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Trump, el voto cubanoamericano y la política hacia Cuba

votaciones en miami dadeEl presidente electo Donald J. Trump obtuvo el segundo peor resultado que ha alcanzado un candidato republicano dentro de los cubanos residentes en la Florida. El mandato que tiene del electorado cubano debería generar dudas a sus asesores, lejos de confirmar y aplicar un viraje en las políticas de Obama hacia Cuba. Las elecciones no demostraron que los cubanos en los EEUU quieren un retroceso en la relación de EEUU con Cuba.

La modificación de la posición de Trump hacia Cuba, experimentada y anunciada durante visitas a Miami en las últimas semanas donde prometió eliminar las medidas de acercamiento con La Habana, le consiguió apenas el apoyo de poco más de la mitad de los cubanos de la Florida, muy lejos de la abrumadora simpatía alcanzada por los republicanos Reagan, los Bush y McCain, cuando entre 7 y 8 de cada 10 cubanos expresan con su voto su favorecimiento a la política de aislamiento y presión a Cuba.

Durante años los candidatos republicanos que siempre han defendido una política de aislamiento, sanciones, presiones a Cuba, y ruptura de comunicaciones, viajes y remesas, habían obtenido entre 70 y 85 por ciento del voto cubano de la Florida. Reagan obtuvo el 80% en 1980 y 88 % en 1984; Bush padre el 85% en 1988 y 72 % en 1992; Bob Dole 65% en 1996; George W. Bush 78% en el 2000 y 71% en el 2004, en este último año cuando más medidas de penalización y prohibiciones aplicó contra Cuba y cubanos residentes en EEUU. McCain alcanzó el 65% en el 2008.

En 2012 según Edison Research en encuesta para CNN, CBS, Fox News determinó que Romney obtuvo 50% del voto cubano de la Florida y Obama 47%. Aunque otros encuestadores consideran que Obama obtuvo el 51%.

De acuerdo a datos de sondeos a pie de urna de la cadena CNN, de Latino Decisions, e incluso de FOX news, Trump habría obtenido el menor apoyo registrado tras el anterior candidato presidencial republicano Mitt Romney cuando en 2012 obtuvo entre el 49 y el 52% del voto cubano, de acuerdo a la oscilación de varias empresas de pronósticos, un dato que dentro del margen de error oscila sobre la mitad.

Es cierto que la candidata Hillary tuvo una caída con relación a lo alcanzado por Obama dentro de los cubanos, pero sería exagerado asociarla a las medidas tomadas por EEUU hacia Cuba desde diciembre de 2014, si se conoce que a la candidata demócrata le fue mal en casi todos los grupos de votantes, por lo que la evaluación de los apoyos, no debe circunscribirse a políticas, más bien a la nominada y a otras circunstancias.

El candidato Trump inició su campaña en las primarias de su partido con una posición hacia Cuba diferente a la de todos los otros contendientes republicanos quienes menos uno de ellos, criticaron los pasos dados por el Presidente Obama hacia Cuba. Trump favoreció los pasos de Obama aunque lo matizó afirmando que él hubiera logrado “un mejor acuerdo”. Al final de su campaña, parece ser que sus asesores le indicaron que su posición tan similar a la de los demócratas podría provocar la abstención de una parte del electorado cubano que mantiene una posición recalcitrante y vengativa hacia Cuba y que perdería ese número de votantes, conscientes de que no podrían ya sostener un apoyo cercano al 70% porque la emigración cubana en los EEUU ha cambiado demográficamente y en su mayoría pide mantener relaciones con Cuba. Eso puede explicar el viraje de Trump, que no fue suficiente para conseguir el tradicional apoyo a los republicanos.

Hoy ya no es muy popular oponerse a la relación con Cuba para obtener éxito electoral. Existe una evidente división de opiniones dentro de los cubanos en los EEUU que el Presidente Trump debería revisar cuidadosamente en el establecimiento de sus políticas. Se refleja ya la participación electoral de nuevas generaciones de cubanos nacidos en los EUU que no tienen como su principal o único tema la relación con Cuba, mientras crece y se consolida el número de cubanos que apoya una relación de “comunicación” con la mayor de las Antillas. Ya son mayoría los cubanos que emigraron para mejorar su situación económica y la de su familia en su país de origen y no en una situación de hostilidad franca y abierta contra el Gobierno cubano. Estos por lo general no votan porque no son ciudadanos, se abstienen o no participan políticamente. No puede ignorarse que se ha debilitado el apoyo cubanoamericano hacia los republicanos y que no se recuperará por recrudecer las políticas de restricciones a Cuba.

A lo que debe sumarse el expreso consenso de otros latinos, negros, blancos de Estados del medio oeste, norte y Nueva Inglaterra a la relación con Cuba, junto a la comunidad de negocios, la prensa y los votantes demócratas, así como cerca de la mitad de los republicanos, que cuestionan el mandato que sorpresivamente el entonces candidato republicano Trump se propuso hacia Cuba.

¿Secuestrarán nuevamente la política hacia Cuba los cubanos residentes en la Florida ahora que apenas un poco más de la mitad de los que votaron apoyan las medidas de sanciones? ¿Interferirán las expresiones diversas de un grupo cada vez más heterogéneo en las decisiones del interés nacional de los EEUU? Ignorar a un electorado dividido, tiene altos costos.

Los cubanos que se insertaron exitosamente en los mecanismos del sistema político norteamericano, han logrado episódicamente ejercer influencias y presiones para conseguir que las diferentes administraciones tomen medidas sobre Cuba que satisfagan sus intereses, pero gran parte de esos, hoy no representan el interés de sus connacionales ni de los norteamericanos

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