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Vicepresidente de Bolivia y su título Honoris Causa recibido en Argentina

Foto: Universidad de Santiago del Estero.

Foto: Universidad de Santiago del Estero.

Discurso del vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, Argentina, al recibir Doctorado Honoris Causa, durante el “2º Foro Horizontes de la Educación”, la tarde del jueves 25 de agosto de 2016.

Muy buenas tardes a todos, muy buenas tardes a todas las personas presentes acá, quiero en principio agradecer esta multitud que ha venido acá a acompañarnos, de todo corazón estoy muy emocionado y muy agradecido por la presencia de ustedes.

(APLAUSOS)

Quiero en principio agradecer a la Universidad.

(OVACIÓN: ¡EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO!)

Quiero agradecer profundamente a la Universidad Nacional de Santiago del Estero, a su rectoría, a su Consejo Superior, a sus autoridades, a sus decanos, a sus estudiantes, por supuesto agradecer a mis dos padrinos, a Daniel y Atilio que han tenido un acompañamiento y una generosidad extraordinaria de resumir mi obra.

(APLAUSOS)

Agradecer a la Asamblea Permanente de Derechos Humanos que ha postulado mi nombre para llegar y acceder al doctorado.

(APLAUSOS)

A las autoridades presentes, diputados, diputadas, senadores, dirigentes sociales, académicos, a todos.

Cuando venía le pregunté a Atilio cuando venía de Bolivia ¿Atilio qué sería bueno dialogar con el público presente? Y él me sugirió que trabajara el tema de la dificultad de los procesos de descolonización, y escribí un pequeño artículo sobre este tema, sin embargo tuve la oportunidad de en esta hora desde mi llegada conversar con dirigentes sociales, conversar rápidamente con estudiantes, conversar rápidamente con autoridades y también he visto un conjunto de preguntas que me han hecho y está claro que hay en el ambiente una preocupación, una preocupación que también la sentí cuando estuve en la Universidad de La Plata, que tiene que ver con qué está pasando en el continente, qué es lo que sucede en el continente.

Entonces voy a aprovechar con la autorización de la rectora de conversar con ustedes lo que he reflexionado sobre mi mirada respecto a lo que pasa en el continente, mi textito sobre la descolonización se lo voy a dejar a Atilio que haga lo más conveniente que quiera, pero prefiero conversar este tema que creo que es el que importa ahora socialmente a la población argentina.

(APLAUSOS)

Previamente quiero agradecer profundamente, he estado desde 24 horas acá en Argentina, estuvimos en La Plata, ahora estoy en Santiago del Estero y he encontrado un profundo cariño, le decía a la rectora he quedado abrumado del cariño, del acercamiento, del acompañamiento del pueblo argentino, en especial de Santiago del Estero.

Quiero decir a ustedes compañeros de Santiago del Estero que los llevo en el corazón, esta su presencia, este su tiempo, este su cariño lo llevo y lo guardo como un gran recuerdo de amistad y me comprometo algún día devolver el tiempo, la preocupación, el cariño a cada uno de ustedes aunque sean 5 mil, igual, tendré tiempo para cada uno de ustedes para devolver el cariño que me han brindado estas horas.

(APLAUSOS)

¿Qué está pasando en el continente? Es la pregunta que recorre la preocupación de activistas, de líderes sociales, de políticos, de comentaristas, de jóvenes que ven un continente que está cambiando y no necesariamente para bien sino en algunos casos para mal, atrás hace poco queda diez, quince años de grandes transformaciones del continente entero y del país y de nuestros países que nos habían acercado a lo que po­díamos denominar un Estado social que ga­rantizaba derechos y que amplía un conjunto de beneficios colectivos.

No cabe duda que el siglo XXI colocó a América Latina a la vanguardia del mundo, mientras en el resto del mundo se debatían en procesos y en periodos económicos de recesión, mientras que en otras partes del mundo gobiernos y naciones eran bombar­deadas, invadidas y destruidas y descuarti­zadas por ambiciones imperiales, mientras que en otras partes del mundo la inteligen­cia colectiva se paralizaba, se congelaba, América Latina nació al siglo XXI con mucho brío, nació con lucha, nació con esperanza, nació con creatividad.

El siglo XXI colocó a América Latina a la cabeza de las transformaciones y de las bús­quedas de una alternativa a lo que se había apoderado del mundo y que estaba llevándo­lo a la recesión y al incremento de las des­igualdades, América Latina surgió al siglo XXI buscando formas post neoliberales de producir la riqueza, de distribuir la riqueza y de ampliar derechos.

No ha sido poco lo que se ha hecho, evidentemente nunca es suficiente pero a lo largo de los años 2000, 2005, 2010, 2013, 2014 el continente avanzó nota­blemente, avanzó en más participación de la gente, avanzó en mayor democrati­zación de las decisiones públicas, avanzó sustancialmente en reducción de la po­breza.

Esta mañana yo leía a los estudiantes de Trabajo Social un informe que viene de Naciones Unidas respecto a los cambios en la lucha contra la pobreza que se ha­bían dado de los años 90 al 2000 y del año 2000 hasta el año 2013. Y mientras que en ese periodo de los años 90 de vigencia absoluta de un neoliberalismo salvaje las clases medias se habían reducido del 20 al 21%, las clases vulnerables se habían man­tenido casi inalterables, la pobreza había crecido del 16 al 17%.

Durante la década virtuosa de los años 2000, 2005, 2010, 2012, 2013 estas cifras se habían modificado sustancialmente, la clase media en América Latina pasó del 21 al 35%, las clases vulnerables pasaron del 35 al 40%, los pobres bajaron del 17 al 10% y los muy pobres del 25 al 15%. Eso signifi­ca que esta década significó una ampliación de la igualdad, una reducción de la pobreza y por supuesto una disminución de los sufri­mientos que agobia a la población sacrifica­da y laboriosa de nuestro continente.

No es poco lo que se logró en esos 10, 12, 14 años, sin embargo a partir del año 2015 se viene un freno en estos procesos de transformación, vemos que varios países del continente que habían asumido el lide­razgo de las grandes transformaciones se detienen, comienzan a tener problemas, pri­mero problemas sociales, luego problemas económicos, luego derrotas políticas.

Si comparamos lo que sucedía el año 2006 o 2010 con lo que sucede hoy 2016 el panorama político del continente se ha modi­ficado drásticamente, los esfuerzos colecti­vos por avanzar en procesos de integración como CELAC, como UNASUR, como MERCOSUR comienzan a ralentizarse, comienzan a estancarse, vuelven las viejas discusiones so­bre alianzas dirigidas por países poderosos, vuelve el viejo debate sobre la presencia de bases extranjeras supuestamente para pro­tegernos de enemigos que tuviéramos la ace­chanza, viejos discursos de los años 80 y 90 sobre el fin de la historia se reciclan ahora bajo el concepto del fin del siglo, del fin de las narrativas progresistas y revolucionarias.

Hoy América Latina está en su mejor mo­mento, hoy América Latina ha detenido su avance de grandes transformaciones de uni­dad, ha detenido su avance en expansión e irradiación de gobiernos posneoliberales y más bien se está produciendo una especie de resaca de retroceso hacia posturas res­tauradoras y cada vez más conservadoras.

La pregunta que uno tiene que hacerse es “¿por qué?” ¿Y por qué es importante responder al por qué? Porque solamente si enten­demos las causas de estos retrocesos será posible remontarlos, explicar es una forma de superar decía Hegel, explicar el movimien­to, explicar la contradicción ya es una forma de superar la contradicción, y esa es la obli­gación que tenemos desde la academia, des­de el ámbito político, desde el ámbito de la in­vestigación, desde el ámbito de la dirigencia social estamos obligados a explicar por qué el continente se detuvo, por qué en algunos países se está retrocediendo, por qué en otros países todavía se mantiene la fuerza y el vigor pero en otros se ha retrocedido y se ha perdido política y socialmente.

Estas reflexiones yo las hice hace como un mes, dos meses tuve una invitación y que­ría compartir con ustedes y aumentar unas otras cosas que he reflexionado del porqué el continente está retrocediendo y entonces luego qué necesitamos hacer para remontar esta adversidad, para remontar este reflujo porque al fin y al cabo las circunstancias ha­cen a los seres humanos en la misma medi­da en que los seres humanos hacemos a las circunstancias. Es decir, hay una dimensión subjetiva de la objetividad y si queremos que las condiciones objetivas transformen, estas conllevan a una responsabilidad de la subjeti­vidad actuante y de la subjetividad pensante.

Lo primero que tenemos que hacer para entender lo que sucede es abandonar la ex­plicación fácil, fatalista, determinista y que nos condena a la impotencia.

Cuando decimos fin de ciclo, cuando la ex­plicación dice bueno el continente está pa­sando lo que está pasando porque acabó el ciclo progresista, esa no es una respuesta, esa es una justificación ideológica, similar a la que nos dieron hace 30 años atrás cuan­do se caía el muro de Berlín decían “ah pues es el fin de la historia, se acabaron las cla­ses sociales, se acabaron las alternativas, se acabaron los conflictos y todo el mundo se encamina pacífica y sumisamente a ser gobiernos demoliberales, desaparecen los obreros y se convierten en emprendedores y el goteo de las élites habrá de alimentar el hambre de las clases plebeyas.”

Eso fue lo que nos dijeron en los años 80 y 90, y sin embargo en los años 2000 Argen­tina, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay mos­traron que la historia no se había detenido, que las clases sociales estaban ahí, que los dolores y las angustias seguían palpitando en los espíritus de las personas y la volun­tad por la transformación y las esperanzas volvían a renacer con nuevos discursos, con nuevos horizontes pero evidentemente el ser humano no renunciaba a la búsqueda de superación, ni a la búsqueda de transforma­ción porque si abandonáramos el espíritu de transformación, si no lo reivindicáramos se­guramente seguiríamos prendiendo piedras en las cavernas para poder calentarnos y no hubiéramos llegado como seres humanos hasta donde estamos.

Abandonar la explicación fácil que no es explicación sino que es legitimación y justi­ficación del fin del sido nos obliga a pensar entonces cuáles son las condiciones de la derrota, cuáles son las condiciones del re­troceso, cuáles son las condiciones de las li­mitaciones que hemos tenido que limitar año 2014, 2015, parcialmente el año 2016.

Fin de ciclo no explica nada, sólo nos re­duce a la impotencia, fin de ciclo quiere na­turalizar este retroceso y las personas que estamos en la academia, que estamos en el movimiento social, que estamos en la inves­tigación, que estamos en los sindicatos sa­bemos que la historia también la hacemos los seres humanos, también la historia y la objetividad lleva la carga de la subjetividad y de la capacidad transformadora de los se­res humanos.

Un primer elemento que quiero colocar en consideración, que no explica todo pero que ayuda a entender parte de los proble­mas que estamos enfrentando, la crisis económica, crisis económica fue parte del detonante a principios del siglo XXI para la emergencia de los gobiernos progresistas y de los movimientos sociales. En toda Améri­ca Latina en los años 98, 99, 2000 y 2001 vino una crisis, una crisis que restó capaci­dad de gestión económica, que desinfló las ilusiones de cambio y de bienestar que ha­bían ofertado los gobiernos neoliberales du­rante toda la década de los años 80 y la dé­cada de los años 90, fue una crisis que creó un vacío político, fue una crisis económica que debilitó las creencias dominantes de bienestar y de progreso, las ilusiones de pro­greso en base a la privatización del mundo y la globalización y es sobre ese debilitamiento de esas creencias producidas por una crisis económica que emergieron los movimientos sociales, que emergieron las movilizaciones, que emergieron los sindicatos y los barrios movilizados para plantearse un horizonte.

Algo parecido pero en otras circunstan­cias ha sucedido entre el año 2014 – 2015, los precios de los productos, las materias primas, de los productos de exportación que vienen de nuestros continente han te­nido una drástica caída, el petróleo llegó a tener un precio de 100 dólares, cayó a 25, se ha estabilizado en 47, 50 va a llegar posi­blemente, pero durante todo el año 2015 el petróleo que se vendía a 90 dólares ha caí­do a 30 dólares, para países como Ecuador, para países como Brasil, para países como Venezuela esto ha significado un golpe muy duro, una reducción de los ingresos de casi un 70% del conjunto de divisas que entraban a sus países.

En el caso de Argentina y de Bolivia no so­mos exportadores de petróleo pero en el caso de Argentina sí exportadores de alimen­tos, se exporta mucho alimento al mundo, pero el índice del precio del petróleo y su re­ducción de precio es un índice que mida que la economía mundial se contrae, a mayor diná­mica de la economía mundial especialmente la jalada por China, la jalada por la India ma­yor consumo de combustibles incremento del precio del petróleo, reducción del precio del petróleo significa que la economía mundial se ralentiza, significa que China, la India, los paí­ses asiáticos, o en algunos casos países eu­ropeos contraen su propia economía y por lo tanto también se reduce la capacidad de gas­to y al reducirse la capacidad de gasto se re­duce la capacidad de compra en este caso de alimentos, reducción también de los precios de los alimentos de exportación de Argenti­na, de Brasil, del Uruguay.

En el caso de Bolivia somos exportado­res de gas y también somos exportadores de minerales, a la reducción del precio del petróleo reducción del precio del gas, a la contracción de la economía asiática y euro­pea contracción de los volúmenes de expor­tación de minerales, reducción de precios de minerales menos ingresos, estos últimos tres años han estado caracterizados por una nueva crisis económica, la pregunta es ¿qué hicimos como gobiernos para prepa­rarnos para esas crisis económicas?

Hablo fundamentalmente de los países hermanos, ¿qué se hizo para poder enfren­tar las inevitables crisis que se dan a nivel de precios de exportación y de los comodities?

Era claro que iba a venir una crisis, ya la habíamos vivido el año 2008 cuando el pe­tróleo se disparó a 130 dólares y luego cayó a cerca de 35 dólares, ya vivimos una expe­riencia, duró poco, fue terrible, por suerte duró poco y remontamos mediante mayor producción y un restablecimiento de los pre­cios de mercado.

Esto es muy importante, un gobierno pro­gresista, un gobierno revolucionario tiene que tener la capacidad de prever y de plani­ficar a mediano y a largo plazo para sopor­tar estos flujos de las crisis internacionales, un gobierno tiene que tener la capacidad de prever que los ciclos y los flujos de los pre­cios pueden afectar los ingresos y la expan­sión de la economía de un país, y entonces si no tenemos esa capacidad de prever se ponen en riesgo los procesos de redistribu­ción de la riqueza, de reducción de la pobre­za que caracterizan y son el núcleo de los go­biernos progresistas y revolucionarios.

¿Qué significa esto? Que algunos compa­ñeros y hay que asumirlos con autocrítica no le dimos la importancia a la economía que se merece, desde el punto de reflexión de los revolucionarios que nos hemos acostumbra­do a estar en la oposición siempre, nos pa­samos la vida siempre en oposición y en la lucha, en las barricadas y en la resistencia y ahí lo que cuenta no es el programa eco­nómico, lo que cuenta es la organización, lo que cuenta es el discurso, lo que cuenta es la capacidad de articulación, lo que cuenta son las propuestas movilizadoras hacia la sociedad.

Cuando llegamos a gobierno evidente­mente sigue contando la importancia de la movilización, sigue contando la importancia del discurso pero adquiere prioridad para un gobierno progresista y revolucionario la ges­tión económica, sin una buena gestión eco­nómica que garantice un ingreso mínimo y procesos crecientes de redistribución la le­gitimidad de un gobierno revolucionario se pone en cuestión.

(APLAUSOS)

Uno dirá “Álvaro pero hemos llegado, he­mos triunfado contra el neoliberalismo gra­cias a la conciencia del pueblo”, por supuesto, hemos triunfado gracias a la organización, por supuesto, pero ese compañero con con­ciencia, ese compañero organizado que salió a la marcha, a las barricadas, que votó por el cambio luego va a su casa y luego confronta la realidad de su hijo, y luego tiene que pagar el alquiler de su casa y luego tiene que pla­nificar la escolaridad del niño y de la niña y luego tiene que pagar la atención médica de la madre o del hermano, es decir, tiene que confrontarse con la vida práctica, con la vida ya no heroica ni épica de la gran movilización pero con la vida continua, necesaria y prácti­ca de la cotidianidad y ahí es donde se pone a prueba el gobierno revolucionario. Es impor­tante, es decisivo el tema de la gestión y de la redistribución de la riqueza.

(APLAUSOS)

Yo creo que algunos líderes revoluciona­rios que asumieron en momentos de gran asenso popular la gestión de gobierno sí la tomaron en cuenta la economía, pero mu­chos o algunos se dedicaron como a re­producir las estructuras fundamentales de la economía, cuando lo que se requiere es transformar las estructuras fundamentales de la economía para garantizar procesos de igualdad y de justicia internamente pero a la vez procesos de blindaje a las fluctuaciones de la economía internacionales.

Es distinto para un gobierno de derecha cuando reduce salarios porque le acompaña toda la prensa, toda la prensa local, la pren­sa internacional, los organismos internacio­nales salen a justificar que son parte de los ajustes necesarios para estabilizar el país.

(APLAUSOS)

Pero cuando un gobierno revolucionario no puede incrementar salarios, ahí va a te­ner a toda la parafernalia de los medios mun­diales acusándolo de ineficiente, de incapaz, de derrochador, esa es la adversidad que te­nemos que remontar.

(APLAUSOS)

Y eso sobre esa adversidad que tene­mos que estar preparados, el mundo es así, no es justo pero es así el mundo y en­tonces en previsión a lo que va a suceder, en previsión que en la economía un gobier­no revolucionario juega su fuente de legi­timidad cotidiana está claro que la princi­pal tarea que tiene que asumir un gobierno es transformar la economía, garantizar el mercado interno, ampliar procesos de pro­ducción y con ello ampliar procesos de dis­tribución de la riqueza.

(APLAUSOS)

Un segundo problema que hemos tenido que remontar, que afrontar y muchas veces que nos ha debilitado, núcleo hegemónico e irradiación, un gobierno progresista y revo­lucionario emerge de las clases plebeyas, pueden ser clases medias pobres, puede ser el proletariado, puede ser el movimien­to indígena campesino, lo nacional popular tiene como fuerza nuclear a una de las cla­ses o a un bloque de clases plebeyo, eso ha sucedido en todos los procesos continenta­les del siglo XXI.

Pero su fuerza de masa para volverse hegemónica, para volverse articuladora y para volverse movimiento nacional tiene que arti­cular a las otras clases, tiene que articular a clases medias, tiene que articular y subordi­nar a sectores empresariales locales, tiene que enfrentar, dialogar o convivir de alguna manera con la inversión extranjera, es decir, tiene que tener la capacidad de irradiarse.

Si solamente se concentra en el núcleo puro popular queda desarticulada otras clases sociales que podrán ser nucleadas por propuestas conservadoras, atrinche­rarse protege el núcleo básico pero deja abandonado a los otros sectores que se dan el caldo de cultivo de la reconstitución conservadora.

Pero si amplías demasiado, si priorizas la irradiación hegemónica olvidando, descui­dando tu núcleo articulador popular acaba­rás siendo abrazado, felicitado y como diría­mos, agradecido por los otros sectores no populares, has ampliado tu hegemonía pero a costa de haber perdido tu base social, y cuando las papas calientan, decimos en Bolivia, cuando las cosas se pongan malas ¿quién te va a defender? ¿Te va defender el empresario? ¿Te va a defender la inversión extranjera? No, ¿te van a defender las cla­ses medias pudientes? No, ellos no defien­den nada más que su bolsillo, si te sonríen un día es porque les conviene sonreírte pero no porque están de tu lado.

(APLAUSOS)

La clave de la sostenibilidad y la legitimi­dad de un proceso revolucionario es este ejercicio, este equilibrio, este fortalecimiento de tu núcleo plebeyo, el núcleo popular de los pobres, de los humildes, de los menes­terosos, que son los que luego salen a la ca­lle, los que marchan, los que pintan paredes, los que te cuidan en la casa, los que rezan por vos en la noche cuando están por dormir. Ellos son los que al final dan la batalla por ti.

(APLAUSOS)

No descuides, no abandones a las otras fuerzas sociales, mantén hegemonía pero no te confíes en ellos, incorpóralos, jálalos, organízalos e incorpóralos, derrota, divide e incorpora, derrota, divide e incorpora, pero no te confíes en ellos.

(APLAUSOS)

Yo creo profesor que en buena parte ese es el problema de Brasil, se confió en los alia­dos, descuidó la base y al final cuando hubo problemas la base estaba molesta y los alia­dos le dieron la espalda y uno quedó solo, esa es la tristeza de lo que pasa en Brasil, no qui­siera comentar…

(RISAS)

Ustedes sacarán las consecuencias, voy a intentar acercarme elusivamente para ser respetuoso de que soy un invitado extranje­ro en Argentina.

(APLAUSOS)

Ya me hizo pasar calor la compañera, me has hecho pasar calores compañera.

Tercera lección, cuando uno analiza lo que sucedió el año 2001, 2002, 2003, 2004, 2005 en el continente, en medio de una cri­sis económica, una crisis de legitimidad, un vaciamiento de las ideas articuladoras del discurso neoliberal, la emergencia de lo po­pular, esta emergencia de lo popular estuvo marcada por victorias culturales, en el sen­tido de que la narrativa neoliberal se desdi­bujaba, la narrativa neoliberal se derretía frente a la evidencia de un país cada vez más pobre, de una concentración abusiva y obs­cena de la riqueza y en medio de ello surgie­ron ideas, propuestas, en el caso de Bolivia, la Asamblea Constituyente, el gobierno indí­gena, la nacionalización.

Fueron ideas fuerza, que poco a poco, an­tes de la victoria política se apoderaron del imaginario colectivo, despertaron como hori­zonte, en un principio de esperanza en torno a la cual la gente se articuló y dos, tres años después vendrá la victoria política, la victo­ria electoral, ¿Qué significa esto?, no puede haber victoria política, sin previa victoria cul­tural, no puede haber victoria, sin previa vic­toria simbólica, no puede haber victoria polí­tica sin un nuevo sentido común que emerge y germina en el barrio, en la ama de casa, en el joven estudiante, en el profesional, en los centros académicos, toda victoria polí­tica está precedida de una victoria cultural, esa victoria cultural permite armar una pre­disposición colectiva de masas para formar un bloque histórico que obtiene una victoria cultural y política, muy bien, se instauran los gobierno progresistas, pero ¿Qué es lo que pasó después?, comenzamos para asumir la gestión de Gobierno.

Fruto de la victoria, comenzamos a des­cuidar la lucha cultural, comenzamos a con­centrar la prioridad en las decisiones ad­ministrativas, se comenzó a priorizar en la gestión de gobierno, importante, pero no exclusiva, y poco a poco los espacios de los medios, del debate sindical, los espacios de la academia fueron abandonados, fueron debilitados por esta ultra concentración de las decisiones en el ámbito Estatal del Eje­cutivo, incluso muchos compañeros que se desenvolvían en la academia o el sindicato, pasaron la gestión política, a gestión esta­tal, desguarneciendo el sindicato, el medio de comunicación, la batalla cultural, a la lar­ga, eso nos cobrará factura, porque es so­bre ese descuido de la batalla cultural, que la derecha empezó a anidar discurso, es sobre ese descuido de los espacios de la lucha cul­tural que le dimos tanta importancia previa a la victoria política y cultural que la derecha aprendió también de su derrota, comienza articularse, y para ella es más fácil, porque es posible que ella gatille el sedimento con­servador acumulado en la población a lo lar­go de siglos y décadas.

El revolucionario tiene que instaurar un nuevo principio de orden cultural, un nuevo principio de orden simbólico, la derecha sim­plemente tiene que desempolvar el viejo prin­cipio de orden sedimentado durante déca­das en el alma y la conciencia cultural, para ellos es más fácil, para ellos es más rápido, la derecha también es gramsciana, aprendió de su derrota, y comenzó a utilizar los espa­cios culturales.

(APLAUSOS)

Este descuido es terrible, lo dimensionaba Atilio, hemos mejorado las condiciones de vida de las personas en muchos países, hay un aumento de la clase media, disminuyó la pobreza, pero es una clase media despoliti­zada, es una nueva clase media o una nueva generación despolitizada, que es lo mismo que decir, con un sedimento político conser­vador que es lo que hemos heredado duran­te siglos, en nuestras almas y cuerpos, este es un error, ha de ser posible la transforma­ción política, vamos a poder estabilizarnos y aumentar e irradiar los procesos revolucio­narios en la medida en que nunca, nunca, pero nunca descuidemos las luchas cultura­les, previas a la victoria política, después de la victoria política, para nuevas victorias polí­ticas, para nuevas transformaciones.

(APLAUSOS)

La política en el fondo es el monopolio del sentido común, la política en el fondo es la lucha por los preceptos, por el orden moral que tienen las personas, un descuido en ese escenario es catastrófico, las revoluciones emergen porque hay disponibilidad al nuevo sentido común, pero nunca olvidemos que es el nuevo sentido común revolucionario tie­ne que horadar y combatir no un día, años, décadas, en algunos casos siglos, conjun­to de prejuicios anidados en la cotidianidad, en el preconsciente del ser humano, lo que Durkheim llamaba preceptos ilógicos con la que cotidianamente ordenamos la vida y el mundo, y no es un tema de leer textos, no es un tema conciencia es más fuerte que la conciencia, y si no el proceso no logra trans­formar el mundo preconsciente de la socie­dad, su victoria es efímera, la victoria puede ser reversible, como está sucediendo en al­gunos países de América Latina.

Un cuarto aspecto que propongo para en­tender, por qué no hemos podido avanzar más, es el tema del patrimonio moral, este también es un tema importante, cuando las clases populares, el bloque popular, el movi­miento plebeyo de la sociedad, logra irrumpir en la sociedad, ¿Cómo lo hace?, ¿Cuál es su riqueza?, ¿Dónde radica su poderío?, en su cantidad son los pobres, somos los humildes que es la mayoría de un país, son las clases laboriosas, esos son los poderes, el número, pero ese número no tiene sustancia agregadora, no tiene cemento unificador por sí mismo, porque es la suma de individuos, se vuelve cemento, fuerza que curva el espacio gravitacional de la sociedad, porque tiene un cemento cohesionador y movilizador, su fuerza moral, su honestidad, transparencia, humildad, pobreza, su incorruptibilidad.

(APLAUSOS)

¿Con qué recurso cuentan los pobres?, con su pobreza, y eso es el símbolo del nue­vo mundo, el símbolo que convierte el discur­so en horizonte, que convierte la propuesta lanzada al aire, en esperanza, la fuerza mo­ral del líder, del dirigente, caudillo, candida­to, pero no puede ser que esa fuerza moral se la destruya en la gestión de gobierno, eso es un crimen, peor que una derrota política es la derrota moral, peor que una derrota electoral, es una derrota moral, y la derrota moral no las infringe el adversario, que es co­rrupto, ladrón, que destruyó los países y en­tregó lo público a unas cuantas personas, si hay derrota moral, es porque nosotros nos infringimos la derrota moral, al caer en las garras de la corrupción, del uso mal habido de los recurso públicos.

No puede ser, no podemos hipotecar el destino de millones de personas, por el inte­rés privado, unos dirán, Álvaro, pero es par­te de una justicia histórica, los pobres tan­to tiempo sumidos en la pobreza, estando en gestión de gobierno se sienten tentados a poder administrar o usar de alguna mane­ra para uso personal algo público, sociológi­camente se puede hablar de una especie de resarcimiento histórico de los pobres, pero políticamente es imperdonable, porque te derrumba, te desarma, te destruye.

(APLAUSOS)

Un gobierno progresista y revolucionario tiene que ser aprueba, tiene que llevar por de­lante a Robespierre llamado el incorruptible, es decir si no tenemos la fuerza moral, donde ra­dica nuestro poder, no podemos hacer recaer nuestro poder en el dinero que manejamos, en la parentela que promovemos, en los nego­ciados que justificamos lo que escondemos, si hacemos eso, hemos perdido, podremos ser gobernante unos meses, pero perdimos políti­camente y a la larga habremos llevado a la so­ciedad a una derrota generacional.

(APLAUSOS)

La humildad, la sencillez, la incorruptibili­dad son capitales centrales de un verdadero liderazgo.

(APLAUSOS)

Por último, una de nuestras debilidades fue la limitación, la lentitud de haber creado estructuras continentales más activas, cier­tamente lo que se hizo en 10 años, no tiene comparación desde tiempos de Santa Cruz, Bolívar, Belgrano, Túpac Katari, se avanzó muchísimo, en estos 10 años últimos, no oía­mos a EEUU dictándonos lo que teníamos que hacer, no nos mandaban leyes ni decre­tos en inglés para ser aprobados por congre­sos, si lo hubieran hecho, hubiéramos llevado esos papeles al baño público, para que le den una buena utilidad.

(APLAUSOS)

En estos últimos 10 y 15 años, América Latina comenzó a despertar para definir, reunirse entre presidentes, sectores socia­les, para apoyarse, colaborarse, hemos vis­to a gobiernos salir en respaldo de unos a otros, ha surgido CELAC sin Estados Unidos, surgió UNASUR sin Estados Unidos, surgió el MERCOSUR sin Estados Unidos, surgieron estructuras continentales que ha­blan de la unidad Latinoamericana porque todos estamos convencidos que América Latina tiene que actuar en el mundo como un continente estatal, un estado plurinacional, esa es la única manera en que tendre­mos efecto e influencia en el mundo.

(APLAUSOS)

Aquí viene el pero, avanzamos en acerca­mientos gubernamentales, en acercamientos políticos, culturales, pero no avanzamos en acercamientos económicos, y como buenos marxistas sabemos que al fin y al cabo la eco­nomía lo define todo. Clausewitz decía la gue­rra es la continuación de la política por otros medios, sí, pero Lenin decía, la política es eco­nomía concentrada en el fondo. Todo es economía y si no logramos construir o estamos tar­dando construir mecanismos de articulación económica, está claro que más pronto que tarde, temas de pago de la deuda externa, de transferencia de tecnología, de acceso a cré­ditos, de precios de mercado, nos asfixian, nos encierran, debilitan y ponen en riesgo los pro­cesos revolucionarios y luego cada país otra vez corre, tiene que salir desesperado a bus­car apoyo de Europa, a buscar apoyo de EEUU, a buscar apoyo de otros continentes porque aquí no logramos construir con la velocidad re­querida estos procesos de integración.

Atilio me decía, ¿por qué es tan difícil su­perar los procesos de colonialismo?, por esto, porque pese a la voluntad política man­tenemos y nos sometemos a una dependen­cia técnica, financiera, de inversiones, en la medida que no logramos convertir al conti­nente en nuestro principal apoyo tenemos que recurrir otra vez a países y organismos internacionales que de manera sistemática, minuciosa y perversa nos vuelven a someter a relaciones de subordinación, a relaciones de dependencia, transferencia de valor, di­visión del trabajo, donde volvemos a perder, no quiero decir que en esto radicó parte de la derrota, pero es un elemento importan­te a tomar en cuenta de por qué hemos te­nido que enfrentar debilidades internas por no haber acelerado, pasado con mayor pron­titud a procesos de integración económica.

En síntesis, algunas cosas en algunos paí­ses hemos hecho mal, no podemos achacar ni justificar las derrotas porque el enemigo es muy malo, es perverso, el enemigo por de­finición es malo, perverso, dañino, malvado, sanguinario, por definición, lo sabemos hace 100 años y será así los siguientes mil años que vengan por delante, el enemigo y el ad­versario es así, la cosa es que nosotros se­pamos que es así, y cuando demos un paso estemos preparados para esa adversidad, preparados para esa maldad, para esa agre­sividad y seamos irrompibles, indoblegables, por eso esta reflexión que contribuye a la re­flexión que vienen haciendo los profesores, académicos, dirigentes, ¿qué está pasando en América Latina?, hay un retroceso, ¿Por qué hay ese retroceso?, porque hay una ofensiva conservadora, una retoma de la ini­ciativa por parte de fuerzas imperiales, por fuerzas asociadas del capital planetario, por supuesto, pero también porque nosotros he­mos cometido algún tipo de error, porque no supimos prever porque no supimos de­fender ciertas cosas, porque no aceleramos ciertos procesos o porque internamente nos corrompimos, dividido o debilitado.

¿Qué va a suceder?, esto es posible rever­tirlo, que este proceso, este oleaje y retira­da temporal, es posible revertirlo, va depen­der nuevamente como sucedió en los años 2001, 2002, 2005, de una convergencia de circunstancias extraordinarias, ¿Cuándo sucederá?, en un mes, en un año, en cinco años, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que cuando vuelva a darse esa oleada ya no cometeremos el error de descuidar la eco­nomía, dejar de lado a nuestro núcleo de mo­vilización, no cometeremos el error de hacer cambios y distribución de la riqueza, si una lu­cha y una batalla ideológica y cultural que ad­hiera la mejora sustancial de la gente con la lucha y el compromiso político, cuando vuel­va a darse una nueva oleada de ascenso so­cial, lo haremos con líderes, con nuevas au­toridades, con personas que sean a prueba de la corrupción, de la debilidad, de la trans­ferencia de recursos al privado.

(APLAUSOS)

¿Qué queda ahora?, luchar, ¿Cuál es el destino?, luchar ¿Hasta cuándo?, quien sabe, quizás una semana más, quizás un mes más, un año más, diez años más, no lo sabemos, nadie puede definir cuándo habrá una nueva oleada, como nadie pudo definir o calcular la oleada revolucionaria de principios de siglo, pero hay una certeza, la derecha, las fuerzas conservadoras no tienen horizonte, sólo re­ciclan el pasado, sólo hacen una réplica coti­diana de los muertos vivientes, de esa serie televisiva que la vemos a diario, eso son.

(APLAUSOS)

A diferencia de la etapa neoliberal, que emergió con un horizonte que despertó ex­pectativas a nivel mundial, hoy el neoliberalismo, se presenta como un proyecto cansado, aburrido, agotado, descolorido en el mundo, no es un proyecto que articule la esperanza, la emoción y el sacrificio de la gente.

El proyecto de izquierda sí, el proyecto re­novado de izquierda tiene que tener esa ca­pacidad, de despertar el entusiasmo, la pa­sión, la esperanza movilizadora de la gente, hemos mostrado en 10 años y los datos que uno puede buscar en cualquier documento, muestra que se hizo muchas cosas con pro­blemas, limitaciones y errores sí, pero hici­mos en 10 años, más que en 50 años an­teriores, por lo tanto tenemos la autoridad política, moral, para plantear con certidum­bre un futuro distinto al actual prevaleciente.

Como diría Mao, todo lo que está debajo del cielo, está en caos, es una situación exce­lente, muchísimas gracias.

(Tomado de Pulso de los Pueblos)