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El papel lo aguanta todo... cuando las empresas sobrecumplen

La Empresa Provincial de Acopio cerró el 2017 con sus utilidades sobrecumplidas al 730 por ciento. Cuando sus ganancias no prometían llegar al millón de pesos. Foto: Alejandro García/ Invasor.

Y aunque no son falsas las noticias que exaltan el sobrecumplimiento de los planes, casi nunca dicen toda la verdad. Porque detrás del listado de las empresas que reciben aplausos y aplausos, están también las explicaciones; y no todas apuntan a la eficiencia y productividad

Hay un dato que dejaría perplejo a los avileños acostumbrados a perseguir las viandas, al punto de querer sacarlas hasta del surco: la Empresa Provincial de Acopio cerró el 2017 con sus utilidades sobrecumplidas al 730 por ciento. Cuando sus ganancias no prometían llegar al millón de pesos, ellos terminaron “quedándose” con casi seis millones; y eso, en el mismo año de intensa sequía, huracán demoledor y sin que los precios de venta se fueran por encima del tope.

“Na, esa historia está muy mal contá', ¿de dónde sacaron tanto dinero?”, dice sin tapujos Tomás, el vecino de los bajos, acostumbrado a recibir adelantos de lo que “cocina” Invasor y a recurrir a la placita de su esquina, donde la vendedora, ante el número, abre los ojos… y cierra la boca.

No lo hacen, sin embargo, desde las direcciones provinciales de Economía y Planificación y la de Finanzas y Precios; las dos entidades que observan con lupa los vaivenes de la economía en el territorio y ni así alcanzan, a veces, a divisar la lógica.

“Habría que analizar sus estados financieros por dentro para emitir un juicio acertado, aunque de manera global, la causa fundamental que suele determinar estos comportamientos a escala provincial (y nacional) está asociada a la concepción de un plan con reservas enmascaradas, escondidas, distorsionadas…”, confiesa Ileana Venegas, directora de Economía y Planificación, los sinónimos parecen no alcanzarle.

Una fórmula lo ilustra: “La utilidad es el monto de lo que ingresaste, menos lo que gastaste. Entonces, si aumentas los costos de producción (en el plan) y luego produces más barato, obtienes mayor utilidad y eso hasta te permite pagar más porque los ingresos son superiores”, explica Ricardo Dapía, al frente de la Dirección de Finanzas y Precios, mientras aclara que esa es solo una manera de las muchas que pueden incidir en que se alcancen semejantes indicadores.

Pero ni él ni Ileana se atreven a afirmar que eso sea lo que haya pasado en las entidades que en Ciego de Ávila concluyeron el pasado año con utilidades por encima del 200 por ciento. “Tienen que meterse en esas empresas y preguntar el por qué del porqué, del por qué”. Así le dan el pie forzado a este diario que ya había repasado varios criterios (como el de un experimentado y avezado colega que titulara su artículo de Granma, De la planificación y otros apuros, y el del doctor Oscar Fernández Estrada, del departamento de planificación en la Facultad de Economía, de la Universidad de La Habana —que “enseñara” en uno de sus artículos que “la elaboración de los planes transita por un mecanismo tergiversado que convierte en un campo de batalla el proceso más importante del sistema”— y hurga, no obstante, en opiniones de los implicados, a sabiendas no solo de que el papel lo aguanta todo, sino de que los entresijos de la planificación son tan enrevesados para un equipo de investigación periodístico, como la economía misma.

Acopiando razones

Infografía: Invasor.

Cuando ya estaba hecho el plan del 2017 y establecido que debíamos aportar un impuesto del 70 por ciento para algunos productos, llegó otra resolución que lo modificaba, y debía ser, entonces, el 42 por ciento. Y cuando pensamos que debíamos calcularlo así y ya habíamos confeccionado el plan del 2018, llegó otra y volvió a modificarlo. ¿Te das cuenta?”, pregunta Ariolys Díaz Armenteros, directora contable-financiera de la Empresa Provincial de Acopio, consciente de su retórica.

Por esos desajustes, generados ministerialmente, las cuentas terminaron favorables a Acopio (en este caso). Encima, productos como el frijol, que debían aportar, primero el 70 y luego el 42 por ciento, crecieron en entrega y más guajiros de los pactados acopiaron los granos que la entidad comercializó en más de 6 000 toneladas. El arroz que se distribuyó en los mercados, a causa del huracán Irma, también disparó los márgenes de Acopio y la empresa terminó sumando millones, no previstos.

¿Y por qué no reajustaron el plan?

— "El ministerio no lo permite, solo está concebido que se haga ante situaciones excepcionales; y esa (las resoluciones que lo varían) no está contemplada como tal", refiere Ariolys.

No obstante, la especialista subraya que sí hay resultados generados por su centro y a pesar de que hoy pagan las “culpas” de otros y tuvieran que abonar casi medio millón de pesos en intereses al banco, debido a la falta de liquidez que genera la deuda de más de 30 millones contraída por otros con Ciego de Ávila (fundamentalmente Camagüey). Entre esa cifra y los más de 300 contratos incumplidos que del surco no llegaron a la entidad, la empresa debió sortear tropiezos hasta lograr resultados positivos.

Entre ellos, su director, Roberto Sarmiento Álvarez, señala la eficiencia con que han realizado sus operaciones mercantiles, pues las cuotas establecen que por transportar un millón de toneladas de comida pueden consumir hasta 53 toneladas de combustible, y allí promediaron 46 y llegaron a implantar récord con 33 toneladas. Aunque los remolques de 12 camiones tributaron a ello y se devolvieron al gobierno del territorio cientos de miles de litros de petróleo, el ahorro supone, de alguna manera, que los índices implantados, desde arriba, no fueron todo lo objetivo que debieron.

Como sea, el estado financiero de la empresa, que el año anterior (2016) cerrara con pérdidas, a causa de un desfalco de millones de pesos, concluyó el 2017 con saldos muy positivos, sin que se hayan traducido, en lo fundamental, en más comida transportada del surco a la mesa.

Empresa Materiales de la Construcción. Foto: Alejandro García/ Invasor.

Una cara parecida mostró la empresa Materiales de la Construcción, cuando sus utilidades llegaron al 244 por ciento y el sobrecumplimiento llamó la atención. Ya al cierre de noviembre, la unidad de subordinación nacional (encargada de producir materiales para la Vivienda, la venta en las tiendas de Comercio Interior, la Cayería Norte y otros encargos estatales) tenía en sus cuentas montos superiores a los tres millones de pesos que no estaban planificados y serían el preámbulo de los vítores. Lo “curioso” del caso es que lo bueno para ella resultó dañino para otros, pues esa bonanza se explica por los materiales que, al no ser extraídos por las contrapartes, se comercializaron a precios por acuerdo, mediante nuevos contratos.

Obviamente, y en ello coincide José Ernesto Benítez Torres, su director económico, nadie planifica el incumplimiento; de ahí que los bloques, por ejemplo, que no asumió Comercio Interior y le paga a esa entidad a 1.05 centavos, fueron vendidos a otras empresas a precios que oscilaron entre 2.00 y 2.50 pesos. De tal manera, el costo de la no ejecución de otros terminó favoreciendo a la Empresa de Materiales y a quienes no tienen acceso (contrato) constante a esa industria, debido a la insuficiente capacidad productiva.

A la par de esa inyección, las inversiones en la trituración del rajón de voladura calzó la eficiencia en la fabricación de materiales; la agilidad en los pagos de intereses al banco disminuyó la recarga financiera; la reducción de gastos indirectos hizo lo suyo… Pero de los más de 6 millones de pesos con que la industria excedió sus ventas planificadas, más de la mitad del monto se logró “gracias” a otros; y no, precisamente, porque de las manos de Leonides Degalis (operador de una de las dos bloqueras más modernas del país instaladas en esta provincia, perteneciente a la UEB Hormigón y Terrazas) salieran más bloques, aunque también en ese indicador se creció.

Siete de las ocho empresas con utilidades por encima del 200 por ciento en Ciego de Ávila son de subordinación nacional y solo una rinde cuentas al territorio.

Para la Empresa de Suministros Agropecuarios, otras de las entidades que aparecen en la nómina con altos resultados, la explicación es aún más triste y el delegado provincial de la Agricultura, Orlando Pérez Pedreira, corrige cualquier malinterpretación que se haga del 132 por ciento de sobrecumplimiento. “El huracán mojó muchos sacos de fertilizantes que se vendieron a precios inferiores y en altos volúmenes, que no estaban planificados. También algunos productos, como las cántaras de leche hechas en Cuba, subieron los precios”.

Empresa porcina. Foto: Nohema Díaz/ Invasor.

Sin embargo, es el caso de la Empresa Porcina, uno de los más llamativos (y lo sabe el Delegado): ¿cómo sin cumplir, siquiera, sus planes de producción, pudo cerrar el año con un sobrecumplimiento del 500 por ciento en sus utilidades?.

Si bien Wilfredo Guerra Quesada, Director Adjunto de la Empresa, María de las Mercedes Véliz Díaz, directora contable financiera, y el propio Orlando ahondan en el tema, para los avileños no-entendidos, podría resultar muy contradictorio que una empresa que deje a los consumidores con ganas de comer cerdo a 16.00 pesos la libra, termine el 2017 con aplausos en su gestión financiera.

A la incomprensión podría sumársele el hecho de que este mismo diario publicó, en diciembre pasado, el retiro de los cinco grandes productores de cerdo en esta provincia, que atesoraban más de 20 mil cabezas.

Pero las cifras se justifican en varias aleaciones: Porcino tuvo que disminuir compras a productores porque, tanto el matadero como la industria presentaron dificultades para asimilar la carne. Los márgenes de esa ganancia son menores (compra al productor y vende a la industria) que cuando entrega cerdos de sus propias cochiqueras. Y ahí estuvo el “disparo”, pues tres cochiqueras estatales debieron ser desmanteladas ante el peligro de infestación y el dinero terminó multiplicando ganancias. Fue en la procedencia de la carne y no en su cantidad, donde se asentaron los “resultados” del Porcino.

Aparente contradicción experimentó el sector azucarero que quedó al 84 por ciento de su plan productivo (menos caña molida) y, no obstante, llegó a recaudar utilidades al 299 por ciento de su plan. Después de haberse roto la saga de cumplimientos que caracterizaba a este sector avileño, Eduardo Larrosa Vázquez, director general de la Empresa Azucarera, admite que, desde instancias nacionales, cambiaron la ficha de costo del azúcar, cuando ya los planes estaban hechos. Al pagarse mejor el producto, ellos recaudaron 60 millones de pesos, por encima de lo previsto.

Con el plan de utilidades al 202 por ciento aparece la Empresa Provincial de la Construcción. Quizás, con el ejemplo más fácil de ilustrar (y lógico) porque —aunque su director general, Enrique Ordoñez de la Paz y su director económico, Ismael Ruiz Hipólito, hablen de números, y de millones por encima— el huracán Irma vino a ponerle rostro y agradecimiento a sus producciones, obligadas a crecer.

Estas muestras avileñas no son exclusivas del territorio. Tampoco del 2017. Cada año, varios sitios del país y discursos oficiales dan cuenta de excesos que acostumbran a traducirse en esfuerzo y productividad, casi por instinto.

Y aunque el papel, se dice, lo aguanta todo, en la economía cubana las lecturas entre líneas son más recomendadas; y aun así, casi nunca se entienden, a la primera.

Por eso el criterio de Ricardo Dapía, director de Finanzas y Precios en esta provincia, viene a ser un jarro de agua fría ante el “júbilo” económico: “Cuando una empresa, por las razones que sea, obtiene sumas no planificadas, disminuye el aporte real que el país podría adquirir. Disminuye, entonces, la posibilidad de redistribuir esos ingresos, de usarlo, y aumenta la deuda pública. Se compromete el futuro”.

(Tomado de Invasor)