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Cita con Silvio en Nueva York

Concierto de Silvio en Nueva York. Foto: Eieiri Osorio

Concierto de Silvio en Nueva York. Foto: Eieiri Osorio

La tarde caía en el frío Nueva York para recibir a Silvio Rodríguez tras la espera de siete años desde su última visita. Miles aguardaron para reencontrarse en este Barrio de la Gran Manzana y escuchar de su garganta la poesía de este embajador de la Nueva Trova.

Fue el Parque Central el lugar donde los pasos por los “Strawberry Fields” de John Lenon desaparecieron del escenario y los que la fanaticada caminara nuevamente a la espera del cantautor cubano el pasado 10 de septiembre.

Largas filas fueron evidenciando los abrazos y saludos entre viejas amistades que fueron llenando la entrada con sus historias a la espera de Silvio. Probadores y probadoras de suerte en el extranjero fueron intercambiando anécdotas con acentos chilenos, mexicanos, colombianos, cubanos, puertorriqueños, entre otros, sobre cómo le hicieron para llegar al concierto.

La marcha a la entrada nos enseñó como las fronteras entre la Latinoamérica y la Norteamérica se desvanecían a medida que nos acercábamos al lugar citado para el concierto de Silvio por el Barrio de Nueva York.

El concierto que comenzó de manera puntual, apostó a la ya histórica relación de Cuba y Puerto Rico gracias a la participación de los cantautores Fernando Ferrer y Tito Auger como teloneros para la bienvenida cultural a Silvio.

El trovador Tito Auger acompañó a Silvio en su presentación en Nueva York. Foto: Eieiri Osorio

El trovador Tito Auger acompañó a Silvio en su presentación en Nueva York. Foto: Eieiri Osorio

Fernando Ferrer se alzó en su voz con interpretaciones de su autoría y cerró con la ya popularmente conocida pieza de Fito Paez “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Por otro lado, uno de los precursores del Rock Nacional en Puerto Rico, Tito Auger se alzó con su voz con las canciones que marcaron a una generación y en las que encontró coro en la diáspora Boricua allí presente. Salimos de Aquí que cuenta sobre como los puertorriqueños y puertorriqueñas luchan día a día para afianzar su identidad, cerrando así su participación con el Wanabí, la cual cuenta el sueño de muchos boricuas que tuvieron que abandonar su Patria para probar futuro.

Tras la caída del Sol y la puesta en escena de la noche, una larga pausa aumentaba la ansiedad entre los presentes por el saludo del poeta. "Buenas tardes. ¡Viva Cuba y todo el mundo sin excepción!", se escuchó de los labios del cantautor .

Silvio se armó de su guitarra para de inmediato regalarle a los presentes “Una canción de amor esta noche” para marcar el paso por su más reciente obra Amoríos a la cuál sumó “Tu soledad me abriga la garganta”.

La “Tonada del albedrío”, canción la cual pudo develar en palabras del Che las intenciones que lo motivaron este concierto, el amor por la humanidad como leit motive del cancionero que escucharíamos esa noche. Coplas como apuestas por un mayor entendimiento entre dos países separados por unas millas, pero que enfrentaron durante esos días el mismo ciclón.

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Fue entonces que el vuelo de un avión sobre el escenario sirvió como escena retrospectiva para uno de los momentos más emotivos del recital, cuando Silvio habló unas horas antes de que se conmemorara otro aniversario del 11 de septiembre en Chile y el 911 de Nueva York. Fue ese el prólogo para que “Cita con los ángeles” fuera dedicada a los mártires de ese fatídico día y a aquellos como el Pastor Lucius Walker, que fueron un tilín mejores y mucho menos egoístas.

Mientras se ondeaban banderas de Chile, se escuchaba ¡Viva Allende!, otros recordaban a los querubines que vieron desaparecer a amigos y familiares en la Gran Manzana ese día unos años más tarde.

Las voces de un "pueblo latinoamericano" no se hicieron esperar para cantar a todo pulmón “La era está pariendo un corazón” seguida por “Ángel para un Final” canciones que fueron aflorando la resistencia y la nostalgia de una época y una generación que vieron evolucionar desde sus comienzos al cantautor por aquellos años 70’s.

Tras el interludio instrumental a manera de cuarteto, Silvio regresó al escenario para entonar sus próximas entregas y contarnos sobre la “Gaviota” que volaba por los días de fines de guerra y sobre las mujeres desconocidas gigantes / que no hay libro que las aguante.

Concierto de Silvio en Nueva York. Foto: Eieiri Osorio

Concierto de Silvio en Nueva York. Foto: Eieiri Osorio

Los aplausos y los vítores no cesaban para dar entonces paso a la tetralogía de "Mujer con sombrero". Finalizó con “Mujer sin sombrero”, a manera de testamento, que pudiera ser la narrativa al amor mismo como a una mujer que bien pudiera tener muchos nombres, pero mujer al fin, como inspiración para el amor que dibuja una historia de cuatro partes.

Luego, escucharíamos acerca de un vuelo bajo tormenta junto al Gabo (Gabriel García Marquez) como único acompañante, que sirvió de inspiración para crear de un cuento cortito una canción. Tras San Petersburgo, con el rasgado de las guitarras y la percusión, el público reacciona de manera espontánea con sus palmas para darle la bienvenida a la interpretación de “La Maza”, seguido por el homenaje a Lenon, Violeta y Chico Buarque bajo la canción “Quién Fuera”, tema que punteó el preámbulo de la ya tan esperada "Ojalá", para marcar la despedida de Silvio del escenario esa noche.

Mientras los pasos del poeta señalaban el adiós, los gritos por otra canción se volvían más urgentes y necesarios para las y los vecinos del Barrio de Nueva York y extranjeros que visitamos el parque con el único fin de escuchar a Silvio una vez más.

Ante la ovación y los aplausos regresó. Y desde esa hora se acabó el silencio y apareció el trino con “El reparador de sueños”, seguida del testamento del compromiso con las ideas “El Necio” para dar paso a la amistad con el "Unicornio Azul" para cabalgar hacia su salida con sus últimos cantos con “Pequeña serenata Diurna” y “Canción del elegido”, para cerrar la asignatura pendiente con el barrio newyorkino.

Con la última canción, muchos regresaríamos a nuestros países de origen al sur de Texas y la Florida, mientras otros que viven allí despertarían un 11 de septiembre para limpiar aceras, servir la mesa, crear utopías en canciones e "imagines" en movimiento.

Este Estados Unidos, que a veces se nos hace difícil entender, en un país con sus contradicciones, con sus leyes anti inmigrantes o contra la protección ambiental que al final de este viaje, también tiene a aquellos que siguen a Silvio donde quiera que cante, y apuestan por que el mundo sea un tilín mejor. Esta "tropa cósmica" reafirma las palabras de sobrevivencia contra la tempestad que pronunció Silvio ante los ciclones ambientales y sociales de que “todo el mundo tiene que vivir”.