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Cáncer en la tierra (+ Audio y Video)

Esquema de intrusión salina. Foto tomada de Periódico 26.

Más de 105 mil personas de alrededor de 60 asentamientos de la provincia de Las Tunas tienen afectada su calidad de vida por la intrusión salina, que de igual forma daña unas 170 mil hectáreas de suelos.

A Monte Naranjito se llega sorteando un indomable terraplén en el que aparecen grandes baches como cráteres lunares, evidencia de las fuertes lluvias que han ocurrido por la zona. Antes, el sitio era un bosque en el que habitaban aves, venados y reptiles, pero fue derribado para sustituirlo por sembradíos de caña, se dice que con explosivos. Hoy el paisaje es aburrido porque no hay cañas ni árboles y cuando llueve salen a la tierra bolas de fango... y sal.

En esta zona del municipio de Majibacoa, en la provincia de Las Tunas, es posible encontrar una curiosidad geográfica cubana, el ecosistema de Cenicero, un manglar ubicado a más de 40 kilómetros de la costa.

Alrededor de 150 hectáreas del lugar están cubiertas por la yana o mangle botón (Conocarpus erecta), como resultado de un proceso natural de irrigación e infiltración de aguas con altas concentraciones de sales, provenientes de un manantial a flor de tierra.

Estas características propician que en plena llanura proliferen especies de entornos marinos y otras tan singulares como la Psilotum nudum, una planta que habita el Planeta desde antes de la aparición de los dinosaurios.

Los científicos no han encontrado evidencias suficientes para dar una explicación a esta singularidad ambiental, aunque la mayoría coincide en que la zona, una de las más jóvenes de la geología cubana, hace más de 20 mil años, formaba parte de la costa, y el agua del mar quedó atrapada en el subsuelo durante los procesos de sedimentación.

La salinidad del suelo lo convierte en uno de los más improductivos del territorio y los pozos que allí se abren presentan altas concentraciones de nitritos y nitratos que los hacen inservibles para el consumo de los seres vivos.

Más allá de la curiosidad, Cenicero es una alarma, quizás inadvertida, sobre la forma que pudieran adquirir los paisajes rurales de la provincia de continuar avanzando un fenómeno que en los últimos años se ha exacerbado en el medio ambiente tunero como consecuencia del cambio climático y el manejo inadecuado del agua: la intrusión salina.

A pesar de la baja percepción del riesgo, incluso entre los afectados, de acuerdo con estudios de la máster en Ciencias Liset Montero Infante, de la Dirección Provincial de Planificación Física, en la actualidad más de 105 mil personas de alrededor de 60 asentamientos tienen perjudicada su calidad de vida por este silencioso fenómeno, que de igual forma daña unas 170 mil hectáreas de tierra.

Cáncer en la tierra

Intrusión salina en zonas costeras de Las Tunas. Foto tomada de Periódico 26.

Expertos de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos explican que la intrusión salina se produce cuando el agua salada, más densa, se introduce desde el mar hacia los acuíferos costeros. Esto sucede si se reduce el nivel freático de agua dulce o se eleva el nivel medio del mar. Además, es consecuencia de la sobreexplotación de las fuentes subterráneas.

Para ilustrar este fenómeno, Amado Luis Palma, de la Delegación Provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, utiliza una analogía: "Imagina que tienes una esponja que divide dos columnas, una de agua salada y otra dulce. A medida que comienzas a extraer agua dulce, por la teoría de los vasos comunicantes, la salada ocupa ese lugar".

En Las Tunas existen condiciones naturales para un mayor riesgo a ese fenómeno. Más del 70 por ciento de la geología es de carso formando cuencas subterráneas que se conectan con el mar. En los últimos años se ha descrito una sobreelevación del nivel del mar que será de 25 centímetros para el 2050, lo que provoca una mayor penetración de la cuña salina en el subsuelo. Este es el territorio más seco de Cuba, con mil 38 milímetros al año como promedio histórico, a pesar de lo cual la actividad azucarera, metalúrgica y la agropecuaria, altas consumidoras de agua, constituyen las principales actividades económicas.

Cuando la intrusión salina comienza, es irreversible. En Las Tunas, por ejemplo, está en franco proceso de salinización la cuenca Birama, en la zona sur, aunque también hay afectaciones en las de Tana y Sevilla. En la región norte los principales problemas se han detectado en los cultivos, según consta en los registros de Ríder Portéllez, especialista de la Dirección Provincial de Planificación Física, que participó en el estudio macroproyecto Escenarios de peligro y vulnerabilidad de la zona costera cubana, asociados al ascenso del nivel medio del mar para los años 2050 y 2100.

Leomiguel Rodríguez Quesada, de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, comenta que "de los resultados presentes en las 163 fuentes subterráneas para consumo humano, se observan alteraciones significativas por nitrificación que están por encima del límite máximo admisible, evidenciando contaminación".

Cuando el mar conquista la tierra

En la ciudad de Puerto Padre llama la atención de los visitantes un pozo de agua dulce que está ubicado en el mar, como consecuencia del afloramiento del manto freático en la zona costera. La curiosidad ilustra la conexión de las aguas subterráneas con las marinas, que en el caso de la Villa Azul de los Molinos, donde el abasto de agua procede de pozos, tiene también como consecuencia el sabor salobre del líquido que allí se consume.

En el 2015 Liset Montero, investigadora de Planificación Física, desarrolló una indagación que arrojó que el 48 por ciento de los pozos que se utilizaban para el abasto de agua a la población en la provincia, presentaban algún grado de contaminación por salinidad, lo que representaba prejuicios en la economía y la salud de más de 105 mil personas. Luego de la fuerte sequía de los últimos años expertos opinan que estas cifras se deben incrementar.

La intrusión salina está asociada a un aumento de las enfermedades renales, digestivas y cardíacas. Sin embargo, el impacto más estudiado en la provincia tiene que ver con la producción de alimentos. Tal proceso afecta los suelos por infiltración de las sales y estos pierden sus valores biológicos. Actualmente el 30 por ciento de la tierra cultivable en Las Tunas presenta deterioro por la salinización.

En un escenario no tan lejano, expertos de Planificación Física conciben un deterioro en los rendimientos agrícolas y la búsqueda de alternativas de abasto a la población mediante fuentes superficiales, que son más vulnerables.

Soluciones

En el 2018 el Instituto de Recursos Hidráulicos prevé instalar las primeras plantas desalinizadoras en Las Tunas, pero estas no irán a la costa, sino a pozos ubicados precisamente en cuencas con altas concentraciones de nitritos y nitratos. Para Amado Luis Palma, esta es una solución que no ataca las causas del problema y, además, muy cara, por lo que urge tomar un grupo de medidas para proteger las zonas de recarga de las cuencas subterráneas.

"En la provincia no se debería utilizar el riego por aniego, exacerba los procesos secundarios de salinidad. Los sistemas de ahorro de agua en procesos industriales deben ser más eficientes. Hoy hay cultivos que están en la costa, por ejemplo, en la zona entre Puerto Padre y Delicias, las cañas llegan hasta el mismo manglar y urge retirar por sistemas integrados.

Al respecto, Portéllez explica que en la actualización del plan de ordenamiento territorial en el 2015 se concibió una reubicación de las plantaciones para eliminarlas de las zonas de recarga, introducir especies más resistentes a la salinidad y otras soluciones orientadas a resolver la sobreexplotación de los suelos y las aguas subterráneas.

Desde la Delegación de Recursos Hidráulicos, Rodríguez Quesada precisa que periódicamente se realizan análisis de laboratorios y lecturas batométricas para vigilar la calidad del agua en las cuencas subterráneas, una información que es procesada y comunicada a los organismos mediante cartas que muestran los resultados obtenidos (parámetros fuera de normas), para que se tomen las medidas necesarias para regular la explotación de los acuíferos.

Otras medidas han comenzado a implementarse en el territorio, quizás no con toda la celeridad que se precisa, como parte del Plan del Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático, luego de que a propuesta de las autoridades locales, se incluyeron entre los elementos priorizados para la provincia, las acciones para el manejo de la intrusión salina y el consecuente deterioro de los suelos, así como el enfrentamiento a la sequía.

Sin embargo, el presupuesto y la voluntad política pueden chocar contra el muro de la indiferencia ante la falta de percepción del riesgo de directivos, productores y la ciudadanía en general. Mientras las malas prácticas se prolongan sin un actuar responsable y efectivo, cada día el mar lo aprovecha para penetrar silenciosamente tierra adentro y disminuir las ya deprimidas reservas acuíferas.

(Tomado de Periódico 26)