Historia de dos
El hombre que amaba a los perros, perfectamente podría ser el título de esta entrevista, pero a Adrián Batista Morales no le sonaría bien la conjugación del verbo en copretérito y muchos pensarían, al instante, en la novela de Leonardo Padura. Así que mejor hablo de dos que, aclaro, también, son uno cuando de olfato y trabajo se trata, o al menos eso dicen en el Aeropuerto Internacional Jardines del Rey de la cayería norte avileña.
Por eso, esta es la historia de Adrián y Petro. El primero, con 32 años de edad y nueve de ellos como Inspector de la Técnica Canina en la mencionada terminal aeroportuaria. El segundo, un Springer Spaniel con apenas cuatro años cumplidos, aunque en realidad pueden ser muchos más según explica la ciencia, y tantas maletas olfateadas como viajeros aterrizan en el llamado paraíso del lujo natural al norte de Ciego de Ávila. En su conjunto, el dúo encargado de evitar la entrada de drogas al país por este punto de la geografía cubana.
Y entiende Adrián que pueda su esposa sentirse celosa porque hay semanas en que pasa más tiempo con el perro que con ella, o que su hijo pequeño le ponga cara extraña al escuchar al papá decir que el animalito es “el niño de sus ojos”, cuando ambos saben que en casa la condición es compartida por contar Petro como un miembro más de la familia.
Se conocieron cuando el can tenía un año y dos meses y llegó a la Aduana de esta provincia procedente del Centro de Cría del Ministerio del Interior (Minint) en Matanzas. Cuenta Adrián que desde el mismo comienzo surgió la química que auguraba buenos resultados, pues en solo tres meses, de seis que duraba el curso de preparación, Petro estuvo listo para empezar la faena.
¿Aprende rápido entonces?, inquiero al tutor, y no pasan ni dos segundos para escuchar “la verdad es que sí”, mas lo hace con tamaña satisfacción que, incluso, el orgullo rebasa el uniforme de aduanero que lleva puesto mientras le hago mis preguntas.
Cada dos días, Adrián y su perro se someten a las casi dos horas de viaje que separan al aeropuerto de la ciudad cabecera, sin embargo, contrario a lo que pueda imaginarse, el trayecto es tranquilo, “todo el camino va echado bajo mi asiento, parece que ya está acostumbrado” aunque nada más que desciende del ómnibus se desatan las energías.
Casi todos los días hay entrenamiento porque “de fallar el olfato estarían entrando al país sustancias peligrosas, y no podemos darnos ese lujo”, de ahí que continuamente se corrijan las dificultades del animal en la obediencia, la búsqueda y la identificación de olores.
Las fechas en que no viajan hasta Cayo Coco, tampoco se vuelven sinónimo de descanso, solo que el adiestramiento cambia de escenario “pues uno siempre quiere tener a su perro lo más preparado posible”. Entonces, hasta el Parque de la Ciudad va el dúo para ejercitar la disciplina, o algunas veces, la Terminal Interprovincial de Ómnibus Nacionales es el lugar escogido “para que Petro no pierda la costumbre y se adapte a trabajar entre el grupo de personas”.
Antes de arribar cada vuelo hay todo un ritual propio a seguir. El can debe hacer sus necesidades fisiológicas y liberar energías, “solo así puede entrar más concentrado a trabajar” y reconoce el dueño que “esta raza va sobrada de entusiasmo, vaya, que son muy locos”. Suerte que ya conoce ese carácter y todo se mantiene bajo control. Luego le coloca “su uniforme” al perro y pasan al salón a esperar la entrada de maletas y viajeros. Entonces Petro bajará y subirá de la estera, irá de un lado para otro del lugar mientras le pone el hocico a todo lo que pueda parecer sospechoso y más de un pasajero se encantará con él.
Y habrá noches en que a Adrián le supere el cansancio, en cambio el animal estará como si nada “porque ese que usted ve ahí”, dice mientras le indica a Petro que debe sentarse, “tiene la misma energía al comienzo del día que a las 12:00 de la noche cuando ya han pasado 10 vuelos por esta terminal”.
Pienso que alguna vez debe haberse sentado a ver el programa de El encantador de perros que transmitían por el canal televisivo de Multivisión, pero al final me doy cuenta de que, en caso de no haberlo hecho nunca, tampoco es que le hiciera mucha falta. Relata que antes de trabajar con la técnica canina para la identificación de drogas, también lo hizo con la de explosivos. Para ese entonces trabajaba con un Labrador negro, que le regaló el primer lugar en la competencia nacional, y luego un Cocker Spaniel, que le dio una cuarta posición, escaño que mejoró el pasado año cuando Petro alcanzó el tercer puesto del país.
En más de un operativo contra el tráfico ilegal de drogas han participado juntos fuera del aeropuerto, mas es en este último donde verdaderamente se sienten como en casa. Bien que se conocen por estar uno educado a la forma del otro, y prefiere Adrián no pensar en el día en que Petro ya no pueda estar, pues detrás de lo que han conseguido “hay mucho de entrenamiento, pero, también, de complicidad y eso, desgraciadamente, no se logra en dos días”.
(Tomado de Invasor)
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Bella historia con un final feliz, aseguran que las drogas no lleguen a nuestras calles y nuestros niños crecen en una Cuba sin drogas.
@educarabos estoy de acuerdo con usted con su comentario, pero las drogas no solamente se evitan que entren a nuestro país desde el exterior, sino que también existe una lucha sin cuartel para que desde adentro no se propaguen en nuestras calles pues bastante casos ya han ocurrido(de los cuales muy pocos se conocen) de siembra y distribución.
Muy bueno el reportaje con el reconocimiento, que al igual que él y su perro, lo hacen día a día miles de compañeros de la Aduana, para evitar que ese flajelo se intruduzca en el país y dañe la salud y la vida de miles de personas. Recuerdo en mis tiempos de trabajo en Cayo Largo del Sur, como compañeros abnegados de esta Institución Nacional, desarrollan su trabajo, en el Aeropuesto Internacional "Vilo Acuña". Honrar honra, dijo Martí, por eso todo el RECONOCIMIENTO a esos compañeros muchas veces anónimos pero extremadamente importante en esa tarea. Mis saludos.
...los perros...nuestros mejores amigos....siempre nos encantan y nos enternecen. Es una pena enorme ver cuantos hay abandonados en nuestras calles, cuanta gente los maltrata, los echa a la calle si se enferman. Para esa gente, amputada de alma y de sentimientos, espero que la vida les devuelva lo que dan....
Excelente entrevista y labor que realiza el joven. Me conmueve la historia y es que yo tambien tuve un perro y les digo cuando se les coge cariño es verdaderamente el niño de los ojos del dueño, desgraciadamente ya no está conmigo y es terrible su pérdida ojalá y Petro tenga larga vida.
Al parecer Petro está bien preparado y es una garantía para nuestro país poder contar con ejemplares como él.
Honor a quien lo merece,lucha por tu gente,la droga mata,corrompe,separa fámilas sea la que sea.saludos desde el africa.
Felicidades a ese duo por el importante trabajo que realizan!! Exitos.
Buen trabajo..el de la periodista y el de Adrián y Petro.
Bello trabajo, y excelente equipo, parabienes.
!Bonita historia la de Adrian y Petro, los perros son una de mis mayores alegrías, que dure mucho ese amor..y esa complicidad!
Linda historia, se lo que se siente por estos animalitos. Yo amo a mi pekinesa y se lo que siente Adrian por su Springer Spaniel, es algo maravillosa, son parte de nuestras familia. Igual mi hija muchas veces me dice y yo no cuento, claro que cuenta, pero es que esto es otro amor, no sabria descifrarlo, hay un poco de lastima, de ternura, de amor, bueno en fin todo eso y mas. Cuando se me enferma lo sufro mucho, y lucho mucho hasta su restablecimiento. en fin ella es un amor de perrita.
Nunca estaré preparada por si un dia me falta
Cito: El perro es el único ser en el mundo que te amará mas de lo que se ama a si mismo.
-John Billings-
Mucha alerta con los canadienses que se acabo de legalizar la marihuana en ese país.!!!
Que bueno contar con amigos como Petro ,cuidalo para que siga preservando nuestra sociedad
Hermoso dueto y hermosa labor la que hacen juntos. Los perros son increibles y adorables, cuídense mucho uno al otro