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Centros de cuarentena, todo por la salud

medicos cubanos en venezuelaLa cuarentena es tan antigua como la civilización, algunos historiadores aseguran haya surgido mucho antes que la medicina fuera ejercida como profesión. Otros la consideran como parte de las sagradas escrituras y atribuyen su nombre a los cuarenta días que pasó Cristo en el desierto, sin embargo no es hasta los siglos XIII y XIV de nuestra era que toma auge el término cuando la peste negra azota Europa.

Su origen proviene del dialecto veneciano quaranta giorni, lo que significa cuarenta días y fue aplicada oficialmente en Venecia para controlar la enfermedad hacia el año 1348. Curiosamente podemos descubrirla en la literatura a través de la obra “El Decamerón” de Bocaccio, cuya excelente prosa nos describe la historia clínica de tan contagiosa y letal enfermedad. No existían entonces los rigurosos registros médicos actuales pero se calcula que la peste produjo 25 millones de muertes, aproximadamente la tercera parte de la población mundial existente.

A pesar de que en la práctica real no se cumplan los cuarenta días de aislamiento, el término se continúa utilizando de forma universal. Su aceptación y práctica cotidiana es coherente con el acelerado desarrollo social actual, matizado por el constante intercambio cultural que convierte las fronteras en frágiles e imaginarias líneas divisorias entre los países, lo cual unido a fenómenos como la emigración o el propio cambio climático dificultan un adecuado control sanitario internacional.

Cuba constituye una de las naciones que durante décadas se ha mantenido a la vanguardia de dicho control sanitario y de forma responsable determinó en el presente año  la creación de centros de cuarentena para la Misión Médica Cubana (MMC) en la República Bolivariana de Venezuela tomando en cuenta dos factores. Primero, la envergadura de la epidemia de Zika en nuestro continente y sus consecuencias sobre todo en las embarazadas, y segundo, el alto número de colaboradores prestando servicios en ese país.

Rápidamente en cada estado de la nación se construyeron con recursos propios de las coordinaciones los citados centros, muchos debieron renunciar a sus comodidades y ceder sus aires acondicionados para garantizar las mejores condiciones posibles a nuestros compatriotas.

Los compañeros de higiene y epidemiología efectuaron las necesarias reuniones informativas al respecto en cada brigada médica para aclarar la seriedad del asunto. No se trataría de una simple estadía en un lugar aislado del resto de la MMC y donde dispondrían de forma permanente de un médico y enfermero, o de la medición diaria de la temperatura, sino que además se debería ser riguroso en el autofocal en cada residencia, el cual sería debidamente chequeado previo a la salida de los colaboradores hacia el centro y en caso de encontrar algún foco de Aedes Aegypti o enyerbamiento excesivo se truncaría la salida de los mismos.

Han pasado tres meses de instaurados los centros y hemos adquirido la cultura necesaria al respecto. Nos encontramos en la época más lluviosa del año en el Estado de Amazonas y habitualmente durante dos días a la semana efectuamos, una vez terminada la jornada laboral, chapeas en las áreas verdes de las residencias y centros de trabajo. En ocasiones cuales émulos de nuestros inolvidables mambises debemos también limpiar las áreas limítrofes, las mismas oficialmente pertenecen a la comunidad pero caen en el terreno de la inercia ante la cual preferimos asumir la responsabilidad por el bien de nuestra salud.

Semanalmente los compañeros de epidemiología supervisan todas las residencias donde viven nuestros colaboradores, realizan los necesarios señalamientos y al final de la jornada fumigan cada rincón. Los señalamientos en caso de ser reiterativos se discuten en el consejo de dirección de la coordinación del estado y se toman las medidas necesarias para solucionarlos.

Cada centro de cuarentena recibe una esmerada limpieza y fumigación antes de recibir los misioneros y una vez que los mismos terminan su periplo en el recinto, durante ese tiempo sus equipajes son guardados en un lugar seguro para ser colocados la noche antes de viajar  en el autobús, el cual es fumigado y debidamente cerrado. Lo anterior disminuye ostensiblemente la posibilidad de trasladar mosquitos desde el interior hacia la capital u otros estados, así como el hecho de que algún colaborador sea picado durante el trayecto.

Nuestra disciplina ha estado siempre a la altura de la intensa batalla librada por el pueblo contra el Aedes en la patria, una batalla en la cual no se debe bajar la guardia, igual que tampoco deberían desaparecer los centros de cuarentena, al menos en los estados selváticos o con mayor prevalencia de Dengue, Paludismo y Zika. Cualquier esfuerzo es poco para conservar lo más preciado del ser humano, todo por la salud.