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Nervios

 Foto: Kaloian.

Aunque científicamente los nervios tienen su significado fisiológico, a nivel popular suelen asociarse a estados de ánimo o comportamientos humanos determinados. Así encontramos a los que tienen los "nervios de acero" esos que logran mantener la calma hasta en las situaciones más extremas, sin comedura de uñas, ni sudores en las manos. Son esos tipos que parecen figuras de cera, impasibles en el final del noveno inning, cuando su equipo pierde por una carrera, las bases están llenas con dos out y el bateador de turno presenta conteo de tres y dos.

En el barrio teníamos un cartero: Sellito, el tartamudo y siempre escuché decir a mi madre que le ponía los ¨nervios de punta¨ porque el dichoso hombre acostumbraba a pregonar el texto de los telegramas un poquito antes de entrar en la casa de la gente, imaginen la escena de su voz encasquillada y el destinatario loco por saber la noticia completa, para colmo  tenía  el antecedente de lo ocurrido en casa de María Percances, que vivía en la parte superior de una biplanta y apresuró a Sellito a terminar  cantando el mensaje que él pretendía leer iniciando con un: A TU MA, A TU MA, A TU MA, nada, que el pobre obedeció y la tonadilla que le salió fue bastante tétrica:  QUE A TU MADRE LA CHOCÓ UN CAMIÓN, con musiquita y todo.

Otros suelen decir que están en un ¨puro nervio¨ cuando esperan una noticia importante, cuando los hijos entran a las pruebas de ingreso para la universidad o cuando descubren que el camión de las papas anda por las cercanías del agro y no encuentran la libreta de abastecimiento en el lugar donde se guarda habitualmente.

Existen tareas, deportes y oficios que precisan nervios más afinados, porque allí los errores por apresuramientos o señales temblorosas pueden ser muy costosos. Nunca se me olvida que en el barrio nadie quería de compañero en el dominó a Emicenio la Pestaña, al que le resultaba inevitable un parpadeo nervioso del ojo derecho cuando el juego se podía trancar y tenía amplias posibilidades de ganar la partida.

De los nervios del cuerpo el que más escuché mencionar en mi infancia fue uno que nunca olvido, sobre todo porque su nombre se usaba mal y me ponía a volar la imaginación hasta los confines de la Muralla China, se trataba de Isidora alias La Tuerca, por sus abundantes rosquitas en la barriga, que se lamentaba de permanentes dolores en el ¨nervio asiático¨ cuando se refería a su crónica ciatalgia.

Y aunque el sistema nervioso tiene que ver con toda la biología humana, en Cuba solemos vincular más el asunto a posibles trastornos siquiátricos; miren si es así, que hace dos días hablé con la abuelita de mi primo, una viejita combativa y llena de cubanía; que, refiriéndose a las payasadas políticas del Secretario de Estado yanqui, Mike Pompeo, me dijo: VISTE ESO MIJO, EL POBRE, DEBE ESTAR MALO DE LOS NERVIOS.

(Tomado de La Bicicleta)