene alrededor de 20 mil 800 habitantes. Y lo curioso que le ocurre a uno cuando recorre estos lugares en automóviles, les parece lejos, parecen lejanos; uno tiene la idea de que los lugares están más próximos y entre el entronque de Santa Bárbara y el camino por la carretera que va para Guisa.

Y el puente que volamos aquella noche del 20 al 21, o del 19 al 20, habría que precisar con exactitud, a mí me parecía que habíamos caminado un ratico, y ahora en automóvil, veo que hay unos cuantos kilómetros. Realmente, es que nos habíamos habituado ya de tal manera a caminar, que las distancias nos parecían cortas, y encuentra uno distantes los lugares, en carro; por carretera.

Están transformándose radicalmente nuestras montañas y se transformarán mucho más. La electricidad por todas partes, miles de kilómetros de líneas eléctricas para llevar la electricidad alas comunidades, y la comunicación, y televisión, de todo, a los lugares más intrincados de las montañas.

Yo he percibido en estos días las cosas que ha ido acumulado la Revolución, sus posibilidades infinitas en todos los terrenos, y los cambios profundos en todos los terrenos. Ayer lo veíamos en Tunas, en la ciudad de Tunas, en todas las instituciones. Esto ¿qué es?, la Facultad Universitaria, y esto ¿qué es?, varias facultades universitarias, en Tunas. Y esta ¿qué es?, la Facultad de Medicina, con mil estudiantes de Medicina, en Tunas.

En el año 77, muchos años después del triunfo de la Revolución, en Tunas no llegaban a 200 los médicos, y hoy tienen más de mil 700, y mil en la Facultad de Medicina. Y esto ¿qué es?, el asilo para ancianos, y esto ¿qué es? la sala polivalente, el tecnológico de la medicina, y esto ¿Qué es?, el asilo para ancianos, y esto ¿Qué es? la sala polivalente, y esto ¿qué es? una escuela especial que estamos haciendo, ¿y allí?, allí se va a construir el Superior Pedagógico, ¿y esto?, el frigorífico, ¿y esto?, la pasteurizadora ¿y esto?, el hotel, ¿y este?, el círculo infantil que acaban de construir.

Y era un municipio, Las Tunas hoy es capital de provincia, y con facultades universitarias numerosas, varias allí; unas tienen cuatro, la de medicina, cinco; más el Superior Pedagógico, seis.

Yo les decía a los compañeros: hay que prestarles mucha importancia a los desarrollos agrícolas. Hablamos de los planes de riego, las presas que queremos hacer, estuvimos discutiendo bastante los planes en la caña, los planes de producción de viandas y vegetales, los planes de producción de leche. Allí actualmente se producen 20 millones y empezaremos a principios de año un plan de construcción de vaquerías y desarrollo lechero para producir más de 100 millones de litros de leche.

Planes porcinos, planes agrícolas, elevación de la productividad en la caña por hectáreas, para producir alimentos, que la podemos alcanzar, gracias a investigaciones exitosas que se han hecho, mediante las cuales, la caña no solo es fuente de azúcar sino de alimentos ricos en proteínas.

Les decíamos no descuidar un momento los planes económicos, porque cada escuela especial de esas, detrás de la escuela son las raciones para 200 o 250 estudiantes. Y bueno, olvidé mencionar ¿y aquella escuela? Aquella es la Eide, que la terminamos el año que viene, me decían.

Detrás de cada escuela de esas, de cientos de alumnos, viene la cuota de comida. ¿Y aquella? la escuela vocacional de arte. Detrás de la escuela vocacional de arte el círculo; de todo aquello, vienen las cuotas de alimentación. Esto se lo vengo diciendo a todos los compañeros en todas las provincias, pues naturalmente la población necesita cosas, el pueblo quiere cosas de todo tipo y viviendas.

Fidel en el Acto XXX Aniversario Batalla de Guisa.. 29 de noviembre de 1988. Foto: La Demajagua

Necesitamos un equilibrio correcto entre lo económico y lo social

Desde luego, yo les expresaba a los compañeros que necesitamos un equilibrio correcto del esfuerzo que hacemos en lo económico y el esfuerzo que hacemos en lo social, pero estamos en las posibilidades de hacer esfuerzos. Les explicaba ayer mismo en Tunas que estamos en un programa de construcción de 50 centros integrales porcinos, 27 tiene que hacerlos el Ministerio de las Construcciones y 23 los tiene que hacer la Agricultura, la Agricultura a través de naves que adiciona a los centros que tiene, el Micons a través de centros enteramente nuevos. Sumados todos es el equivalente a 50 centros, con capacidad de producir más de 100 mil toneladas de carne al año, con los alimentos que tenemos ahora, sí, recogiendo los desperdicios en todas estas instituciones sociales, utilizando la miel proteica, que sale o puede salir de nuestras fábricas de torula, de las que tenemos más de 10, sin importar un grano de cereal adicional.

Ese proyecto se venía haciendo para un plan de cinco años, y nosotros les hemos planteado a todas las provincias, hay que hacerlo en tres. Y un centro nuevo integral, que lleva más de 54 naves, no puede tardar más de año y medio. Antes eran tres, de modo que hay posibilidades, y muchas posibilidades, en todos los campos, de incremento de producción de viandas, vegetales, arroz, leche, carne de un tipo y de otro. Están surgiendo muchas posibilidades. Y tenemos hoy el pueblo con más cultura, el pueblo con más organización, con más preparación, capaz de hacer estas proezas.

Y realmente hoy, a uno de esos contingentes, que están trabajando excelentemente bien y con una gran organización, yo les decía, los capitalistas se jactan de que hacen las cosas mejor, de que son, por ejemplo, capaces de construir mejor que nosotros. Digo sí, si se compara con las tonterías, las idioteces que se hacían, los conceptos que se aplicaban. Yo les decía, me gustaría ver una empresa capitalista que fuera capaz de construir una presa en el tiempo que ustedes la están construyendo.

Me gustaría ver una empresa capitalista que fuera capaz de utilizar los equipos, como los están utilizando ustedes, con la productividad que los están utilizando.Tenía conciencia que estaba allí ante una organización que es dos veces, tres veces, superior a cualquier organización capitalista.

La disciplina es cuestión de la vergüenza, el honor y la dignidad del colectivo

Y está fundada en principios, en conceptos, en que la propia disciplina, es cuestión del colectivo, es cuestión de la vergüenza, el honor y la dignidad del colectivo. Ellos son los que imponen la disciplina, ellos son los que dicen, este no es digno de ser de este contingente, ellos son los que no aceptan ausentistas, ellos son los que no aceptan ningún tipo de holgazanería; es increíble que no haya ausentismo en ese colectivo de trabajadores, no hay interruptos, ese concepto no se conoce.

Cuidan las maquinas como no las cuida nadie. Y ahí es donde se pueden ver las posibilidades de la Revolución, y como nuestra Revolución, después de 30 años de lucha, la ignorancia, el analfabetismo, formando cientos de miles de técnicos universitarios ¡es capaz, cuando se lo propone, de hacer muchas más cosas que las que hicieron jamás lo capitalistas! ¡Y de hacerlas mejor de lo que las hicieron jamás los capitalistas!

¿Cuántas presas hicieron por ejemplo los capitalistas en este país para acumular agua, para producir arroz, caña, alimentos para el pueblo, leche, carne? No había prácticamente ninguna, alguna represita chiquitica para agua de los pueblos. ¿Cuántas ha hecho la Revolución?, y aquí mismo, ¿cuántas está haciendo simultáneamente, solo aquí en Granma? Tres grandes presas, simultáneamente, y sistemas de canales.

Las presas y los sistemas de riego, que están haciendo aquí en Granma una fábrica de equipos de riego Fregat, que son de alta productividad, y ahorran el agua. Todavía tengo yo que pasar por allí, porque me están esperando incluso. Y no pude venir antes del acto.

¿Cuántas carreteras en las montañas hicieron los capitalistas? ¿Cuánta electricidad llevaron a las montañas, cuántos hospitales, cuántos médicos de familia? La Revolución tiene, solo como médicos de familia, tiene más de 700 médicos en las montañas. Ya no hay montañas de esta provincia, ni de Santiago, ni de Guantánamo, sin médico de la familia. Y hay muchos municipios por ahí, regiones, donde están los médicos de familia, donde la mortalidad infantil es de menos de 10, es increíble.

Los capitalistas no se ocuparon de ninguna cosa social, ni aquí ni en ninguna parte. Les llevamos mil kilómetros de ventaja, pero para hacer esas cosas podemos hacerlas mejor que ellos, y hoy tenemos posibilidades de elevar los rendimientos extraordinariamente, trabajando cuando hay que hacer inversiones.

Con el drenaje parcelario hay que hacer inversiones, aplanar la tierra; en el arroz, hay que aplanar la tierra, ahorra agua, logra productividad; hay que hacer aquí miles y miles de kilómetros de canales todavía en este país. Hoy tenemos las posibilidades de hacerlo.
He visto eso, sí, en hombres de carne y hueso; en masa de carne y hueso. No con la imaginación, y es verdaderamente estimulante, se los digo, me complace poder expresarlo aquí, en esta tarde, hoy, cuando los veo a ustedes, los veteranos, no los viejos, sino los veteranos, que no es la misma cosa.

Sé que han sido estas horas de muchas emociones, para los compañeros, que alegría encontrarse, verse. Yo me preguntaba a mi mismo qué será una reunión de cientos de veteranos, cómo deben hablar, cómo deben hacer historia. Y sé que sobre todo pensarán ustedes en los frutos de la Revolución, en los frutos del esfuerzo, cómo marcha aquello por lo que luchamos, qué tipo de pueblo tenemos hoy, cómo son las nuevas generaciones, de qué son capaces.

Y son capaces de hacer lo que hizo este joven allá, en Cuito Cuanavale, y miles y decenas de miles como él, o son capaces de manejar una industria sofisticada como la de Camagüey, son capaces de hacer en unos cuantos meses 20 kilómetros de carretera, a un costo ínfimo de 62 centavos de gasto por peso producido, o de construir un laminador en 14 meses, y ahora dicen que el próximo lo hacen en 12.

O ver esa juventud que con una naturalidad, la misma naturalidad con que nuestros compañeros, hace 30 años, iban al combate; marchan ellos con sus maquinas y con sus equipos construyendo presas, canales, carreteras, lo que sea. Y digo de verdad, y lo digo con íntima satisfacción, que fruto de los esfuerzos de los luchadores, hoy tenemos un pueblo mil veces más preparado que el que teníamos entonces, un pueblo más culto, un pueblo más consciente, un pueblo más confiado en sí mismo, un pueblo capaz de multiplicar las más grandes proezas que se hayan realizado a lo largo de la historia de nuestra Revolución, un pueblo de combatientes heroicos en la defensa de la patria y en cualquier lucha justa, un pueblo capaz de ser heroico en el desarrollo, en el trabajo; un pueblo que cuando se lo propone alcanza lo que quiere; un pueblo, ese pueblo de internacionalistas, ese pueblo que hoy, allá, fue capaz de enviar lejos de la patria 50 mil hombres; un pueblo donde médicos, maestros, trabajadores, colaboradores, están dispuestos air a cualquier parte del mundo, a cualquier sacrificio; un pueblo capaz de empinarse, organizarse, armarse y sentirse capaz de parar al imperio, si el imperio tratara de lanzar algún zarpazo contra nuestra isla; un pueblo capaz de admirables proezas en el trabajo.

En fin, un pueblo como este que vemos aquí, donde detrás de los bloques de los compañeros de la Columna Uno, veo agruparse miles y miles de hombres y mujeres con sus uniformes de integrantes de las Milicias de Tropas Territoriales, y ese es el fruto de los esfuerzos y los sacrificios. Un fruto del cual se podrían sentir orgullosos todos aquellos inolvidables compañeros que vimos caer a lo largo de estas luchas durante más de 30 años, y por ello, viendo aquí numerosas banderas, y esa bandera tan hermosa de la estrella solitaria, digo, nunca fueron mejor defendidas, nunca fueron mejor escoltadas estas banderas.

¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

(Tomado de Periódico La Demajagua, Bayamo, M.N., jueves 1 de diciembre de 1988, año XII, no. 288, pp. 2-4.)

Agradecimientos al Historiador de Bayamo Ludín Fonseca por su colaboración para obtener este valioso material.