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La profundidad de la noche: Por qué gana Cambiemos

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Los seguidores de Mauricio Macri obtuvieron otra victoria electoral en Argentina. Foto: Jorge Sánchez/ El Clarín.

Los seguidores de Mauricio Macri obtuvieron otra victoria electoral en Argentina. Foto: Jorge Sánchez/ El Clarín.

El triunfo de Cambiemos en las elecciones legislativas abre paso a una situación inédita para la centroderecha en la Argentina. Por primera vez desde la reconquista democrática en 1983, un gobierno conservador compuesto por los principales cuadros empresarios del país es validado y re validado en las urnas. El asombro es aún mayor cuando observamos que la victoria se consume sin ocultar sus objetivos económicos y culturales.

Un anunciado y difundido aumento de los combustibles, un candidato cultor del silencio, una candidata experta en exabruptos antidemocráticos, la cual 72 horas antes de la compulsa no mostró ningún pudor en burlarse de la muerte del joven Santiago Maldonado. Todo esto, sumado a una economía que todo los días presenta pequeñas y medianas empresas manufactureras en quiebra, despidos, retracción lógica del consumo y una inflación liberada a la voracidad del mercado.

Entonces, ¿por qué gana cambiemos? Intentaremos a continuación esbozar respuestas a una realidad que, desde luego, no presenta una sola causa.

Los sindicatos

Desde 1983 los principales sindicatos del país no han presentado renovación de sus conducciones. Si bien la democracia de base existe y no se detuvo incluso durante la avanzada neoliberal de la década del 90, la renovación y emergencia de nuevos delegados en las empresas privadas así como también en los distintos estamentos del Estado, no se tradujo en una modificación de las cúpulas.

Por el contrario, las nuevas camadas de delegados y delegadas muchas veces terminaron convirtiéndose en tubos de oxígeno para dirigencias con más de treinta años en los cargos.

Jóvenes en la década de los noventa, esos dirigentes supieron adaptarse al achicamiento de la estructura estatal y la destrucción del aparato productivo del país. Durante el kirchnerismo, frente a la recuperación económica y luego ante el engrosamiento de la masa de afiliados y aportes de divisas a las obras sociales, los interminables dirigentes sindicales supieron en su mayoría hacerse defensores del llamado “modelo” y de ese modo proteger su poder de los vaivenes de la política partidaria.

Hoy, en un nuevo capítulo de la historia pendular de la Argentina, los gerontes jefes sindicales se encuentran en una nueva coyuntura de retracción del trabajo y avanzada del capital. Pero esta vez superan los 80 años de edad en muchos casos y su representatividad en la masa de afiliados es nula.
La fórmula “amigo de los gobiernos, anónimos para los afiliados” ya no funciona producto de un signo político que los desprecia por origen de clase (son empresarios) y por resultarle inútil para sus objetivos de avanzar en la última barrera para la consagración del cambio económico: los derechos laborales.

Por lo tanto, si aquellos que detentan la institucionalidad y el monopolio de la defensa de los trabajadores no son representativos de sus bases, es de esperar que esas bases no construyan una conciencia que los incline a encontrar representatividad política partidaria en aquellos candidatos cercanos u orgánicos de las organizaciones sindicales. Las gallinas votan al lobo para que mate a las gallinas traidoras aunque el precio signifique entregar su propia vida.

La determinación del macrismo en calificar de “mafias” a todo aquello vinculado al mundo laboral -abogados, sindicalistas, periodistas-, se basa en la convicción estudiada de que la población trabajadora está harta de una dirigencia millonaria, inescrupulosa y políticamente camaleónica; y que esos trabajadores y trabajadoras están dispuestas a sacrificar ingreso y condiciones laborales con tal de ver el cambio en los sindicatos que coartan sus posibilidades individuales de negociar con el patrón, en nombre de una mafia colectiva.

El macrismo retoma el viejo anhelo alfonsinista de depurar los sindicatos pero con treinta años de ventaja. Como un Gadafi en medio de la ruta, las vetustas dirigencias sindicales quedan ahora a merced de la turba del gobierno por un lado y la turba de trabajadores por el otro.

Las consecuencias electorales de este proceso están a la vista: trabajadoras y trabajadores votando empresarios con la satisfacción moral de pertenecer al grupo de los honestos que combaten aquellas mafias que durante décadas sumieron al país en el atraso y la pobreza.

Los medios de comunicación

Cuando Juan Perón afirmó que había ganado contra los medios y perdido contra ellos, estaba hablando de otros medios. La irrupción de Internet provocó en las últimas dos décadas una transformación de lo visual, gráfico y radial hacia lo multimedial: se mira televisión en los teléfonos y se navega por internet en la TV.

El hiper-registro de la imagen posee ahora la posibilidad de la instantaneidad. Cualquier fotografía puede ser publicada y masificada en segundos. Los youtubers emergen como profesionales rentados que viven del entretenimiento planificado. Las redes sociales ofrecen un algoritmo a medida para provocar la ilusión de lo colectivo en medio de la soledad. Podemos ser cronistas improvisados capturando el video de la última granizada, o podemos saltar a la fama como estrellas de una red social publicando nuestra desnudez o nuestro ingenio para insultar en menos de 140 caracteres. Todo ello será retransmitido al infinito por los formatos tradicionales de la mass media: la TV, la radio y las publicaciones gráficas.

Muy lejos en el tiempo han quedado aquellos discursos que aseveraban la objetividad de la información o el compromiso con la verdad. Hoy se impone el “punto de vista”. Las audiencias se han entrenado como nunca en la opinión, pero no han acompañado ese proceso con la fundamentación de esa opinión.

Los medios no reniegan de esta nueva situación puesto que los objetivos comerciales de las empresas comunicacionales han mejorado. Venden más mercancías que antes y lo hacen sin las limitaciones que la seriedad o el compromiso con la supuesta realidad le exigían en otros tiempos. Todos podemos tener nuestra propia opinión de cualquier cosa y accedemos a la posibilidad de comunicarla no importa lo autoritaria, inhumana o infundada que sea.

Si en la época de Perón los medios eran el cuarto poder y el periodista era, antes que un operador político y un agente de inteligencia, un intelectual capaz de interpretar la realidad, hoy los comunicadores de los medios multiplataforma se esfuerzan por mimetizarse con la ignorancia generalizada para pertenecer a “la bandada de la gente”. Un elogio del sentido común recorre el mundo y propone que lo complejo y lo profundo es lejano a las mayorías que buscan en la simplicidad una forma de ser en el mundo.

El confort es el mensaje de todos los mensajes en los medios de comunicación. Con Internet los medios han dejado de ser productores de la subjetividad para convertirse en una subjetividad. Vivimos en el recorrido que nuestras vidas hacen a través de las redes sociales. Y el principal deseo, de por lo menos dos generaciones, es acceder al mundo de los medios como forma de trascender al absurdo de la vida cotidiana.

¿Pero cómo influye este estado de cosas en la hegemonía de Cambiemos? Si los medios son una subjetividad, y además hegemónica, la política que pase por ellos no provocará antipatías ni simpatías sino identificación. Los políticos de Cambiemos son estrellas mediáticas, en cambio aquellos de otras fuerzas deambulan provisoriamente por la TV para narrar sus intenciones.

La centralidad comunicacional de Cambiemos está puesta desde las redes sociales hacia los medios de comunicación. La misma centralidad y el mismo proyecto vital de los millones de cibernautas que recorren el mundo virtual sin más que estar. Una conclusión mecánica y equivocada sería afirmar que los políticos de Cambiemos se parecen a sus votantes. Esto sería una simplificación errónea. Otra simplificación es afirmar que gobiernan los medios. La cuestión profunda es que Cambiemos pertenece, como expresión política actual, a la constitución de la subjetividad dominante. Es por esta razón que a pesar de estar compuesto de figuras viejas y desgastadas, continua expresando lo nuevo.

Aquel apotegma que supo declamar el viejo militar no se cumple dado que no existe una exterioridad más allá de los medios en la construcción de la subjetividad. A esto debemos sumarle que la resistencia a la hegemonía de Cambiemos también sucede en gran medida en las redes sociales que alimentan a los medios tradicionales, con lo cual se refuerza el efecto de base. Tampoco el exiguo mapa de medios no alineados a la voluntad del gobierno ha podido generar modificaciones sustanciales, dado que también son parte de la constitución de la subjetividad mediática.

La identificación con el ser mediático sucede en la política y Cambiemos saca provecho de la ventaja que posee respecto de candidatos extraviados en el siglo XX. La política es un lenguaje muy tardío en la vida social y no puede competir con las pantallas que iluminan al animal humano desde antes de nacer.

De forma elemental, podemos decir que el gobierno siempre juega de local no solo por la anuencia con la que es tratado en las pantallas sino porque pertenece a la subjetividad dominante.

Por último, y no menos importante debemos señalar que las empresas periodísticas son empresas y como tales confluyen en los mismos intereses económicos que representa el gobierno.

¿Y la economía?

Hasta el momento, y al parecer sin perspectiva de cambios, las decisiones en terreno económico no parecen tener mayor incidencia en la voluntad del electorado. Desde que Cambiemos asumió el gobierno en diciembre de 2015, devaluó la moneda 40%, aumentó las tarifas de los servicios entre un 200 y un 700%, elevó 4 veces el precio de las naftas antes de liberarlo al mercado internacional, con el efecto multiplicante en la cadena de valor que esta decisión supone.

Todas estas medidas, sumadas a la eliminación de la mayoría de las políticas sociales implementadas por la administración kirchnerista, parecen suficientes motivos para provocar una crisis política y social, o por lo menos suficiente para encender el mal humor social y esperar una catástrofe electoral.

Sin embargo, nada de eso sucedió. Por el contrario, la capacidad electoral del gobierno aumentó y del exiguo 24% a nivel nacional en 2015, el macrismo se consolidó como partido de gobierno en todo el país y sentó las bases para ambiciones reeleccionistas en 2019. La “gente” ya no parece votar con el bolsillo, y lo que se esgrimía como una ley fundamental de politólogos y encuestadores hoy se desvanece en las urnas. El gobierno ayuda a comprobarlo cuando ejecuta un aumento de las naftas al día siguiente del acto eleccionario.

La misma noche del domingo de elecciones se podía ver en CABA y PBA largas filas de automovilistas en la estaciones de servicio para cargar los tanques antes de aumento. En una entrevista televisiva en la cadena Todo Noticias, un ciudadano manifestó estar decepcionado por el aumento de precios: apoya al gobierno con su voto, al mismo tiempo en que declama su deseo de que “el cambio” sea en serio y no afecte a los trabajadores rasos como él.

¿Cómo interpretar semejante disociación del voto, sus consecuencias en el sistema político y las decisiones de gobierno en la economía real, sin caer en psiquiatrismos simplificadores o el más llano de los desasosiegos? Lo cierto es que el deterioro en el poder adquisitivo de las clases medias y trabajadoras no generó esta vez un voto bronca. Por el contrario, la cultura del sacrificio en pos del país cava profundo en la percepción de buena parte de la población que liquida poco a poco lo acumulado en la etapa kirchnerista con la CULPA y la resignación que se pagan las cuotas del 15 de la niña o el casamiento soñado.

Aquello que se disfrutó mucho, duró poco y ahora hay que pagarlo.

La profundidad la noche: conclusiones provisorias

Si los sectores del trabajo no tienen representación en las estructuras sindicales y los medios son la subjetividad hegemónica no debe asombrar que la economía ya no defina el voto. Pero, ¿siempre será así o la degradación de las condiciones de vida provocará en algún momento la chispa del descontento?

Hoy la única certeza es que la defensa de los derechos conquistados durante la década postmenemista no se traducen en una conciencia que los defienda. Las mayorías no votan en defensa propia.

El giro discursivo de Mauricio Macri luego de la primera vuelta, donde prometía no privatizar y provocaba el chiflido de la audiencia ha quedado sepultado en el olvido después de una mentira tras otra. La corrupción que desespera a los militantes del “honestismo” es selectiva y no corroe de ninguna forma la fidelidad del voto a Cambiemos.

La confusión es extensa y si arrojamos nuestros temores en ella terminaremos en la desesperación y la soledad. Sin embargo, el “no se aguanta más” aplicado a la etapa kirchnerista incuba en las mismas razones que provocan el éxito de Cambiemos. Con una diferencia inédita: esta vez los medios de comunicación han mostrado la piel como nunca y quizá por primera vez sean alcanzados por el cambio cuando llegue.

Mientras tanto el repliegue y la reflexión se vuelven urgentes, ante la profundidad de la noche.

Se han publicado 14 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Bruce dijo:

    "Las mayorías no votan en defensa propia." Me gustó esta frase del artículo. Cuando no hay conciencia sobre lo que significan las elecciones y simplemente se regala el voto. Aun cuando no es esta de acuerdo con la gestion del gobierno ocurre esto.

  • robertoartemisa dijo:

    CAMBIEMOS GANA PORQUE NO HAY COHESIÓN ENTRE LOS OBREROS DE LA CIUDAD Y DEL CAMPO,PORQUE NO HAY UNA DIRIGENCIA NACIONAL CON LIDERAZGO QUE MUEVA A LAS GRANDES MASAS POPULARES Y SOBRE TODO PORQUE HAY MIEDO A TODO, APERDER EL TRABAJO,A QUE TE DESAPAREZCAN ,A QUE TUS HIJOS VUELVAN A VIVIR UNA DICTADURA MILITAR.ES UN CHANTAJE.PERO ADEMÁS,HAY MUCHOS TRAIDORES Y CAMBIA CASACAS EN LAS FUERZAS DE IZQUIERDA,ARGENTINOS DE VERGUENZA,ESTAN A TIEMPO,UNANSE ,DEJEN DIFERENCIAS POLÍTICAS Y HAGAN UN FRENTE ÚNICO PARA LUCHAR,MAS TARDE QUE NUNCA VOLVERAN A VERSE LAS FUERZAS UNIDAS EN POS DE UNA VIDA MEJOR PARA LOS DESPOSEIDOS,

  • Heem Gondes dijo:

    Increible!!!!!! , pero así : quién entiende la conducta de algunos pueblos....????

    En la Argentina, su pueblo se ha puesto la soga al cuello; han respaldado dos veces la clásica democracia burguesa que NADA LES DARA!!!!! y allí encabezada por un multimillonario, demagogo, mentiroso por excelencia!!!!!!

    Por él votaron destacadamente , pues, que lo disfruten!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Hay un solo camino : REVOLUCION PROFUNDA, RADICAL Y LIBERADORA DE LAS ATADURAS DE LA DEMOCRACIA BURGUESA que sigue hundiendo a los pueblos confundidos en más miserias, desigualdades, et, etc, etc.... harto conocidos por todos durante cientos de años : enjoy it all, hermano pueblo argentino!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

  • manolo dijo:

    Porque son masoquistas, QUE SE LO COMAN CON PAPITAS asi hizo Menem pero ya se les olvido.

  • Jose R Oro dijo:

    El articulo de Patricio Hugo Viveros requiere de lectura y análisis si queremos entender lo que sucede en Argentina, hoy por hoy el centro de una improbable y falsa “ola conservadora” en América Latina. Pienso que hay que comentarlo por partes:
    1. Para los lectores no duchos de la realidad diaria en Argentina, expresiones como “un candidato cultor del silencio, una candidata experta en exabruptos antidemocráticos, la cual 72 horas antes de la compulsa no mostró ningún pudor en burlarse de la muerte del joven Santiago Maldonado”, no dice nada, no sabemos en realidad a quienes se refiere el autor. Si algún Cubadebatiente lo sabe, le ruego encarecidamente que nos ayude a los que no estamos al tanto.
    2. La descripción del autor acerca de los sindicatos, es a mi juicio correcta. La extrema politización de los sindicatos, la no renovación de sus “cúpulas” o “cogollos”, pero sobre todo el que no se dediquen a defender los intereses de los trabajadores, sino a participar en política local, provincial y nacional, corrupción mediante, les hace perder influencia entre la gente común. El autor lo expresa de la forma más clara y directa “la población trabajadora está harta de una dirigencia (sindical) millonaria, inescrupulosa y políticamente camaleónica”.
    3. Con respecto a los medios, no hay dudas que están en manos de la derecha y como nunca antes propulsan abiertamente los intereses de los poderosos. Pero eso es bien conocido, no es noticia, ni ningún descubrimiento, debería estar incluido permanentemente como un factor en las ecuaciones políticas de ese país. Cambiemos supo manejar esa realidad mejor que sus adversarios, y definitivamente fueron un factor importante en su victoria. Los grandes periódicos y cadenas televisivas no van a cambiar, por ello los candidatos progresistas deben buscar en otros medios (Internet y sus diferentes vías, por ejemplo) su contacto con los votantes.
    4. La economía. No creo que el voto ignore a la economía, lo que pasa es que la gente toma en cuenta la expectativa de que mejore, quizás de forma errónea. O de pensar, con absoluta decepción y pesimismo social que lo que le ofrecen los adversarios de Cambiemos va a ser aun peor
    Pienso que hay que hacer más énfasis en la falta de unidad de la izquierda, como un factor del triunfo de Cambiemos, que el electorado no confía en una izquierda y centro-izquierda que andan a los trompones entre ellos. Además, el pueblo argentino quiere una renovación de los lideres de izquierda y centro-izquierda (tal y como pasa con los líderes sindicales), y no la continuación de agotadas formulas neo-peronistas que ya no tiene impacto ni en los fanáticos del Racing (el estadio de ese club en Avellaneda se llama “Juan Domingo Perón” pero todos lo llaman el “Cilindro”)

  • Patricia Fermé dijo:

    Tal vez puede confundir un párrafo de la nota y me gustaría aclararlo, de ningún modo Raúl Alfonsín merece ser comparado con la calamidad que es Mauricio Macri. La "depuración" de los sindicatos es algo que quiere la izquierda pues queremos verdaderos luchadores defendiendo los derechos del trabajador y no traidores con abultados bolsillos vendidos al mejor postor mientras sus supuestos representados son desangrados. Eso no es lo que busca Macri, quien quiere que el sindicalismo combativo desaparezca.
    Hay que agregar un componente doloroso pero real, más allá de toda la basura que los medios canallas puedan meter en las cabezas, existe en el ser humano una miserabilidad que lo hace odiar todo proceso político inclusivo que le reconozca derechos a aquellos considerados inferiores e inmerecedores de los mismos según sus viles parámetros aunque eso represente el propio suicidio.

  • Jose R Oro dijo:

    Estimada Patricia Fermé. Primero que todo quiero aseverar que usted sabe de Argentina mucho más que yo. Le confieso mi asombro por la victoria de Cambiemos. Coincido completamente con su comentario que no se puede comparar a Raúl Alfonsín con Mauricio Macri, ni a la Argentina post –dictadura militar, post Guerra de las Malvinas, con la de hoy. Pero pienso que el autor Patricio Hugo Viveros no los compara, sino que dice “Por primera vez desde la reconquista democrática en 1983, un gobierno conservador compuesto por los principales cuadros empresarios del país es validado y re validado en las urnas”. Lo que es enteramente cierto.
    Con respecto a los sindicatos usted muy justamente afirma que “La ‘depuración’ de los sindicatos es algo que quiere la izquierda” pero que “Eso no es lo que busca Macri, quien quiere que el sindicalismo combativo desaparezca”. Al parecer “el sindicalismo combativo” de hoy que Macri quiere desaparecer tiene comparativamente poco peso político, y por supuesto las fuerzas de izquierda deben hacer todo lo necesario para que sean “depurados” los corruptos y como los llama el autor del artículo “camaleones políticos”.
    Creo que se omite tanto en el documento de Patricio Hugo Viveros como en su comentario, la importancia de la unidad de la izquierda en Argentina y por doquier, la obsolescencia del peronismo, y la necesidad de renovación del liderazgo político de izquierda (como lo hizo la derecha con el inicuo de Macri).
    Con el mayor respeto, rechazo de plano su consideración que la mayoría del pueblo argentino posea una “miserabilidad que lo hace odiar todo proceso político inclusivo que le reconozca derechos a aquellos considerados inferiores e inmerecedores”.
    Comprendo mucho el nivel de contrariedad que usted siente, por ese revés que constituirá sin dudas un enorme infortunio para Argentina; pero no lo comparto. El pueblo nunca es culpable de los errores e incapacidades de quienes constituyen su vanguardia, y el que considere que la mayoría de los argentinos es miserable, de hecho está excluido de esa vanguardia e incluso de poseer un pensamiento cabal de izquierda.
    Con respecto a los sindicatos usted muy justamente afirma que “La ‘depuración’ de los sindicatos es algo que quiere la izquierda” pero que “Eso no es lo que busca Macri, quien quiere que el sindicalismo combativo desaparezca”. Al parecer “el sindicalismo combativo” de hoy que Macri quiere desaparecer tiene comparativamente poco peso político, y por supuesto las fuerzas de izquierda deben hacer todo lo necesario para que sean “depurados” los corruptos y como los llama el autor del articulo “camaleones políticos”.
    Creo que se omite tanto en el articulo como en su comentario, la importancia de la unidad de la izquierda en Argentina y por doquier, la obsolescencia del peronismo, y la necesidad de renovación del liderazgo político de izquierda (como lo hizo la derecha con el inicuo de Macri).
    Con el mayor respeto, rechazo de plano su consideración que la mayoría del pueblo argentino posea una “miserabilidad que lo hace odiar todo proceso político inclusivo que le reconozca derechos a aquellos considerados inferiores e inmerecedores”.
    Comprendo mucho el nivel de contrariedad que usted siente, por ese revés que constituirá sin dudas un enorme infortunio para Argentina; pero no lo comparto. El pueblo nunca es culpable de los errores e incapacidades de quienes constituyen su vanguardia, y el que considere que la mayoría de los argentinos es miserable, de hecho está excluido de esa vanguardia e incluso de representar un pensamiento de izquierda cabal.

    • Jose R Oro dijo:

      Le pido mil excusas a mis colegas Cubadebatientes, inadvertidamente repeti los ultimos tres parrafos. Eso me pasa por viejo y por escribir casi a medianoche. Un fuerte abrazo cubano a todos

  • carlos dijo:

    Se le da mucha importancia a lo que entorpece el normal funcionamiento de un país, Los sindicato y el clientelismo, no debe existir más, durante 12 años se a avasallado con las instituciones, nunca respetaron al que realmente trabaja y paga sus impuestos. listo , lo popular no debe existir, solo quieren exprimir al estado.

  • Jorge Aniceto Molinari dijo:

    CRISIS, CRISIS eran las de antes..
    a propósito de la elección argentina.
    (Abordando eso gris, que parece la teoría).-
    ¿Ganó Macri o perdió Cristina Fernández?
    Para nosotros sigue sin aparecer, por ahora, la clase obrera argentina: así de sencillo.-
    No está dormida ni de parranda, hay una tensa expectativa por un montón de motivos que trataremos de explicar, someramente, aunque poco para iniciar un análisis que necesitamos seguir haciendo para que sea más completo.
    Hasta el 2002, el ejército como Partido de los conservadores, intervino en todos los procesos políticos de Argentina, hoy ya no lo puede hacer a ese nivel. EE.UU. de la organización de sus “servicios” haciendo pesar su potencia imperialista, ha pasado a ser un mero estado “gendarme” y el apoyo que puede brindar ya no tiene el peso anterior, o por lo menos es más rápidamente cuestionado.
    El peronismo organizó y se apoyó en un Poder Sindical; sindicatos y ejército era su base de sustento en el Estado y en la población, contando con un aliado internacional: la necesidad de fuerzas sociales para el desarrollo del capitalismo (1945). Hecho este que despertaba como hoy en Venezuela, el odio, y la acción temeraria de la derecha tradicional y rancia de la oligarquía.
    Ahora la administración del capitalismo tiene sus bemoles, entre ellos la corrupción, no se trata de ser iguales (que nadie sea más que nadie), sino de sacar ventajas, la competencia te mata.
    La debilidad ideológica de la izquierda para organizar sindicatos, ha sido el talón de Aquiles para darle un programa que permitiera su desarrollo.
    Perón y más que Perón, Eva Perón, fue capaz de dar en conjunción con una coyuntura en la conducción del ejercito de un programa a nivel de la conducción del Estado, que rápidamente contó un apoyo masivo.-
    Hoy ese programa está agotado o no es suficiente para resolver los problemas que plantea la organización del trabajo.
    Cristina Fernández ha tratado de usufructuar la herencia peronista, pero no se ha podido desprender de su entorno burocrático emparentado directamente con la corrupción en sus formas de administración y de gestión. Macri usufructuando la crisis del peronismo ha accedido al poder pero más allá de sus intenciones, utiliza al máximo los miedos de los inversionistas hacia el peronismo – que acá en el Uruguay sabemos que existen y hemos tenido beneficios con ello- sus intereses hacen que en un plazo, no muy largo, esté despertando a ese proletariado, golpeado de mil maneras, y ahora también golpeado por el avance tecnológico y la falta de una respuesta programática al mismo.
    Lula en Brasil partió de una profunda renovación en el movimiento sindical, hacia el movimiento político, en el curso de ese proceso ha tenido contratiempos similares, en un paisaje, política, sindical y militar, con muchas similitudes; difícilmente hoy pueda recuperar posiciones sin un programa que le dé entidad ideológica al movimiento popular.
    Por eso hablar de vencedores, o de situaciones cerradas en el actual desarrollo de Argentina, es al menos una visión muy corta de los fenómenos sociales que están latentes y que no van a faltar elementos que hagan que se reaviven.
    No tenemos elementos suficientes, pero todo indica que la “desaparición” de Santiago Maldonado, fue un acto de las fuerzas aún existentes, que tuvieron a cargo las represiones del terrorismo de Estado, para indicarle a Macri que estaban presentes y debía tenerlas en cuenta. Así como su aparición previa a las elecciones.
    Macri por ahora ha mantenido lejos del comentario público sus manejos financieros y empresariales pero difícilmente lo pueda mantener si el nivel de vida y de seguridad en el trabajo de los argentinos decae. El llamado argentino medio por ahora confía en que ello no suceda, pero su paciencia también tiene límites.
    Los procesos políticos argentinos han sido muy ricos, y también terriblemente dramáticos en su desprecio a los derechos humanos.- Argentina ha sido un campo de ensayo para lo peor del fascismo actual, la oligarquía centenaria, y una clase obrera formada rápidamente por una industrialización que se desarrolló y entró en crisis en un margen relativamente pequeño de años. Su cultura directamente emparentada con la de nuestro país, el tango, el futbol, la sicología, etc. etc…hacen que pensemos que la bases para un resurgimiento están presentes, la tarea como la que emprendió Lenin en 1900, en Rusia, es darle una estructura ideológica a un proceso que hasta ahora no lo ha tenido, si bien hoy hay hasta un Papa argentino.
    Jorge Aniceto Molinari
    Montevideo, 25 de octubre de 2017.

  • CAVAFY dijo:

    Patricia muy acertada opinión, coincidencia plena...incluir a todos es algo que hasta supuestos de izquierda, intelectuales de discurso sostienen en su fuero interior, además esta el consumismo que estimula el lado más oscuro del ser humano, es otro estimulo... es una realidad en argentina y en muchas naciones de nuestra america, es la amnesia de los pueblos que un dia gozaron de un progresismo incluyente, los pobres rescatos de la pobreza llevado a clase media en brasil...olvidaron sus origenes y son el peor enemigo de la izquierda en A. Latina..vease Brasil

  • Roberto dijo:

    es que izquierda tambien se confunde, hay que modificar y cambiar los discursos populistas y las consignas, tal vez por ahi se le escapo una gran posibilidad a la izquierda argentina.Tambien hay que inyectar sangre joven.

  • Manuel dijo:

    Argentina vota a Macri porque la economía mejora y lo notan todos.

  • José reyes dijo:

    Creo que el artículo.es muy interesante.el recorrido que hace.es verdadero.hay un desgaste notable .en una parte de la población.tambien la campaña . evangelizadora de cambiemos tuvo su fruto.pero esto mientras se acomode.seguira el camino marcado.lamentablemente todo tiene un final.el rumbo actual es un rumbo de colisión .es inevitable

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Patricio Hugo Viveros

Patricio Hugo Viveros

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