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23 de enero, el día que más cerca estuve de Chávez

Chávez besando al niño. Foto: Arnaldo Rodríguez.

Chávez besando al niño. Foto: Arnaldo Rodríguez.

Por MSc Dr. Arnaldo Rodríguez León

Durante mi primera misión en la República Bolivariana de Venezuela fui ubicado en el Centro Cardiológico que se encuentra en el Cuartel de la Montaña, lugar donde actualmente reposan los restos del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. Este célebre enclave militar pertenece a su vez a la corajuda Parroquia 23 de Enero, la cual mereció su nombre a raíz del día que ocurrió la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez en el año 1958. La connotación histórica del citado suceso es notable ya que a la par de constituir el reinicio de la democracia en la sociedad venezolana, sirvió de motivación para otros movimientos insurreccionales en Latinoamérica como el 26 de Julio en Cuba el cual triunfaría apenas un año después, el Primero de Enero de 1959.

Al caminar por las calles del 23 y saludarte como camarada, experimentas la singular sensación de que has retrocedido en el tiempo y te encuentras en la Cuba Revolucionaria de la década 60 del pasado siglo, tal parece que el Che con sus múltiples imágenes y su inolvidable despedida ¡Hasta La Victoria Siempre! apenas acaba de partir hacia Bolivia, o el intenso trabajo de alfabetización a través de la Misión Robinson nos trae de regreso hasta las brigadas Conrado Benítez formadas por lo más valioso de nuestra juventud en aquel histórico momento. Entonces descubres algo extraordinario en medio del calor humano de su gente y la lucha frontal que mantienen contra la oposición por defender las conquistas de la Revolución Bolivariana, resulta que la ASIC donde está el Cuartel de la Montaña decidieron nombrarla Sierra Maestra y comprendes el porqué de la bien ganada fama como Parroquia “roja rojita”, convertida en el más firme bastión del Chavismo.

Cada sitio de Caracas tiene su propia historia y la de este emblemático lugar quedó grabada para la posteridad en el corazón del pueblo venezolano el 4 de Febrero de 1992 cuando un grupo de militares decide emprender una sublevación en contra del entonces Presidente Carlos Andrés Pérez. El país estaba sumido en una profunda crisis económica y la herida del Caracazo (1989) aún sangraba, cuanta diferencia con la Venezuela que vivimos hoy donde el gobierno igualmente envuelto en una aguda crisis destina casi la totalidad de la cesta petrolera a los proyectos sociales.

Más allá de su diseño arquitectónico, tomado de Le Curbosier, con edificios de gran envergadura para la época los cuales le impedirían el acceso y la visibilidad al ejército, estaban tres detalles estratégicos en el teatro de operaciones genialmente advertidos por Chávez para el levantamiento armado: la altura a la que está ubicado el cuartel, su proximidad al Palacio Miraflores y la incuestionable militancia de izquierda entre sus pobladores.

Cuentan que esa madrugada el movimiento de tropas despertó a los habitantes del 23 y de repente ellos no sabían de qué bando estar en medio de la confusión, pero un soldado desde el más humilde anonimato le dijo a algunos lugareños: ¡Ahí está el Comandante Chávez y nosotros estaremos de su lado! Siempre existió un soldado de la patria que velara por su vida como cuando el golpe de estado del 11 de Abril del 2002, siempre la Parroquia 23 de Enero le fue fiel y nadie allí durmió en esos largos días hasta que el 13 de Abril les devolvieron a su Presidente.

Así nació y creció la leyenda del Comandante después del 4F, dispuesto a dar la cara a los medios para asumir la total responsabilidad de los hechos cuando hacía mucho ya nadie era responsable de nada. Le pidieron que hablara al resto de los compatriotas para que no continuara el derramamiento de sangre y él, con la misma gallardía que enfrentaba Bolívar sus derrotas, accedió e hizo llorar a toda la nación con aquellas dos palabras llenas de esperanza y dignidad…POR AHORA.

Se produjo así una hermandad entre Chávez y el 23 de Enero, tanto lo disfrutaba que no podía ocultarlo ya fuera en sus discursos, o mediante sus frecuentes visitas al lugar para supervisar las obras en construcción y hasta inaugurar personalmente alguna como el CDI “Ibis Pino” el 26 de Septiembre del 2010. Esa hermandad quedaría sellada con su decisión de hacer uso del voto como ciudadano en este lugar.

Corría el 23 de Enero del 2011 y todos estábamos a la expectativa de si vendría para el acto político-cultural que se realizaría en conmemoración de tan gloriosa fecha. Su visita parecía inminente ya que existía un gran despliegue de seguridad por parte de los colectivos, poco después apareció el hoy mártir Robert Serra y nos aseguró de la presencia del Comandante en el acto.

Terminamos de trabajar y ansiosos comenzamos a esperar a Chávez, pasaron las horas que parecían interminables y caía la tarde. Temíamos que las lógicas restricciones de horario nos impidieron esperarlo, sin embargo el pueblo nos protegió y allí nos quedamos con nuestras batas, cámaras en mano para intentar captar con el lente un momento que al pasar el tiempo me llena de nostalgia porque sabemos no se repetirá...

Cerca de las 8.00 pm apareció con un niño en sus brazos y es curioso que hace apenas unos días en el primer programa del año “Kiosco Veraz” conducido por el destacado Profesor y diputado a la Asamblea Nacional Earle Herrera, transmitido por Venezolana de Televisión Canal 8, se hacía alusión a dos momentos vividos por Chávez junto a niños en medio de sus inolvidables “Aló Presidente”.

Jamás imaginé que precisamente un día como hoy podría estar tan cerca del Comandante Eterno con una cámara, como tampoco jamás olvidaré su amor por los niños y su lealtad a la Parroquia donde hoy se encuentran sus restos. No existe otro lugar donde pudieran estar mejor custodiados.

Chávez levanta el niño. Foto: Arnaldo Rodríguez.

Chávez levanta el niño. Foto: Arnaldo Rodríguez.

Llegada del mártir Robert Serra. Foto: Arnaldo Rodríguez.

Llegada del mártir Robert Serra. Foto: Arnaldo Rodríguez.

Cuando más cerca estuve de Chávez. Foto: Arnaldo Rodríguez.

Cuando más cerca estuve de Chávez. Foto: Arnaldo Rodríguez.