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Alfonso Borges: "Falta conocimiento sobre Juan Gualberto Gómez"

Rolando Alfonso Borges, Jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), pronunció las palabras centrales de  la ceremonia de entrega de los premios de Periodismo Juan Gualberto Gómez y José Martí, celebrada en el memorial José Martí, en La Habana, Cuba, el 12 de marzo de 2014. AIN FOTO/Abel ERNESTO/ogm

Rolando Alfonso Borges, Jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, pronunció las palabras centrales de la ceremonia de entrega de los premios de Periodismo Juan Gualberto Gómez y José Martí, celebrada en el memorial José Martí, en La Habana, Cuba, el 12 de marzo de 2014. Foto: Abel Ernesto / AIN.

Discurso íntegro de Rolando Alfonso Borges en el acto del memorial José Martí. La Upec trabaja con proyecciones claras, con mucha iniciativa, sistematicidad y vínculo con la base

Palabras de Rolando Alfonso Borges, jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido de Comunista, en la ceremonia de entrega de los premios nacionales de periodismo, efectuada el miércoles en el Memorial José Martí:

Estimadas compañeras y compañeros:

Apreciados merecedores de los premios José Martí y Juan Gualberto Gómez.

Como ustedes conocen, el Comité Nacional de la Upec decidió este año no dar lugares en la “emulación” por el Día de la Prensa Cubana, y eliminar así el consabido acto en la provincia ganadora. Se decidió favorecer la realización de actividades en cada una de las delegaciones de base -que es donde se materializa día a día la vida cotidiana de la organización- y multiplicar a su vez la presencia de miembros de la Presidencia en todos los territorios, como justamente se reclamó en el Noveno Congreso.

Por tal razón, se ha realzado la importancia de este encuentro de hoy, en el que acaban de recibir sus premios por la obra del año varios destacados profesionales: Mayrita, Abdiel y Abel Falcón, que demuestran el buen periodismo que se hace en las provincias; Marcelino, con un envidiable dominio de la imagen, e Iroel, que encuentra tiempo para multiplicarse utilizando las nuevas tecnologías.

Mientras que, Santiago Cardosa fue merecidamente reconocido con el Premio José Martí por la obra de la vida. Les reitero la felicitación a todos en nombre de la dirección del Partido.

De Cardosa, persona modesta como el que más, se ha hablado en  estos días, sin dudas no lo suficiente. De él tienen mucho que aprender nuestros profesionales.   Su   opinión -en una entrevista que recientemente le hicieran en Juventud Rebelde- de que se necesita más calor humano en nuestra prensa, es muy justa. El decía que “el verdadero periodismo es acercarse a las personas y contar sus historias, pero sin caer en el teque”. Y es verdad que teque, triunfalismo, apología … son todavía males que nos corroen y que debemos erradicar en el plazo más breve.

El Comité Nacional de la UPEC decidió, igualmente, que la jornada por el Día de la Prensa se le dedicase a Juan Gualberto Gómez, en el 160 aniversario de su natalicio. Es un homenaje muy oportuno, a alguien que no está olvidado -es el patriota insigne de Matanzas, todos los años ustedes van en peregrinación a su tumba, y este premio, tan relevante, lleva su nombre- pero sus méritos en la historia patria no son suficientemente conocidos.

Hacen bien los periodistas en enorgullecerse de Juan Gualberto, mulato, hijo de esclavos que brilló por su inteligencia, su honradez y su dignidad. Conspirador junto a Martí desde los días de la Guerra Chiquita, deportado y prisionero varias veces, fue el hombre en quien el Apóstol depositó los hilos de la conspiración en la isla durante la preparación de la guerra necesaria. En su buen juicio confió Martí en los momentos de más tribulación, tras la delación de La Fernandina. Y Juan Gualberto no vaciló en opinar que había que levantar en armas a la isla, ni en ir él mismo a la manigua.

Con esa ejecutoria, habría bastado para tener un lugar en la historia de nuestro país. Pero Juan Gualberto fue mucho más que eso: fue el patriota radical que se opuso fervientemente a la Enmienda Platt, el demócrata que fustigaba sin descanso al tirano Machado, el mulato que mantuvo con orgullo sus raíces, y no solo luchó por Cuba, sino por la dignidad del color de su piel en un ambiente hostil. De su ideario hablan los nombres de algunos de los periódicos que dirigió: La Igualdad, La Fraternidad, Patria. Vivió con austeridad y murió en la pobreza, en una república en la que tantos generales y doctores trocaron las glorias pasadas en prebendas y riquezas.

De él dijo, con rabia e impotencia, el interventor Leonardo Wood: “Hay unos ocho, de los 31 miembros de la Convención, que están en contra de la aceptación de la Enmienda. Son los agitadores de la Convención, dirigidos por un negrito de nombre Juan Gualberto Gómez, hombre de hedionda reputación, así en lo moral como en lo político”. Como dijo el historiador Emilio Roig: “Este insulto es, de seguro, el elogio de que más se habría podido enorgullecer Juan Gualberto Gómez. Porque para quien ama a la patria por sobre todas las cosas, no habrá mejor timbre de gloria que merecer el odio de aquel que odia a nuestra patria”.

Se conoce a Juan Gualberto, pero no todo lo que se debería. Aprovechemos pues este año del 160 aniversario para mostrárselo más a nuestro pueblo, a nuestros jóvenes. Que los estudiantes de periodismo no lean solamente, quizás, su famoso “Por qué somos separatistas” que en 1890 le costó 8 meses de cárcel. Que beban de sus cualidades de polemista, que profundicen en su ponencia contra la Enmienda, que se nutran de los principios que él enarboló.

Nos hace falta más conocimiento sobre Juan Gualberto en nuestro pueblo, como necesitamos en general que los medios de comunicación mejoren su abordaje de la historia, fundamentalmente de la historia centenaria de luchas de nuestro país. Ella es la base de la cultura política. Sin ser patriota, no se puede ser revolucionario. Y está demostrado que podemos hacer excelentes creaciones: la serie “Duaba”, y la que se hizo sobre las luchadoras clandestinas, son ejemplos recientes de ello.

Un día como hoy y estimulado por el quehacer de los premiados, quiero compartir algunas reflexiones sobre la UPEC. Desarrollamos todo el proceso de su Noveno Congreso bajo el influjo de la Primera Conferencia Nacional del Partido, en la que se delineó el modelo de prensa al que debemos aspirar. Y lo más importante no fueron las sesiones del 13 y 14 de julio pasados: lo principal, ha sido lo que se ha estado haciendo después, para cumplir lo acordado.

Es muy estimulante poder decir hoy que tenemos una UPEC revitalizada. No sé si es Moltó, que demuestra, como decía Mella, que el entusiasmo no tiene canas (y a veces, agrego yo, tampoco tiene pelos…), o si es el hecho de que sus tres vicepresidentas son mujeres, o si es que se cuenta con una Presidencia Nacional cuyos integrantes son todos profesionales de reconocido prestigio. Lo cierto es que están trabajando con proyecciones claras, sabiendo a dónde quieren llegar, con mucha iniciativa, sistematicidad y vínculo constante con la base.

El caserón inmenso de 23 se llena cada vez con más frecuencia de espacios como Catalejo, Entre colegas, La polilla inquieta y otros atraen cada vez a más miembros de la organización. Se cuenta con los de más experiencia como asesores, se aprovechan estas jornadas para reconocer a los directivos del sector (de los que puede decirse, como en su momento dijo Martí a Máximo Gómez, que no tienen otra remuneración que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres) y se constituye un Club juvenil para agrupar a los jóvenes, lo cual es, sin dudas, una ventana al futuro.

Se promueve el debate de los temas fundamentales. Así se hizo en el Pleno del Comité Nacional, y en esa feliz iniciativa que son los talleres creativos, que ojalá hayan llegado para quedarse. Se ha puesto al alcance de todos el libro de Julio García Luis  y la edición especial de “Enfoque” con el resumen del Congreso. Ha cambiado el sitio Cubaperiodistas, que ahora contiene más y más cosas de interés sobre la vida del sector. Se rescató el softbol y, ¡quién lo hubiera dicho!, los periodistas están también bailando, como pidió Lissette en el Congreso.

Anda la Presidencia metida en los bloques ramales, visitando las provincias, forjando alianzas con la Asociación de Comunicadores, con el Sindicato de Cultura, con la dirección del ICRT, con las facultades y departamentos de comunicación. Lo mismo entregan la moneda 50 aniversario, que acompañan a los estudiantes en sus prácticas laborales o abren un nuevo curso en el Instituto. O sea, la UPEC se mueve. Pero el reto está en que ese impulso renovador llegue a todas las delegaciones, impregne la vida de la organización allí donde es más necesario: donde se materializa cotidianamente la labor de la prensa.

¿Quién, sino la UPEC, puede sugerir en un medio de prensa cómo hacer las cosas mejor? ¿Cómo lograr los titulares atrayentes a los que se refería Cardosa en la entrevista que mencioné, cómo encantar con el lenguaje, cómo procurar la inmediatez –ese periodismo en tiempo real del que se habla-, cómo reflejar las preocupaciones de la gente, cómo multiplicar el mensaje en cada uno de los canales que nos permiten las nuevas tecnologías? Son casi infinitas las posibilidades que hay en cada lugar para hacer las cosas mejor, con las mismas gentes y los mismos recursos que tenemos. Se acaba de demostrar con la cobertura a la Cumbre de la CELAC.

No estamos estancados, algunos pasos se han dado. Ya contamos con la señal de Telesur cotidianamente en nuestros hogares, como una opción más. Se acabó el mito de que la Mesa Redonda abordaba sólo temas internacionales: ahora lo hace sistemáticamente de los nacionales también, con el valor añadido de dedicar un segundo día a responder las preguntas y dudas de la población. Además, coloca los viernes un tema social a debate. CubaDice ha ganado la preferencia de los televidentes, entre otras cosas, por reflejar las opiniones de la gente común, y hacerlo de la manera en que hablamos los cubanos.

En general se aprecia que comienza a ejercerse más el criterio en los medios nacionales, y que se procura diferenciar sus perfiles. En la mayoría de las provincias hay programas con versiones radiales y televisivas, con una participación directa de los cuadros principales del territorio, donde se abordan los problemas que preocupan a la población.

O sea, se han dado algunas señales de cambio, pero creo que todos coincidimos en que son incipientes, y son sólo el comienzo.

Desde el Partido hemos hecho un esfuerzo en los meses transcurridos desde el Congreso de la UPEC para desbrozar el camino y razonar con los Organismos de la Administración Central del Estado la obligatoriedad de eliminar las prácticas erróneas que algunos habían establecido para el trabajo de la prensa. En eso se  avanza, ya no existen las trabas más burdas, pero falta muchísimo para crear una verdadera cultura comunicacional en nuestras instituciones. Lo vemos cada día, y no tiene que ver sólo con la relación de cada organismo hacia la prensa: el problema es más profundo, pues las carencias en la comunicación incluyen a eso que los especialistas llaman el público interno de cada entidad.

Estamos empeñados a su vez en impulsar lo que García Luis definió como la dirección estratégica de la prensa por el Partido y la autorregulación responsable de los medios.

Hay una relación fluida y sistemática del Partido con los directores de los órganos nacionales. Se intercambia en un ambiente constructivo sobre la producción de los medios, en lo cual mucho están aportando el Centro de Información para la Prensa y el Centro de Investigaciones Sociales del ICRT. Es un encuentro que los directores agradecen, pues sirve de acicate para mejorar lo que se hace. Vamos a extender la experiencia al resto del país este año.

La próxima semana vamos a reunirnos durante cinco días con los directores de todo el país. Se les va a ofrecer información sobre algunos temas prioritarios, pero hemos destinado un espacio apreciable al análisis y el debate de las cuestiones propias de la prensa, a razonar sobre las mejores experiencias, a precisar, en fin qué otros pasos debemos seguir dando.

Compañeras y compañeros:

En una ocasión como ésta se unen de nuevo los nombres de dos excelsos periodistas: José Martí y Juan Gualberto Gómez. El primero, al marchar desde Nueva York a Santo Domingo para unirse a Máximo Gómez y partir juntos a Cuba Libre, le escribe a su hermano mulato lo siguiente: “¿Lo veré? ¿Volveré a escribirle? Me siento tan ligado a usted que callo. Conquistaremos toda la justicia”.

Hoy sabemos que no se vieron. Uno cayó, como soñó, de cara al sol. El otro fue fiel a su legado hasta su muerte, casi 40 años después. La justicia por la que lucharon, la conquistaron otros, inspirados en sus ideales, el Primero de Enero de 1959.

El reto de los periodistas de hoy es estar a su altura, haciendo el periodismo que demandan estos tiempos, ese que se reclamó en la Conferencia del Partido y en el Congreso de la UPEC.

¡Cuenten con todo el respaldo del Partido para tener una prensa así!

Muchas gracias.

(Tomado de Cubaperiodistas.cu)