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Una pasión que no morirá nunca

Por: Hassan Pérez Casabona
En este artículo: Béisbol, Cuba, Deportes, Salón de la Fama
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Es sabido que la historia de los pueblos guarda relación con aspectos de la más diversa naturaleza. No se trata de sumatorias frías ni de repeticiones estériles. La memoria de una nación solo puede ser construida sobre pilares que reflejen anhelos y realizaciones de las grandes mayorías. Los imaginarios colectivos no son obra del azar sino que brotan de valores genuinos cultivados a lo largo de muchos años.

Algunos se aferran a identificar la cultura –afortunadamente son los menos- únicamente desde su dimensión artística y literaria. Con esa postura ignoran que ella solo es posible asumirla como huella del devenir humano. Esa convicción hizo que nos propusiéramos a comienzos de este milenio trabajar intensamente por dotar a nuestros ciudadanos de una sólida cultura general integral.

No se trató nunca de quien cantara, bailara o pintara más, sino de propiciar las herramientas necesarias para desentrañar la esencia de fenómenos complejos, a partir de la sensibilidad hacia múltiples ramas de la creación humana. Esa idea, lejos de ser una utopía, adquiere hoy particular vigencia.

Dicha mirada confluyente nos permite apreciar el calado e impacto de manifestaciones relacionadas con diferentes ámbitos. ¿Podría alguien desconocer, por ejemplo, la significación de la rumba, el arte culinario, las tradiciones orales o la pelota para nuestro pueblo? ¿No es la Serie Nacional de Béisbol, que se prolonga prácticamente a diario durante más de cinco meses a lo largo y ancho del archipiélago, el principal espectáculo sociocultural en predios domésticos?

En varios de estos asuntos medité en la tarde del 18 de febrero, al participar en una de las tantas actividades programadas como parte de la vigesimosexta Feria Internacional de Libro, la cual moviliza a decenas de miles de cubanos en cada una de sus jornadas. En el Pabellón Cuba, en medio del ajetreo inherente a la convergencia de proyectos diversos, Ediciones Loynaz presentó el texto Inmortales del Béisbol Cubano, del profesor pinareño Juan Antonio Martínez de Osaba Goenaga.

La obra es un estudio acucioso sobre todos los jugadores electos al Salón de la Fama del Béisbol Cubano, desde la creación del mismo en 1939. En las 262 páginas del libro preparado por el sello vueltabajero aparecen semblanzas, estadísticas y numerosas anécdotas vinculadas con los 65 peloteros escogidos para engrosar el selecto grupo, hasta 1960, último año en que funcionó el proceso mediante el cual se seleccionaban a los mejores exponentes del país en dicha disciplina.

Luego de un prolongado impase, en noviembre del 2014 un grupo de “entusiastas” de la pelota antillana, entre los cuales se encontraban historiadores, periodistas, aficionados, coleccionistas y aficionados, logró que se refundara el mencionado Salón, escogiendo entonces a diez figuras emblemáticas, cinco de ellas de la etapa anterior a las Series Nacionales. En el 2015 otros tres fueron añadidos. De todos ellos se leen aspectos trascendentes, escritos desde una prosa elegante -alejada de las posiciones maniqueas con que suelen abordarse empresas de esta naturaleza- que nos retrata a los homenajeados desde su condición humana.

Los escogidos en el 2014, quienes forjaron sus hazañas antes de que el Comandante en Jefe Fidel Castro inaugurara la I Serie Nacional el 14 de enero de 1962, son Esteban Bellán, Conrado Marrero, El Guájiro de Laberinto; Orestes Miñoso, Camilo Pascual y Amado Maestri, considerado el símbolo de los umpires cubanos. Luis Giraldo Casanova, El Señor Pelotero; Omar Linares, El Niño; Braudilio Vinent, El Meteoro de la Maya; Antonio Muñoz, El Gigante del Escambray y Orestes Kindelán, El León de la Montaña, recibieron también el voto de los especialistas.

Un año más tarde fueron distinguidos Luis Tiant, el Tiante; el tercer latino con más vitorias en las Grandes Ligas (229); Guillermo Miranda, Willie, torpedero estelar a la defensa con el Almendares y quien militó en los Yanquis de Nueva York “a partir del 12 de junio de 1953 en una época dorada en la historia de ese equipo” y Pedro Luis Lazo, El Rascacielos de Cuba, serpentinero más ganador en los eventos nacionales con 257 sonrisas.

El texto aporta, asimismo, una mirada sumamente útil sobre el desempeño de Martin Dihigo, El Inmortal; Atanasio Tany Pérez; el locutor Rafael Felo Ramírez, conocido como el Señor de la palabra; José de la Caridad Méndez, El Diamante Negro y Cristóbal Torriente, El Bambino de Cuba, únicas figuras nacidas en la Mayor de las Antillas exaltadas a Cooperstown.

De igual manera se añade similar propósito con Alejandro Pompez, quien nació en 1890 en Cayo Hueso, hijo de padres cubanos, y actuara como empresario, director y promotor del béisbol antillano allende nuestros mares, llegando a ocupar además la vicepresidencia de la Liga Nacional Negra en Estados Unidos. Pompez organizó, entre otros empeños, los Cuban Stars a mediados de 1916 y los New York Cubans, elenco en el que tuvo papel decisivo desde la fundación en 1935 hasta su desaparición en 1950.

En las páginas de Inmortales… se incluyen también a los siete jugadores blancos que están en el Hall of Fame estadounidense por sus resultados en las Grandes Ligas, y que actuaron en algún momento dentro de la Liga Profesional Cubana. El autor aporta en todos los casos los equipos antillanos en los que se desenvolvieron y el año de su elección a esa instancia norteamericana.

Esa tarea la extiende a los 28 peloteros que brillaron dentro de las denominadas Ligas Negras (que igualmente desfilaron por el principal torneo cubano) y que años más tarde fueron incorporados al Salón de la Fama de la Major League Baseball (MLB) producto, en casi la totalidad de los casos, de la labor de Comités Especiales, pues a partir de la discriminación racial imperante en sus etapas como deportistas no pudieron incursionar en la Gran Carpa.

El autor precisa, por ejemplo, como Roy Campanella se convirtió, en 1969, en el primer negro electo a Cooperstown de los que jugaron en Cuba y pudieron llegar a las Grandes Ligas, algo que, desde esa misma condición, correspondió después a Leroy Robert Paige, simplemente Satchel Paige dentro de los diamantes (1971) y Monford Merril Irvin, Monte Irvin para la afición, en 1973. Campanella vistió los colores de los Tigres del Marianao, en 1943-1944; Paige lo hizo con los Leopardos del Santa Clara en 1929-1930 e Irvin defendió la franela de los Alacranes del Almendares en las temporadas 1947-1948 y 1948-1949.

Osaba, apoyándose en varios textos escritos por autores estadounidenses, comienza su trabajo desmontando lo que algunos llaman “El mito de Cooperstown”. “El general Abner Doubleday no llegó a interiorizar que, por obra y gracia del nacionalismo, se había elevado considerablemente su celebridad al ser considerado el descubridor del béisbol, más la verdad se impuso para dar paso a Alexander Joy Cartwright y otros. La esencia de aquella fábula estuvo signada por una aseveración: ´En 1839, Doubleday fundó el béisbol en la localidad neoyorquina de Cooperstown´ (…) Pero lo cierto es que ´Abner Doubleday no inventó el béisbol; el béisbol inventó a Abner Doubleday”.*

En la presentación del texto el Dr. Félix Julio Alfonso López, con importantes investigaciones en la materia, reconoció el valor del estudio de Osaba y la necesidad de su divulgación, especialmente entre los jóvenes. Refiriéndose al momento en que irrumpe el Salón de la Fama del Béisbol Cubano, en 1939, explicó que ello tuvo lugar dentro del proceso de cambio por el que atravesaba el país, el cual varios historiadores catalogan de “nacionalización del estado burgués surgido desde 1902”.

“Muchas personas ven en lo ocurrido en Cuba un mimetismo con respecto al surgimiento del Salón de la Fama de Cooperstown. No es así. El nuestro es una creación de los periodistas cubanos, a partir de una necesidad de nuestro béisbol que ya entonces formaba parte inseparable del pueblo. No es casual que cuando se revisa el listado de los primeros peloteros que fueron exaltados nos percatamos que sobresalen los del siglo XIX, con independencia de que sus números no eran tan destacados, al menos teniendo en cuenta los estándares establecidos para ello. Ahora ¿por qué están ahí? La respuesta la encontramos en que son los provenientes de la manigua. Forman parte ya del imaginario popular. Ellos son los Emilio Sabourín, Alfredo Arcaño o Carlos Maciá. El nacionalismo cubano es el que impulsa, más que las estadísticas de esos jugadores, su inclusión al proyecto que emergía”, expresó.**

“Llama la atención igualmente que son incluidos peloteros negros como José de la Caridad Méndez y Gervasio Strike González, en una república que era excluyente y discriminatoria. Ello revela la fuerza que posee la pelota a nivel popular. Es algo que marca el nacimiento de esa institución: la presencia de los mambises del siglo XIX y la incorporación de hombres negros de procedencia muy humilde, con extraordinarias actuaciones en los terrenos de juego”, remarcó.

“Quisimos que el del 2014 fuera continuidad del anterior. Queríamos reconocernos en esa historia, para que no existieran hiatos en una esfera que es parte inseparable de nuestra identidad. Pese a la nobleza de la idea no hemos logrado que tuviera raíces profundas para mantenerse en el tiempo. Es algo que debemos solucionar de manera definitiva. La principal virtud de este libro es que rescata este acervo y lo pone al día, al igual que trata de despertar la conciencia sobre dicho tema. Estamos a tiempo de que se retome una propuesta de esa envergadura”, añadió.

“Nos duele ver a niños que compran afiches de Messi y Cristiano Ronaldo mientras no existen siquiera fotos de los peloteros cubanos. Cuando pequeño el mayor regalo para mí era un guante raído, una pelota enteipada y un bate con mango roto. Ahora en los parques los niños patean balones pero no aparecen los bates y las pelotas. No podemos dejar que mueran nuestras tradiciones”, finalizó.

Muchos de estos asuntos también fueron abordados por Osaba. “No pueden existir baches dentro de nuestra rica historia. Eso nos inspiró a escribir este libro. No es una biografía de ningún jugador pero si aparecen las cuestiones principales de todas esas luminarias, para que el pueblo disfrute cada semblanza. El trabajo que desplegamos en el 2014 tenía como propósito que emergiera con toda su fuerza el colosal legado que nos acompaña en esta actividad. Para mí es un honor muy grande estar con ustedes aquí. Agradezco todo el apoyo que me brindó la familia y muchos amigos. Este resultado les pertenece a ustedes”.

Rafael A. Bernal Castellanos, editor y prologuista del texto, usó igualmente de la palabra. En la cubierta del mismo se encuentra un bello cuadro del pintor Reynerio Tamayo Fonseca, quien posee una vasta obra plástica consagrada a nuestro pasatiempo nacional y el cual presentará próximamente una exposición, a propósito del IV Clásico Mundial de Béisbol. El libro cuenta con fotografías de todas esas leyendas, así como relaciona una detallada bibliografía, lo que le otorga valor adicional a las reflexiones y guarismos contenidos en él.***

Martínez de Osaba y Goenaga, nacido en Pinar del Río en 1947, es un destacado ensayista, crítico y promotor cultural que ostenta demás la condición de Profesor Titular y Consultante de la Universidad de la más occidental de las provincias cubanas. Es autor de una profusa obra relacionada con el deporte cubano y varios de sus más relevantes exponentes. Dentro de esa producción literaria descuellan diversos volúmenes consagrados al béisbol, uno de sus grandes amores.

Es autor de los libros El Señor pelotero (1998, 1999, 2011), dedicado a Luis Giraldo Casanova; El Niño Linares (2002, 2003) que recrea la trayectoria de Omar Linares Izquierdo, el jugador más destacado de la pelota revolucionaria; Cosas de la pelota (De Cooperstown a Las Minas) 2002; Cultura física y deporte: Génesis, evolución y desarrollo (Hasta la Inglaterra del siglo XIX) 2003, 2006 y Evolución y desarrollo del deporte (Del siglo XIX hasta Sídney 2000) 2004.

En el 2006 vio la luz Nosotros los peloteros, mientras que en el 2008 apareció Pequeña Enciclopedia Olímpica y de la Cultura Física. Completan su quehacer investigativo textos de gran alcance como Mitos y realidades de la pelota cubana (2009); Pedro Luis Lazo. El Rascacielos de Cuba (2010, 2015) y Alfonso Urquiola. Caballero del diamante (2014); Enciclopedia Biográfica del Béisbol Cubano I (2015). Tres artículos suyos fueron incluidos en Con las bases llenas. Béisbol, historia y revolución (2008).

En el 2003 obtuvo el Premio Internacional Teobol e Ingeniero Alejo Peralta, Puebla, México. Es asiduo colaborador en páginas cubanas, norteamericanas y mexicanas de Internet. Sus narraciones han sido publicadas asimismo en las revistas Catauro Cubano, La Jiribilla, Cauce y Podium y en Cubadebate. Mantuvo al aire por varios años el programa Almanaque Deportivo, de Radio Guamá. Colabora también con Tele Pinar y es miembro de la UNEAC.

Notas, citas y referencias bibliográficas.

*Prosigue explicando el especialista vueltabajero: “El salón de la Fama fue inaugurado el 12 de junio de 1939, por la Fundación Clark, una organización privada ubicada en Cooperstown, con dinero de la empresa Singer, fabricante de máquinas de coser. La Fundación trataba de atraer turistas a Cooperstown, una pequeña ciudad que se vio afectada por la Gran Depresión, que diezmó la industria del turismo, y por la Ley Seca, que destruyó la industria del lúpulo en el pueblo. La leyenda que cuenta que Abner Doubleday, un héroe de la guerra civil estadounidense, inventó el béisbol en Cooperstown, ayudó a la popularidad del salón en sus primeros años, aunque muchas personas dudan de la historia. Los primeros exaltados, en 1936, fueron los jardineros Ty Cobb y Babe Ruth, el torpedero Honus Wagner, así como los lanzadores Christy Mathewson y Walter Johnson. Ellos acumularon méritos más que suficientes. A partir de esa fecha habitan en sus departamentos más de trescientas celebridades, entre miles posibles”. Juan Martínez de Osaba y Goenaga: Inmortales del béisbol cubano, Ediciones Loynaz, 2016, pp. 9-10.
** “La elección al salón de la Fama estaba a cargo de los cronistas deportivos en activo y también de algunos jubilados escogidos, así como por asesores de la pelota profesional cubana. Los primeros diez jugadores electos fueron: Luis Bustamante (Anguila), José de la Caridad Méndez (El Diamante Negro), Antonio María García (El Inglés), Gervasio González (Strike), Armando Marsans, Valentín González (Sirique), Rafael Almeida (Mike), Cristóbal Torriente (El Bambino de Cuba), Adolfo Luján y Carlos Royer (Bebé). Ya para 1941 se agregaron Alfredo Arcaño, José Muñoz (Joseíto), Regino García (Mamelo) y Emilio Sabourín”. Inmortales…Ob.cit., p. 47.
*** El interés de nuestros más relevantes artistas por reflejar la significación de la pelota en trabajos pictóricos empleando diferentes formatos y técnicas tiene larga data. En una rápida revisión sobre el tema encontramos, en una primera etapa, obras como Deme media Tropical, de Jaime Valls (1920); Babe Ruth, de Conrado W. Massaguer (1930); Fermín Guerra y Adolfo Luque, ambas de 1950, en el creyón de Eladio Rivadulla Martínez y El Loquito en el estadio del Cerro, de René de la Nuez (1957). Luego del triunfo revolucionario de 1959 dicha temática cobró aún mayor fuerza, unido a que además de las figuras establecidas se incorporaron nuevos profesionales de las artes plásticas, formados a partir de la apertura de Escuelas de Arte en todo el país. Sobresalen en esta línea la escultura Juego de pelota taíno (1962) de la emblemática Rita Longa; La muerte en pelota (1966) de Antonia Eiriz; Explicación de un out (1973), de César Leal; Redonda y viene en caja cuadrada (1979) de Antonio Pérez (Ñiko); Deporte nacional (1982), de Eduardo Muñoz Basch; En tres y dos (1985), de Constante Diego (Rapi); ¿Hasta cuándo la pelota? (1985) de Lesbia Vent Dumois; Las dos opciones (1991), de Orestes Castro y Díptico (1992) de Pedro Pablo Oliva. En lo que respecta al presente milenio llaman la atención, entre otras, Dos bolas y un strike, de Vicente Bonachea; Por aquí no pasa nada, de Rafael Pérez; En tres y dos, de Eduardo Roca (Choco); El mundo en pelota, de Ever Fonseca; Deporte nacional, de Javier Guerra; La bola se va, de Sándor González; Home, Sweet home, de Eduardo Abela y Home rum, de Juan Moreira, todas ellas del 2002; A Roberto González pertenece Home moon y a Julio César Peña Jugada apretada, las dos del 2007. Entre las que han tenido mayor divulgación de Reynerio Tamayo Fonseca se encuentran Clásicos del Base Ball (2006); Pesadilla cubana (2012); El cuarto bate y Hit by pitch, las dos últimas del 2013 y Esteban Bellán, del 2014. Entre los textos que se dedican a examinar estos asuntos considero uno de la más abarcadores El béisbol en la plástica y la gráfica cubanas, de Jorge R. Bermúdez, preparada por ArteCubano Ediciones, en el 2016.

Se han publicado 19 comentarios



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  • Bárbara Herrera González dijo:

    Importante y necesario libro.

  • Victor Ramos dijo:

    “Nos duele ver a niños que compran afiches de Messi y Cristiano Ronaldo mientras no existen siquiera fotos de los peloteros cubanos. Cuando pequeño el mayor regalo para mí era un guante raído, una pelota enteipada y un bate con mango roto. Ahora en los parques los niños patean balones pero no aparecen los bates y las pelotas. No podemos dejar que mueran nuestras tradiciones”...

    Estoy completamente de acuerdo, la culpa la tiene muchos que dejaron de pensar en esas posibilidades y enterraron la tradición de la postalitas para coleccionar, o los banderines por equipo, etc. Ahora no intentemos imponer nada, pues no hay nada mas adverso para lograr un objetivo que imponer algo, si el beisbol es realmente algo arraigado, con acciones mediáticas inteligentes se recuperara el lugar que deberá ocupar la pelota en Cuba

  • Marcelo Cárdenas Rojas dijo:

    Amigo Hassan. Yo estuve esta semana en el Pabellón Cuba durante el lanzamiento de "Inmortales del Béisbol Cubano", si bien no estuve como asistente directo entre el público ya que me encontraba como expositor-vendedor en un mesa aledaña exhibiendo fotos postales de deportes (fundamentlmente béisbol y futbol), si escuche todas las intervenciones ricas en sueños y esperanzas, que ya había escuchado en años anteriores cuando lanzaron los libros de Enriquito Díaz y de otras glorias del béisbol cubano, pero como siempre no vimos por ahí a los que de verdad deben llevar las riendas de nuestro béisbol y acabar de sacarlo del estado actual, que no será vendiendo peloteros, sino actuando desde la base, creando Academias de picheo como siempre hubo, dando más calor a los eventos en las edades temprana y en la base, recabando ayuda de los que pueden darla (ayuda de todo tipo) y no inventar más lo que está ya inventado por el solo afan de tener protagonismo. Fue una lástima que nuestros espacios deportivos de la TV (Y son bastantes) no hayan divulgado previamente este bello acontecimiento para que más público pudiera participar. Por lo pronto y con tu permiso voy a republicar este articulo en mi blog El Palco de la Historia, !Qué Viva Nuestro Béisbol!

  • leydys dijo:

    Hola Hassan mi esposo es un aficionado al beisbol pero aun mas a su historia y las grandes figuras me dio mucho gusto saber que estas escribiendo para cubadebate,tu y yo fuimos compañeros de escuela muchos años y tengo los mas bellos recuerdos de ti y de tu gran personalidad,escribeme leydys.lopez@etecsa.cu,Un fuerte abrazo y mis saludos.

  • The king dijo:

    ¿POr qué en el 2015 solo se escogieron a 3 de antes del 59?, ¿Cómo es posible que Antonio Pacheco no haya sido exaltado en el 2014?

  • Randy Perdomo García dijo:

    Gracias amigo por este articulo

  • karias dijo:

    y el Capitan de Capitanes?? Está en el Salón de la Fama, fue propuesto? Esta? y sino esta, porq?

  • Grumpy dijo:

    ¿Y Antonio Pacheco el capitan de capitanes?

  • ya dijo:

    prueba

  • Ramon Licea dijo:

    Para mi independientemente de lo importante del libro que comenta, la gran noticia es saber de Ud Hassan Pérez Casabona. De mi epoca son muchos, muchos los que nos encantabamos oyendolo, mis hijos conocen de su oratoria sin conocerlo a ud. Siga escribiendo y mejor aun vuelva a hablar.

  • E.T. dijo:

    Hassan, ¿de donde saliste?

    • maria antonia dijo:

      ET, acaso no leíste a la derecha del artículo (Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana), es verdad que estaba perdido o al menos no sabíamos que fue de su vida. Nos alegra que te estes dedicando a esta labor.

  • enrique15 dijo:

    Muy de acuerdo con el artículo. La provincia de Matanzas, ante la evidente indiferencia de la Federación Cubana ante asunto tan importante como el Salón de la Fama del Beisbol Cubano, tomó la iniciativa de encumbrar a los ateltas del terruño que han tenido actuaciones destacadas en nuestro beisbol. Una iniciativa que debía ser tomada por todas las provincias, para reconocer a los que dieron todo por la provincia y el país e incluso aquellos que no tengan méritos suficientes para ser exaltados al salón nacional pero que tuvieron actuación destacada en nombre de su provincia. De esta forma, quizás a Félix Nuñez no le alcancen los números para estar en el Salón de la Fama Nacional, pero ¿algún tunero duda que se merece estar en un salón de la fama de su provincia natal? es un simple ejemplo. En cuanto al Salón de la Fama Nacional, es hora ya de que la Federación Cubana se acabe de decidir a tomar en serio este asunto. En cuanto a individualidades, muchos hablan de Pacheco y sin embargo creo que hay unos cuántos que igual merecen el reconocimiento al igual que el capitán de capitanes. Por mencionar a matanceros, ¿alguien puede negar que Wilfredo Sánchez, el hombre hit, el primero en llegar a los mil hits y a los 2 mil hits en series nacionales, tiene méritos suficientes para entrar al Salón de la Fama? Y ¿qué me dicen de Jorge Luis Tati Valdés?, en su momento el primero en victorias con 234, un hombre que propinó más de 40 lechadas y que además perdió 90 juegos por una carrera? Lázaro Junco, primero en arribar a los 400 jonrones (un club que comparte solamente con Linares y Kindelán) el que más veces ha conquistado el título de máximo jonronero en series nacionales. Luis Ulacia, Germán Mesa, Víctor Mesa, Rogelio García, Cheíto Rodríguez, son muchos los que merecen estar en el Salón de la Fama cubano. Personalmente pienso que fue un error limitar tanto la primera selección cuando se retomó el asunto. Creo que pudo haberse hecho de esa forma pero inmediatamente después, al año siguiente por ejemplo, se pudo hacer una selección amplia (porque son muchos a los que se les debe ese honor) y luego, ya saldada la deuda, comenzar a hacerlo más selectivamente a partir de criterios ya establecidos. Por ejemplo, yo creo que un bateador con más de 2 mil hits, en las SNB, o con más de 300 jonrones, un lanzador con más de 200 victorias, automáticamente serían elegibles. Se analizarían otros factores pero creo que hay que partir de números relevantes, no puede ser una cuestión solo de popularidad.

    • Albertico dijo:

      Enrique 15 de nuevo otro buen comentario y esta vez no solo te referiste a los matanceros sino a otros, creo que este trabajo hay que darle mas seguimiento y seriedad, así que solo no es tarea de los periodista sino de todas las autoridades, la idea de ustedes del Palmar de Junco fue buenisima y espero que las demás provincias los imiten. Saludos

  • Calejo dijo:

    Q tal de tus vacaciones?

  • Jorge Luis Martínez Alejandres dijo:

    Muy buen artículo compañero Hassan ,espero que sigas escribiendo en otros temas,a pesar de ser yo de la generación del siglo XXI he escuchado sobre ti y tu talento para el discurso ,me gustaria leer articulos suyos de otros temas.
    Muchas Gracias

  • Laura Estévez dijo:

    hola a Cubadebate y felicidades al equipo que selecciona los artículos que se publican en tan importante sitio de nuestra web. Realmente este trabajo de Hassan no solo demuestra su conocimiento del deporte sino su gran cultura y facilidad de expresión tantas veces probada en sus encendidos y profundos discursos durante la batalla por el regreso de Elián. Esperamos los lectores de Cubadebate seguir contando con tus análisis del deporte y de otros temas que conciernan a los cubanos.

  • Tomás H. Vidal Cordero dijo:

    Buen artículo. Hassan yo creo que es necesario que se luche por que la temática del béisbol sea parte de los contenidos de "Universidad para Todos" al igual que el ajedrez. Las razones están expuestas en su artículo: "el principal espectáculo sociocultural en predios domésticos", contribuiría mucho a nuestra cultura beisbolera y a que se compraran los libros que al respecto se ha elaborado y los que vendrán, ademas, en los diferentes niveles de nuestro sistema de enseñanza debería estar, es cuestión de identidad nacional y formación cívica. Gracias, usted pudiera influir en ello.

  • Santiago Alvarez Dacal dijo:

    Saludos colegas,
    Estoy plenamente de acuerdo con la excelencia del artículo de Hassan. Pienso que más allá de estas y otras reflexiones que sobre el tema Beisbol en Cuba se hagan ya están faltando acciones concretas. Todos estamos claros que no es funcional la serie nacional, que la propaganda de nuestras figuras casi no existe, que nos refugiamos en la escases de recursos, que convertimos en demonio al que elige irse, que en ocasiones se hacen en los medios nacionales comentarios personales y sin todos los elementos de juicio, que se nos olvida que el pueblo es y quiere ser parte del espectáculo y un grupo de otras limitaciones que nos hemos ido tatuando en la lengua de toda buena justifiación. Entonces...¿Por qué no se acciona? ¿Qué más se necesita para enfrentar un problema que ya tenemos identificado? Disculpen mi falta de especialización en temas de beisbol, es solo mi modesto criterio como actor también de este espectáculo. !Felicidades Hassan! Una alegría enorme el saberte presente, latiendo aún para las nobles cosas.

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Hassan Pérez Casabona

Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.

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