Universitarios chilenos afirman que seguirán movilizados. Foto: EFE
Por Luis E. López Domínguez
Ya han pasado más de cuatro meses desde el primer levantamiento en Chile. El movimiento, ya algo cansado, todavía muestra señales de vida ante las injustas leyes impuestas por el gobierno. Las congregaciones de estudiantes de todos los niveles, aún confían en un futuro estudiantil, libre de presupuestos y lucro. A pesar de los grandes desafíos que enfrentan en cada justa (maltratos y represión), esta rebelde juventud, mantiene las ansias de conquistar la superación.
Era algo premeditado haber dado un veredicto cuando las conversaciones pretendían ser bien intencionadas. Con varias reuniones entre el estado chileno y el consejo de estudiantes, se dieron pasos que en cualquier país llamarían logros. El solo hecho de llegar a una junta de negociación, para exponer un tema de gran importancia para el pueblo, con el Presidente de un país, y además su camarilla obediente, nadie puede negar, que es un paso al frente. Ahora, en algunos casos, el paso al frente puede ser en falso.
Pero la realidad es esta, el gobierno de Piñera no atendió a las propuestas de los estudiantes, y después de dos mesas de diálogos de "gran avance", como dijo el mandatario, el gremio estudiantil aún está en las calles, y más de 70 mil alumnos no podrán acceder este año a las clases.
Era de esperar que los medios -"a veces" en favor del gobierno- dieran la noticia como un hecho que si marcaría la historia de Chile, y confirmar como únicos culpables del asunto a los indignados estudiantes. El anuncio en portada de muchos sitios web y medios de prensa, mostraba que, más de 70 mil estudiantes repetirán el año a causa de las protestas, mientras, los más radicales tildaban de malcriados a los jóvenes rebeldes.
El sábado pasado tuvo lugar una reunión que duró más de 9 horas. Con las mismas exigencias por parte del estudiantado e igual soluciones. Mientras el presidente Piñera da espaldas al asunto por su semana de vacaciones, los encargados de frenar la oleada estudiantil (carabineros) promueven más la violencia.
Está claro que desde un inicio el objetivo del gobierno estaba basado en una vieja doctrina política capitalista, la cual se basaba en el refrán "divide y reinarás". Pues esta por más de tres décadas ha estado vigente en cada país, tratando de debilitar, separar o disolver cualquier movimiento revolucionario social que aparezca.
Pues desde un principio fue la temática del proyecto llevado a cabo por el gobierno chileno, desde la primera mesa de diálogo se vieron señales de esta famosa consigna de poder. La exclusión de una parte (dirigentes del estudiantado de secundaria) y la supuesta cooperación del gobierno a "favor" de lo que exigían.
No queda de otra, la Confederación de estudiante de Chile (CONFECH), llamó -tras el último portazo de la Moneda- a otro paro nacional para el 18 y 19 de octubre. Mientras que hoy, más de un millón de chilenos votaron a favor de la educación gratuita, también, por otra parte, comunidades étnicas marcharon por la reivindicación de sus derechos.
Volviendo a un inicio, puede que hubiera sido apresurado predecir todo lo que devenía tras la primera huelga, la esmerada tarea del gobierno por disolver cada grupo estudiantil mediante una vieja teoría, sonaba un poco pesimista. Pues no fue así. Todo el que pensó en un buena acción por parte de un gobierno de derecha con su estilo pinocheista, pues quedó bien decepcionado.
Por parte del estudiantado queda mantener la lucha, con unión y firmeza, para que esta teoría heredada no golpee su causa.