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¡Voten por Ron Perlman para presidente de Estados Unidos!

“Es bonito soñar que Estados Unidos, Rusia y Cuba colaboren en un acto humanitario, que trascienda ideologías, gobiernos, naciones.” Foto:Racso Morejón/El Caimán Barbudo.

Conocer a Ron Perlman y conversar un buen rato con él, fue otra lección de vida para mí. Pocas veces he sentido tanto no dominar el inglés para disfrutar a plenitud del humor de este norteamericano tan poco hollywoodense, que ríe de todo, especialmente de él mismo.

El historietista Charles M Schulz, creador del clásico Peanuts, en una ocasión dijo: “Si se me diera la oportunidad de hacer un regalo a la siguiente generación, sería la capacidad de reírse cada cual de sí mismo”. Yo desearía hacer el mismo legado. Y pondría a Ron de ejemplo.

Mas que entrevistarlo conversé con él, traductora mediante, una mañana en el Hotel Cohíba. Allí me llevó Adriana Moya, una de las productoras de audiovisuales que más respeto; estaban, además, Gabriel Berastain (de quien escribiré en unos días) y mi amigo y compinche Racso Morejón que tiró las fotos, y ¡por suerte! grabó en su teléfono porque la grabadora se me trabó. Todos reíamos con las ocurrencias de un pichón de judío nacido en Nueva York y que hoy por hoy está enamorado de Cuba.

Leí sobre Ron antes de ir a la charla y varias veces decía en español “mentira”, sobre asuntos que en la web se aseguran que él dijo o hizo. Pero lo hacía de tal forma que desencadenaba la risa de los demás.

Empecé, por supuesto, llevándolo a sus inicios. “Lo de mi familia era la música. Mi padre y mi madre eran músicos y se suponía que yo fuera músico. Pero el problema conmigo es que para eso se necesita disciplina y dedicación. Entonces yo tenía que competir con mi familia haciendo algo diferente, y busqué, busqué, busqué, por algo que no necesitara disciplina ni talento. Así encontré la actuación”, contaba él y se reía con ganas.

Me cuenta que a los trece años, en lo que sería el nivel de la secundaria básica en Cuba, hizo su primera obra de teatro “en una comunidad de gente rara donde no me sentía mal”; y al preguntarle si el teatro es la gran escuela de toda actuación fue categórico: “Eso no es cierto, otra de las mentiras que encontraste en internet”.

Vuelvo a la carga de forma equivocada. “¿Se estrenó en la televisión primero?” Su NO llegó con otra carcajada. Sus primeras apariciones en el audiovisual fueron en el cine: Los conquistadores del fuego (1981, de Jean-Jacques Annaud) y En nombre de la rosa (1986, de Jean-Jacques Annaud), ambas vistas y aplaudidas en Cuba.

Por esas cintas, el director de la serie televisiva de culto La bella y la bestia, y su responsable de maquillaje lo llamaron. “Pensaban —me dice y ríe Ron—, que no necesitaría maquillaje para hacer a Vincent”. Lo que por supuesto es una broma, pues en cada filmación se sometía a cuatro horas de preparación. El maquillaje y las prótesis fueron diseñadas por Rick Baker, mago del maquillaje con ocho Oscares en su poder.

Ese primer trabajo en la tv fue un personaje que estaba cubierto todo el día. “No podía hacer televisión sino estaba completamente cubierto”. Y vuelve a reír como recomendaba mi admirado Schulz.

¿Cuál de sus películas le gusta más? “Padezco de la maldición de muchos actores que cuando veo lo que hago le encuentro los defectos”. Incluso al corto Two Soldier, de Aaron Schneider, que en el 2003 obtuvo un Oscar.

Le pido me explique por qué dijo que la tv es hoy más seria que el cine “Es mentira, nunca dije que fuera más seria. El cine ha perdido mucha fuerza y se ha vuelto débil. Vivimos en un mundo que está de cabeza, el cine solía ser el mundo ideal, pero por cómo está el mundo ha perdido fuerza. Si no estás haciendo una película de 200 millones de dólares, sino una de 250 mil dólares nadie está bien pagado, no hay nada en el medio. Antes había películas de grandes presupuestos y de poco, ahora no. El cine siempre se había sostenido por las cosas que iban en el medio, que ya no se hacen”.

Agrega: “Ahora con la invasión del entretenimiento que llega a todas las edades, cosas como Nexflit Amazon, que hace que la película vaya a ti… El cine hoy no tiene que ver con otra cosa que no sea la fuerza del mercado. La gente se ha acostumbrado a recibir el entretenimiento de otra manera a como se hacía hace 40 años. Soy lo suficientemente viejo para recordar la época de salir con tu novia, ver una película, tomarte una coca cola, sentarte con mil personas en la misma sala, mirando la visión de un director y disfrutar de un espectáculo”.

Ron Perlman y Paquita Armas Fonseca, en entrevista en el Hotel Cohiba. Foto:Foto:Racso Morejón/El Caimán Barbudo.

Le comento: “Se ha perdido el misterio de la sala oscura”; y él continúa desarrollando su idea: “Todos los escritores que estaban escribiendo películas en los 60, ahora estarían corriendo para la TV. Por varias razones: primero porque hay cien plataformas nuevas en Estados Unidos, 30 canales por cable, 15 por streming… Es mucha competencia, donde se necesita mucha originalidad, y es extremadamente peligroso… Si a eso se añade que les pagan bien. Además, tienen un buen ambiente para hacer televisión, lo mismo que en el cine, excepto por el cheque. El cine era una industria que antes podías criar a tus hijos y retirarte con dignidad, ahora ya no es así”.

Llegamos a Sergio & Serguei y su participación en ese filme. “La culpa es de Adriana. Llego a ella por un gran amigo, excelente fotógrafo, enamorado de Cuba, Gabriel, que me trajo por primera vez y me presentó a personas que hacen cultura y así tuve una primera reunión con Adriana y me contó que estaba produciendo una película y necesitaba un actor norteamericano… Una excelente convergencia de alguien que está apasionado por encontrar cine independiente y, por accidente, se topa con una bonita experiencia aquí”.

¿Qué sintió por los fuertes aplausos que recibió en el cine Acapulco en diciembre pasado? “Pensaba que eran para otra persona; esa es mi defensa”. Y agrega: “Para un americano, tan solo visitar Cuba es una cosa surrealista. Por sesenta años nos han dicho que Cuba es una fruta que no debemos comer, que esas personas son tus enemigas y nunca debes tener relaciones ni admiración por ellas, pero nuestros políticos tienen una agenda muy distinta a la tuya y la mía”.

Ron confiesa: “La emoción de estar en el secreto dentro del secreto de cómo los cubanos hacen cine, en su país, hecho por cubanos y no una compañía americana que viniera a hacer su película, me convirtió en un niño de ocho años, levantándome en navidad, pensando en qué regalo abrir antes; y lo que descubrí es que en La Habana hacen películas exactamente cómo se hace en EEUU. Se dice Acción en otro idioma, lo demás es prácticamente lo mismo. Hacer películas y contar historias se hace de la misma manera en cualquier lugar. Hay cosas que afectan, sobre todo los recursos, a veces no hay dinero y ha sido una experiencia, pero mientras más escasez de dinero, más corazón le ponemos”.

¿Dijo usted que aquí la gente tenía un corazón especial o también esa frase es mentira? Ríe y dice: “Eso sí lo dije, pero creo que fue ′un espíritu especial′. ¿Lo dijo por su equipo de trabajo o por la gente? “He caminado bastante, soy un visitante que ha tenido el privilegio de mirar este país andando con personas muy creativas; pero también he salido por la noche, caminado por las calles, he manejado aquí… He visto ese espíritu, una fuerza de vida, una cosa vibrante, en la manera que la gente habla, fuma, en la que baila, la forma en la que ven películas, y todo eso trasciende cualquier ideología”.

¿Me habla de su proyecto sobre Hemingway? “Conocí a Enrique Cirules; me llevó a la casa de Hemingway, también donde este tomaba daiquirí… Yo estoy en la edad que tenía Hemingway, simpatizo con la reacción que tuvo cuando llegó a La Habana, que se parece a la mía. Es una cosa inexplicable que nos sucedió a ambos como americanos y que sólo lo podría expresar con arte. Por eso quiero hacer la película de los últimos días de Hemingway en Cuba, como me los describió Enrique y, finalmente, quiero hacer una película puramente cubana con un guionista cubano, con un director cubano, con un equipo cubano igual que en Sergio & Serguei”.

Le comento que mi madre decía que el trago malo se tomaba al final y luego se bebía mucha agua, por eso le suelto: ¿Me dice algo de Donald Trump? “Es un salvaje. Hay un grupo grande de personas… y yo estoy en primera línea, incluso proponiéndome yo mismo para presidente… que están en contra de su política, en específico con Cuba”.

Acto seguido razona: “Si hay algo bueno de Trump, es que nos hemos dado cuenta de la fragilidad que tiene la percepción de la libertad, la forma que se comporta es igual a la de los fascistas, todo lo que está haciendo va en contra de la libertad. En Estados Unidos dábamos por sentado que teníamos libertad. Te aclaro que me preocupa su comportamiento, y el apoyo que está teniendo de personas que se supone están para protegernos”.

Ron casi susurra: “La democracia está en un lugar muy triste y cuando un artista como yo tiene que anunciar que se va postular para presidente, porque estamos confundidos con todo lo que ha pasado, te das cuenta que estamos en problemas”.

“Mira, a mí Sergio & Serguei me ha ayudado a entender. Es bonito soñar que Estados Unidos, Rusia y Cuba colaboren en un acto humanitario, que trascienda ideologías, gobiernos, naciones. No creo que Obama tuviera una agenda mercenaria: abrió las embajadas, se reunió con Raul, fue al juego de pelota. En mi opinión no era una agenda agresiva contra Cuba, no tenía nada que ganar con eso. Lo primero que se hubiera ganado es elevar la calidad de vida. Hay una diferencia entre usar tu poder para agredir y usarlo para ayudar”

Y Ron concluye: “Acabo de llegar en vuelo directo desde Nueva York; antes de Obama eso no podía pasar. Y ahora, cuando regrese a Estados Unidos, voy a tener que estar escondiendo mi amor por Cuba… pero eso no lo voy a hacer nunca. Les digo ′Voten por Perlman′ en el 2020”. Su risa vuelve a inundar el espacio y yo pienso que aunque este hombre se ría de casi todo, empezando por él, seguro que yo de poder hacerlo, votaría por él para presidente de Estados Unidos.

(Tomado de El Caimán Barbudo)