Entrevista al Dr. Carlos Bueno Suárez. Instituto de Estudios de Economía, Evaluación y Empleo. Grupo de Investigación Clave Europa. Universidad de Sevilla, España.
Por: Giormis Gómez Guillén. Estudiante 4to año Periodismo
En momentos en que nuestra América transita hacia un proyecto de integración conducente al equilibrio interno y desarrollo de sus países, Europa llama a la puerta de la Cumbre de la CELAC y pide no quedar fuera. Los cambios de paradigma de modelo de desarrollo económico son imprescindibles para solucionar la crisis económica, política y social que recorre hoy las calles del viejo continente.
¿Qué opinión le merece la posición que ocupan hoy los países de América Latina en la economía global?
Tras la brillante lección de economía y de pensamiento ofrecida por el Presidente ecuatoriano Rafael Correa en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, y el cambio de roles respecto a otras ocasiones en que los países latinoamericanos pedían se invirtiese en sus economías (aquí fue España quien solicitó inversión) creo que América Latina está en una situación histórica decisiva.
En este momento los principios socialistas podrían hacer que cambien muchas cosas en la configuración de la economía global. Probablemente se pueda orientar el desarrollo económico de forma distinta.
Es importante apostar por un desarrollo equilibrado, un desarrollo que se preocupe por la distribución de la riqueza, que se preocupe por la producción propia, por el trabajo, por la importancia de los ámbitos territoriales, locales, por el desarrollo desde abajo hacia arriba, por la participación de los propios ciudadanos.
Teniendo en cuenta los cambios experimentados por el modelo de desarrollo europeo ¿Cómo se viabiliza en el continente la salida de la crisis?
La salida de la crisis europea es más difícil porque buscan una salida sistémica, es decir, una salida regida y dirigida por el propio sistema financiero para que éste continúe basando su crecimiento en el crédito y en la especulación, y eso solo conduce al abismo.
El sistema financiero está fagocitando, en cierto modo, toda posibilidad de existencia de las economías productivas. La burguesía empresarial de la economía productiva todavía no es consciente del daño que el propio sistema financiero está ejerciendo en su modelo y en su dinámica de acumulación.
Hemos pasado de un modelo de acumulación capitalista, basado en la producción y controlada por grandes corporaciones productivas, a un modelo basado en la especulación financiera, que controla grandes corporaciones productivas y genera burbujas de dinero, basadas en la acumulación de las ganancias obtenidas de la especulación.
La especulación acumula “riquezas” pero al mismo tiempo genera muchísima pobreza, sobre todo cuando han entrado los sistemas financieros, desde sus procesos de desregulación, a especular con bienes básicos y vitales para la población.
Especulan con los alimentos, especulan con la vivienda, especularán con el agua, especularán con la educación, especularán con la sanidad. Es decir, están entrando en unas dinámicas especulativas que son absolutamente destructivas socialmente.
Los Estados son funcionales, favorecen y se someten a ese nuevo modelo de acumulación financiera.
Coincidirá entonces en que ello tiene su correlato con las medidas de recorte aplicadas por el gobierno español. ¿Cómo afecta ese modelo de acumulación financiera a la clase trabajadora?
El sistema financiero capitalista, a través de la generación de burbujas especulativas ha conseguido apropiarse de la plusvalía de los trabajadores, no solo a través del control y una mayor explotación en el trabajo sino también a través de esas dinámicas especulativas que se aplican sobre bienes básicos.
Las políticas de recorte y de ajuste, están destruyendo el mercado productivo, porque minoran la disposición de renta de la clase trabajadora, que es la que en definitiva acude al mercado a comprar bienes y porque minoran su certidumbre.
El mercado necesita dos cosas: renta y certidumbre. Es decir, está claro que alguien que no sabe si va a poder seguir trabajando o no el día de mañana pues, difícilmente acude a comprarse un bien inmueble o un vehículo o ese tipo de productos que, digamos, la economía productiva vende para su funcionamiento.
El fenómeno del working poor o trabajador pobre, afecta considerablemente a la economía española. Aproximadamente 1 de cada 3 trabajadores viven por debajo del umbral de la pobreza.
La tasa de paro en España ha pasado del 8,4% al 25,02% en los últimos 5 años y en estos momentos alcanza la cifra de 6 millones de parados. En este año se estima siga incrementándose el paro, hasta alcanzar una tasa de alrededor del 26,9%, es decir, una tasa de paro que superará con creces los 6 millones de parados.
Eso es una barbaridad. En España hay ya cerca de 2 millones de hogares en el que todos los miembros están en paro.
Más, en los países del sur de Europa se nos está proponiendo incrementar la jornada de trabajo a 13 horas diarias. Además se formula la posibilidad de trabajar 6 días a la semana, y descansar solo los domingos. Incluso, ya se ha prolongado la edad de jubilación, de 65 a 67 años, aún a pesar de que el desempleo juvenil se sitúa por encima del 55%.
Ello provoca que no exista posibilidad alguna hacia modelos de reparto de trabajo.