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De la pantalla a la realidad: Una mirada a los Lucas

Canal USB-17

“Quién es Lucas” fue por mucho tiempo la gran interrogante que sirvió —¿y sirve?— de “gancho” a este programa televisivo que desde la década del noventa promueve el videoclip cubano. Figurado como una oveja negra con espejuelos oscuros, se ha dicho que la imagen recuerda la “rebeldía” de su fundador, Orlando Cruzata, a quien, más allá de los mitos, los aportes y críticas al espacio, debe reconocérsele haber llamado la atención —masivamente— sobre esa esfera del audiovisual.

Para este artista, a 20 años de salir al aire el primer programa de Lucas, todavía no existe en Cuba una industria del videoclip, sino un mercado, “una industria casi alternativa en la cual se apoyan las empresas, las disqueras, los músicos y todo el que quiere aparecer y apoyar su promoción con un video”.

Puestos a dialogar sobre las complejidades para equilibrar el carácter comercial de los videoclips con la política cultural del país, Cruzata comenta cómo “sin querer ha caído sobre nuestros hombros una responsabilidad que nunca pretendimos ni soñamos asumir”. “Cuando vas a la génesis de Lucas —agrega— lo que nos propusimos fue promover, divulgar y ayudar a que se produzca más el videoclip cubano y creo que luego nos ha tocado asumir tareas para las que nunca fuimos concebidos. El Premio es a las mejores realizaciones de videoclips de un año; no es a la mejor canción, ni a la mejor interpretación, ni a la mejor orquestación, ni fue pensado para “pegar” a nadie.

“Esa otra responsabilidad le toca a la OTI, al Guzmán, que ya no está, al Cubadisco, a los otros premios de la Música. El objetivo de los Lucas es —y seguirá siendo— reconocer las mejores realizaciones de videoclips del país, a lo cual se suma un premio que se tuvo que inventar para no crear contradicciones con el público, que fue el premio al video más popular.

“Cada día se trata de democratizar más ese último galardón, ya no es solo utilizando SMS, sino que se promedian las encuestas, las llamadas, las búsquedas en Internet; para que sea más justo, y creo que desde hace dos años lo está siendo.

Frank Abel conductor del programa Lucas y su Director Orlando Cruzata.

Frank Abel, conductor del programa Lucas y su Director Orlando Cruzata.

¿Cómo funciona la selección en Lucas? ¿Cómo se elige lo que se transmitirá con mayor o menor frecuencia? ¿Los artistas envían los videos solamente o ustedes inciden en la producción, a través de “encargos” directos a los realizadores?

Los videos llegan por diferentes vías. Hay quienes los llevan personalmente, otros los llevan las empresas, otros las disqueras. La televisión tiene una especie de Comisión que decide, de esos videos, cuáles pueden transmitirse en cualquier canal, y no solamente en Lucas, sino en cualquier programa.

Yo estoy en contra de la Comisión. Desde el primer momento lo dije, porque no creo que haga falta una Comisión para decidir qué se pone y qué no. Considero que cada realizador, cada programa —que para eso cada uno tiene su asesor— es el responsable de cuidar la política de programación y la política editorial de la televisión, que está clara y tiene muchos puntos de contacto —como debe ser— con la política cultural del país, en materia de promoción y divulgación. Pero la Comisión se creó y hay que respetarla.

A veces se emiten criterios no artísticos y se cae en movimientos muy burocráticos, se demoran mucho para tomar una decisión y el videoclip es algo de actualidad. Pero en general ese es el camino que hay.

Existe el mito de que el video tiene que estrenarse en Lucas o no se pone luego en el programa, ¿esto es cierto?

No, eso fue hace mucho tiempo, cuando empezaron a aparecer diferentes programas que ponían videoclips en mejores horarios que Lucas, de mayor teleaudiencia. Se habló de que al menos los videos se estrenaran con nosotros por ser, digamos, el programa líder, que ya llevaba unos cuantos años cuando eso pasó, y que luego salieran en los demás programas. La práctica demostró que eso no era necesario. Se vio que muchos programas que se empeñaban en el estreno —por no decir todos—, lo hacían para ‘dar el palo’, hablando publicitariamente, y después no se encargaban de esos videos, ni de esos realizadores, ni de los especialistas que hacían el video. Entonces lo hablamos, argumentando que Lucas tiene como regla la reiteración y el diálogo con los realizadores, con los músicos y garantiza el acompañamiento de los videos que estrenamos, asumiendo además la responsabilidad de “repartirlo” donde quiera que vaya el proyecto; la gente se dio cuenta de que si el proyecto y el programa se encargaban de darle movimiento social a los videos, era lógico que también los estrenara, pero no quedó como regla, si bien hay muchos realizadores que, debido a todo lo que te comentaba, nos dan la primicia.

Cuando vemos los Lucas se percibe que cada día está más lejos de los realizadores de provincia y que los videos de las disqueras no tienen tanta aceptación como los que financia un artista directamente. ¿Por qué sucede esto?

Cuando tú ves la lista de realizadores, de videos y de músicos, es cierto que la mayoría son de la capital, y es lógico. Hay muchos más realizadores aquí y se produce mucho más en La Habana que en cualquier otro sitio. Tecnológicamente, los recursos que tienen esos realizadores son superiores, hablando de todas las cosas que ya está pidiendo el género, como los súper HD, los 4K, los drones…, pero se sigue manteniendo la presencia de realizadores de otras provincias. De hecho, en esta última edición, el video del año fue para un realizador de Morón, Asiel Babastro.

Lo otro es que la calidad tecnológica y estética de algunos de esos videos no capitalinos, no alcanzan la media del videoclip cubano. Aun así, nosotros siempre hemos defendido la presencia de realizadores de toda Cuba. Constantemente estamos llamando a la gente de provincia y preguntando si tienen algo para que lo traigan y darle presencia, porque es un proyecto del videoclip cubano, no del videoclip de La Habana, y en eso hay que ser lo más justo posible y siempre se ha tratado de que así sea.

Cuando ves la historia de los Lucas, hay muchísimos videos que se han puesto en el espacio y que son de realizadores que siguen estando en provincia. Te das cuenta además de que son excelentes realizadores, que tienen una obra que han defendido no solo en el videoclip, sino en todo el audiovisual. Estos quizá no son videos de una alta factura tecnológica, pero sí de un alto vuelo estético y poético. Hay otra cosa que también es cierta, y es que cada día más realizadores de provincia se trasladan a La Habana en busca de más trabajo, de mejor tecnología, de mejor posicionamiento en los medios. En proporción, realmente, los realizadores que viven en La Habana, realizan en La Habana y trabajan en La Habana, son muchos más, aunque la mayoría no son habaneros. Lo que sucede es que si el realizador está en un momento cumbre de su creación, sea el género que sea, el arte que sea, está también en su momento de mayor visibilidad y eso hay que respetarlo.

Se habla también de una élite de realizadores que varía poco de un año a otro. ¿Qué opinión te merece este aspecto?

Es normal. Hubo un tiempo en que eran Fundora, Rudy Mora, Orlando Cruzata, Santana y que se repetían una y otra vez; luego llegaron Lester Hamlet, Pavel Giroud; y ahora está la generación de Joseph Ross, José Rojas, Manolito Ortega y Asiel Babastro; quienes están haciendo la mayoría de los trabajos. Por eso se repiten los nombres de los realizadores en un mismo año e incluso en una misma categoría. Lo que sucede es que si el realizador está en un momento cumbre de su creación, sea el género que sea, el arte que sea, está también en su momento de mayor visibilidad y eso hay que respetarlo.

La creación tiene sus misterios y puede ser que mañana no ponga una más, como ha pasado, lo mismo con artistas que con realizadores, poetas, pintores, que de pronto caen en un bajón y su nombre desaparece, al menos en ese momento. De eso estuvimos hablando en la discusión del jurado, incluso había cierta preocupación, sobre todo por nombres como Joseph Ros y de José Rojas; pero allí todo el mundo estuvo de acuerdo en que si los videos son buenos, tienen que estar en concurso, aun cuando sean varios. Si les toca, justo porque su obra, que todo el mundo está viendo, es trascendental en ese momento, pues le tocan tres, cuatro, o cinco nominaciones.

El trabajo de gestión en torno al Lucas, ¿con qué infraestructura se realiza? ¿Disponen de un equipo permanente, de una plantilla?

Cuando se empieza a armar el evento, se forma un equipo, normalmente en julio porque en agosto se hacen tres espectáculos en el Karl Marx, que casi siempre son los dos Lucasnómetros del verano, y algún concierto de la serie El regreso de los Dioses. A partir de ahí se sigue armando todo, hasta que llega el evento en diciembre, que antes se hacía en noviembre. Después ese equipo deja de existir, y durante todo ese tiempo nos quedamos solo un asistente de dirección, a lo cual se suman un productor y un asistente de producción; tal como sucede con cualquier otro programa de televisión.

Este año los Lucas pasaron a RTV Comercial y la empresa nos dio un local para que nos mantuviéramos allí, durante todo el año, porque además se van a hacer las giras, porque ahora los Lucas comenzaron a ser autofinanciados, o sea, hay que buscar financiamiento para poder hacer las galas, que requieren cifras considerables cada año.

La recaudación de esos eventos en el Karl Marx y de los SMS, por citar dos ejemplos muy visibles, ¿va a los fondos de la televisión y la televisión paga los Lucas, o lo tienen que financiarlo directamente ustedes como proyecto? ¿Tienen unidad de costo para eso?

No, no. Como ahora Lucas ha sido asumido por RTV Comercial como proyecto, tiene que seguir generando actividades y conciertos durante todo el año, para para poder financiar los Lucas de 2017, que volverán a la fecha habitual de diciembre. Será el primero que tendremos que financiar, porque hasta ahora la televisión ha tenido un presupuesto para este fin. Una gala de estas que hacemos es muy costosa, como te decía, aun cuando los artistas no cobran, pero la escenografía, las pantallas y el audio, cuestan mucho y la televisión no tiene todavía esa infraestructura; por lo cual hay que alquilarla.

También se habla mucho de que producir un videoclip en Cuba es excesivamente caro. ¿Qué porciento de los videos que transmite Lucas y que llega a manos del jurado viene financiado por las disqueras y qué porciento nace de la iniciativa privada?

En eso hay mucha mentira también, y mucho mito. Vamos a hablar de lo normal, lo estándar. Por ejemplo, para un videoclip de David Blanco, la disquera asigna 3000.00 CUC, de lo cual se descuenta el 5% a favor de la ONAT. Luego RTV Comercial te cobra otro 15%, por concepto de Representación. De manera que, de los 3000 que te dio la disquera, llegaron a la realización del videoclip 2500, más o menos, y con eso tienes que hacerlo. Un videoclip del nivel de los que se ponen en Lucas, en la televisión, en el canal Clave, de 2500 CUC; es un regalo en cualquier lugar del mundo. Un material de esa misma factura, en cualquier otro sitio cuesta 50 mil dólares o más.

Esto sucede, entre otras causas, porque desde los años ochenta los cubanos hemos inventado y reinventado con equipos que no están muchas veces ni hechos para eso, y los hemos convertido en instrumentos claves para la realización de un videoclip. Por eso es que los nuestros se pueden considerar baratos, porque no existe una industria de hacer videoclips; lo que existe es un mercado, una producción alternativa en la cual se apoyan las empresas, las disqueras, los músicos y todo el mundo de la música que quiere aparecer y apoyar su promoción con un videoclip.

Ahora, los equipos de video sí cuestan, los softwares de computación cuestan, el trabajo de los especialistas hay que pagarlo; pero todo esto resulta ínfimo en comparación con el mundo. También hay que tener en cuenta las exigencias del artista. Si usted tiene 20 CUC, se compra un pantalón de 20 CUC; pero si tiene 500, se compra un pantalón de 500 y la diferencia se nota. Para hacer un videoclip es exactamente igual, se hace con lo que se tiene.

Desde los años ochenta, cuando surge la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y formamos el primer taller de video de la AHS, la impronta del autor fue la que primó, porque en Cuba el fenómeno del videoclip coge fuerza —no como en México o en los Estados Unidos, que fue por la línea comercial— porque había un grupo de realizadores que quería expresarse a través de la imagen, de las cámaras, del set de edición y que no podían hacerlo ni en el cine, ni en la televisión, porque era un coto cerrado y era muy difícil en aquellos momentos llegar a estos medios masivos. Fue así que nuestros jóvenes realizadores comenzaron a ver en el videoclip la posibilidad de expresarse, de transmitir sus ideas y a hacerlo de una forma diferente.

Surge la generación de los ochenta, con realizadores como Camilo Hernández, Juan Pin Vilar, Santiago Feliú, Carlos Varela; que hacían los videos por aquella necesidad espiritual de expresarse. A partir de los noventa, las disqueras y en general el país, comprendió la necesidad del comercio para mejorar la economía, para que la gente estuviera un poco mejor y así fue que las disqueras asumieron el videoclip, con apego a lo que fue su génesis en el mundo entero: algo que se realiza para hacer vender un disco, para hacer vender una música, para hacer vender un grupo o a un solista. A partir de ahí, entró la parte comercial y a la que no hay que tenerle miedo, ya que es la más afín con el sentido originario del  videoclip.

Nosotros le dimos otro valor de uso a esa herramienta durante los ochenta y a principios de los noventa, pero la vida de Cuba y del mundo ha ido cambiando y, por supuesto, el videoclip también empezó a cumplir su función de vender el disco, el artista, o lo que sea. A pesar de todo y de que Cuba ha ido cambiando, se mantiene la poética de autor dentro del videoclip, trazando una línea que va desde Cruzata, Rudy Mora y Ernesto Fundora, hasta Joseph Ros. Ves los ejemplos muy claramente a través del tiempo, gente que en un momento hizo algo de vanguardia dentro del género, que de alguna manera lanzó un poquito más allá el video, estéticamente hablando, que se aventuró y rompió barreras. X Alfonso, Lester Hamlet, Pavel Giroud; cada uno en su momento llevó lo permitido un poquito más allá, y creo que va a seguir siendo así.

A veces la gente dice que el videoclip está como estancado, pero no. Vamos a verlo desde el punto de vista del arte. En las artes está la vanguardia, viene después una serie de autores que hacen más o menos lo mismo, y un día viene otro que te sube un poquito más el nivel. Es lo normal. Cuando lo analizas, todas las artes han pasado por eso, y el videoclip tiene la complejidad de que es arte, o al menos tiene muchos componentes de carácter artístico en su interior. Dicho en otras palabras, entre nosotros el videoclip se piensa como arte, pero no se puede olvidar que este género es, en primer término, publicidad.

Por suerte, la visión de autor no la hemos perdido, porque sigue habiendo mucha gente, amén de la parte comercial, del ‘yo lo hago para comer’ o ‘para poder tener un salario mejor’. Y cuando revisas los premios Lucas, las nominaciones en estos 20 años han sido para realizadores que han tratado de imponer una pauta estética y visual diferente, morfológicamente rompedora o al menos arriesgada.

¿Por qué el video que produce y realiza la disquera “pega” menos que el de iniciativa privada?

Se sabía que eso iba a pasar. En los sesenta, la preocupación del hombre era la democratización de los medios con los cuales se hace la imagen, y por supuesto, como mismo sucede en la música, apareció gente que de una forma u otra, para bien o para mal, hacen música y videos, te guste o no. Cuando digo video, estoy hablando desde videoclips hasta películas, hechos desde una casa, desde fuera de la industria. Pero eso forma parte de un sueño, y el sueño se hizo realidad. Ahora tenemos que asumir que en esa masificación y en esa democratización de poder hacer; entra lo bueno, lo excelente y lo malo.

Siempre le digo a la gente que tiene toda la libertad de crear, que no se autocensure. La televisión y la radio tienen una política de edición, que se basa en la política cultural del país y eso se ve, se sabe, pero no por eso hay que censurarse. Ya luego, cuando se lleva ese trabajo a los medios de difusión, ellos tienen que hacer cumplir la política cultural, la política de edición, pero ese es ya el trabajo de las comisiones.

Después de que los videos son aprobados por la Comisión, cada director, según el perfil de su programa, escoge lo que pone o deja de poner. Yo realmente lo pongo todo. Aunque no me agrade, trato de poner todo lo que esté aprobado. Entonces, dada toda esta democratización, lo que sucede es que las disqueras dependen mucho del presupuesto que tengan para hacer videoclips. Todas las disqueras tienen un presupuesto de publicidad para cada disco y, dentro de él, entran los conciertos, los afiches, las giras y los videoclips. Hay también muchos discos que no tienen videoclip, porque no hay presupuesto. No es que haya diferencia entre lo que se hace por la disquera o por los medios alternativos, lo que sucede es que el empleo de estos medios alternativos asciende cada día.

Lo que sucede es que aparece esta especie de industria alternativa y el artista acude directamente al realizador, se ponen de acuerdo en un precio o en un presupuesto que pondrá alguna empresa. Así se llega a un acuerdo y se hace el videoclip, con excelente calidad, en HD, con todo; porque esa tecnología está en la calle y tiene los precios de la calle. Ese mercado se está abriendo camino, ya que el artista al cual la disquera no le da un presupuesto para hacer un videoclip, se va por esta vía. Luego el video llega, como todos los demás, a la televisión y a los medios alternativos, como el paquete y se difunde según su calidad. Entonces no es que haya diferencia entre lo que se hace por la disquera o por los medios alternativos, lo que sucede es que el empleo de estos medios alternativos asciende cada día, al tiempo que se hace menos cada vez a través de las disqueras, por una cuestión de presupuesto.

En Cuba también pasa que el videoclip no se hace solo para vender discos, sino para que el músico circule en vivo. Esto trae que cada día haya más empresas invirtiendo en videoclips, centros de la música y otras empresas que destinan presupuesto para eso. La diferenciación entonces tiene que ver con los realizadores que se escojan en cada caso, con la calidad del video y a veces ni siquiera con el costo. Sería injusto decir que tiene que ver solo con el costo. La idea y el talento del realizador y de la gente que hace el video, no necesariamente tienen que estar sujetas a un alto presupuesto.

Entre los premios de la popularidad de años anteriores se ve una diversidad de géneros y una presencia de la música cubana de calidad. Este año no había casi nada de música bailable, estaba todo enfocado dentro de la llamada música urbana. ¿Cómo se plantea Lucas esa problemática? ¿Tienen una estrategia para contrarrestar esto?

La misma que hemos tenido siempre, es decir, el Lucasnómetro. Lo que se pone en el programa, en la televisión, no es más que un reflejo de lo que está pasando en la sociedad. Yo no invento los videos ni los temas musicales, todo eso me llega. Yo siempre insisto en darle prioridad a lo mejor de lo que está entrando, para que haya variedad y buscar un equilibrio.

Pero es muy difícil porque hay mucha música que se está haciendo popular por medios alternativos, que es algo así como la versión light del reguetón, y el reguetón gusta mucho y se oye en la calle y los medios no son culpables de eso. De hecho, en muchos casos los medios han perdido la hegemonía de imponer cultura, porque han aparecido, como es normal, medios alternativos. Eso viene con el desarrollo de la tecnología, que permite que algo llegue a millones de personas, sin salir por la televisión.

No hay cosa más eficaz que el paquete de la semana, y lo digo con propiedad porque he hecho la prueba. Eso va a las discotecas, a los restaurantes, a los Dj, a todo el mundo, y ellos lo pueden poner cuantas veces quieran. No es como en el programa, que lo pones una vez y ya. Y está demostrado que eso que hace el Paquete funciona, y que la gente lo consume. Entonces hay que ser inteligentes y entender que hay cosas que también se deben poner en el paquete. Yo todas las semanas pongo los Lucas en el paquete, porque los Lucas son allí la visión oficial sobre esos videos y, si es la visión autorizada, también tiene que estar ahí.

Hablando de este tema, ¿crees que Lucas sobreviviría como proyecto si se enajena de esa música, de esa variante light del reguetón?

Sería injusto porque esa música existe, lo que hay que tener el tino para saber qué no y qué sí dentro de ella. No hay mejor termómetro que llevar a una figura del paquete, que no sale por los medios de difusión oficiales, al Karl Marx, y que cuando lo presentes, 5 000 personas se pongan de pie, automáticamente. Eso te da la idea de que ese fulano está “pegado”, y no es por los medios. Todo el mundo lo conoce, fueron a verlo a él, se saben las letras de sus canciones. Lo más inteligente sería coger lo mejor de eso, porque existe, y algo bueno ha de tener. Yo he visto al Chacal levantar una plaza de 15 mil personas y eso no lo logra todo el mundo; entonces, si algo bueno hay, hay que coger lo mejor de esa persona y llevarlo a tu proyecto cultural, no excluirlo.

Yo aprendí de Rufo Caballero que los verdaderos sistemas culturales se hacen incluyendo, no excluyendo; integrando, o lo que es lo mismo, llevando lo mejor de esa persona, de ese talento, a tu proyecto.

¿Tú crees que en Cuba las condiciones están listas para tener una industria del videoclip?

Primero tiene que haber una industria del disco. Quien genera la industria del videoclip es la del disco, que en Cuba es muy pobre. Actualmente, la industria del disco está basada casi siempre en los conciertos, porque el disco la gente casi no lo compra. Entonces deberíamos ver al menos cómo logramos eso, porque quien genera todo ese mundo del videoclip es la industria disquera. Aquí, quien está moviendo el videoclip es el movimiento alternativo, los medios alternativos, porque a las disqueras no les alcanza el presupuesto para eso.

Eso tiene ventajas y desventajas. Trae una libertad creativa que la tiene solo el videoclip cubano a raíz de un defecto; pero por suerte ese defecto ha generado una marca en nuestro videoclip. Que una disquera le diga al artista: “Coge el tema que tú quieras y haz lo que tú quieras”, muchas veces ha salido mal, pero muchas veces ha salido bien, todo depende de que caiga en manos de alguien que sabe lo que hace. En Cuba yo creo que esto, en general, ha salido bien, porque gracias a eso el videoclip cubano es muy amplio en sus aspectos artísticos y contiene desde lo más cutre hasta lo más elevado.

¿Con esta inclusión en RTV Comercial, Lucas tendrá capacidad para poner en circulación comercial los grupos que promueve, podrá vender música en vivo a todo el país?

No, ahora mismo estamos tratando de armar la gira y es muy difícil. Lo único que estamos tratando de asegurar es que lo que se ingrese tribute a los Lucas, porque la televisión no los puede sufragar más. Yo hago la gira porque me interesa llevar el proyecto a lugares donde a veces la gente no ha visto a nadie y cuando llevas a alguien al que solo han visto en los Lucas, o en la televisión, se quedan impactados y eso para mí es gratificante.

Los artistas que van a esas giras nos regalan las presentaciones. Nosotros nos ponemos de acuerdo con los Gobiernos, acordamos hacer el concierto de los Lucas por tanto dinero, corremos con toda la producción, transporte, comida y promoción; pero el artista se presenta como si fuera a un programa de televisión, no cobra por eso.

En estos momentos eso es una preocupación y se lo planteamos a RTV, los músicos tienen que ganar algo porque se meten contigo 15 días y no puede ser que ganen solamente promoción. Es cierto que no es un concierto, pues en esas presentaciones los músicos hacen tres temas; pero hay que hacer algo para que esos músicos perciban algún ingreso. También, en la práctica, sucede que muchas veces, después del concierto de Lucas, las agrupaciones se presentan en otros lugares y eso nos permite una especie de negociación. Pero lo que se quiere es que la mayoría de ese ingreso se emplee para hacer los Lucas, a lo cual se sumarían, por supuesto, los diferentes patrocinadores. Ya la televisión ha ido aprobando, poco a poco, el patrocinio y con eso hemos estado trabajando y llegando a diferentes acuerdos.

¿No ha pensado Lucas en un apartado handmade, algo con menos factura, que se pueda filmar con celulares o cámaras no profesionales, o te parce discriminatorio?

Hay videoclips que se han hecho completamente con celular, y se han puesto en el programa, incluso hubo uno nominado por eso, por la valentía de haber hecho un videoclip con un celular y haber logrado un empaque interesante. Es decir, en la medida que seas más abierto hacia todas las fórmulas estéticas, tecnológicas, es mejor, porque nunca vas a saber quién viene con algo importante. Cerrarle las puertas, sobre todo a un joven, es un crimen, siempre y cuando no sea una barbaridad, por supuesto. Nunca aprobaremos allí contrarrevolución, ni falta de respeto a ningún sector de la sociedad.

¿Cómo se insertan lo Lucas en la política cultural del país?

Los Lucas están dentro de la política cultural del país, pero pienso que aún podemos hacer coincidir más puntos entre este evento, este proyecto y las necesidades y las cosas que quiere hacer el Ministerio de Cultura. Pero estos son aspectos a tratar en una conversación que no ha sucedido.

Por otra parte, hay errores en los que todos tenemos algo de responsabilidad. Aquí las disqueras no hacen estudios de marketing, no estudian la visualidad que quieren. Por eso la alternativa promocional del Instituto de la Música, conocida como La Maqueta me parece bien y considero que es justa, porque hay músicos a los cuales es necesario ayudar en su promoción; pero esto habría que hacerlo con una buena selección de los temas, con una estrategia de mercado, aunque no nos guste el término, y buscar a los realizadores en función de eso. Por otra parte, que exista La Maqueta no significa que no exista nada más. Hay mucha gente haciendo cosas y cada realizador de cada programa musical tiene la responsabilidad de ser inteligente, coherente y de lograr un equilibrio, que no sea ni para esta tendencia ni para aquella otra, sino que haya armonía, que se haga visible por lo menos la intención de que esté lo mejor y lo más popular.

(Transcrito por Ángela M. Águila Alonso/ Tomado de La Jiribilla)