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Pablo y Pasionaria, tú a tú de dos caracteres esplendentes de la Guerra Civil Española

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En julio de 1936, cuando se producen los alzamientos militares contra la República que dan inicio a la guerra civil, Dolores Ibárruri es ya Pasionaria, tiene 40 años y es figura relevante dentro del Partido Comunista de España. Por esas mismas fechas, Pablo de la Torriente Brau se encuentra exiliado en Nueva York, participa en mítines de apoyo a la República Española y en agosto hace saber a sus amigos más cercanos su decisión de embarcar para España. Sin embargo, ya desde Norteamérica está enterado Pablo de quién es Pasionaria y de lo que representa su palabra para los combatientes.

En septiembre Pablo viaja a Europa en el Ile de France, desembarca en el puerto de Havre y asiste al Congreso de la Paz en Bruselas. De ahí, prosigue hacia París.

En la primera de sus crónicas, fechada el 10 de septiembre de 1936 y titulada ¡Des Avions pour l’Espagne!…, revela sus primeras impresiones sobre Pasionaria, quien habla en un mitin popular en el Vélodrome d’Hiver:

…Pero la mayor expectación ha sido para los oradores españoles. Aquí estuvieron Marcelino Domingo y Dolores Ibárruri, la Pasionaria famosa, que en un mitin monstruo en el Vélodrome d’Hiver arrebató al público. Su nombre, su majestad patética, su enorme fuerza moral, su palidez de cansancio, en contraste con su ropa negra, los mechones blancos sobre su cara aún joven, ejercieron una singular fascinación sobre los parisienses, que la aclamaron delirantemente.

La Pasionaria fue también a Bruselas, aprovechando que se verificaban en la hermosa capital belga las sesiones del Primer Congreso Universal por la Paz, al que asistieron cerca de cinco mil delegados. No llegó sino el último día, cuando se cerraba el Congreso con una gran fiesta por la paz, a la que concurrieron cincuenta mil personas. Y ella no pudo hablar, pero el público, en una ovación extraordinaria por lo intensa y prolongada, saludó su presencia en el estadio, testimoniando de esa manera sus simpatías por la causa española.

En adelante abundan las referencias a Pasionaria, tanto en las cartas como en las crónicas de Pablo desde España. El 21 de octubre, en crónica madrileña, apunta: “Antes de ayer, Pasionaria les habló a cinco mil soldados que fueron a ver We are from Kronstadt”.

Dos días después, el 23, Pablo prosigue en su correspondencia el diario acontecer político y bélico de la Península:

En Mundo Obrero es Pasionaria quien, en un artículo titulado “No hay dilema: ¡Vencer, cueste lo que cueste!”, de una manera admirable, en su técnica, a la vez bella y poderosa, ofrece la fórmula: “No es esta una guerra de grandes combates, donde sobre la arena de la lucha se enfrentan millares y millares de hombres. Es la guerra de las encrucijadas, de las sorpresas, de las guerrillas, de las audacias. Cada hombre, un guerrillero, cada soldado, un héroe; cada jefe, un verdadero dirigente, no un militar de oficio que no sienta la causa por la cual lucha el pueblo; cada o hombre o cada mujer, un miliciano dispuesto a sacrificar la vida. Un metro de terreno, un parapeto; una casa, una fortaleza; una calle, una trinchera; una fábrica, un cuartel donde se forjen, al mismo tiempo que las armas de la victoria, hombres para la lucha, soldados de la causa antifascista”.

Pablo entrevista al secretario general del Partido Comunista Español, José Díaz, quien le aclara que “por gestiones de Pasionaria han sido libertadas ciento cincuenta monjas; les hemos dado su mismo convento, que está aquí atrás, y ahí las tienes, haciendo sus rezos y sus oraciones, satisfechas del trato que les hemos dado y cosiendo ropa para los milicianos del frente”.

A Pablo, en quien se aúnan las condiciones del escritor pero también las del orador, le admira la elocuencia tribunicia de Pasionaria, su capacidad de convocatoria, su palabra incendiaria y convincente. Ella es personalidad prominente del Partido Comunista Español y tiene las condiciones de líder que avalan su arrojo y su historial. En carta del 4 de noviembre vuelve sobre Pasionaria, cuyo estilo reconoce aun cuando no acompañe su firma a un manifiesto.

Mundo Obrero reprodujo ya desde antes de ayer, cuando comenzó esta tensión, el manifiesto del CC del PC a todos los comunistas y al pueblo en general. Una llamada vibrante, que parece escrita por Pasionaria, y termina, después de recordar que la defensa de Madrid no es solo obra de él sino de toda España antifascista: “¡Comunistas: adelante hacia el triunfo! ¡A darlo todo, a sacrificarlo todo en defensa de Madrid!”

No son estas las únicas alusiones a Pasionaria en la obra de Pablo, pero sí son suficientes para ilustrar la consideración y el respeto que le merece la legendaria comunista española, quien llegó a simbolizar en su época la resistencia del pueblo ibérico contra las fuerzas reaccionarias durante la guerra civil de la Península.

Elegida en 1936 diputada a las Cortes en representación del Partido Comunista Español, tres años después, con la derrota de las fuerzas republicanas, marchó a un prolongado exilio en la Unión Soviética. En 1942 se le designó secretaria general del Partido Comunista Español, cargo que ocupó hasta 1960, cuando presentó su dimisión para convertirse en presidenta de este.

Pasionaria arribó a La Habana el 5 de diciembre de 1963. Su visita representó un acontecimiento para la entonces muy joven Revolución Cubana y llegó invitada para asistir a los festejos por el quinto aniversario del triunfo revolucionario de enero. En Cuba celebró su 68 cumpleaños, el lunes 9 de diciembre de aquel año.

Pudo Pasionaria comprobar el desarrollo social y el clima de efervescencia que el pueblo vivía, el entusiasmo generalizado ante la construcción de una sociedad con nuevos perfiles. Se llegó hasta la hospitalaria y heroica ciudad de Santiago, donde visitó el Cuartel Moncada.

“En los días de la guerra civil –escribió Juan Marinello– adquiere Dolores Ibárruri un resplandor épico que no le abandonará ya. De todas partes se le ve como una estampa poderosa y altiva, inviolable al cansancio y al desánimo. Los que tuvimos el privilegio de ver a Dolores en el mitin y en la trinchera, en la plaza y en la asamblea, podemos declarar que asistimos a ese raro espectáculo que es el guiador encabezando al pueblo, y al pueblo sustentando e impulsando a su vocero cabal. Es entonces cuando se cuaja un nexo inquebrantable, histórico, entre Pasionaria, su pueblo y su tiempo”, concluye afirmando el gran ensayista cubano.

Solo en 1977, al cabo de 38 años de ausencia, pudo Pasionaria volver a España, fue entonces elegida diputada por Oviedo, pero no se presentó dos años después a las elecciones de 1979, dedicándose por entero a su labor como presidenta del Partido Comunista Español.

El 4 de mayo de 1976, hallándose en Moscú, se le impuso en la embajada cubana la Orden Ana Betancourt, ocasión en que ella se calificó como “una sencilla mujer del pueblo cuyos méritos fueron los de no quererse poner de rodillas ante los explotadores.”

Esta mujer excepcional y gran amiga de Cuba falleció en España en 1989.

(Tomado de Centro Pablo)

Se han publicado 4 comentarios



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  • pjmelián dijo:

    Mi más profundo respeto y admiración a Dolores Ibárruri. Faro luminoso cuya luz socialista, revolucionaria y rebelde no se apagará jamás. Ejemplo digno y hermoso para todas las generaciones.

  • enrique dijo:

    Podría escribir mucho sobre "Pasionaria" pues he leído sus memorias.Sufrió mucho por la muerte de sus hijos y no se o!vido nunca de ellos.Su hijo Ruben murió como un héroe (creo que en la batalla de Stalingrado donde tiene un monumento).Mi padre fue chofer de ella en la guerra civil española.Era tan consecuente con sus ideas que le llego a decir a mi padre:"Mariano,si te metes con las mujeres te pego un tiro"Se encontraban en una guardería infantil en Barcelona

  • jose a. dijo:

    gracias a cubadebate por dedicarnos un poco de nuestra inolvidable Dolores (Pasionaria) a la que tuve el privilegio de conocer el 23 de junio de 1974 en un miting en Ginebra(Suiza),enorme como oradora y enorme el compromiso, me queda en la memoria nuestra lucha bajo su dirección y El Unico Camino.

  • Rafael Velarde Alvarado dijo:

    Amigos: la tolerancia, la democracia, la mente abierta, exige que se dé cabida siempre a puntos de vista diferenciados; si no es así, se siguen dogmas, se tienen prejuicios. En todo caso, refuten punto por punto, sin insultar, con datos, con argumentos. De proceder así, los demás lectores y yo estaríamos reconocidos y alentados a continuar el debate.
    No creo en el culto a la personalidad, ni soy partidario de la falsificación de la historia. Por eso mismo, todos deberíamos a contribuir a desgarrar el velo de los misterios ocultos por toda una cultura impuesta por la dictadura franquista y lo que le sigue con el pacto de La Moncloa, incluyendo a todos sus firmantes y adocenados aceptantes..

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