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Perú: para crecer y vivir, todas las sangres

Por Susadny González Rodríguez

La asunción presidencial de Ollanta Humala Tasso abre un proceso nuevo en el Perú, conforme al criterio del poeta y pensador de izquierda Hildebrando Pérez Grande, expresado en La Habana, durante el reciente encuentro-taller de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, que aglutina a los militantes progresistas del continente para abogar por un mundo mejor.

Los entendidos afirman que este hacedor, promotor de poetas, es escritor de un solo libro, Aguardiente, el cual le valió el Premio Casa de las Américas 1978, con un jurado de lujo que incluyó a Mario Benedetti y Juan Gelman. A estas alturas, el texto constituye una especie de antología personal en la que a ratos renueva su escritura y en la cual "hallamos la conciencia milenaria del hombre de los Andes", a juicio de Raúl Hernández Novás, otro bardo destacado.

Pérez Grande, quien en la actualidad se desempeña como director académico de la Revista de Arte y Literatura Martin y de la Escuela de Literatura de la Universidad de San Marcos, en Lima, es un viejo conocido de BOHEMIA, publicación en la que estampó su firma en la década de los ochenta, con artículos donde confluyen el imaginario y el anhelo de justicia social. Ahora accedió a conversar con ella sobre los desafíos y la esperanza que representa el Gobierno del comandante nacionalista.

-Tras la asunción del nuevo presidente, ¿cuál es el clima que prevalece hoy en el Perú?

-De mucha esperanza. Se avecinan años de crecimiento económico, porque se está fortaleciendo el precio del oro y la plata, y de apertura hacia el universo social más necesitado, donde las universidades y los intelectuales debemos apoyar.

-¿Cuál fue el papel de ustedes durante la campaña electoral?

-Atendimos hace algunos meses esta lectura política frente a los candidatos que entonces existían. Vimos con mayor simpatía la candidatura de Humala. En cierta forma respondía a las inquietudes sociales imperantes. Unos 15 días antes de las elecciones los intelectuales y artistas nos adherimos a la expectativa nacional, que lo colocaba como un punto de inflexión interna y política de lo que podría propiciar su oponente, la hija de Fujimori. También fue un modo de comprometerlo con las necesidades urgentes de los movimientos sociales y el universo indígena, para que se reformule la política inclusiva de educación y salud de la que habló.

-Usted afirma que fueron los pueblos andinos y originarios quienes contribuyeron a la victoria de Humala y que son ellos quienes sostienen el espacio político actual. ¿Podrá ese universo de actores asumir nuevos lenguajes, crear otra manera de contar el relato del Perú?

-En su novela Todas las sangres, José María Arguedas asevera que en el Perú se viven todas las patrias. Es el momento de agrupar las identidades. Uno de los proyectos culturales más sensibles es el apoyo a las minorías étnicas de la selva. Estamos incorporando el universo andino a una realidad social muchas veces postergada e invisibilizada. Lo que debe cambiar no es el lenguaje, sino el discurso en sí, por uno de inclusión que  involucre a todas las clases sociales en el destino y la administración de nuestro país. Obviamente, eso lleva un discurso más complejo, con un tejido social e ideológico distinto.

"La inteligencia del nuevo ejecutivo estará en adoptar estos lenguajes y crear canales de expresión. No es bueno tampoco que uno hable en nombre de... Se trata de acabar con la política de exclusión y las actitudes racistas. Un gesto apreciable fue el nombramiento como ministra de Cultura de la cantante Susana Vaca, que es además la primera persona negra en ocupar una cartera en el Gobierno. Esperamos que no se quede en eso.

-Sin embargo, en contraposición, Humala tendrá que lidiar con figuras heredadas del antiguo gabinete, de Alan García...

-Esas son las señales que nos inquietan y ensombrecen el panorama del futuro, pero que el ministro de Economía, el de Comercio y Turismo, y el presidente del Banco Central de Reservas del Perú no sean personalidades de su agrupación política pudiera ser un gesto para atemperar las críticas, las inquietudes de la derecha, de los inversionistas extranjeros y nacionales. Prefiero pensar que es un punto estratégico de Humala para calmar las aguas.

-Coincidimos entonces en que no deja de ser un riesgo.

-Por supuesto, porque cómo atender las demandas de inclusión social si el presidente del Banco, que es de derecha, te dice que no hay dinero. Por otro lado, está el impuesto nuevo, que debe aplicar  en función de la sobreganancia de las transnacionales mineras para atender las necesidades urgentes de los universos urbanos, indígenas y amazónicos.

"De no cumplir su palabra, creo que en pocos meses se convertiría en el foco de reclamo de esos pueblos que, decepcionados una vez más, comenzarían a pronunciarse a través de huelgas e impedirán el desarrollo y la profundización de las propuestas políticas."

-Analistas avizoran que Perú se abre hacia una época de gobiernos progresistas. ¿Se traduce eso en un cambio en su política exterior que permita hacer efectiva su participación en reuniones de integración regional, donde es común su ausencia?

-Creo que esa es otra de las expectativas que se están creando. Esperamos que nuestro país sostenga un diálogo mucho más abierto, y sobre todo de intercambio de comercio y de relaciones culturales con naciones como Cuba y Venezuela, a las cuales la derecha ha satanizado al punto de que muchos sectores temen que, bajo la influencia de estas, nos convirtamos en un país comunista. La política exterior del Perú debe ser más propicia al intercambio desde el respeto a la identidad y la posición política de sus vecinos.

-La cercanía política de Humala con Chávez ha sido objeto de manipulación por la prensa, algo que, para algunos, lo ha hecho variar un tanto su estrategia. Según el sociólogo James Petras, Humala ha asumido la línea del centro izquierda brasileño y argentino. ¿Qué usted opina?

-Me pareció inteligente quitarse ese sambenito que le habían colgado por ser muy cercano, muy proclive, muy hijo de Chávez. Eso le dañó mucho las elecciones anteriores. Distanciarse un poco de ese discurso es una cuestión de táctica. Sin embargo, su gira por todos los países periféricos del Perú terminó en Cuba, donde se entrevista con el presidente venezolano. Él lo ha dicho: su intención es tener una concepción de América como un todo, dirigida en primer lugar a crear una política que corresponda al Perú.

-A propósito de los medios, en ellos tiene Humala otro de sus grandes opositores...

-Los medios escritos y televisivos están en manos de la vieja aristocracia. Le hicieron una guerra feroz a su candidatura, desfigurando sus propósitos, ironizando sobre su familia y exagerando su cercanía con el universo político de Chávez. Están ligados a la derecha y a los intereses de Estados Unidos. En estos momentos, El Comercio, el diario más derechista del país, da señales de algún acercamiento, lo cual hay que ver con cierta desconfianza. Después de haber tergiversado todo, uno se pregunta a qué viene tanto interés. Con los medios en manos de la derecha no hay una ventana en la cual pueda exponer sus ideas un intelectual. Nos ponen el sambenito de que estamos vigilando la democracia, la libertad y con ese pretexto siempre nos está apuntando.