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Alejandro Montero: "Me gustan las historias que imagino"

Canal USB-17

Ernesto Alejandro Cárdenas Montero tiene 24 años y está a punto de graduarse como arquitecto en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas. Sin embargo, sobre su mesa de trabajo no descansan los planos y proyectos habituales de un especialista de su profesión. Bajo una lámpara, rodeado por algunas distinciones importantes, lápices de colores y decenas de libros, de sus manos poco a poco surgen dibujos que conforman una historia, porque el mundo de este joven va más allá de los bocetos de edificios y descansa en el arte de recrear en un cómic los mundos que imagina siempre.

En su primer evento competitivo, el concurso Mabuya 2014 de historieta, la suerte o el talento le trajeron tres distinciones importantes: mejor historieta de ciencia ficción, mención a la obra con mejor dibujo y el premio de la popularidad. A partir de aquí, el ascenso en su carrera fue notable, pero también las metas por superar.

Galardonado en diversas competiciones nacionales de historietas, ilustrador de libros de las editoriales Capiro, Gente Nueva y Samarcanda, y primer finalista en el concurso español de ilustración Micrología Literrante, este joven de Santa Clara conoce los resquicios de una profesión compleja y sabe de los desafíos que enfrenta si pretende hacer de este arte un modo de vida.

¿Por qué la historieta?

El dibujo es algo que todos aprendemos desde pequeños. En mi caso no fue diferente y perseguía mucho los libros para colorear. Luego me dedicaba a calcarlos, reproducir sus figuras y poco a poco descubrí ese talento.

En la primaria yo era el que no me salía del círculo cuando rellenábamos esa figura y de pronto todos querían algo hecho por mí. Sin embargo, dejé de practicarlo y en el preuniversitario me incliné por una carrera técnica. No obstante, allí muchos amigos consumían manga y me encendieron de nuevo la pasión por el dibujo, pero enseguida descubrí que no era ese mi objetivo. Yo quería crear formas de todos tipos y no circunscribirme a una manera específica.

Con esa idea en la cabeza comencé a buscar en Internet informaciones sobre la historieta, sobre todo novelas gráficas, y descubrí un mundo maravilloso. Por ejemplo, me topé con las historietas europeas, para mí las mejores del planeta. Allí cada cual dibuja o narra diferente y eso convierte a cada una de esas creaciones en únicas.

Alejandro Montero sabe que el camino no es fácil, pero está dispuesto a desandarlo amparado en cada uno de sus trazos. Foto: Yunier J. Sifonte/Cubadebate.

Alejandro Montero sabe que el camino no es fácil, pero está dispuesto a desandarlo amparado en cada uno de sus trazos. Foto: Yunier J. Sifonte/Cubadebate.

Y ahí comenzó el camino…

Yo entro en serio en este mundo cuando gané el Premio Mabuya en el 2014, casi de casualidad. Un día comienzo a buscar alguna convocatoria para un concurso sobre historietas, encontré esa y sin nada que perder decidí enviar algo y probar. De solo llegar al lugar descubrí un gran mundo, la cantidad de personas dedicadas a la historieta, personas dibujando como yo, casi por placer. Allí supe que podía hacer de esto una cosa seria si me lo proponía.

La arquitectura también requiere mucha seriedad

Pero no es mi sueño en primera instancia. Al final ambas profesiones utilizan el diseño, pero un arquitecto ya no dibuja como antes. La lógica evolución de la tecnología le facilita el trabajo. Dentro de diez años me veo como un historietista y el gran reto mío es intentar conformar una industria con sentido para el país. Muchos aspiran a publicar sus trabajos en editoriales extranjeras, eso tiene su mérito y por supuesto que me gustaría, pero ahora mismo casi resulta más difícil hacerlo en Cuba.

¿Qué no le puede faltar a un historietista?

La narrativa. Cuando el público se acerca a cualquier cómic no lo hace por el gran dibujo. Eso aporta, por supuesto, pero si detrás no tiene una historia no llega a ninguna parte, y eso puede hacerse hasta con dibujos de palitos. También considero imprescindible el dibujo de autor, algo que le dé a la obra un sello único, original. Eso lo busco yo y creo que las personas también.

¿Y el error que nunca debe cometer?

El facilismo. Lamentablemente, es algo muy presente en muchos ámbitos, incluyendo la producción de historietas o la ilustración. Por ejemplo, ves un dibujo sobre un fondo blanco con un filtro aplicado con algún software, eso le resta originalidad al trabajo. El facilismo en la historieta significa la muerte. Si tienes 80 páginas y aspiras a lo sencillo, ya en la mitad te aburres y no tienes nada nuevo que decir. El público intuye eso y deja de leer al instante.

El reconocimiento internacional llegó con la obra presentada al concurso Micrología Literrante

El reconocimiento internacional llegó con la obra presentada al concurso Micrología Literrante

Temas, motivaciones, inquietudes artísticas… ¿cómo se mezcla eso en el proceso creativo?

El historietista de verdad tiene que hacerlo todo, desde el dibujo hasta la organización de la página, la historia, el color. Para mí las líneas a lápiz representan la mejor parte del proceso, porque allí surge poco a poco la forma sobre el papel. El resto lo disfruto igual, aunque en ocasiones los diálogos me resultan un poco complejos. Me gustan las historias que imagino, pero a veces llevarlas a los globos de texto resulta complicado. Hasta ahora la fantasía es uno de los tópicos más trabajados por mí, pero me encantaría dibujar sobre un tema histórico, un mundo donde los protagonistas sean animales personificados o sobre piratas. Aunque lo he intentado alguna vez, el manga sí no lo haría jamás

¿Cuán difícil es esta profesión?

Tanto que en ocasiones ya terminaste una página y regresas a ella para mejorarla. La búsqueda constante es una norma, y la inversión de tiempo también. En Cuba casi todos estrenamos nuestras obras en concursos o eventos, y eso también complica el trabajo, porque en ocasiones tienes que ajustarte a lo que busca el jurado para ganar alguna posibilidad de publicar. Lamentablemente, son concesiones al trabajo.

¿Tú trabajas para los concursos?

Eso lo he hablado muchas veces con mis colegas. A veces los concursos funcionan como iniciativas individuales o solo como un lugar de encuentro, pero no van más allá, porque no existe una industria capaz de respaldar esos premios. Falta articulación y un apoyo mucho mayor de las instituciones, no tanto para la organización, sino para darle cause a las decenas de trabajos interesantes y novedosos que aparecen allí. Sin embargo, algo sí parece claro: crear alejado del mundo, retraído en casa, no cumple ningún objetivo responsable. No trabajo para los concursos, pero no dejo de reconocer que son una vía.

La obra Tánatos le permitió a Alejandro Montero acaparar tres importantes premios en el concurso Mabuya 2014 de historieta.

La obra Tánatos le permitió a Alejandro Montero acaparar tres importantes premios en el concurso Mabuya 2014 de historieta.

¿Existe en Cuba un entendimiento de la historieta como arte?

Es algo contradictorio, porque el país tiene una trascendencia en este tipo de cosas. Por ejemplo, para mí Orestes Suárez es el mejor historietista cubano y por tanto un referente. Por supuesto, también existen otros como Jorge Oliver o Roberto Alfonso, con méritos suficientes para formar parte de una rica tradición.

No obstante, existen personas que asocian la historieta únicamente con los dibujos para niños o que no la asumen como un trabajo serio. Nada más alejado de lo real. Muchos factores inciden en este panorama. De un lado, por ejemplo, no existe un mercado o una industria capaz de potenciar las historietas para adultos. Del otro, los propios creadores a veces nos autocensuramos cuando enviamos algo a las editoriales por temor al rechazo o a su no publicación.

Sin embargo, uno encuentra un gran grupo de jóvenes que casi de manera autodidacta realiza historietas de calidad

Hay mucha gente no publicada que hace historietas muy buenas casi por amor, porque tienen poco acceso a los ya de por sí escasos mecanismos de distribución. El simple hecho de vivir alejado de esos centros ya implica un freno, porque los editores prefieren el contacto con personas cercanas. Por ejemplo, hasta las cuestiones técnicas afectan, porque es mucho más sencillo recibir un material en las propias manos de su creador que por correo electrónico o descargarlo desde una nube. Muchos de los que publican son los mismos desde hace varios años.

¿Qué le faltaría a la historieta cubana para recuperar la salud?

Existen aquí varios elementos importantes. En primer lugar, publicar una mayor variedad de autores nacionales y siempre tratar de buscar la calidad máxima. También modificar los sistemas de selección de los materiales, porque mientras el pago sea el mismo, sin importar la cantidad de copias vendidas, los editores no tendrán la presión sobre sí de buscar la mejor historia. Este es un sector sumamente competitivo y la calidad debe primar siempre. También sería bueno un mayor acceso a historietas provenientes de otras regiones del mundo. A veces lo único que llega al país es manga, o algunos materiales estadounidenses, casi un Hollywood sobre el papel que no aporta una visión real de la calidad existente en otras regiones.

Entonces, ¿cómo miras al futuro?

Lo fundamental es mantener una superación constante y no desilusionarse. Buscar espacios, luchar por preservar la calidad, la creatividad, irrumpir en las editoriales con responsabilidad y un trabajo de nivel. Mi desafío es mejorar. Y saberme acompañado por muchas personas batallando por lo mismo, por rescatar la historieta, romper dogmas y sobre todo por dibujar, es el mejor impulso.