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Historias de espías en La Habana (I Parte)

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espionajepor: Manuel A. González y Luís D. Carreras Martorell

Investigaciones recientes sobre particularidades de la guerra secreta de la CIA contra Cuba en los primeros años posterior al 1ro de enero de 1959, han aportado informaciones, poco conocidas y nunca antes publicadas en nuestro país, que revelan que los tres estadounidenses detenidos en 1960 en el edificio del Retiro Médico, cuando intentaban espiar a la Agencia de Prensa Xinhua de la República Popular China, eran en realidad importantes oficiales de la Agencia Central de Inteligencia. También fueron revelados sus verdaderas identidades, detalles de su juicio y las gestiones de la CIA  para promover su evasión de la prisión.

Probablemente aquella fue la primera instalación clandestina de micrófonos y transmisores en inmuebles cubanos, realizada por parte de la CIA en 1960. Fue el momento en que Estados Unidos condenó a muerte a la Revolución y a su máximo líder, al poner en ejecución el Programa Subversivo aprobado por el presidente Eisenhower el 17 de marzo, cuyo principal gestor y conductor sería la CIA.

El incremento de la presencia en Cuba de misiones diplomáticas y otras instituciones soviéticas y chinas básicamente, motivó el interés del gobierno de Estados Unidos que pronto convirtió a nuestro país en escenario para sus actividades de espionaje y subversión contra países del campo socialista.

En 1960 la actividad de la CIA en La Habana se había incrementado significativamente. El 18 de enero habían creado la primera estructura formal para enfrentar a la Revolución cubana. Se trataba de la Rama WH-4 insertada en la División del Hemisferio Occidental del Directorio de Planes.

Contaba con una plantilla de 40 oficiales, de los cuales 20 estarían actuando desde la Embajada de Estados Unidos en La Habana, 2 desde el consulado en Santiago de Cuba y el resto radicado en la sede principal de Washington DC.

Los oficiales de la CIA en unión de otros profesionales de los servicios de inteligencia militar y del FBI, representados también en la embajada yanqui, bajo el amparo de una diversidad de cargos diplomáticos, desarrollaban disímiles actividades de espionaje y subversión contra Revolución.

La campaña anticomunista contra Cuba se extendió también al terreno diplomático. En el mes de agosto de 1960, durante la Séptima Reunión de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA, por sus siglas en español) el gobierno de Estados Unidos logró que se condenara  a Cuba por aceptar la ayuda solidaria de la Unión Soviética y otros países socialistas. El 4 de mayo de 1960 Cuba había restablecido las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y a pesar de la presión estadounidense a través de la OEA, el 24 de septiembre del mismo año lo hizo con la República Popular  China.

Para la CIA,Cuba sería a partir de ese momento una de las denominadas«áreas vedadas», categoría que incluía también a la URSS y China, por lo difícil que resultaba ejecutar en su territorio la actividad encubierta de espionaje y subversión.  El seguimiento de la presencia soviética y china en nuestro país, se constituyó en misión permanente para sus oficiales y agentes.

Un turista de la CIA en Cuba

En octubre de 1959 Melvin Beck, un estadounidense de mediana edad, apariencia benigna y cámara fotográfica en mano, había arribado al aeropuerto José Martí de La Habana. Sus documentos de viaje estaban en perfecta correspondencia con su condición de turista, uno más entre los cientos que ingresaban diariamente al país por vía aérea o marítima.

En realidad se trataba de un profesional del espionaje yanqui, especialista en temas soviéticos, jefe del Staff de América Latina en la División de la Unión Soviética del Directorio de Planes de la CIA, y posiblemente el primero de esa estructura en visitar Cuba después del triunfo de la Revolución.

Alojado en el Hotel Vedado, su principal misión en ese momento fue explorar la presencia soviética en Cuba y familiarizarse con el país. Permaneció en la Isla durante una semana. La Agencia tenía información sobre el arribo a Cuba del primer buque carguero soviético y Beck se encargó de verificar in situ y documentar fotográficamente el arribo del navío al puerto de Cárdenas en la provincia de Matanzas. El oficial de inteligencia norteamericano pudo informar a la CIA que el buque se encontraba cargando azúcar cubana con destino a la URSS.

El 5 de febrero de 1960,  se produce la segunda visita como turista de Beck a La Habana donde permaneció una semana y media, alojándose nuevamente en el Hotel Vedado. Sus misiones eran continuar explorando la presencia soviética en Cuba y en particular la visita del Viceprimer Ministro Anastasias Mikoyán a la Isla, así como la organización de la Primera Exposición Soviética de Ciencia, Técnica y Cultura.

La tercera visita a La Habana, Beck la efectuó el 24 de mayo de 1960, tres semanas después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas de Cuba con la URSS. En esta ocasión actuaría con la inmunidad e impunidad conferida por su designación oficial como  diplomático, simulando ser un funcionario en tránsito del Departamento de Estado que realizaba trabajo interno en la embajada de Estados Unidos en Cuba.

El incremento de las relaciones amistosas y solidarias entre ambos países, motivó que la CIA decidiera insertar un especialista en temas soviéticos que bajo el amparo de la embajada pudiera permanecer en Cuba un período más prolongado de tiempo, procedimiento que solo era aceptado en esa época a las Divisiones Soviética y China de su estructura clandestina. Su actividad sería apoyada por otros oficiales de la CIA que operaban permanentemente desde la embajada y que eran conocedores de las particularidades de  Cuba, especialmente en la capital.

Beck tendría también que apoyar otras operaciones subversivas contra la Revolución y las principales instituciones del Gobierno Revolucionario, asignadas al enclave permanente de la CIA en nuestro país.

Robert D. Wiecha fue uno de los oficiales de la CIA más activos en la actividad de espionaje y subversión contra Cuba.Su labor de espionaje bajo el manto diplomático fue intensa, tanto en Santiago de Cuba, donde monitoreó la actividad revolucionaria de las fuerzas del Movimiento 26 de Julio en la ciudad y en las montañas, como en La Habana, donde mantuvo una activa labor incrementada después del triunfo de la Revolución. Reclutó como agentes de la CIA a diversos ciudadanos cubanos y extranjeros y los dirigió contra las instituciones del Gobierno Revolucionario y sus principales líderes.

Otros, como el agregado naval auxiliar Phillip H. Klepak, también asistirían a Beck en el cumplimiento de sus tareas contra los soviéticos en Cuba.

En realidad, la actividad de Beck en Cuba estuvo dirigida a verificar en el terreno las informaciones que poseían en el cuartel general de la CIA en  Washington DC., en relación con la presencia de funcionarios y especialistas de la Unión Soviética, fundamentalmente los vinculados con la actividad diplomática, militar y de seguridad.

Dedicó una parte significativa de su tiempo a merodear por lugares donde se presumía existiera presencia de esa categoría de personas. Se alojó inicialmente en el Hotel Capri, aunque serían los Hoteles Habana Libre y el entonces Havana Riviera los lugares más visitados.

Entre julio y agosto Beck organizó la que quizás fuera su tarea más compleja: la instalación clandestina de micrófonos  en el penthouse del entonces Hotel Rosita.La CIA presumía que en esa instalación turística serían emplazadas las oficinas de la embajada soviética en Cuba, y que en el penthouse podía ser ubicado el despacho del embajador, o al menos una sala de reuniones.

En esta misión, lo asistió de manera activa Robert D. Wiecha, quien le facilitó a uno de sus principales espías reclutados en Cuba: el contrarrevolucionario Alfredo Izaguirre de la Riva, que era sobrino nieto de Alfredo Hornedo, ex propietario del Hotel Rosita y había entrado en contacto con funcionarios de la embajada estadounidenses a principio de 1959.

Izaguirre, al que Beck identifica en su libro «Contendientes Secretos» como «Armando» era el hombre ideal para apoyar la acción, pues conocía bien el hotel y en particular el área del penthouse, que en tiempos recientes había sido ocupada de manera permanente como lugar de residencia por su tío abuelo.

Para la instalación de los micrófonos y los transmisores necesarios, vinieron dos especialistas de la División de Servicios Técnicos de la CIA. Una secretaria de la estación local de la CIA, bajo el pretexto de organizar una fiesta de la embajada, alquiló por un día una de las suites cercana a los elevadores del hotel. Los locales de esa habitación serían utilizados como puesto de mando, mientras los dos técnicos, auxiliados porIzaguirre ejecutaban la instalación de los micrófonos que concluyó pasada la medianoche. Después se unirían a Beck para trasladarse de manera inmediata al apartamento del espía cubano ubicado en el edificio colindante, desde donde se efectuaría el monitoreo de los micrófonos.

Al final la operación fue un fracaso, pues aunque los micrófonos fueron instalados y su funcionamiento comprobado la embajada de la URSS nunca fue ubicada en el Hotel Rosita. Las oficinas de la Cancillería y el Consulado fueron ubicadas inicialmente en el Vedado.

Paradójicamente en el mes de agosto del propio año 1960 el primer embajador soviético en Cuba después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas establecería su residencia a escasos metros de la casa donde vivió su último mes en Cuba Melvin Beck, en el Country Club  ubicada en 19-A No 15016, y propiedad de Kenneth M Crosby, empresario estadounidense que había abandonado el país y entregado la casa en custodia al jefe de la estación local que la utilizó para alojar oficiales CIA en tránsito.

Continuará…

 (Con información de Cubacusa)

Se han publicado 3 comentarios



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  • Miguelito dijo:

    Super interesante artículo. Esperamos las siguientes partes porque esta historia es bien larga

  • Hector Martinez dijo:

    Me parece que la historia de actividades secretas o encubiertas realizadas por agencias de EEUU contra Cuba apenas comienza. A diferencia de los informes que EEUU publica sobre sus actividades de espionaje o sabotaje contra otros países, este informe de Cuba no contiene tachaduras, deja saber todo lo que ocurrió en su momento y contiene fechas, nombres y lugares para mejor referencia de los lectores. Además son parte de la defensa de Cuba, donde queda claro hasta donde tuvo que aplicarse en su momento para defender la revolución. Gracias por su info que considero de mucho valor histórico, político, en materia de seguridad y militar. Son valiosas lecciones de la historia que forma parte de las pretensiones del imperio de EEUU en contra de nuestros países, con Cuba siendo protagonista de primera línea en tal lucha.

  • Alicia dijo:

    ¿Se pudiera conocer el currículo de los autores?¿Qué relación tuvieron con estos casos? ¿Son solo investigadores de los hechos ocurridos? Gracias por la información.

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