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Recordando a Jorge Risquet, en el primer aniversario de su muerte

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Foto: Archivo.

Este 28 de septiembre se cumple un año del fallecimiento en La Habana del destacado dirigente cubano Jorge Risquet, cuando arribaba a los 85 años de edad.

Vale la pena recordar su historia como combatiente desde que era muy joven. Risquet nació el 6 de mayo de 1930 en La Habana y se unió al movimiento juvenil revolucionario, ocupando diversas responsabilidades en la organización de la Juventud Socialista y en el Partido Socialista Popular, como director del magazine Mella, secretario de Organización y Secretario General del Comité Nacional de la Juventud Socialista, a la que perteneció durante quince años.

Representó a Cuba y América Latina en la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD) y cumpliendo una misión de esa organización fue a Guatemala en 1954 donde la CIA organizó ese año un golpe de estado contra el gobierno electo de Arbenz, por el delito de intentar recuperar las riquezas nacionales de su país.

Por mandato de la FMJD, Risquet estaba preparando allí un festival internacional de la juventud para apoyar a Arbenz y tuvo que esconderse y huir de la bestial represión iniciada por los golpistas, que costó al pueblo de Guatemala más de doscientas mil personas asesinadas.

Puede parecer una casualidad, pero allí se encontró con un joven médico argentino, el futuro comandante Ernesto Che Guevara, que también llegó para ayudar al gobierno de Arbenz a mejorar la atención a la salud que estaba tratando de extender a toda la población y con quien años después coincidiría en África.

Más tarde, durante la dictadura de Batista, Risquet fue torturado, encarcelado y finalmente se incorporó al Ejército Rebelde en la Sierra Maestra en 1958, en el Segundo Frente Oriental Frank País, bajo la dirección de Raúl Castro.

Al triunfo de la Revolución Risquet asumió diferentes responsabilidades: jefe del departamento político y jefe de operaciones del ejército en la antigua provincia de Oriente y más tarde, secretario organizador del Comité Provincial del Partido Unido de la Revolución Socialista en la misma provincia.

En 1965 fue designado Jefe del Batallón Internacionalista Patricio Lumumba, enviado al Congo Brazzaville, amenazado por el régimen vecino del criminal Mobutu, al mismo tiempo, que el comandante Che Guevara y un centenar de voluntarios internacionalistas cubanos trataban de ayudar a los combatientes lumumbistas en Zaire.

Más tarde Risquet estuvo a cargo de la Misión Civil internacionalista cubana en la República Popular de Angola entre 1975 y 1979 y estuvo profundamente involucrado en el apoyo a ese país hermano que concluyó con la derrota de las tropas invasoras racistas sudafricanas.

Dirigió la delegación cubana a las conversaciones cuatripartitas (Angola-Cuba-Sudáfrica, además de los Estados Unidos) en 1988 hasta el logro de la independencia Namibia.

Para su íntima satisfacción acompañó al vicepresidente cubano Juan Almeida a la ceremonia de la independencia de ese país hermano en marzo de 1990.

Fue miembro del Comité Central del Partido Comunista desde su fundación, de su Secretariado de 1973 a 1990, miembro del Buró Político de 1980 a 1991 y miembro de la Asamblea Nacional del Poder Popular desde su creación en 1976 hasta 1993.

Licenciada en periodismo, fundador de diversas publicaciones y autor de numerosos libros y artículos, contribuyó al proceso de creación y edición de obras importantes relacionadas con la lucha de liberación de los pueblos de África, entre ellas las enciclopédicas y excelentes publicaciones de Piero Gleijeses sobre el rol de Cuba en África desde 1959 a 1992.

Mantuvo estrechas relaciones con muchos líderes africanos como Nelson Mandela, Sam Nujoma, Agostinho Neto, Samora Machel y José Eduardo dos Santos entre muchos otros.

Tal como un póstumo e involuntario deseo su última actividad pública fue visitar al presidente namibio Hague Geingob cuando realizó una visita oficial a Cuba, a finales de septiembre de 2015.

Esa fue la última ocasión en que lo vi. Estaba en Cuba acompañando al presidente y el embajador de Namibia, Jerobeam Shaanika, ofreció una recepción en su residencia.

Risquet acudió rozagante y con una impecable guayabera blanca y nada vaticinaba externamente su próximo final. Le saludé a él y a su esposa y empecé a bromear con los dos. Me extrañó que no ripostara mis bromas y entonces supe por ella que había sido sometido recientemente a una operación muy complicada del esófago y se le dio una autorización excepcional en el hospital para ir a ver al presidente Geingob. Pocos días después falleció.

Unos meses antes de su muerte fue el orador cubano en la ceremonia oficial celebrada en Cuba para conmemorar el 25 aniversario de la independencia de Namibia. Me gustaría citar partes de su discurso ese día que son casi un testamento político que nos dejara: "Hace un cuarto de siglo, un 21 de marzo, fue uno de los días más felices de mi vida".

La emoción de ver al presidente de Sudáfrica, De Klerk bajar la bandera odiosa del régimen del Apartheid y a Sam Nujoma izar la bandera de la Namibia independiente, dirigido por la SWAPO, la organización valiente que guió la lucha heroica de su pueblo a la libertad.

Los miembros de la delegación cubana a la ceremonia de la independencia de Namibia, compartimos la emoción junto con el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, jefe de nuestra delegación, así como con el general Leopoldo Cintra Frías, jefe de las tropas cubanas victoriosas que, junto con los combatientes de Angola y SWAPO derrotaron en Cuito Cuanavale, T'Chipa, y Calueque las tropas racistas de Pretoria.

La identificación y la confianza mutua entre Cuba y la SWAPO fue tal que nuestro embajador en la naciente república, Ángel Dalmau presenta sus credenciales poco después de la ceremonia y fue el primer embajador no africano en hacerlo ante el nuevo Gobierno de Namibia independiente.

Como si no fuera sido suficiente la emoción de ese día victorioso, pudimos abrazar a Nelson Mandela, justo un mes después de haber sido liberado de su larga y cruel prisión que también asistió a aquel acontecimiento inolvidable.

Risquet continúa diciendo: "Mandela nos dijo ese día que Cuito Cuanavale marcó el punto de inflexión en la lucha para liberar el continente y a nuestro país del azote del apartheid.

"Nos hemos beneficiado enormemente de las lecciones de la Revolución cubana y lo que hace Cuba, especialmente en África. Nosotros en esta parte del continente quedamos muy impresionados con el papel desempeñado por Cuba en la liberación de Angola.

"El mundo entero, África, en particular, no olvida la lección de Cuito Cuanavale, que fue el punto de inflexión de la situación militar en la región.

"También creemos que la independencia de Namibia habría sido muy difícil de lograr si Cuba no hubiera actuado con tanto valor y tan resueltamente en Angola. Por lo tanto, estamos en deuda con Cuba. Me gustaría dar personalmente las gracias a Fidel Castro y al pueblo de Cuba por el apoyo que nos han dado”.

Risquet continúa:

En el momento de la aplicación de la Resolución 435 de la independencia de Namibia, que convocó a elecciones para elegir a los gobernantes del nuevo estado, todos los estudiantes namibios en Cuba en edad de votar, jóvenes con educación política y alto nivel cultural, regresaron a su país y jugaron un papel muy importante en la victoria de la SWAPO en las elecciones celebradas.

En los actos en Windhoek por el 25 aniversario de la independencia de Namibia y la toma de posesión del nuevo Presidente Hage Geingob, en su discurso inaugural hizo referencia a Cuba, como el hermano pueblo que derramara la sangre de sus hijos e hijas por la independencia de su país. Y así es. La hermandad entre Cuba y Namibia es indestructible.

Creo que la mejor forma de finalizar este artículo será citando algunos párrafos de la carta de condolencia que Nujoma —que inicia hoy una visita oficial a Cuba—, le envió a Raúl Castro cuando supo la triste noticia de la desaparición física de Risquet:

"Risquet fue uno de los luchadores por la libertad más tenaces y sin miedo, así como un revolucionario inquebrantable. Cuando lloramos su muerte, nos estamos consolando por el hecho de que vivió para disfrutar de los frutos de la libertad y la independencia de muchos de los países del sur de África para que dedicó toda su vida adulta.

Por esta razón, se le recordará por tener firmeza cuando otros flaqueaban y de haber jugado un papel importante para la causa de la libertad y la independencia de África.

Creo que es así. Yo tampoco deseo recordarlo con tristeza. No solicitaré, como es habitual, un minuto de silencio en su memoria. Prefiero solicitar respetuosamente desde aquí en la Namibia de todos los combatientes africanos y cubanos, que lo recordemos cada día en nuestra labor tratando de hacer algo para consolidar lo que hizo, en apoyo a la independencia de los países de este continente.